29/11/2017
La idea de
comunismo desarrollada por Marx es usualmente considerada como la erradicación
de la propiedad privada y la creación de una economía planificada o
estatización[1][2][3]. Sin embargo, en gran parte de su vida, Marx describió a
la sociedad comunista como una asociación de individuos libres (en adelante,
AIL). Pese a ello, los discursos que se refieren al comunismo rara vez han
puesto atención a los aspectos de esta idea de AIL desarrollada por Marx. En
efecto, la edición japonesa de las obras completas de Marx y Engels (Marx-Engels-Werke)
traduce el concepto marxiano de asociación en más de veinte
diferentes palabras[4]. Estudiando los textos de Marx que se refieren a la
futura sociedad y basándome en trabajos recientes realizados en Japón sobre el concepto
de AIL en Marx[5], me centraré en tres aspectos del comunismo tal como fueron
desarrollados por Marx, a saber, libertad, individualidad y asociación. A su
vez, pondré énfasis en la naturaleza concreta y no-utópica de la AIL, mostrando
que los brotes de esta idea ya emergen desde el mismo modo de producción
capitalista. Finalmente, sostendré que reducir la AIL de Marx a una suerte de
modelo planificado del cálculo del tiempo de trabajo (labor-time calculation
planning model) contradice la idea original de la AIL en tanto en cuanto un
modelo abierto (open-model), uno que avanza hacia la abolición del
trabajo en el comunismo desarrollado.
1.
El Comunismo de Marx como una
Asociación de Individuos Libres
Libertad
A menudo se
cree que la idea de comunismo desarrollada por Marx atenta contra la libertad.
No obstante, en la Ideología Alemana, en El Manifiesto del Partido
Comunista y en el volumen 1 de El Capital, Marx y Engels escriben: “la
sociedad comunista, la única sociedad en la cual el libre desarrollo de los
individuos deja de ser una mera frase”[6]; “En lugar de la vieja
sociedad burguesa, con sus clases y sus antagonismos de clases, deberíamos
tener una asociación, en la cual el libre desarrollo de cada uno es la
condición para el libre desarrollo de todos”[7]; “una alta forma de
sociedad, una sociedad en la cual el completo y libre desarrollo de todas las
formas individuales constituye la regla general.”[8]
Libertad
entendida bajo el prisma del comunismo marxiano, quiere decir emancipación de
toda opresión y explotación ejercida por las clases dominantes, así como
también, la auto-realización de los seres humanos en tanto en cuanto
seres-genéricos. A su vez, Marx definió el comunismo como la transición desde
el reino de la necesidad al reino de la libertad, argumentando
por la expansión del tiempo libre, el acortamiento del tiempo de trabajo y el
desarrollo de las fuerzas productivas como sus prerrequisitos.
“El reino de
la libertad comienza realmente sólo donde acaba el trabajo determinado por la
necesidad y la conveniencia externa; (el reino de la libertad) descansa, en
virtud de su propia naturaleza, más allá de la esfera de la producción material
propiamente tal. Tal como el salvaje debe luchar con la naturaleza para
satisfacer sus necesidades, así mismo el hombre civilizado debe hacerlo para
mantener y reproducir su vida, y lo debe hacer en todas las formas de sociedad
y bajo todos los modos de producción posibles. Este reino de la necesidad
natural se expande con el desarrollo (del ser humano), porque sus necesidades
así lo hacen también; (…) El verdadero reino de la libertad – el desarrollo de
las potencias humanas como un fin en sí mismo – comienza más allá de esto,
aunque sólo puede florecer teniendo como su base este reino de la necesidad. La
reducción de la jornada laboral es el prerrequisito básico.”[9]
Mientras que
el comunismo de Marx es antitético al capitalismo, no se opone a la idea de
libertad que sostiene la democracia burguesa. Por el contrario, para Marx el
comunismo radicaliza la idea democrático-burguesa de libertad, llevándola hasta
sus límites. Los ideales universales de democracia liberal, cuando son
proseguidas a su conclusión lógica, inevitablemente se enfrentan a las
características institucionales del capitalismo, tales como la propiedad
privada de los medios de producción, la explotación, la represión, etc.[10] Dentro del capitalismo, la libertad (freedom)
no puede ser realizada en tanto la libertad (liberty) de un individuo
auto-desarrollado y socialmente expresado, sino que se detiene en la frontera
de la propiedad activa y los derechos pasivos; la libertad en el capitalismo
termina como un individualismo auto-alienado. Por lo tanto, la lucha por la
libertad real y efectiva se demuestra inseparable de la lucha por el socialismo
en contra del capitalismo. La emancipación política –la más alta forma de
emancipación lograble en el capitalismo– sólo constituye una fase inicial del
proceso de emancipación humana en su totalidad. En 1844, Marx señaló que los
límites de la emancipación política pueden ser superadas en virtud de la
realización de la libertad social y de la organización “de todas las
condiciones de la existencia humana con la presuposición de la libertad social”.[11] Asimismo, en La Ideología Alemana,
Marx y Engels sostienen que “en una comunidad real y efectiva los individuos
obtienen su libertad en y a través de sus asociaciones”.[12] Como vemos, el comunismo para Marx
constituye la ampliación y la profundización de los principios de libertad y liberalidad,
por lo tanto, lejos de ser inconsistente con dichos principios, “Marx fue el
primer líder y pensador socialista, que llego a esta idea a través de la lucha
por la democracia liberal”.[13]
Individualidad
Marx y
Engels afirmaron que el comunismo es “la única sociedad en la cual el
genuino y libre desarrollo de los individuos deja de ser una mera frase”, y
que un genuino y libre desarrollo de los individuos requiere tanto de la “necesaria
solidaridad del libre desarrollo de todos” o de la “conexión de los
individuos”[14], así como también del “carácter
universal de la actividad de los individuos”. El comunismo – según Marx –
es la asociación construida por las relaciones que establecen los individuos
trabajadores en tanto seres humanos libres. Así es como en los Grundrisse
Marx afirma que:
“La
individualidad libre, basada en el desarrollo universal de los individuos y en
su subordinación tanto a lo comunal como a la productividad social en tanto su
riqueza social. (…) (en el comunismo) el punto de partida es (…) el
individuo social libre. (…) la rica individualidad, la cual es omnímoda tanto
en su producción como en su consumo, cuyo trabajo aparece, por lo tanto, ya no
más como trabajo, sino como el completo desarrollo de dicha actividad en cuanto
tal”[15]
En la
sección sobre La Tendencia Histórica de la Acumulación Capitalista del
volumen 1 de El Capital, Marx formula la esencia del comunismo como el
restablecimiento de la propiedad individual:
“El modo
capitalista de apropiación que brota del modo capitalista de producción,
produce la propiedad privada capitalista. Esta constituye la primera negación
de la propiedad privada individual, en tanto fundada en el trabajo de su
propietario. Sin embargo, la producción capitalista engendra –con la
inexorabilidad de un proceso natural– su propia negación. Esta es la negación
de la negación. No reestablece la propiedad privada, sino que, de hecho,
establece la propiedad individual sobre la base de los logros de la era
capitalista, a saber: la co-operación y la posesión en común de la tierra y de
los medios de producción producidos por el trabajo mismo.” [16]
En este
parágrafo, Marx representa a la propiedad de los medios de producción en el
comunismo en tanto en cuanto propiedad individual de los trabajadores, y no
como propiedad social o estatal. De acuerdo con Marx, el restablecimiento de la
propiedad individual mediante la negación de la negación no se limita al
consumo individual de bienes, sino que se extiende a los medios de producción.
