23-12-2017
Fue una
semana tensa y difícil, cuyo primer desenlace afloró la noche del jueves 21 de
diciembre. Luego de 14 horas de arduo debate parlamentario, la votación dejó un
mensaje claro. Se rechazó la vacancia de PPK, pero el pueblo no podrá sentirse
satisfecho.
Bien mirada la cosa, fue una victoria de las
fuerzas democrática y un triunfo -casi Pírrico- de los sectores progresistas de
la vida nacional. Pero sobre todo –en términos de clase- una afirmación de las
posiciones de la Gran Burguesía Liberal. En paralelo, una derrota del fascismo
y un traspié de las fuerzas más conservadoras que se jugaron enteras en el
empeño de abrir un nuevo curso al complejo escenario nacional.
El mayor aporte que proporcionó al país la
coyuntura vivida, fue el haber puesto en el centro del interés público, un
acontecimiento político. Cuando de modo general la Clase Dominante busca “adormecer”
a la ciudadanía para que deje en manos de las autoridades los “problemas del
país” y se dedique más bien a frivolidades de poca monta; el espectro del
pasado despertó a las multitudes que salieron a la calle en nutridas
manifestaciones.
Las marchas registradas el sábado 16, el miércoles
21 y el jueves 21 mostraron un movimiento popular en proceso de recuperación,
aunque aun fragmentado y confundido. La ausencia de unidad se reflejó en la
práctica.: Importantes colectivos ciudadanos que promovieron la primera de
estas acciones, no estuvieron en las otras. Y los que alentaron la movilización
del jueves, hicieron poco por garantizar el éxito de las anteriores. Y en todos
los casos, las “consignas”, más que unir, dispersaron esfuerzos, y aun
voluntades. Mostraron no obstante, una caleidoscopio de propuestas que bien
vale considerar.
Hubo en las filas de la “izquierda parlamentaria”
un gran derrotado: el denominado “Frente Amplio” de Marco Arana –que
nada tiene en común con el Frente Amplio de otros países, Uruguay o Chile, por
ejemplo- que jugó el triste papel de furgón de cola de la Mafia Fujimorista y
mantuvo hasta el fin –contra todo pronóstico- su ligazón con la misma. Los 10
votos de esa Bancada, finalmente sumaron a las huestes Keikistas en el balance
final de la derrota. En contrapartida –felizmente- 10 parlamentario de Keiko
desertaron de sus filas, lo que facilitó la derrota del proyecto golpista. La
ruptura de Fuerza Popular, fue, por cierto, la noticia del día.
Consignas como “que se vayan todos” y “nuevas
elecciones, ya”, quedaron de lado. No sólo asomaron como inviables, sino
también equívocas; no porque fueran falsas, sino porque no estaban acompañadas de
una lectura concreta de la realidad. En ningún caso se iban a ir “todos”, ni
ocurrirían “nuevas elecciones”. Ni siquiera, en el caso que prosperara la
vacancia. Como lo adelantaron sus voceros, la caída de PPK y la renuncia de sus
Vice Presidentes, sólo abriría la puerta para nuevos comicios presidenciales,
pero no parlamentarios dado que los congresistas “no habían sido censurados por
nadie”. Esa mayoría parlamentaria voraz, prepotente, abyecta, pero además
“victoriosa”, permanecería inmutable una vez alcanzado su propósito. Ella,
consciente de su escenario, le puso a cierta Izquierda algunos mendrugos de pan
envueltos en miel: “habrá elecciones", le dijo. Y ella,
acostumbrada durante los 25 últimos años a pensar tan sólo en términos
electorales, se hizo a la idea. Craso error.
Para los diseñadores del Golpe, la situación estaba
cantada. Concretada la censura y la derrota del gobierno, Fuerza Popular
asumiría el control del Ejecutivo a través del Presidente del Congreso, Luis
Galarreta quien convocaría de inmediato a nuevas elecciones presidenciales. Con
las normas electorales vigentes, el triunfo de Keiko Fujimori en esos
“comicios” estaba asegurado. Fue eso, lo que fracaso.
Y es curioso. Los que implementaron la acción,
nunca se dieron cuenta que estaban derrotados. Las intervenciones “de fondo” y
finales de Héctor Becerril, Daniel Salaverry o Rosa Bartra, lucieron
triunfalistas hasta el fin. De ahí que resultara delicioso ver sus rostros de
aves de rapiña, despojadas del Menú, al fin de la contienda. Y es que se
quedaron “con las ganas”, ellos que ya habían avanzado en la tarea de
apoderarse del Banco Central, cesar al Fiscal de la Nación, intervenir al
Tribunal Constitucional, presionar al Poder Judicial y recoger los restos de un
Poder Ejecutivo en virtual desamparo, se dieron cuenta tarde que les habían
quitado la escalera, dejándolos agarraditos de la brocha.
El “Golpe Parlamentario” quizá no fue
originalmente preparado por la embajada de los Estados Unidos, como el de
Paraguay. Según todos los indicios, ella se plegó a la idea cuando pensó que
prosperaría. Así lo acredita la “postura” de Fernando Rospigliosi quien, desde
un escepticismo inicial, fue “evolucionando” hacia una adhesión plena en la
víspera de la jornada.
No hay duda que PPK -un “lobyista” claramente
identificado- tiene negocios empresariales que merecen ser investigados. Pero
ellos forman parte de la “legalidad” que protege a los poderosos en la sociedad
capitalista. Así ellos hicieron, y sumaron fortunas. Así lograron la
“acumulación del capital”, robando a los trabajadores y a los pueblos.
Por eso, se hace indispensable una investigación
prolija. Sobre todo, para que se conozcan los alcances reales de las
trapacerías diseñadas por lobys, gestores, empresas, y afines. Todos ellos deberán
dar cuenta de sus actos ante la justicia hoy, pero también más adelante; cuando
ella sea legítima y auténtica.
De todos modos, para PPK ésta ha sido una muy dura
experiencia. Ella le ha servido, incluso, para conocer mejor a su “entorno” y
calificar sus reacciones. Pero también para percibir el papel de los “agentes
externos”. La Casa Blanca estuvo a punto de abandonarlo, cuando pensó que ya
olía a naftalina. Debiera extraer experiencias, y buscar aliados más definidos
y estables. Y comprender la naturaleza de la pugna. La puso en su real
dimensión, sólo la noche del miércoles 20 y del mismo jueves 21 en el hemiciclo
de la Cámara; pero pareció olvidar el tema apenas tuvo en sus manos el
resultado de la votación. Aseguró, por eso, que ésta era “la hora de la
reconciliación”. ¿Con quién buscará “reconciliarse”? ¿Con Keiko,
Rosa Bartra, Becerril o Salaverry? O quizá, con todos ellos juntos.
Por lo pronto crece la idea de que ha “negociado
bajo cuerda” el indulto a Fujimori. Podría ser cierta la versión que ubica
en la calle al padre de Kenyi antes de fin de año. Sería, sin duda, una muy
infeliz decisión. Y abriría una confrontación real entre el gobierno y el
pueblo. Pero, además, generaría un severo descontento en el escenario exterior,
donde nadie ve con indulgencia, ni la corrupción ni la impunidad En la cárcel o
en su casa, sin embargo, nadie liberará a Alberto Fujimori de un estigma que lo
marcará de por vida. Será en efecto, allí donde esté, El asesino de
Barbadillo. Nadie le quitará tal condición.
Gustavo Espinoza M. Colectivo de dirección de Nuestra Bandera.
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