viernes, 15 de diciembre de 2017

ASTRONOMÍA PREHISPÁNICA




         La observación del cielo es una constante en todas las culturas del mundo, a través de ella  se puede predecir el clima, y así saber, por ejemplo, cuándo preparar  la tierra para sembrar. La observación astronómica siempre ha sido de interés en el mundo prehispánico, prueba de ello lo podemos observar en el arte rupestre, trátese de pintura o petroglifos, abundantes en el territorio peruano.

         La predicción del clima se hace a través del movimiento lunar. Las constelaciones fueron bien estudiadas  y recordadas en todo el proceso del sembrío y cosecha. Solsticios y equinoccios fueron respetados, así como también el Sol.

         En los diseños artesanales que hacen los shipibos hasta ahora está presente la constelación de la Cruz del Sur, en su idioma es Sapuen Notapa. Al respecto  cuentan que el dios Bari, el dios Sol, cogió el esqueleto de un enorme manatí (sapuen) y lo tiró al cielo para que le sirva al hombre de guía, y también para que fuera tan buen pescador como él. Es sabido que un momento propicio para pescar es con el cielo despejado, pues el titilar de las estrellas atrae a la superficie algunas especies de peces.

         Volviendo a la Cruz del Sur, su representación es diferente si la observamos mirando desde el Polo Norte, pues mirando desde el Polo Sur, entre los Huitotos de la selva es una mujer  con las piernas abiertas dando a luz un nuevo ser.

         La Constelación de las Siete Cabrillas o Pléyades, que para los shipibos es Whisma, en quechua es Choque Chinchay. En el templo principal de la cultura Chavín está representado  en una gran piedra con siete oquedades, las cuales servían par visualizar el reflejo de las estrellas que lo forman en un momento preciso del año que es cuando la constelación estaba en posición cenital.

         Es importante resaltar que esta piedra está horadada en una forma de peldaño vacío de 70 x 20 centímetros, la misma medida de la Estela Raimondi, o sea es el espacio donde debería de estar para celebrar a las 5 de la mañana del 24 de junio, que es cuando se celebraba la ceremonia de Onkoy Mita (Enfermedad del trabajo), ante la aparición de la constelación..

         Volviendo a la Cruz del Sur, la vestimenta tradicional del hombre y la mujer. El hombre  representaba el árbol, por eso su vestimenta estaba representada con telas verticales enterizas, unidas en la parte media y en los costados, y la mujer representaba la tierra, con telas unidad en forma horizontal. Entre ambos vestidos se representaba la cruz.

         La representación más espectacular de las constelaciones fue la de la Nasca, estudiadas profundamente por María Reiche, matemática alemana que se asombró ante la representación den la Pampa de Nasca, ninguna línea escapaba a las constelaciones.

         Nosotros los que vivimos en el Hemisferio Sur celebramos las fechas del Hemisferio Norte. Creo que es necesario  que nos fijemos en nuestro cielo y les ofrezcamos nuestra atención. Porque nuestro horizonte no es el Norte,  nuestro horizonte es el Sur, respetémoslo y enseñemos a nuestros estudiantes nuestro mundo celestial.

Estas observaciones no tienen sentido religioso sino astronómico.

Roberto Villegas Robles
Pintor, Crítico de Arte y
Investigador Cultural.

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