Oscar Ugarteche
ALAI AMLATINA,
19/12/2017.- Los dilemas del Presidente Kuczynski
comenzaron cuando las políticas de su diseño– las del Consenso
de Washington - fueron puestas en valor en el Perú en 1992. El
golpe de Estado del 5 abril de 1992, inspirado por las políticas
de mercado promovidas y financiadas por el Banco Mundial, le
abrió la oportunidad a muchos asesores para hacer fortuna. Él
fue uno y creó Westfield Capital con este fin ese año. Fue una
década espléndida para los que privatizaban empresas y para los
que las compraban. Fue una maravilla para los que tuvieron
papeles de deuda peruana que vieron sus precios subir de 5% a
95% de valor en seis meses. Fue una fiesta para los
desreguladores y los desregulados, como ha analizado Francisco
Durand en muchos trabajos. Fue una fiesta como quedó registrada
por la Comisión de Delitos Económicos y Financieros que presidió
Javier Diez Canseco entre 2001 y 2003 en el Congreso de la
República.
Los empresarios
retomaron el control del Estado con una ayuda del Banco Mundial,
que funcionó como el partido político de Fujimori, con las ideas
y los técnicos antes del golpe, y el dinero tras el golpe. El
mercado se había robustecido con la nueva doctrina promovida por
el BM, y los mercaderes se enriquecieron. No somos ni hemos sido
nunca un estado comunista unipartidario ni de economía
centralmente planificada y sin mercado, pero el remedio fue
idéntico que en la Unión Soviética y en Europa del Este. Para
matar la hiperinflación del primer gobierno de Alan García y
reactivar la economía que se había contraído 35% con García, la
guerra con Sendero Luminoso, y la deuda externa, había que hacer
como en la URSS en esa misma época. A eso algunos llaman “la
transición”. Transitamos del desarrollismo y la crisis de la
deuda, a “la republica de los empresarios”.
El asunto del
diagnóstico de clase derivó en que los empresarios hicieron de
las suyas a través de sus inmensos estudios de abogados, con
beneficios tributarios insólitos y con proyectos de construcción
de infraestructura aprobados con presupuestos doblados con
ampliaciones tramposas. Los reyes de eso en esa época fueron JJC
Constructores del ex ministro Camet, y GyM. Era el inicio de
Odebrecht en el Perú. Ahora
los accionistas principales de ambas empresas están en la
cárcel. Fue el inicio del vale todo.
Sería interesante
conocer cuántas ganancias le generaron las operaciones peruanas
al Presidente. Es de imaginar que de allí salió la alianza
implícita entre PPK y el Fujimorismo y explícita entre PPK y el
capital chileno. Muchos simpatizantes de las políticas
aplicadas, funcionarios públicos y ciudadanos contentos con la
paz y la baja inflación, decidieron cerrar los ojos a las
trampas y mañas que evidentemente estaban pasando y que se
pudieron apreciar cuando se transmitieron los vladivideos.
Abimael Guzmán fue agarrado en ese mismo 1992 y Sendero se dio
por derrotado, brindándole seguridad a los inversionistas y la
ciudadanía. Empero, en simultáneo, el narcotráfico en el poder
de la década del 90 fue grosero, pero ese fue un aspecto que
otros prefirieron no mirar para hacer dinero y por la paz
lograda. El dinero pasaba en efectivo sobre la mesa y era
filmado, en un caso inédito de funcionarios públicos comprando
empresarios.
Bajo el peso de esa
corrupción cayó Fujimori el año 2000, tras un trabajo largo del
Foro Democrático de algunos años hablando de la importancia de
los valores democráticos y de la importancia de la
institucionalidad y de innumerables marchas callejeras lideradas
por artistas, intelectuales y estudiantes, el más recordado
siendo Víctor Delfín. El candidato del Foro en el 2001 fue
Alejandro Toledo y el pueblo creyó en él. “Un peruano como tú”
fue la campaña de Alberto Fujimori en 1990. Está en la cárcel por
corrupción y por crímenes de lesa humanidad. Toledo si era un auténtico
“peruano como cualquier otro” salvo por un doctorado en Stanford
y una esposa belga. Acusado de haberse enriquecido en 50
millones de dólares y con orden de extradición de Estados
Unidos, también fue una decepción. A éste le siguió Alan García
reloaded. Igual que
Michael Manley en Jamaica y que Felipe Gonzales en España antes,
comenzó a la izquierda y acabó a la derecha. García aún debe
explicar una casa en Paris y cómo vive en Madrid, mantiene y
mantuvo dos hogares a todo tren en diversas ciudades del mundo
durante un par de décadas. Decimos en el Perú: “A quien Dios se la dio,
San Pedro se la bendiga”. También decimos: “Sacristán que tiene velas y
no tiene cerería, de dónde será si no es de la sacristía”.