En el comunismo, la propiedad de los medios de producción es la propiedad de
los individuos sociales asociados y, de nuevo, no social ni estatal. Así, Marx
discute no sólo la propiedad sobre los bienes de consumo individual, sino que
también la propiedad de las condiciones de producción.[17] No obstante, en el Anti-Dühring
(1878), Engels interpreta el parágrafo de Marx de la siguiente manera: “por
un lado, apropiación social directa, en tanto medios para el mantenimiento y
extensión de la producción; por otro lado, apropiación individual directa, en
tanto medios de subsistencia y de disfrute. (…) El proletariado se apodera del
poder político y convierte los medios de producción – en primera
instancia – en propiedad estatal.”[18] Lenin adoptó
la interpretación de Engels[19] y estableció la ecuación del comunismo como la
propiedad común o estatización de los medios de producción. Sin embargo, el
texto de Marx no puede ser leído de esa manera[20], por el contrario, Marx
incluso llegó a describir a las relaciones de propiedad en el comunismo
temprano no en tanto propiedad del Estado, sino en tanto propiedad común
de los productores asociados, o como la propiedad co-operativa de los
trabajadores.
Más aún, lo
que sugiere Marx con la lógica de la negación de la negación en el
parágrafo reproducido más arriba, no es la transición determinista de propiedad
social a propiedad privada enajenada de los capitalistas a propiedad de los
individuos sociales asociados. De hecho, en los Manuscritos Económicos
de 1861-63, Marx escribe:
“Esto es
representado en el modo de producción capitalista por el hecho de que el
capitalista – el no-trabajador – es el dueño de estas masas sociales de medios
de producción. De hecho, el dueño de estos medios de producción nunca
representa para con los trabajadores su unificación, su unidad social. Por lo
tanto, tan pronto como esta forma contradictoria deja de existir, surgen las
condiciones para que los trabajadores posean (besitzen) socialmente estos
medios de producción, no en tanto individuos privados. La propiedad capitalista
es sólo una expresión contradictoria de su propiedad social –i.e. de su
propiedad individual privada– en las condiciones de producción. (…) La
propiedad enajenada del capitalista en este trabajo sólo puede ser abolida
convirtiendo su propiedad en la propiedad de lo no-individual en su
singularidad independiente, por tanto, de la propiedad individual social,
asociada.”[21]
En este
lugar, Marx enfatiza que no es la propiedad privada capitalista la que se
confronta con la propiedad social, sino que la propiedad privada capitalista, a
pesar de su forma antagonista, ya manifiesta la propiedad social. De acuerdo
con Marx, la negación de la propiedad capitalista revela la verdad de la
propiedad social, la cual ya se ha constituido como potencial bajo la forma de
la propiedad capitalista.[22] En su crónica sobre la Comuna de París realizada
en 1871, dice Marx:
“La comuna
intentó abolir la propiedad con carácter de clase, la cual hace del trabajo de
muchos la riqueza de unos pocos. Apuntaba hacia la expropiación de los
expropiadores. Buscaba hacer de la propiedad individual una verdad
transformando los medios de producción, la tierra y el capital –ahora
principalmente concebidos como los medios de explotación y esclavización del
trabajo– en instrumentos puros del trabajo libre y asociado.”[23]
La propiedad
individual mencionada más arriba debería ser entendida como la propiedad de los
individuos asociados. En la medida en que los individuos asociados no
constituyen otra cosa que la sociedad, la propiedad de los individuos
asociados es –al mismo tiempo– propiedad social, o propiedad en tanto propiedad
directamente social. Pues bien, para Marx el restablecimiento de la propiedad
individual implica no sólo la tenencia de los medios de producción o de los
productos, sino que también la creación de los prerrequisitos para el desarrollo
de los individuos humanos en tanto seres genéricos.
De la misma
manera, también es importante no equiparar propiedad individual con propiedad
privada. En la propiedad privada capitalista, los trabajadores individuales son
escindidos de las condiciones objetivas del trabajo, las cuales –en cambio– los
subsumen. Para Marx, la esencia de la propiedad privada capitalista no es la
propiedad individual, sino la separación de los productores directos de las
condiciones objetivas de producción. Por lo tanto, según Marx, la propiedad
privada puede ser abolida solamente por la reapropiación social y directa de
las condiciones de producción llevada a cabo por una AIL[24]. En otras
palabras, los individuos trabajadores expropiados por los capitalistas deben
deshacerse de la propiedad privada capitalista con el objetivo de restablecer
la propiedad individual comunista y relacionarse entre ellos como individuos
libres.[25]
La propiedad
privada capitalista no ha efectuado aún la posesión social de los trabajadores
sobre los medios de producción, sin embargo, los ha subsumido en virtud de sus
formas antagónicas. La posesión social de los medios de producción sólo puede
realizarse mediante la negación de la propiedad privada capitalista[26] o, en
otras palabras, la negación de ésta es el proceso de extracción de la coraza de
la propiedad privada capitalista desde sus bases en la producción social,
haciendo de esta última la propiedad social real. La AIL construye
inmediatamente la propiedad social de los medios de producción en la medida en
que establece la propiedad individual. De este modo, la esencia de la propiedad
comunista reside en los modos en que los trabajadores individuales se
relacionan hacia los medios de producción, esto es, para con las condiciones
objetivas del trabajo en tanto su propio trabajo restableciendo “la unidad
originaria entre el trabajador y las condiciones del trabajo”[27]. Con la
negación de la propiedad capitalista sobre los medios de producción reaparece
una situación en la cual los trabajadores individuales poseen efectivamente las
condiciones de producción. Precisamente, en esto se basa el restablecimiento de
la propiedad individual. Lo que es restablecido es la propiedad de los
individuos asociados, en donde el trabajador individual, y no los
no-trabajadores, constituyen el sujeto de la propiedad.[28]
Asociación
El concepto
de asociación también es central para el comunismo tal como lo entendió Marx.
