viernes, 12 de abril de 2019

CALIDAD DE VIDA, CULTIVANDO LA SALUD MENTAL


Las críticas sobre la salud pública no son solo críticas, sino a la vez no hay planes y programas de atención básicamente en lo concerniente, por ejemplo en la prevención de las enfermedades. La falta de un organismo estatal de planificación, disminuye la calidad de las críticas, porque aun los analistas y técnicos de salud, incluidos los médicos, no cuentan con datos serios sobre lo que viene ocurriendo con los servicios de salud, y se tenga una información conveniente ante la problemática que afronta el Estado sobre la salud pública.

La mayoría de las críticas se dirigen a lo que es atención a los usuarios, tanto en el ministerio de salud, como en Essalud. Ambas entidades son ineficientes de tal forma que pareciera que nunca se compondrá la situación que, resuelva  los asuntos más delicados como es la salud la cual se relaciona personalmente con la calidad de vida.

De otro lado, la situación del pésimo servicio no sólo llega a las enfermedades del cuerpo; sino que también va al aspecto vinculado a los problemas de conducta personal y colectiva de los peruanos. Esto último es tal vez más grave que lo referente a una enfermedad física. 

Las atenciones de la salud mental es por demás importante porque llega a todos tanto de quienes tienen una dolencia mental emocional, como de los familiares y de la comunidad donde vive y padece el tocado por las afecciones de conducta, pues está implícito decir que, un paciente crea con su conducta  situaciones en que se ven comprendidos todos los que tratan y conviven con él, porque padecen alteraciones leves o graves de conducta.

Ojo a las visicitudes frente a lo que estamos diciendo de los pacientes; es decir los que llegan a los servicios de salud mental. También debemos tomar en cuenta de que no sabemos específicamente –falta estudiar y estadísticas- de los ciudadanos que padecen de alteraciones y no han recurrido a los especialistas –psicólogos y psiquiatras- que comúnmente se denominan terapeutas.  

Ello es importante para la salud mental del Perú, pues ¿cuántos compatriotas o millones de éstos requieren atención? Significa que están como se dice coloquialmente ”locos sueltos”, donde la familias, los amigos, etc., hacen imposible que se puedan tratar, sea porque no hay servicios adecuados, ni voluntad personal ni familiar en disposición para recurrir a los terapeutas.

Las afecciones emocionales no tienen edad, ni sexo, podemos “enfermar todos  del alma”, y sabemos que en el momento inesperado o por causas definidas caemos en una afección emocional que muchas veces trastoca el diario vivir, llegando a la alteración de la persona, de sus familiares y sus allegados. 

Sin exagerar lo de la salud mental es comparable al cáncer, necesita detectarse inmediatamente, tratarse y salvarse de lo más terrible de no seguir viviendo. Con el tratamiento desaparece, pero hay secuelas que tienen que seguir indeterminado tratamiento.  

Mi experiencia es que la detección inmediata es lo mejor, darse cuenta que llevaremos una mejor vida con nuestros allegados si “curamos de esos males”, el suscrito lleva varios años, somos caseritos del servicio de salud mental de  psicogeriatría en Essalud. No me quejo de su atención, será porque tengo confianza con quien me atiende o porque se tiene terapeutas muy dedicados a su profesión. La seguridad nace de uno, pero tiene que tener el acompañamiento de los especialistas, y esto resulta de gran significación.

Lo último merece un reconocimiento a la excelencia de cómo el centro psicogeriátrico de Essalud dirigido por la doctora Rosa Luz Mina Aparicio, mujer y psiquiatra peruana no solo destacada, sino solícita; ella está acompaña de residentes y especialistas en psicología y psiquiatría de otros centros que hacen un curso de atención temporal, acusan dotes incomparables y a los cuales se agrega la enseñanza de nuestra doctora Rosa Luz Mina.

En mi caso, igual de las ciudadanas y ciudadanos que concurrimos hace años a este servicio, he mencionado primero: las señoras, porque a buen seguro en otras entidades semejantes, ellas son mayoría en recurrir y los caballeros que asisten son en mínima proporción, ello por estar sufriendo de la educación machista, y por esa razón temen acercarse y se descubran: sus psicosis, pataletas, melancolías y hasta de esquizofrenias. 

Parece que no son tan machos, cómo para enfrentar su problemática emocional, sus conductas exhiben miedos, las enfermedades de la salud mental, ellos dicen que solamente es propia de las mujeres, los hombres somos fuertes, no tenemos miedo y somos duros como el acero. 

Pedimos discurrir, y asimismo pedir disculpas por expresiones que resulten ofensivas, trato de ser tolerante, eso por ejemplo es lo que tenemos que asimilar en nuestras conductas, además de la comprensión a las faltas y descuidos en que a veces caemos. Los que estamos en Essalud, recomendamos que si tienen problemas de lo que hemos tratado, concurran y busquen ingresar al club de psicogeriatría. Los jóvenes pueden igual concurrir a los servicios de salud mental, en que la atención es igual de buena.

Los adultos mayores no sólo cuentan con atención ambulatoria; sino hay talleres en muchos aspectos, por ejemplo de orden cognitivo, y los especiales dedicados a la memoria. Talleres que duran algunos meses, pero que lo merecen los adultos mayores, en cuanto a mejorar la calidad de vida, y tomen sin recelos que hay que leer, ésta es una terapia que los peruanos debemos poner en práctica.

Esto último conduce ha que tengamos que implementar cursos anuales de recalificación de los ex alfabetos, que aprendieron a leer, pero ahora no leen, y son peculiares analfabetos. Esta crisis de no leer conllevará a una política de Estado dirigida a los peruanos recalificados, habrá que preparar cursos, locales y horarios, lo cual puede aumentar los servicios del ministerio de educación con gastos y burocracia que se deben evitar. 

Reaccionemos ante el aumento de ex alfabetos, la cultura milenaria de los peruanos y la juventud que se enorgullece, reclama no vivir en la oscuridad y viendo la televisión, no apeguemos la luz de la curiosidad y de aprender leyendo revistas, libros y periódicos de cualquier materia. La cosa es dejar de pensar e imaginar lo peor, cuando hay posibilidades de vivir conociendo más y discurriendo como seres dotados de inteligencia y capaces de salir adelante. 

Dialogar es discurrir en el contexto de la interculturalidad, para llegar a identificarnos como ciudadanos del Perú diverso y del mundo con nuevos temas y acontecimientos que merecen ser vividos. 

Atentamente,
Fernando Arce Meza                              Surco, 12 de Abril del 2019

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