La irrupción mediática de Edward Snowden,
ex-técnico de Booz Allen, sub-contrata de la CIA, confesando ser el autor
material de las filtraciones a The New York Times y The Guardian sobre el
programa PRISM (espionaje de las telecomunicaciones a cargo de la Agencia
Nacional de Seguridad (NSA), habría desatado todas las alarmas en la CIA ante
el peligro evidente de destapar los secretos inconfesables de los sótanos
secretos del establishment. Putin habría jugado con maestría sus bazas y tras
conceder a Snowden el asilo temporal, apareció ante el Mundo como adalid de la
defensa de los Derechos Humano,(diluyendo de paso su imagen de represor en el
conflicto checheno), aunque consciente de la nueva dinámica acción-reacción
propia de escenarios de Guerra Fría en la que verán envueltas las relaciones
ruso-estadounidenses a partir de este momento (Guerra Fría 2.0).
Trump, la bestia negra del establishment
Wright Millsen su libro “The Power Elite” (1.956),
indica que la clave para entender la inquietud norteamericana se encontraría en
la sobre-organización de su sociedad. Así, establishment sería “el grupo élite
formado por la unión de las sub-élites política, militar, económica,
universitaria y mass media de EEUU”, lobbys de presión que estarían
interconectadas mediante “una alianza inquieta basada en su comunidad de
intereses y dirigidas por la metafísica militar”, concepto que se apoya en una
definición militar de la realidad y que habría transformado la economía en una
guerra económica permanente y cuyo paradigma serían los Rockefeller al
participar en los lobbys financiero, industria militar y judío.
La sorpresiva irrupción en el campo republicano de
un candidato independiente y refractario a la disciplina de partido como Trump,
habría desatado las alarmas en el seno de las cúpulas dirigentes por lo que
será asociado por el aparato mediático del sistema dominante (mass media) con
el advenimiento del caos. Por caos (Khaos o “vacío que ocupa un hueco en la
nada”) entendemos algo impredecible y que se escapa a la miope visión que
únicamente pueden esbozar nuestros ojos ante hechos que se escapan de los
parámetros conocidos pues nuestra mente es capaz de secuenciar únicamente
fragmentos de la secuencia total del inmenso genoma del caos. Lyan Watson en su
obra “Lifetide” publicada en 1.979 afirma que “ si un número suficientemente
grande de personas (Masa Crítica) adquieren un nuevo conocimiento o forma de
ver las cosas, esto se propagará por toda la humanidad”, para lo que es
necesario que un determinado número de personas (Masa Crítica), alcance una
conciencia más elevada, tesis conocida como “Teoría del Centésimo Mono” y que
tendría su plasmación en la sorpresa electoral de Donald Trump, candidato en
principio totalmente refractario a la disciplina de partido y devenido en la
“bestia negra” del establishment
La guerra híbrida como elemento diferencial de la
Guerra Fría 2.0
La nueva doctrina geoestratégica conocida como
“Guerra Híbrida” sería atribuible al Jefe de Estado Mayor de las FF.AA. Rusas,
Valery Gerasimov quien afirmó que “cada vez es más frecuente que se dé
prioridad a un uso conjunto de medidas de carácter no militar, políticas,
económicas, informativas y de otro tipo que estarían sustentadas en la fuerza
militar. Son los llamados métodos híbridos”, concepto que se habría puesto en
práctica por primera vez con ocasión de las recientes Elecciones Presidenciales
en EE.UU. Así, en la web de investigación “Mother Jones” apareció una versión
reducida del informe de los servicios de inteligencia de EE.UU. en el que
acusaban directamente al Gobierno de Putin de estar detrás de “supuestos
ataques cibernéticos de hackers rusos para desequilibrar la campaña electoral
de Hilary Clinton e inclinar la balanza a favor del supuesto submarino ruso,
Donald Trump”.