En sus trabajos tempranos, Marx conceptualizó la sociedad post-capitalista en
tanto una AIL: “Con la comunidad de los proletarios revolucionarios (…) los
individuos participan en ella en tanto en cuanto verdaderos individuos. Pues,
es la asociación (Vereinigung) de los individuos (…) la que sienta las
condiciones para el libre desarrollo y movimiento de los individuos bajo su
control”[29]; “la clase obrera, en el transcurso de su desarrollo, sustituirá
la vieja sociedad civil con la asociación, la cual excluirá las clases y sus
respectivas relaciones antagónicas”.[30] Veinte años más tarde, en sus
obras de madurez, Marx aún describe a la nueva sociedad en términos de una AIL.
Para nuestro autor, el comunismo es “el sistema republicano y benefactor de
la asociación de los productores libres e iguales (…) un gran y armonioso
sistema de trabajo libre y co-operativo”[31], o “una asociación de
hombres libres (ein Verein freier Menschen), que trabajan con sus propios
medios de producción sostenidos en común, y empleando sus diferentes formas de
fuerza de trabajo en completa auto-conciencia en tanto en cuanto una única
fuerza de trabajo social”[32]; “una sociedad compuesta de asociaciones de
productores libres e iguales que llevan a cabo el negocio social sobre la base
de un plan común y racional”[33]. En el volumen 3 de El Capital,
Marx describió la sociedad comunista como un “modo de producción del trabajo
asociado (die Produktionsweise der Associirten Arbeit)”[34], asimismo
menciona también que “si imaginamos que la forma de sociedad capitalista ha
sido abolida, es porque esta nueva sociedad ha sido organizada en tanto una
asociación consciente de trabajadores en función de un plan sostenido en común
(…)”[35]. Es fácil ver que los regímenes comunistas como la ex URSS, China
o Corea del Norte, no tienen nada en común con el comunismo tal como fue
imaginado por Marx en tanto una AIL.
Marx intentó
demostrar cómo los trabajadores combinados (kombiniert) evolucionan en
individuos asociados (assoziert) durante el desarrollo capitalista. El
oriundo de Trier destaca que el término asociación es una construcción
voluntaria desde abajo llevada a cabo por individuos. De acuerdo con Otani,
Marx utilizó la palabra combinados (kombiniert) para indicar cómo las
personas se combinan de manera objetiva, pasiva e inconsciente por fuerzas
externas; por el contrario, Marx usa la palabra asociados para imaginar
una asociación que es construida por la participación (Verhalten)[36] subjetiva,
activa y consciente de un pueblo. De hecho, Marx usa el concepto de asociación
para resaltar que el comunismo es la sociedad en la cual los individuos libres
se componen a sí mismos de manera co-operativa, consciente, voluntaria, activa
y subjetiva. Según este autor, el trabajo asociado consiste en toda la
actividad que los individuos asociados realizan para controlar de modo
consciente, voluntario, activo y subjetivo la producción en su totalidad
sostenida en común. Es el trabajo directamente social el que los trabajadores
individuales realizan en co-operación con el objetivo de producir el producto
social que satisfacen sus respectivas necesidades. El agente activo del
comunismo tal como lo entendió Marx no es la sociedad abstracta o el estado,
sino los productores individuales libres, los individuos asociados o las
co-operativas asociadas.
El comunismo
de Marx entendido como una AIL es elaborado programáticamente como el principio
del “socialismo desde abajo”[37] o la auto-emancipación de la clase
trabajadora. De hecho, Marx comienza las Reglas Provisionales (1864) de
la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) con los principios para una
futura auto-emancipación de las clases obreras, del mismo modo como destaca en
el Discurso Inaugural de la AIT que dicha auto-emancipación será
asegurada según las condiciones de una totalmente realizada AIL, entendidas
para estos efectos, como co-operativas de trabajadores. Resulta extraño que las
investigaciones que existen acerca del socialismo desde abajo hayan
puesto poca atención a la idea de AIL, más aún, teniendo en cuenta que los
documentos fundacionales de la AIT claramente demostraron que el principio del socialismo
desde abajo sólo puede ser realizado en una AIL.
Es más,
durante los primeros días de la AIT, Marx descubrió el prototipo de una AIL o
trabajo asociado en las co-operativas. En el Discurso Inaugural, Marx
destaca de una manera sumamente positiva a las industrias co-operativas
señalando que constituyen un “gran experimento social”[38]. En el
volumen 3 de El Capital, escrito en el mismo periodo que los documentos
fundacionales de la AIT, Marx consideró a la co-operativas como una forma
transitoria al modo asociado de producción: “Las sociedades anónimas capitalistas
tanto como las fábricas co-operativas deberían ser vistas como formas
transitorias desde el modo de producción capitalista a uno basado en la
asociación; simplemente en un caso la oposición es abolida en una manera
negativa, y en la otra, de manera positiva”[39]. Para Marx, las industrias
co-operativas especialmente “muestran cómo, en un cierto estadio del
desarrollo de las fuerzas materiales de producción – y las formas sociales de
producción que les corresponden – un nuevo modo de producción que se ha formado
y desarrollado de manera natural desde lo viejo”, en donde “la oposición
entre capital y trabajo es abolida.”[40] Marx deja en claro que las
co-operativas muestran prácticamente la superación del capitalismo llevada a
cabo por una asociación de productores libres e iguales, y que, por tanto,
constituyen un ataque a los basamentos del capitalismo.[41]
El Comunismo
de Marx como una Teoría del Capitalismo
Marx destaca
que los principales elementos de la AIL emergen y crecen dentro del modo de producción
capitalista. A su vez, deja en claro que la producción social no aparece por
vez primera con la sociedad comunista, sino que potencialmente va tomando
lugar, aunque bajo formas distorsionadas, incluso dentro del sistema
capitalista existente. Para Marx, por lo tanto, la tarea del comunismo consiste
en “concebir que las formas desarrolladas en el seno del modo de producción
capitalista pueden ser escindidas y liberadas de su antitético carácter
capitalista.”[42] De nuevo, en su obra La Guerra Civil en Francia (1871),
Marx señala que “la clase obrera no tiene ideales que realizar, sino que
sentar los elementos libres de la nueva sociedad con los cuales la vieja
sociedad burguesa a punto del colapso está en sí misma preñada”[43]. Para
Marx, el comunismo no es otra cosa que la abolición de las formas capitalistas
de la producción social, tales como la subsunción del trabajo bajo el capital,
la transformación de la productividad social del trabajo en productividad del
capital, el trabajo enajenado, etc.[44] Del mismo modo, enfatiza que la
propiedad privada capitalista ya manifiesta la propiedad social, aunque en sus
formas antagónicas. El punto nodal del comunismo tal como la concibió Marx no
se limita a una simple sustitución de la propiedad privada por la propiedad
social, sino que se trata de la realización de la propiedad social producto de
la abolición de las formas de validación social de la propiedad privada.
