(01 de setiembre de 2017)
Por Miguel Aragón
La mayoría de maestros en el Perú reclama, lo
mismo que demandamos la mayoría del pueblo peruano.
La mayoría del pueblo peruano, incluidos la mayoría
de los maestros, proponemos “una educación nueva en un Perú
nuevo”.
La educación en el Perú, tanto la educación en las
escuelas públicas como la educación en las escuelas privadas, en términos
generales, salvo honrosas excepciones, no está contribuyendo al crecimiento
económico y al desarrollo social del país. Por el contrario, la actual
educación que se imparte en la mayoría de las aulas es una carga muy
pesada, que al igual que la administración judicial, dificultan y frenan el
desarrollo del país.
La principal característica de la obsoleta
educación que se imparte en el Perú es la pesada carga de la herencia
feudal, todavía insuperada. Herencia feudal huachafamente disfrazada de
“modernidad” durante la mayor parte del siglo pasado, y que ahora, al comenzar
el nuevo siglo, al lado de los frívolos “malls” se nos quiere presentar
como “post modernidad” globalizada.
La clase dominante, próxima a cumplir
doscientos años en el poder, nunca ha podido, ni ha llegado a ser, una
clase dirigente; su función se ha reducido a ser una clase explotadora del
trabajo ajeno de millones de peruanos. Su parasitismo improductivo, le ha
impedido a la clase dominante dirigir las reformas democráticas que
demanda el crecimiento de las fuerzas productivas, reformas urgentes que ya son
una demanda centenaria de la mayoría de la población.
La Huelga General de Maestros iniciada el 15
de junio, inicialmente ha sido una “lucha por mejores condiciones de
trabajo y por mejores condiciones de vida” para los maestros. Después de
sesenta días de lucha tenaz, la continuidad de la huelga se
ha elevado a una lucha por la educación nueva en el Perú.
Ese es el principal logro de esta gran lucha de masas.
II
Los maestros no tienen “miedo”, ni tienen “temor”,
a la evaluación punitiva que pretende implementar la burocracia
enquistada en el Ministerio de Educación. Al respecto, las bravuconadas
de la mediocre prensa burguesa están demás. Los maestros no están
“asustados” ante el “cuco” de la evaluación.
Lo cierto es que, la mayoría de los maestros están
preocupados, por la demora en la aplicación de reformas que realmente sean
útiles para la ansiada renovación de la educación en el Perú.
Concluida exitosamente su primera etapa,
habiéndose logrado lo máximo que en este momento se podía conseguir en
reivindicaciones concretas, ahora, en su segunda etapa, la confrontación es una
lucha entre dos propuestas de reforma de la educación.
Por un lado, la propuesta del actual estado
feudal burgués, que representa los intereses y negocios particulares de la
clase dominante; y por otro lado, la propuesta de los maestros, que en estos
momentos están representando las necesidades y demandas de todo el
pueblo peruano en su conjunto.
Y ocurre que, todavía no se entiende que,
“hoy por hoy”, la lucha de los maestros es una lucha en defensa de los
derechos de todo el pueblo peruano. Y por lo tanto, todos debemos de
colaborar y participar activamente.
Los maestros no se oponen a los programas de capacitación
docente. Todo lo contrario. La capacitación docente ha sido una
de las primeras demandas de los propios maestros, y no de ahora, sino
desde hace varias décadas atrás. Los propios maestros, son los que mejor
conocen la precaria realidad educativa del país, y por eso mismo, son ellos
quienes han propuesto la renovación integral de la educación.
Y como resulta más que natural y
comprensible, toda capacitación debe ir acompañada de un proceso de
evaluación y de la necesaria promoción y recategorización de los maestros.
La capacitación docente debe tener como objetivo
mejorar el desempeño de los maestros, o como dicen los propios maestros,
debe ser “una capacitación formativa”. Esta mejora en la
formación de los docentes, necesariamente debe redundar en una
significativa mejora de la instrucción impartida a los estudiantes.
III
Los maestros no se oponen a la capacitación
docente, ni tampoco se oponen a la evaluación. Los maestros demandan una
capacitación técnico-científica, y demandan una acertada evaluación para la
promoción y recategorización de los maestros. Los más indicados para
impulsar y dirigir la capacitación y la evaluación son los propios
docentes.
Tenemos que reconocer que esta demanda de los
maestros, realmente es una propuesta subversiva, pero no “terrorista”.
Terroristas son los que prepotentemente chantajean
a los maestros con descuentos y despidos.
En un país, en el cual más del 10% de la población
en edad de trabajar son desempleados y más del 50% somos subempleados,
amenazar a un trabajador con el despido laboral es la peor forma
imaginable de “terrorismo”. Igualmente repudiable es amenazar con descuentos en
sus remuneraciones, a trabajadores que en promedio reciben escasamente 50
soles diarios. Eso sí es terrorismo, es una modalidad de terrorismo de
estado.
Quienes realmente tienen miedo a la capacitación
docente y a la mejora de la educación en el Perú, son los grupos de poder
económico, que prefieren mantener la educación en el bajo nivel en el cual
todavía se encuentra. Ellos son “los temerosos”, ellos son “los que tienen
miedo”. Por eso se oponen al aumento del presupuesto destinado a la educación;
por eso se oponen a renovar los locales educativos; por eso se oponen a dotar
las aulas del necesario instrumental técnico y científico; por eso se oponen a
la promoción y dignificación de los maestros; por eso se oponen y
reprimen brutalmente la lucha de los maestros.
Entonces ¿Quién teme a quién?
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