Según el citado documento de los servicios de
inteligencia de EE.UU., el Departamento Central de Inteligencia ruso (GRU) con
sede en Moscú, considerado el “servicio de espionaje más poderoso y efectivo
ruso en la actualidad tras asumir las funciones del primigenio Servicio de
Inteligencia Exterior (SVR)“,se habría servido del pirata informático Guccifer
2.0 así como de la página web DC Leaks.com y de WikiLeaks para “difundir
públicamente información de los correos secretos de Hillary Clinton obtenidos
mediante hackeo cibernético”, extremo negado por el fundador de WikiLeaks,
Julian Assange. En consecuencia, siguiendo el principio de “acción-reacción”,
Obama advirtió a Putin que “dichas operaciones cibernéticas podrían ser
consideradas como potenciales actos de guerra” y como represalia, ordenó la salida
de 35 diplomáticos rusos y aplicó nuevas sanciones a diversos organismos y
empresas rusas, en especial contra el citado GRU.
Donald Trump y el complot del Club de las Islas
En una conferencia pronunciada por Trump en la sede
de la influyente revista política “The National Interest”, Donald Trump expuso
las líneas maestras de su política exterior que podrían sintetizarse en su lema
“Estados Unidos lo primero”, lo que de facto supondría el retorno al
proteccionismo económico tras cancelar el Tratado de Libre Comercio con Canadá
y México (TLCAN) así como el TTIP y la Asociación Transpacífico (TPP por sus
siglas en inglés), pieza central de la Administración Obama en su política de
reafirmación del poder económico y militar en la región del Pacífico lo que
sería un misil en la línea de flotación de los intereses geopolíticos del
conocido como “Club de las Islas” con activos cercanos a los 10 trillones € y
cuya cabeza visible según el espía ruso Daniel Estulin, sería el financiero y
experto diseñador de “revoluciones de colores”, George Soros. La primitiva CIA
se habría transmutado en el llamado Departamento de Seguridad Nacional
(Homeland Security) y de la hidra-CIA habrían nacido 17 nuevas cabezas en forma
de agencias de inteligencia que integrarían la Comunidad de Inteligencia de
EE.UU. (la Cuarta Rama del Gobierno según Tom Engelhardt), agentes patógenos de
naturaleza totalitaria y devenidos en Estado paralelo, verdadero poder en la
sombra fagocitado por el “Club de las Islas” de George Soros y que se habría
conjurado contra un Trump partidario de la Geopolítica Primus InterPares o G2
para mediante métodos legales (impeachement) o expeditivos (léase Magnicidio)
lograr neutralizar a Trump.
¿Será Donald Trump la siguiente víctima colateral
de la Guerra Fría 2.0?
La guerra híbrida presuntamente empleada por el GRU
ruso significó de facto el retorno a escenarios ya olvidados de espionaje y
contraespionaje propios de la Guerra Fría y tuvo como primera víctima colateral
al asesor de Seguridad Nacional de Donald Trump, Michael Flynn tras filtrarse
que habría mentido al VicePresidente Mike Pence sobre sus conversaciones con el
embajador ruso en Washington, Sergey Kislyak, pero Donald Trump habría negado
la existencia de la llamada “conexión rusa”, acusando a la Agencia Nacional de
Seguridad y al FBI de estar implicadas en la filtración de informaciones
perjudiciales para su Administración.
Sin embargo, en un momento crucial para finiquitar
la investigación de la presunta relación del Gobierno ruso con varias personas
del entorno del Presidente Trump al igual que de la denuncia contra Putin tras
acusado de “interferir en el proceso electoral norteamericano para favorecer al
entonces candidato Donald Trump” encargada al FBI, el cese fulminante de su
Director, James Camey habría provocado que la sombra del Watergate volviera a
planear sobre Washington. A medida que transcurren los días, crecen las
sospechas de que dicho cese sería un claro caso de obstrucción a la justicia,
delito por el que el Congreso de EE.UU. podría iniciar un proceso de
destitución (impeachment) que termine por deponer a Trump tras lo que su
Vice-Presidente Mike Pence asumiría la Presidencia para hacer que EE.UU. vuelva
a la senda de las seudodemocracias tuteladas por el verdadero Poder en la sombra
de EE.UU. (Cuarta Rama del Gobierno de EE.UU.).
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