La principal
tarea del comunismo no es trazar un mapa de una futura sociedad, sino analizar la
sociedad capitalista existente, más específicamente, el proceso bajo el cual el
capitalismo como tal concibe el prototipo del comunismo, i.e. como una AIL.
Para Marx, una AIL no es el destino final del futuro, sino un proceso en curso
de asociatividad entre los trabajadores que ya ha comenzado en la sociedad
capitalista.[45] En otras palabras, según Marx, “el problema de la sociedad
comunista es el problema de entender el actual sistema capitalista en el que
vivimos.”[46] Sin ir más lejos, el núcleo de la dialéctica de Marx es
encontrar los futuros brotes de comunismo ocultos en el presente. En estricta
consonancia con lo anterior, la asociación que supere al capitalismo no puede
ser creada de manera voluntaria, sino que requiere de las precondiciones materiales
y espirituales que ya han, de hecho, evolucionado dentro del capitalismo con el
objetivo de trascenderlo. Por lo tanto, el comunismo no es un modelo para una
futura sociedad, sino un movimiento de la presente realidad. En los Grundrisse,
Marx destacó el desarrollo de la co-operación y el incremento del tiempo libre
gracias al desarrollo del sistema de maquinarias y el relativo cultivo de los
sujetos trabajadores como dos aspectos de la realización de las condiciones
materiales y espirituales para trascender el capitalismo.
Mientras que
Marx ya había conceptualizado el comunismo como una AIL en su periodo temprano
de producción teórica, requirió más de diez años de trabajo intenso para
desarrollar una crítica de la economía política y del capitalismo –los que
culminan en los célebres Grundrisse de 1857/58– y demostrar que la AIL
es la tendencia histórica del actual modo de producción.[47] De esta manera, es
obvio que reducir el comunismo a una suerte de idea como lo hacen Alain Badiou
o Slavoj Zizek, en vez de deducirlo desde la tendencia histórica del
capitalismo actual, es bastante ajeno a lo que propuso Marx.
2.
Contradicciones del Comunismo de
Marx: ¿De la abolición del Trabajo a una Planificación basada en el Cálculo del
Tiempo de Trabajo?
Abolición del
mercado y de la planificación
En el
comunismo de Marx, la vida económica –incluyendo la producción, la distribución
y el consumo– no es operada por algún tipo de compulsión externa, sino que es
controlada de manera autónoma por la libre voluntad de los seres humanos. A
diferencia del capitalismo, en donde “la regulación de la producción total
por el valor”[48] es la regla, en una AIL son los individuos asociados los
que controlan la producción. Marx pensó necesario abolir no sólo la fuerza de
trabajo mercantilizada, sino que también la mercancía y el dinero en cuanto
tales con el objetivo de alcanzar la auto-emancipación de la clase obrera, una
condición en la cual los trabajadores se emanciparían de todas las formas de
explotación y opresión para llegar a ser sujetos de sus propias vidas. En los Grundrisse,
Marx subraya la incompatibilidad fundamental del mercado con una AIL:
“Por lo
tanto, no puede haber nada más erróneo y absurdo que postular el control de los
individuos unificados de su producción total, sobre la base del
valor-de-cambio, del dinero (…) El intercambio privado de todos los productos
del trabajo, todas las actividades y toda la riqueza se posicionan en estricta
antítesis no sólo a la distribución basada en una subordinación política o natural
de unos individuos sobre otros, sino que también al libre intercambio entre los
individuos que están asociados en base a una apropiación común y en control de
los medios de producción”[49]
En el Discurso
Inaugural de la AIT y en el volumen 3 de El Capital, Marx señaló que
a diferencia del capitalismo, en donde domina “la ciega regla de la oferta y
la demanda”, en el comunismo “la producción social es controlada con
anticipación y previsión social”[50] y que “la interconexión de la
producción como un todo (…) como una ley que es aprehendida y, por tanto,
dominada por la razón asociativa de los trabajadores (associirter Verstand),
llevando al proceso productivo bajo su control común.”[51] En los Manuscritos
Económicos de 1861/63 y en la Crítica del Programa de Gotha, Marx
afirma de igual manera que: “En donde el trabajo es comunal, las relaciones
de los hombres en su producción social no se manifiestan como valores de las
cosas.”[52] “Dentro de una sociedad colectiva basada en la posesión común de
los medios de producción, los productores no intercambian sus productos”[53]. De
los pasajes recientemente citados podemos deducir claramente que para Marx el
así llamado socialismo de mercado o economía de mercado socialista,
etc, constituyen simplemente una contradicción en los términos.
En el
comunismo de Marx, el proceso de producción se ejecutará bajo “el control
planificado y consciente” de los hombres libremente asociados (frei
vergesellschaftete Menschen)[54]; en otras palabras: “el hombre
socializado, los productores asociados gobiernan el metabolismo humano con la
naturaleza de una manera racional, llevándolo a cabo bajo su control colectivo
(die Controlle der associirten Producenten), en vez de ser dominados por
dicha interacción como si fuera un poder ciego, y lográndolo con el menor gasto
de energía y en condiciones más valiosas y apropiadas para su naturaleza
humana.”[55] En los Manuscritos Económicos de 1861-63, Marx sostuvo
que, en el comunismo, “la sociedad, como si fuera conforme a un plan,
distribuye sus medios de producción y sus fuerzas productivas en un grado y
medida que es requerido para la satisfacción plena de las múltiples necesidades
sociales, de manera que cada esfera de la producción reciba la cuota de capital
social requerido para satisfacer la correspondiente necesidad.”[56]
En La
Guerra Civil en Francia, Marx señala que el comunismo posible no es otra
cosa que el control coordinado y planificado de la producción nacional llevado
a cabo por la asociación de co-operativas: “si las sociedades de
co-operativas unificadas regulan la producción nacional en virtud de un plan
común (ein Plan), asumiéndolo bajo su control y poniendo término a la constante
anarquía sumado a las constantes convulsiones periódicas que son fatales para
la producción capitalista, ¿Qué otra cosa sería esto, caballeros, sino el
comunismo, el comunismo posible?”[57] Por cierto, Marx no entiende por un
plan el plan de acuerdo con el cual una agencia central organiza
toda la producción nacional concentrando toda la información relativa.[58] De
la misma manera, debería ser apuntado que la agencia que regula la producción
nacional no es el Estado, sino la plural unidad de las co-operativas asociadas.
