Dr. Hugo SALINAS
¿Es cierto que el
empresario tiene por rol crear puestos de trabajo? ¿Es cierto que, lo que
debemos hacer es disminuir los impuestos que pesan sobre las empresas a fin de
que los empresarios puedan crear puestos de trabajo? Tanto que, si los
eliminamos, ¿sería mejor aún? ¿De seguro que tenemos que regalarles miles de
millones de dólares para que puedan crear puestos de trabajo?
Comencemos por
precisar que el “empresario” juega dos roles en la actividad socio-económica
actual. El primero es el de producir o hacer producir bienes económicos. En esa
medida, es parte del Proceso de Trabajo. Una actividad que tiende a resolver
problemas de sociedad.
En cambio, el
segundo rol del “empresario” proviene de la naturaleza del segundo elemento de
la actividad socio-económica actual: la Repartición Individualista del
resultado de la actividad económica. Mediante este tipo de repartición, quien
maneja el acto económico se apropia la totalidad del resultado de la actividad
económica.
Y es este tipo de
repartición que da el tono a la actividad socio-económica actual y, por
consiguiente, al comportamiento del “empresario”. Todo para él, y sólo para él.
Un comportamiento egoísta que desnaturaliza el sentido de la actividad
económica. Ella ya no tiene por objeto satisfacer las necesidades de la
población, sino el de aumentar y centralizar las riquezas de quien maneja el
acto económico. En claro, su rol no es el de crear puestos de trabajo. Si en algún
momento debe crearlos, ello obedece simplemente a un medio de aumentar su
riqueza personal.
Este
comportamiento malsano se ve agravado porque la Repartición Individualista
genera otro mecanismo, llamado Configuración Mundial, que se encarga de
succionar, de una manera permanente y ascendente, la casi totalidad del valor
agregado generado por todos los pueblos del mundo. Y en ello contribuye el
proceso de mundialización de una economía capitalista.
Por ello, no es
nada extraño que Oxfam Internacional haya declarado, luego de los
estudios pertinentes, que solamente ocho personas tienen una riqueza acumulada
igual a la mitad de los habitantes del planeta; es decir, a más de 3.6 mil
millones de personas.
Y el colmo de la
osadía y del desparpajo, es que los gobiernos, tanto de los países ricos como
de los países pobres, se encargan de regalar dinero a los “empresarios” con el “compromiso” de crear puestos de
trabajo.
Un regalo que tiene dos formas. La primera es a través de la
exoneración de impuestos y otros actos contables, mediante los cuales el
“empresario” deja de pagar su contribución monetaria establecida por Ley, al
Presupuesto Público de la Nación. La otra forma es pura y simplemente el regalo
en moneda contante y sonante, que el Gobierno entrega al “empresario” para que,
según dicen, cree puestos de trabajo.
¿Y a qué se debe este
comportamiento de los gobiernos en nuestros tiempos?
Podríamos decir que algunos
hacen este regalo por ignorancia, pero la mayoría de ellos saben perfectamente
lo que hacen. Ellos saben quién o quiénes han financiado su campaña electoral.
A este circo nosotros hemos participado con nuestro voto en la creencia de
estar eligiendo “nuestro” Presidente de la República cuando, en verdad,
solamente hemos elegido a nuestro verdugo.
En las condiciones
socio-económicas actuales, el Presidente de la República representa a las
grandes corporaciones mundiales que financiaron su campaña electoral. Es el
real sentido de nuestra Democracia Representativa. Los gobernantes y los
congresistas representan a quienes manejan el acto económico, a nivel local,
nacional y mundial.
¿Existe un medio de liberarnos
de tal dominación, directa e indirecta, en el control de nuestras vidas?
¿Existe la posibilidad de que podamos gozar de la totalidad del fruto de
nuestro esfuerzo desplegado en la actividad económica? ¿En algún día, todos los
seres humanos podremos ser considerados como una parte de la sociedad? ¿Será
posible que ya no exista más desempleo masivo en medio de tanta escasez de
vivienda, de agua potable, vías de comunicación…? ¿Será posible que ya no
exista pobreza extrema en medio de tanta abundancia?
Paris, 28 de diciembre del
2018
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