Las críticas sobre la salud pública no son solo
críticas, sino a la vez no hay planes y programas de atención básicamente en lo
concerniente, por ejemplo en la prevención de las enfermedades. La falta de un
organismo estatal de planificación, disminuye la calidad de las críticas,
porque aun los analistas y técnicos de salud, incluidos los médicos, no cuentan
con datos serios sobre lo que viene ocurriendo con los servicios de salud, y se
tenga una información conveniente ante la problemática que afronta el Estado
sobre la salud pública.
La mayoría de las críticas se dirigen a lo que es
atención a los usuarios, tanto en el ministerio de salud, como en Essalud.
Ambas entidades son ineficientes de tal forma que pareciera que nunca se
compondrá la situación que, resuelva los
asuntos más delicados como es la salud la cual se relaciona personalmente con
la calidad de vida.
De otro lado, la situación del pésimo servicio no sólo
llega a las enfermedades del cuerpo; sino que también va al aspecto vinculado a
los problemas de conducta personal y colectiva de los peruanos. Esto último es
tal vez más grave que lo referente a una enfermedad física.
Las atenciones de la salud mental es por demás
importante porque llega a todos tanto de quienes tienen una dolencia mental
emocional, como de los familiares y de la comunidad donde vive y padece el
tocado por las afecciones de conducta, pues está implícito decir que, un
paciente crea con su conducta
situaciones en que se ven comprendidos todos los que tratan y conviven
con él, porque padecen alteraciones leves o graves de conducta.
Ojo a las visicitudes frente a lo que estamos diciendo
de los pacientes; es decir los que llegan a los servicios de salud mental.
También debemos tomar en cuenta de que no sabemos específicamente –falta estudiar
y estadísticas- de los ciudadanos que padecen de alteraciones y no han
recurrido a los especialistas –psicólogos y psiquiatras- que comúnmente se
denominan terapeutas.
Ello es importante para la salud mental del Perú, pues
¿cuántos compatriotas o millones de éstos requieren atención? Significa que
están como se dice coloquialmente ”locos sueltos”, donde la familias, los
amigos, etc., hacen imposible que se puedan tratar, sea porque no hay servicios
adecuados, ni voluntad personal ni familiar en disposición para recurrir a los
terapeutas.
Las afecciones emocionales no tienen edad, ni sexo,
podemos “enfermar todos del alma”, y sabemos
que en el momento inesperado o por causas definidas caemos en una afección
emocional que muchas veces trastoca el diario vivir, llegando a la alteración
de la persona, de sus familiares y sus allegados.
Sin exagerar lo de la salud mental es comparable al
cáncer, necesita detectarse inmediatamente, tratarse y salvarse de lo más
terrible de no seguir viviendo. Con el tratamiento desaparece, pero hay
secuelas que tienen que seguir indeterminado tratamiento.
Mi experiencia es que la detección inmediata es lo
mejor, darse cuenta que llevaremos una mejor vida con nuestros allegados si
“curamos de esos males”, el suscrito lleva varios años, somos caseritos del
servicio de salud mental de psicogeriatría
en Essalud. No me quejo de su atención, será porque tengo confianza con quien
me atiende o porque se tiene terapeutas muy dedicados a su profesión. La
seguridad nace de uno, pero tiene que tener el acompañamiento de los
especialistas, y esto resulta de gran significación.
Lo último merece un reconocimiento a la excelencia de
cómo el centro psicogeriátrico de Essalud dirigido por la doctora Rosa Luz Mina
Aparicio, mujer y psiquiatra peruana no solo destacada, sino solícita; ella está
acompaña de residentes y especialistas en psicología y psiquiatría de otros
centros que hacen un curso de atención temporal, acusan dotes incomparables y a
los cuales se agrega la enseñanza de nuestra doctora Rosa Luz Mina.
En mi caso, igual de las ciudadanas y ciudadanos que
concurrimos hace años a este servicio, he mencionado primero: las señoras,
porque a buen seguro en otras entidades semejantes, ellas son mayoría en
recurrir y los caballeros que asisten son en mínima proporción, ello por estar
sufriendo de la educación machista, y por esa razón temen acercarse y se descubran:
sus psicosis, pataletas, melancolías y hasta de esquizofrenias.
Parece que no son tan machos, cómo para enfrentar su
problemática emocional, sus conductas exhiben miedos, las enfermedades de la
salud mental, ellos dicen que solamente es propia de las mujeres, los hombres
somos fuertes, no tenemos miedo y somos duros como el acero.
Pedimos discurrir, y asimismo pedir disculpas por
expresiones que resulten ofensivas, trato de ser tolerante, eso por ejemplo es
lo que tenemos que asimilar en nuestras conductas, además de la comprensión a
las faltas y descuidos en que a veces caemos. Los que estamos en Essalud,
recomendamos que si tienen problemas de lo que hemos tratado, concurran y
busquen ingresar al club de psicogeriatría. Los jóvenes pueden igual concurrir
a los servicios de salud mental, en que la atención es igual de buena.
Los adultos mayores no sólo cuentan con atención ambulatoria;
sino hay talleres en muchos aspectos, por ejemplo de orden cognitivo, y los especiales
dedicados a la memoria. Talleres que duran algunos meses, pero que lo merecen
los adultos mayores, en cuanto a mejorar la calidad de vida, y tomen sin
recelos que hay que leer, ésta es una terapia que los peruanos debemos poner en
práctica.
Esto último conduce ha que tengamos que implementar
cursos anuales de recalificación de los ex alfabetos, que aprendieron a leer,
pero ahora no leen, y son peculiares analfabetos. Esta crisis de no leer conllevará
a una política de Estado dirigida a los peruanos recalificados, habrá que
preparar cursos, locales y horarios, lo cual puede aumentar los servicios del
ministerio de educación con gastos y burocracia que se deben evitar.
Reaccionemos ante el aumento de ex alfabetos, la
cultura milenaria de los peruanos y la juventud que se enorgullece, reclama no
vivir en la oscuridad y viendo la televisión, no apeguemos la luz de la
curiosidad y de aprender leyendo revistas, libros y periódicos de cualquier
materia. La cosa es dejar de pensar e imaginar lo peor, cuando hay
posibilidades de vivir conociendo más y discurriendo como seres dotados de
inteligencia y capaces de salir adelante.
Dialogar es discurrir en el contexto de la interculturalidad,
para llegar a identificarnos como ciudadanos del Perú diverso y del mundo con
nuevos temas y acontecimientos que merecen ser vividos.
Atentamente,
Fernando Arce Meza Surco,
12 de Abril del 2019
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