Es verdad
que Marx no llego tan lejos en la elaboración del procedimiento por el cual la
AIL conscientemente planifica y controla su economía. Marx se abstuvo de
esbozar en detalle el modelo de una futura sociedad, cuestión con la que
gozaban los socialistas utópicos, pues esto contradice abiertamente el espíritu
de auto-emancipación de la clase obrera.[59] Recientes trabajos sobre
modelos de planificación participativa como el Parecon[60], la
negociación coordinada[61] y el modelo del cálculo de tiempo de trabajo[62],
constituyen todos intentos de llenar esta laguna en dicha área, los cuales –
después de la desaparición de los regímenes comunistas – ya no se pueden ser
considerados como experimentos utópicos, sino como una tarea urgente para
cualquier izquierda anti-capitalista.
Coordinación
basada en el cálculo del tiempo de trabajo
El principio
de la coordinación económica en una AIL es la planificación participativa, o
planificación desde abajo, basada en el cálculo del tiempo de trabajo. Marx lo
esbozo en su Crítica del Programa de Gotha:
“Dentro de
la sociedad colectiva basada en la tenencia común de los medios de producción,
los productores no intercambian sus productos, de la misma manera que el
trabajo empleado en los productos aparece aquí como el valor de estos
productos, como una cualidad material poseídos por ellos, dado que ahora – en
contraste con la sociedad capitalista – el trabajo individual no existe más de
un modo indirecto, sino directamente como una parte componente del trabajo
total global. La frase “ingresos del trabajo” (Arbeitsertrag), objetable
incluso hoy en día en función de su ambigüedad, pierde –de esta manera– todo su
significado. Con lo que estamos tratando aquí es una sociedad comunista, no
como se ha desarrollado sobre sus propios fundamentos, sino por el contrario,
tal como emerge de la sociedad capitalista, la cual está en todo aspecto
–económica, moral e intelectualmente– aun estampada con las marcas de
nacimiento de la vieja sociedad, de cuyo seno emerge (la sociedad comunista).
De acuerdo con esto, el productor individual recibe de la sociedad –después de
las correspondientes deducciones que se hagan– exactamente lo que él le entrega
a esta. Por ejemplo, la jornada laboral social consiste en la suma total de las
horas individuales de trabajo; el tiempo de trabajo individual del productor
particular es la parte de la jornada de trabajo social en la que él ha
contribuido, su participación en ella. El productor recibe un certificado de la
sociedad en el cual se señala la cantidad determinada de trabajo que ha
suministrado (después de deducir su trabajo para los fondos comunes), y del
cual extrae los medios de consumo del stock social tanto como cuesta la
cantidad que trabajo que el productor ha empleado. La misma cantidad de trabajo
que ha entregado a la sociedad en una forma que, posteriormente, recibe en
otra.”[63]
Es más, Marx
ya había formulado el mismo principio de coordinación económica utilizando el
cálculo del tiempo de trabajo en el volumen 1 y 2 de El Capital:
“En cambio,
permítasenos finalmente imaginar una asociación de hombres libres, trabajando
con los medios de producción sostenidos en común; empleando sus diferentes
formas de fuerza de trabajo en completa auto-consciencia en tanto una sola
fuerza de trabajo social (…) El producto total de la asociación que imaginamos
constituye el producto social. Otra parte del producto social total es
consumido por los distintos miembros de la asociación en tanto medios de
subsistencia. Esta parte, por tanto, debe ser dividida entre ellos. La manera
en que es hecha esta división variará en función del particular tipo de
organización social de la producción y el correspondiente nivel de desarrollo
social logrado por los productores. Asumiremos, sólo en aras de establecer un
paralelo con la producción de mercancías – que la participación de cada
productor individual en los medios de subsistencia se encuentra determinada por
sus respectivos tiempos de trabajo. En este caso el tiempo de trabajo jugará un
doble papel: su distribución de acuerdo con un plan social definitivo mantiene
la proporción correcta entre las diferentes funciones del trabajo y las
múltiples necesidades de las asociaciones; por otro lado, el tiempo de trabajo
también sirve como medida de la parte tomada por cada individuo dentro del
trabajo común, y de su participación en la cuota del producto total destinado
para el consumo individual. Las relaciones sociales de los productores
individuales, tanto para con su trabajo como para los productos de este, son
aquí transparentes en su simplicidad en la producción, así como también en la
distribución”[64]
“Con la
producción colectiva, se prescinde por completo del capital-dinero. La sociedad
distribuye la fuerza de trabajo y los medios de producción entre las variadas
ramas de la industria. No hay razón alguna por la cual los productores no
deberían recibir fichas en papel que les permitan retirar una cantidad
correspondiente a sus tiempos de trabajo de los stocks del consumo social. Sin
embargo, estas fichas no son dinero, ya que no circulan”[65]
En estos
parágrafos, Marx afirma claramente que incluso en el comunismo temprano el
trabajo se manifiesta como tal inmediatamente, que los intercambios de valor se
evaporan y que la regla es la coordinación basada en el cálculo del tiempo de
trabajo. Sin embargo, Lenin entendió el comunismo temprano de Marx como un
periodo de transición del capitalismo hacia el comunismo, que llamó socialismo,
al que caracterizó por la propiedad estatal de los medios de producción. De
esta conceptualización no-marxista de Lenin sobre el comunismo se origina el
discurso estalinista del modo de producción socialista, y de la
variedad de modelos de socialismos de mercado que sirven para justificar la
existencia del mercado, del dinero y del valor, así como también de la
propiedad de los medios de producción por parte del Estado en el socialismo.
Empero, el mismo Marx nunca concibió al socialismo como una etapa separada y
distinguible del comunismo.
