lunes, 8 de abril de 2019

MAS DE LO MISMO SIGNIFICA QUE TODOS LOS GOBIERNOS EN EL PERU SON INEFICIENTES



Estimados amigos:

Este escrito se hace con un adelanto a la presentación del señor Del Solar al congreso de la república, para exponer su programa de gobierno en vista de haber asumido tan importante cargo de presidente del consejo de ministros. 

Las consecuencias de esta presentación ha merecido una pobre aprobación del parlamento, porque se nota que ante la opinión pública, la ciudadanía esta vez no se respira un ambiente de optimismo. 

El gobierno de Martín Vizcarra ya no es popular porque no llega a la solución de temas como la reconstrucción, carece de planes de contingencias; asimismo, se estima que ha frenado sus planes de reformas a organización de la estructura del Estado.

Resulta esto último una incógnita y que exista una ratificación firme sobre las reformas públicas, no olvidemos que en el Perú todo lo que intente cambios,  al poco tiempo surja un aborto de lo avanzado, los intereses de los grupos de poder se resisten a que la república sea tal; es decir soberana y progresista.

Igualmente, se debe precisar que no tenemos cuadros para procesar cambios y sus presidentes se disoluciones y dejen de lado sus decisiones.  

Atentamente,
Fernando Arce Meza

Desde 1990 el poder ejecutivo presidido por Alberto Fujimori asumió que la política económica sería neoliberal, los gobiernos siguientes continuaron dicha política económica, es así que Alejandro Toledo como candidato a la presidencia se permitía pedir a Fujimori todopoderoso que lo dejara construir el segundo piso del edificio que había comenzado a levantar. 

Es decir, el candidato que más opción, para suceder a Fujimori estaba en disposición de llevar acabo acciones y obras semejantes en el marco de la política económica de los tres gobiernos fujimoristas, y podemos preguntar si el  siguiente a Toledo, García Pérez se diferenció de éste y si Humala, a pesar de de tener un plan propio y distinto que representaba un nueva línea directriz como candidato el 2011, luego de ganador continuaría haciendo lo que marcaban los neoliberales de COFIDE.  

El triunfante PPK en el 2016, haría lo mismo que Humala, entonces respondiendo a la pregunta inicial ¿cuáles serían las diferencias entre uno y otro o de los cuatro gobiernos? Ante la opinión ciudadana y de los entendidos en los temas económicos existe un convencimiento que el gobierno de Toledo en materia económica no fue diferente que el de García Pérez, y que PPK obedeció al piloto automático que instaló Fujimori y que los tres gobiernos siguientes mantuvieron el ritmo que seguía el piloto. Todo ha sido igual. 

Es decir, estos gobiernos desde 1990 al 2018 cumplieron con requisitos de que la economía peruana se maneja a través del piloto económico, en consecuencia, sus ministros de economía y todo el armazón teórico y práctico en el accionar de la gestión era semejante, siendo así que el crecimiento económico habría de responder a las políticas extractivista sustentadas en las exportaciones primarias de sus productos, en especialmente minera. 

Que la gestión económica y su crecimiento tuvo las mismas cualidades en uso mayor de ingresos como para las inversiones y gastos con fines parecidos que, los cuales no han sido favorables, para la atención de los servicios públicos esenciales, ni las inversiones significaran un aprovechamiento en el mediano plazo, además de que dichas inversiones y gastos estuvieron teñidas de evidentes signos de corrupción.

El significado de haber tenido éxito en la política exportadora fue gracias a los precios elevados del mercado internacional, donde los Estados del primer mundo en particular de China, adquirieron los productos mineros: cobre y plata; sin embargo, la década del 2003 hasta el 2013 y los años siguientes los precios de los productos de exportación no tuvieron el record en el crecimiento de la economía; sin embargo, los apreciables ingresos no fueron empleados debidamente, solo fue una ilusión de la “prosperidad falaz”. 

Sin precios iguales a los de la década mencionada no se cumplen ni siquiera los sueños de prosperidad; en este último quinquenio de gobierno nuestra economía estirando cifras aún no alcanza el 4% anual frente al crecimiento de la década antes mencionada que en promedio pasó largamente entre el 7% y con años de 9%; significa que el Perú solamente crece económicamente cuando los precios de sus productos en el mercado internacional se elevan, y son contrarios cuando las compras de nuestros productos del exterior son tenues o muy reducidos. 

Ello exhibe y demuestra que la economía peruana sólo espera las mejoras en el volumen y precios del exterior, resulta su único patrón notable para crecer, mientras no ocurre lo dicho seguiremos siendo un país débil y vulnerable. Lo que nos lleva a reflexionar que necesitamos de nuevas políticas que deben estar vinculados a una estrategia que haga posible el funcionamiento de la variable del desarrollo, el mismo que representa una versión diferente a la política económica neoliberal, esta política de desarrollo no solo es el orden económico, sino en los todos los campos de la vida del país tanto en lo político/cultural, como en lo social. 

El Perú sus políticas tiene que obedecer al aceleramiento del crecimiento económico. Esto no significa prejuicios que lo económico es primero, hay que estar convencidos que lo político, lo cultural y lo social forman niveles compartidos con el factor económico, para denotar la visión del desarrollo. 