Otra decepción. A García
le sucedieron, por sucesión y por suceso, los Humala, ahora en
la cárcel preventiva. Otra. Esta colección ha debilitado la
confianza en la democracia, señala Latinobarómetro. No hay en
quien creer.
Quizás estemos en el
momento de “que se vayan todos” y lo que le sigue es que la
ciudadanía empoderada exija un cambio. Estamos a tiempo para
regresar a la constitución de 1979 y dejar la espuria de 1993 y
a tiempo de organizar un movimiento social de apoyo a las
instituciones que exprese el deseo de la población y que tenga
liderazgo honesto.
Al final del camino
iniciado en 1992 con el golpe y las reformas económicas tenemos
al autor de las ideas de las reformas, enriquecido con ellas y
acusado, en el fondo, de no importarle de dónde vienen sus
ingresos. Dijo en una entrevista de una hora en la TV peruana el
domingo 17 de diciembre, que no le preguntó a su gerente de
dónde salieron las ganancias de su empresa unipersonal en los
años señalados por los entrevistadores. Esa es la médula
conceptual de las reformas económicas en realidad. El problema
ético es que sí importa de dónde salen las ganancias.
Otro problema actual es
que no parece haber quien haga el trabajo de construir algo
equivalente al Foro Democrático. Esto hace la sucesión más
complicada. La tarea más
inmediata sin embargo no es la sucesión, sino preservar el
Tribunal Constitucional y al Fiscal de la Nación. No hay duda que el ataque
contra el Presidente Kuczynski es un ataque artero. Tampoco hay
duda que ha dado motivos y que su respuesta al problema ha sido
débil. El problema es que los crímenes penalizados no son
necesariamente lo mismo que los aspectos políticos.
La calidad moral de los
acusadores está en el centro del problema político peruano.
Todos los presidentes y expresidentes vivos estarán involucrados
en actos de corrupción, de pasar esta acusación constitucional
contra el presidente, el jueves 21 de diciembre. Los
expresidentes están además acusados penalmente. El presidente
Kuczynski aún no y tardará eso, de ser el caso.
El camino para adelante
es el problema. El Perú con su PIB creciendo a casi 4% a pesar
de los bajos precios de las materias primas, y con un tipo de
cambio gruesamente sobrepreciado puede verse atacado por
operadores cambiarios especulando a ponerlo en su nivel técnico
(6 soles por dólar + o -); y si lo logran frenarán el
crecimiento económico ferozmente.
Eso podría ayudar a replantear las bases del desarrollo
desde pilares más estables pero tendrá un efecto inmediato en el
nivel de vida de la población.
En lo político lo
deseable sería llamar a elecciones generales que requiere que
los vicepresidentes dejen sus aspiraciones de poder actuales y
renuncien junto con el presidente, en solidaridad con él. Eso le
inyectaría un poco de decencia al lodazal en que se ha
convertido el campo político. El problema es que abre la
posibilidad de un gobierno del fujimorismo durante al menos un
año, dice Fernando Tuesta. En este marco entonces hay lo que
está, por débil que sea, y lo que cabe es fortalecer las
instituciones con el apoyo de la ciudadanía.
En este sentido quizás
la iniciativa de David Rivera sea la correcta y la ciudadanía
empoderada, la prensa y los colegios profesionales, deba exhibir
al congreso en sus maniobras para que no continúe atentando
contra el Tribunal Constitucional y el Fiscal mientras se
intenta destituir al presidente, ante un golpe de estado
constitucional. Sería una paradoja que quien se vio beneficiado
por el golpe de Fujimori en 1992 termine perjudicado por otro
golpe de Fujimori 25 años después. Lo más terrible sería que
afecte a todo el país.
Quizás por el dinero
que hizo en la década del 90, durante su año en el gobierno, PPK
ha hablado de liberar a Alberto Fujimori. No entender que el
fujimorismo no es su aliado aunque esté del mismo lado económico
y posiblemente con los mismos apoyos empresariales, es el peor
error del gobierno del Presidente Kuczynski desde el inicio. Lo que no puede pasar es
que por este error, y sus derivados actuales, la Fiscalía no
pueda investigar a Alan García y Keiko Fujimori, artífices del
golpe constitucional.
- Oscar Ugarteche, economista peruano,
es investigador titular del Instituto de Investigaciones
Económicas UNAM (México), SNI/CONACYT, Coordinador del proyecto
Obela www.obela.org.
URL de este artículo: https://www.alainet.org/es/ articulo/189955
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