Para Marx,
la característica distintiva del comunismo temprano con respecto a un comunismo
desarrollado no radica en que el primero requiere de mecanismos propios del
mercado incluyendo mercancías y dinero, junto con la coordinación económica
basada en el cálculo del tiempo de trabajo, sino que, después de todo, aún
requiere de esta coordinación, pues todavía tiene que alcanzar un estado de
abundancia. De la misma manera, es completamente infundado decir que Marx
desechó sus críticas tempranas hacia los diseños de Proudhon basados en el dinero-trabajo
en la Miseria de la Filosofía (1847), citando la introducción de
Marx de los certificados de trabajo o fichas en su Crítica del Programa de
Gotha (1879). Las críticas de Marx a la idea de dinero-trabajo en la Miseria
de la Filosofía, Grundrisse, etc. dan cuenta, más bien, de una crítica del
socialismo de mercado del siglo XIX que sostenían los proudhonistas, que
imaginaron la abolición de la explotación capitalista mediante el
establecimiento del intercambio equitativo de acuerdo al tiempo de trabajo
gastado, esto es, introduciendo dinero-trabajo mientras se mantienen los
mecanismos de mercado.[66] La crítica de Marx al esquema diseñado por Proudhon
del dinero-trabajo no entra en conflicto con el principio de coordinación
económica utilizando certificados de trabajo, los cuales reflejan directamente
el trabajo socializado –la principal característica del comunismo temprano en La
Crítica del Programa de Gotha. De hecho, la idea del cálculo del tiempo de
trabajo en tanto regulador económico dentro del comunismo temprano es uno de
los pensamientos que Marx mantuvo toda su vida, y puede ser encontrada tanto en
la mencionada crítica del programa político de la socialdemocracia de su
tiempo, así como también en los Grundrisse, en El Capital, en los
Manuscritos Económico de 1861/63, etc.
Recientemente,
algunos asociacionistas han intentado equiparar la AIL de Marx con un sistema
de intercambio y comercio local (Local Exchange and Trading System LETS)[67],
o el así llamado modo de intercambio D[68]. Sin embargo, dichos modos no
tienen nada en común con la coordinación económica basada en el cálculo del
tiempo de trabajo en las AIL de Marx, ya que incluyen intercambios de mercado.
Algunos académicos han sostenido que Marx –en sus discusiones sobre los
certificados de trabajo en su Crítica del Programa de Gotha– en el
comunismo temprano abogó por una remuneración de acuerdo a las actividades
particulares del trabajo en vez del tiempo de trabajo efectivamente
gastado.[69] Es cierto que Marx reconoció la desigual dotación individual y las
distintas capacidades productivas de los trabajadores como un privilegio
natural en el comunismo temprano.[70] Sin embargo, tolerar remuneraciones
desiguales de acuerdo a la cualidad desigual del trabajo no es lo mismo que
permitir remuneraciones desiguales en función de desempeños del trabajo
desiguales. De hecho, desempeños del trabajo desiguales resultan más de la
desigual productividad, debido a las desiguales condiciones objetivas del trabajo,
las cuales se encuentran más allá del control de los trabajadores que de las
desiguales cualidades subjetivas del trabajo (intensidad y habilidad), de las
cuales los trabajadores son en parte responsables. Marx de ninguna manera
permitió remuneraciones desiguales basadas en la productividad desigual del
trabajo incluso en el comunismo temprano. De nuevo, en la Crítica del
Programa de Gotha, Marx claramente señaló que “la frase “ingresos del
trabajo” (Arbeitsertrag), objetable incluso hoy en día en función de su
ambigüedad, pierde –de esta manera– todo su significado”, dado que ahora
–en contraste con la sociedad capitalista– el trabajo individual ya no existe
más de una manera indirecta, sino directamente como una parte componente del
trabajo total.[71]
Abolición
del Trabajo
El principio
de coordinación económica en las AIL de Marx es la planificación participativa
utilizando el cálculo del tiempo de trabajo. Sin embargo, privilegiar esto como
el principio absoluto de la futura sociedad post-capitalista no se alinea con
la idea marxiana acerca del comunismo desarrollado. Marx ha dejado claro en La
Crítica del Programa de Gotha que en el comunismo desarrollado los
productos serán distribuidos a las personas de acuerdo a sus necesidades, y no
según sus tiempos de trabajo. En efecto, Marx y Engels ya habían dicho en La
Ideología Alemana que el principio a cada uno según sus habilidades” es
una proposición falsa (der falsche Satz), y debería ser remplazado en el
comunismo por el principio a cada cual según sus necesidades.[72]
Marx pensó
que el trabajo en el capitalismo es extrínseco, alienado, forzado y que no
satisface necesidades humanas, sino sólo sirve como un medio para satisfacer
las necesidades de los trabajadores cuando ellos están fuera del trabajo. En realidad,
el trabajo en las AIL de Marx en el comunismo temprano es diferente del trabajo
dentro del comunismo desarrollado; en el primero el trabajo aún es un mal
necesario o algo que debe ser hecho por la sociedad para que ésta sea
sostenible, independiente de los deseos de las personas. En la Crítica del
Programa de Gotha, Marx admitió que, en el comunismo temprano, “los
individuos son considerados sólo en tanto trabajadores y nada más es visto en
ellos, todo lo demás es ignorado”[73]. En el mismo espíritu, Marx afirmo en
los Grundrisse:
“En la base
de la producción comunal, la determinación del tiempo permanece, por supuesto,
como algo esencial. Mientras menos tiempo requiera la sociedad para producir
trigo, ganado, etc., mayor tiempo obtiene para otra producción, sea material o
mental. Tal como en el caso de un individuo, la multiplicidad de su desarrollo,
de su goce y de su actividad dependen sobre la base de la economización del
tiempo. Economía del tiempo, esto es prácticamente a lo que se reduce en última
instancia toda la economía en cuanto tal (…) Así, economía del tiempo, junto
con la distribución planificada del tiempo de trabajo entre las variadas ramas
de la producción, permanecen como la primera ley económica sobre la base de la
producción comunal. Sin embargo, esto es completamente diferente de una medida
de los valores de cambio (trabajo o productos) por el tiempo de trabajo.”[74]
Sin embargo,
en su época temprana, Marx se mantuvo obstinado en establecer como objetivo del
comunismo la abolición del trabajo, en vez de la realización de algunos tipos
de planificación racional o democrática del trabajo. En sus Manuscritos
Económico Filosóficos de 1844, Marx anticipó que con el comunismo las
actividades instrumentales determinadas por un propósito, i.e. actividades
conforme a un fin (zweckmäβige Tätigkeit), o actividades de acuerdo a un
fin determinado (zweckbestimmte Tätigkeit), serían reemplazadas por