Empero, el poder ejecutivo actual que preside Martín Vizcarra, no lo hemos mencionado hasta el momento ¿será por qué es diferente? Adelantamos para unos es igual o para otros es peor que los cuatro anteriores, como también hay quienes dicen que intenta cambiar, considerando que el especto de las reformas lo haría diferente.

Antes de extender el comentario, cabe precisar que el gobierno presidido por Vizcarra no es nuevo, forma parte de un gobierno que ganó las elecciones del 2016, y continua, considerando que la renuncia del primer titular obliga al siguiente a reemplazarlo, ello conlleva a observar que Martín Vizcarra no está obligado necesariamente a seguir el plan de gobierno del movimiento que le ha correspondido ejercer en el período del gobierno 2016/2021, más aun cuando el anterior fue un gobierno sin méritos, hizo agua y PPK tuvo que renunciar.

Es decir, Martín Vizcarra estaba obligado a cambiar de rumbo, porque si no correría la misma suerte que PPK; es así que Vizcarra inicialmente para terminar lo que falta del período –más de tres años-, dándose el tiempo suficiente propone reformas. Sin desviarse de lo que la constitución dispone, el nuevo presidente a los cuatro meses lleva acabo un giro en favor de  cambios, respondía a la situación de corrupción generalizada, puso un alto, a fin de expulsar de la administración del Estado a los miembros del Consejo Nacional de la Magistratura, dado que éstos manejaban turbiamente dicho consejo.

De inmediato se dirigió al Congreso enviando proyectos que exhibían renovación total del CNMJ y de sus miembros por la forma en que se venían desarrollando. Asimismo, se incluyó otras reformas, en especial del poder legislativo. Los proyectos si bien requerían de aprobación del congreso de la república, tenían que ser sometidos a referéndum. 

Los políticos tradicionales en particular del fujimorismo y aprismo fueron los opositores a estas reformas; sin embargo, la tenacidad del presidente hizo posible cumplir con la decisión del poder ejecutivo. Por la persistencia del presidente estaríamos ante un gobierno diferente a los que comenzaron en 1990 al 2018, significaba que este nuevo gobierno era de renovación, intentaba iniciar un proceso de reformas a nivel de la organización del Estado, lógicamente comenzaba por los poderes públicos. 

Las propuestas de reformas trajo más crisis, producto de ella la oposición que no midió los alcances de su poder, paradójicamente casi termina desapareciendo, FP, lo que puso en evidencia que la crisis no quedaba sólo en un partido que no tenía los requisitos de ser democrático y tolerante, sino que los partidos en el congreso no estaban constituidos ni preparados para un Estado de derecho, practicar la democracia y capacidad para gobernar.  

Esta evidencia será la madre de todas las crisis políticas que viene pasando el Perú en sus 200 años de vida independiente. Hay que enfrentar lo que representa para el Perú pasar por tamaña experiencia, esto conduce a preguntar ¿si el gobierno de Vizcarra tenía los instrumentos y operadores para impulsar los cambios? ¿Con algo mayor, la decisión como para reformar integralmente la estructura organizativa del Estado? 

Se hace difícil dar respuestas en el sentido de cómo encarar los procesos de reformas. Sabemos que el Perú se fortalece creando institucionalidad, tomando en cuenta a los tres poderes del Estado. En muchos artículos se ha dicho que no estamos en condiciones de cambiar, a pesar de que este hecho se hace  imprescindible. Las contradicciones han hecho que el presidente Vizcarra haya frenado la continuidad de las reformas públicas; sin embargo, su intento inicial fue provechoso para el país; empero, no podemos olvidar los poderosos intereses políticos y económicos, ellos no quieren y se resisten a los cambios en la organización del Estado. 

Si bien lo cambios harían diferente al gobierno de Vizcarra, con relación a los otros, el presidente no puede solamente dedicarse a las reformas, la república no está en condiciones de avocarse a establecer un nuevo orden, partiendo del paradigma que el Estado debe estar al servicio de todos los peruanos.

No olvidemos lo que se ha dicho, las reformas no son solitarias, ni parciales, una reforma tiene que acarrear otra reforma, éste es un proceso integral, y en esas condiciones no marcha el país, ni se resuelven los problemas; además,  no puede haber mejoras organizativas porque los cuerpos de técnicos no están preparados. Sin embargo, los peruanos no pueden esperar, reclaman  terminar  con las deficiencias del diario vivir: reconstrucción, nuevas escuelas, agua y desagüe y en general dotar de instrumentos financieros para atender gastos.  

¿Habrá caminos para acometer a la problemática de una república que nació con carencias y sin una visión de ser república soberana? éste es un lastre que muchas veces impide tomar decisiones firmes y coherentes que tengan como objetivo cambiar. En estos momentos parece que el presidente Vizcarra no quiere jugársela, le falta y/o no busca acompañantes para decidir una gestión distinta, es posible que tampoco tenga una estrategia de gobernar en dos bandas: la primera, dedicada a la acción pública normal y diaria; y una segundacon un equipo político y de expertos que se aboque a las reformas.

El ejecutivo de Vizcarra no se consolida cómo para encontrar los caminos que lleven al Perú a cambiar su sociedad y de sus efectos en la economía. Sin resolver, ni decidirse terminamos reclamando, y seguiremos ¿haciendo más de lo mismo? y sin preguntar ya estamos inmersos en más de lo mismo.  

 Surco, 5 de Abril de 2019

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