Autor: Máximo Laura de Huamanga, Perú
UNA OBRA DE COLECCIÓN
Esta
es una obra de colección, suelen
decir, los Maestros de Arte Popular cuando elaboran una obra extraordinaria,
única y perdurable en un mundo que se uniformiza y se rinde culto a lo
efímero. A veces esas piezas no tienen
precio, sus creadores no aceptan ninguna oferta o las venden presionados por la
fuerza del mercado con cierta nostalgia.
Los destinatarios de las obras de
colección conforman una elite, obviamente, de buen gusto y fina
sensibilidad.
La
disposición de obras de arte popular en un recinto lo trasmutan en un ambiente
grato, íntimo y relajante. Esa sensación
se obtiene en una residencia familiar, hotel, en los ambientes de una embajada
y hasta en la oficina privada de un alto ejecutivo. El arte popular en esta época es un antídoto
para neutralizar los efectos estresantes de la producción industrial y la
competición en un mundo donde la urgencia y la velocidad se han expandido a
escala planetaria.
En
una obra de Arte popular la belleza y la utilidad no están disociadas; así como
tampoco está disociado el artista popular.
Pues, conoce las propiedades de la materia prima y participa en la
elaboración de la obra desde la concepción hasta el acabado y proyecta su
personalidad en su obra. Tal vez a esta
particularidad se deba la aureola mágica y gratificante que emana de una obra
de Arte popular.
Cuando
una obra "le sale" extraordinaria a un Maestro de Arte Popular y se
le califica de colección hay que
estar prevenido para que ese calificativo no induzca a la contemplación
museográfica y aislada de una obra que únicamente le dé prestigio crematístico
a su poseedor. Las obras de Arte popular
se disfrutan en la convivencia cotidiana y al sentirse sobrecogido y, a la vez,
revitalizado por su influjo.
ANTECEDENTES
La
artesanía ha sido originalmente utilitaria y bella, pues su elaboración ha sido
la respuesta a las necesidades materiales de las sociedades de base agraria y a
la suntuosidad de los templos y los ornamentos litúrgicos para conjurar las
fuerzas maléficas del entorno o para convocar a las entidades protectoras.
La revolución industrial y la secularización de nuestras
creencias trastornaron el orden de las cosas. Como reacción a los efectos de la
industrialización se creó en Londres, a finales del siglo XIX, el Movimiento Arts & Crafts, liderado por el
diseñador y reformista social William Morris.
La influencia de este movimiento se extendió por Europa y Estados Unidos
a lo largo de generaciones El gran
interés que la artesanía despierta hoy en el mundo occidental tiene su origen
en gran medida en ese movimiento
En
Lima con la introducción de las mercancías maquinofacturados y la aparición de
la industria, las obras de arte popular fueron suplantadas. Sin embargo, permanecieron vigentes en las
poblaciones rurales y ciudades a escala humana.
A
principios del siglo XX Max Uhle (1856-1944),
llamado el padre de la arqueología andina, en su recorrido por el Sur
andino, escribe en Puno sus Impresiones de la Sierra. Entresacamos de ese texto, unas líneas:
Por
ahora el indio es un ser abyecto, separado, que no necesita casi nada de la
civilización moderna, pero también no posee ninguna propia*.
Uhle fue el introductor en el Perú de
la modernidad y de la idea de progreso europeicentrista a través del método
científico de la arqueología, etnología y folklore. La población indígena fue tomada como objeto de
estudio y considerada como incapaz de generar conocimiento propio. En tal
sentido, la cultura viva tradicional peruana tuvo aceptación dentro del orden
imperialista, solamente arquologizada, museologizada y folklorizada. Y el indio como tal, sólo sería asimilado
previa asepsia, es decir, después de fumigarle el cerebro anualmente en la
escuela para extirparle su cultura.
El indio necesita educación para
que aprenda formas civilizadas de vivir, para que sea más apto para la
agricultura...
En
el llamado Oncenio de Leguía (1919-1930)
se sintieron los efectos de los grandes descubrimientos arqueológicos y los
movimientos sociales. Dichos sucesos
impactaron en la sensibilidad y pensamiento de un sector de artistas e
intelectuales que generaron la visión de un país integral. Ellos fueron: Emilio Romero, Hildebrando
Castro Pozo, Luis E. Valcárcel, V.A. Belaúnde, J.C. Mariátegui, V.R. Haya de la
Torre, el pintor José Sabogal, etc. Aunque, la mayoría, sin un contacto directo
y vivencial con los indios, dieron a conocer -a través de sus propias obras- la
originalidad del arte precolombino, la vitalidad del Arte Popular Peruano y
plantearon las reivindicaciones indígenas.