actividades de acuerdo a fines en si mismos (Selbstzweck),
auto-actividades (Selbsttätigkeit) o actividades no-instrumentales.[75]
En efecto, Marx imaginó que las actividades artísticas en tanto fines en si
mismos prevalecerían en el comunismo, mientras que la división del trabajo, así
como también la producción instrumental, serían abolidas. En La Ideología
Alemana, Marx y Engels escribieron:
“En todas
las previas revoluciones el modo de actividad siempre permaneció incólume, y se
limitó sólo a la cuestión de los diferentes modos de distribución de ésta, una
nueva distribución del trabajo a otras personas, mientras que la revolución
comunista está directamente dirigida al hasta ahora modo de actividad que
termina con el trabajo (die Arbeit beseitigt) (…) los
proletarios, si se quieren afirmar a sí mismos como individuos, tienen que
abolir las hasta ahora condiciones prevalecientes de su existencia (…), a
saber, el trabajo (die Arbeit aufheben). (…) Sólo en esta etapa (en el
comunismo) la auto-actividad coincide con el trabajo material. (…) La
transformación del trabajo en auto-actividad corresponde a la transformación de
la previamente limitada interrelación, en la interrelación de los individuos
como tales (…) no es una cuestión de liberar el trabajo sino de
abolirlo”.[76]
De la misma
manera, Marx escribe en 1846 que el Trabajo en virtud de su propia naturaleza
es no-libre, inhumano, una actividad a-social, determinado por la propiedad
privada y creador de propiedad privada, y que, por tanto, una organización del
trabajo es una contradicción. A su vez, anticipó que la “abolición de la
propiedad privada se hará realidad sólo cuando sea concebida en tanto en cuanto
abolición del trabajo”.[77] Efectivamente, Marx asumió que la abolición del
trabajo constituye un prerrequisito esencial de la abolición de la propiedad
privada capitalista, considerando la organización del trabajo como tal como una
contradicción. Para Marx, la propiedad privada capitalista resulta del trabajo
enajenado, y no vice-versa. Asimismo, asumió que la abolición del trabajo es
esencial para liberación del trabajo en el comunismo, en el sentido de que este
último sólo llega a ser una realidad en la medida en que el trabajo es abolido,
así como también liberado de la vida del trabajo o, en otras palabras, de la
abolición de la reducción de la vida al trabajo en el capitalismo.
La idea de
la abolición del trabajo no puede ser asumida como la proyección inmadura del
joven Marx. Por cierto, Marx en los Grundrisse, mientras que concede que
el trabajo de ninguna manera signifique que llegue a ser una mera diversión
o un mero entretenimiento como lo concibe – no sin un dejo de ingenuidad –
Fourier, deja claramente establecido que en el comunismo “el trabajo
llega a ser un trabajo atractivo (travail attractif), auto-realización
individual (…) trabajo libre real”, “por consiguiente, el trabajo aparece ya no
más como trabajo, sino como actividad (Thätigkeit) totalmente desarrollada en
cuanto tal”, y en donde eventualmente “ ha cesado el trabajo en el cual
un ser humano hace lo que una cosa podría hacer”[78]. De la misma manera,
en el conocido pasaje del Fragmento sobre las Máquinas de los Grundrisse,
Marx anticipó la tendencia hacia la abolición del trabajo o la extinción de la
ley del valor dentro del capitalismo:
“El trabajo
ya no aparece tanto como recluido en el proceso de producción, sino que más bien
el hombre se comporta como supervisor y regulador con respecto al proceso de
producción mismo. (…) sino que inserta el proceso natural, al que trasforma en
industrial, como medio entre sí mismo y la naturaleza inorgánica, a la que
domina. Se presenta al lado del proceso de producción, en lugar de ser su
agente principal. En esta transformación lo que aparece como el pilar
fundamental de la producción y la riqueza no es ni el trabajo inmediato
ejecutado por el hombre ni el tiempo que éste trabaja, sino la apropiación de
su propia fuerza productiva general, su comprensión de la naturaleza y su
dominio de la misma gracias a su presencia como cuerpo social; en una palabra,
el desarrollo del individuo social, el cual aparece como la gran piedra
fundacional de la producción y de la riqueza. El robo del tiempo de trabajo
ajeno, sobre el cual se funda la riqueza actual, aparece como una base
miserable comparada con este fundamento, recién desarrollado, creado por la
gran industria misma. Tan pronto como el trabajo en su forma inmediata ha
cesado de ser la gran fuente de la riqueza, el tiempo de trabajo deja, y tiene
que dejar de ser, su medida (…) la riqueza real es la fuerza productiva
desarrollada de todos los individuos. Ya no es entonces, en modo alguno, el tiempo
de trabajo, la medida de la riqueza, sino el tiempo disponible. El tiempo de
trabajo como medida de la riqueza pone la riqueza misma como fundada en la
miseria, y al tiempo disponible como fundado como existente en y en virtud de
la antítesis con el tiempo de plus-trabajo, o bien pone todo el tiempo de un
individuo como tiempo de trabajo y consiguientemente lo degrada a mero
trabajador, lo subsume en el trabajo.”[79]
En el Discurso
Inaugural de la AIT, Marx anticipó la sustitución del trabajo asalariado
por el trabajo asociado, remarcando que “el trabajo contratado no es sino
una forma transitoria e inferior, destinado a desaparecer antes de que el
trabajo asociado maneje el trabajo con mano dispuesta, una mente lista y un
corazón alegre.”[80]
No obstante,
Marx se retractó de su idea sobre la abolición del trabajo en sus trabajos
posteriores.[81] En efecto, la distinción entre el reino de la libertad y el
reino de la necesidad en el volumen 3 de El Capital muestran que Marx
abandonó la visión de abolir o trascender el reino de la necesidad como tal, el
cual es compuesto de trabajos en tanto actividades instrumentales. En los Manuscritos
Económicos de 1861-63 Marx admite que en la futura sociedad
post-capitalista, el tiempo de trabajo – incluso si el valor-de-cambio es
eliminado – siempre permanecerá como sustancia creativa de riqueza y medida de
los costos de su producción[82]. En el volumen 1 de El Capital, Marx
establece la planificación universal del trabajo en vez de su abolición como
fundamento de una AIL, cuando escribe que “el velo no es removido del rostro
del proceso vital social, i.e. el proceso de producción material, hasta que se
convierta en producción ejercida por los hombres libremente asociados, y
ejecutada bajo su control consciente y planificado.”[83] Finalmente, en La
Crítica del Programa de Gotha, Marx desecha realmente su visión temprana
sobre la abolición del trabajo, afirmando que el comunismo desarrollado,
“el trabajo se convierte no sólo en un medio de vida, sino que también en el
primer deseo de la vida”[84].