Algunos de esos artistas e intelectuales se les motejó, simplemente, de indigenistas. Gracias al movimiento generado por ellos,
especialmente por Sabogal, el Arte popular Peruano –aunque descontextualizado-
tuvo aceptación en estratos sociales urbanos. Y el arte precolombino ingresa en
el diseño del mobiliario y la decoración de interiores. Esto último, debido a Elena Izcue
(1889-1970), quien obtuvo una beca del gobierno de Leguía para viajar a
Francia.
El
llamado Oncenio de Leguía fue un periodo sumamente dinámico y de grandes
sucesos. Mediante La Patria Nueva, política que sustentaba su régimen, Leguía
construyó grandes obras de infraestructura y de saneamiento; así preparó el
país para la recepción de las inversiones norteamericanas que pasaron a
sustituir a las del imperialismo inglés.
Y aceptó misiones extrajeras para modernizar los sectores de la
administración pública. Y, también,
misiones religiosas norteamericanas, para erosionar la cultura andina, en
nuestro caso, el arte popular.*
Durante
el gobierno de Leguía se creó la sección Asunto indígenas en el Ministerio de
Fomento. Ahí acudían los indígenas a
hacer su catarsis. También auspició
congresos indígenas con numerosas delegaciones.
Los indígenas de Cotahuasi le obsequiaron una extensa alfombra anudada
de fibra de alpaca para el palacio de gobierno por la promesa de una obra
pública para su localidad.. (Alfombra
que existió hasta el gobierno de Fujimori).
Auspició el reestreno de la ópera Ollanta
con funciones gratis para escolares, soldados y obreros. El pasado incaico se idealiza, pero se le
congela para tornarlo inocuo.
El
arte y el arte popular fue utilizado por
el gobierno e Leguía para lograr consolidarse y facilitar la aceptación
de las inversiones norteamericanas. Es
decir, el gobierno, por una parte, se camufla con las referencias a un pasado
idealizado y dislocado. Así mismo, el
arte popular es utilizado como maniobra distractora para desviar las presiones populares. Esta es la lección de manejo político del
gobierno de Leguía.
LA NUEVA VISIÓN
Actualmente,
el arte popular sigue vigente en las naciones pobres del mundo debido a la
desocupación y, por consiguiente, al bajo costo de la mano de obra y también
por la pervivencia de las culturas originarias. Los pobres de todo el mundo son
exprimidos para “competir” en el mercado mundial de la artesanía o arte popular.
En
este período la producción se destina a nuevos consumidores urbanos del Perú y
del mundo, ello obliga a los artesanos o artistas populares a modificar en
parte sus procesos de elaboración y en algunos casos sus diseños para
satisfacer a un consumidor que no conocen y que tampoco comparten sus patrones
culturales.
Sin
embargo, de ahí han emergido grandes maestros del arte popular peruano. Menciono solo a dos: José Luis Yamunaqué, ceramista y escultor de
Chulucanas y Máximo Laura Taboada, tejedor de tapices de Huamanga; cuyas obras
son apreciadas y adquiridas por una elite en cualquier lugar del mundo y, a la
vez, conservan su raigambre nativa.
La acertada actitud de una elite que se
distingue por incorporar el Arte popular peruano a los ambientes en donde se
desenvuelve, debe trascender a otras capas sociales para humanizar nuestras
vidas y evitar el vacío existencial de la modernidad. En tanto, no se logre el respeto a la
concepción del mundo de los comuneros del Perú en quienes permanece unificado
el pensar y el sentir, tampoco se consolidará la nacionalidad.
Escrito: Lima,
18/10/2004
Antonio Rengifo Balarezo
rengifoantonio@gmail.com
Fuente:
ARTESANÍAS
DE AMÉRICA Revista Nro. 57 del Centro
Interamericano de Artesanías y Artes Populares (CIDAP)
Dedicado
a las Artesanías del Perú
NOTA.-A
la presente publicación se ha adicionado a la última línea del texto, la frase:
tampoco se consolidará la nacionalidad. Además, dos fotografías ...
Autor: Jose Luis
Yamunaque de Chulucanas, Perú
"Vasija con aretes"
Cerámica policromada
29 x 16 x 16 cm.
"Vasija con aretes"
Cerámica policromada
29 x 16 x 16 cm.
Técnica de la cultura Vicús: piedra/paleta
*Valcárcel creyó que el indio adventista era el nuevo indio porque no
asistía a las fiestas patronales, se cortaba el pelo, vestía a la manera
occidental, etc. Mariátegui, quien prologó el libro de Valcárcel Tempestad en los Andes, le advirtió ante
su ingenuidad: las misiones adventistas son la avanzada del
imperialismo anglosajón.
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