La
desafortunada ambivalencia de la consideración de Marx sobre la abolición del
trabajo ha sido explotada para justificar la historia del socialismo después de
Marx, en donde los intentos por construir sociedades alternativas han terminado
en una situación en donde el trabajo y el dinero han permanecido como las
medidas dominantes, y el trabajo – a su vez – es glorificado como una virtud en
vez de considerar seriamente su abolición. No obstante, la idea marxiana sobre
la abolición del trabajo en el comunismo desarrollado, a pesar de ser
frecuentemente considerada como un sueño utópico para el futuro distante,
necesita ser redescubierta hoy en día. Por ejemplo, el reciente desarrollo de
las tecnologías de la información aportan un creciente potencial para la
liberación y abolición del trabajo a diferencia de las tecnologías
instrumentales de los siglos XIX y XX, las cuales abrumaron a Marx tanto como
para que terminara rechazando sus postulados sobre la abolición del trabajo. Jakob
Rigi fue testigo de la producción de pares (peer production) que produce
bienes comunes a través de la participación voluntaria de la producción
descentralizada basada en redes.[85] Por su parte, Nick Dyer-Witheford ha
sostenido que el comunismo desarrollado de Marx está actualmente en el
horizonte ahora como comunismo cibernético, con la afluencia de nuevas
tecnologías tales como la impresión 3D, las cuales comienzan a desplazar la
escasez.[86] A pesar de los prejuicios tecno-deterministas y autonomistas,
dichos proyectos tienen sus respectivos méritos para una futura abolición del
trabajo, pues ayudan a revitalizar la visión del comunismo desarrollado sostenido
por Marx. Estos explotan las nuevas tecnologías del siglo XXI, mientras que
muestran las limitantes de los modelos autosuficientes de la AIL, tales como el
modelo de planificación participativa basado en el cálculo del tiempo de
trabajo. Las AIL de Marx no pueden ser delimitadas a un modelo cerrado de
planificación participativa usando como base el cálculo del tiempo de trabajo,
tal como es ilustrado en el comunismo temprano en la Crítica del
Programa de Gotha. Por el contrario, las AIL de Marx constituyen un modelo
abierto, que deconstruye cualquier frontera de planificación basada en el
cálculo del tiempo de trabajo, a la vez que avanza hacia el comunismo
desarrollado en la medida que universaliza la tendencia hacia la abolición del
trabajo.
La
distribución de acuerdo al trabajo y al intercambio equitativo del tiempo de
trabajo basado en certificados de trabajo constituyen defectos o remanentes de
la vieja sociedad capitalista que debieran ser superados con el comienzo de una
revolución anti-capitalista: estos mecanismos están lejos de ser los principios
de una nueva sociedad que necesita ser observada y mantenida en una AIL o comunismo
temprano.[87] Tan solo con reemplazar el precio de mercado por el tiempo de
trabajo como la unidad de la coordinación económica no resuelvemos los defectos
de una economía capitalista de mercado, pues el precio de mercado es la forma
existencial del tiempo de trabajo. Por otro lado, la distribución basada en las
necesidades y la abolición del trabajo no son el estado ideal de un futuro
distante, sino la tarea inminente que debería ser seguida desde el comienzo de
una revolución anti-capitalista. En efecto, Marx señaló que incluso en el
comunismo temprano, la parte substancial del total del producto social no es
distribuida a los individuos de acuerdo a sus tiempos de trabajo, sino que es
deducido por la distribución de las necesidades comunes: “lo que sea
dedicado a la satisfacción colectiva de las necesidades, sean escuelas,
servicios de salud, etc.” En comparación con la presente sociedad, lo que
sea distribuido según las necesidades sociales ira progresivamente incrementándose
desde el comienzo, y seguirá creciendo de manera proporcional al desarrollo de
la nueva sociedad.[88] Sin embargo, la razón por la cual la coordinación
económica basada en el cálculo del tiempo de trabajo es a menudo usada – aunque
temporalmente – en el comunismo temprano, es porque sólo recurriendo a ella
puede ser diseñada la extensión de la distribución basada en las necesidades y
la abolición del trabajo.
3.
Notas concluyentes
El comunismo
tal como fue entendido por Marx es frecuentemente considerado como la
erradicación de la propiedad privada con el objetivo de implantar la
estatización o una economía planificada. Sin embargo, como vimos, la esencia
del comunismo para Marx son las AIL, las cuales se centran en tres componentes
claves, a saber: libertad, individualidad y asociación. Los principales
componentes de una AIL ya han ido emergiendo a medida que se desarrolla el modo
de producción capitalista. Esta reformulación del comunismo como AIL ayuda a
enriquecer la clásica visión del marxismo clásico sobre el socialismo entendido
como la “auto-emancipación de la clase obrera” o “socialismo desde abajo”.
Sin embargo,
las AIL de Marx en el comunismo temprano presentan algunas contradicciones en
relación a que aún son coordinadas por el cálculo del tiempo de trabajo y la
economía del tiempo; lo que se supone debería ser superado en el comunismo
desarrollado a medida a que la tendencia hacia la abolición del trabajo se
torne real y efectiva. Priorizar una versión de las AIL marxianas, tal como el
modelo de planificación participativa basada en el cálculo del tiempo de
trabajo, en tanto el único comunismo posible, corre el riesgo de volver a una
suerte de proudhonismo, cuestión que por sí sola contradice la visión de
Marx del comunismo desarrollado. Por tanto, es necesario concebir a las AIL
como un modelo abierto, en vez de un modelo final para la historia, a la
vez de promover la transición hacia el comunismo desarrollado, universalizando
la tendencia para con la abolición del trabajo.
Traducción: Cristián
Peña Madrid del Núcleo de
Estudios Marxistas de la Universidad de Chile
Notas:
[1] El autor agradece los comentarios y sugerencias realizados por Kevin
Anderson, Masami Asakawa, Rolf Häcker, Michael Heinrich, Peter Hudis, Michael
Löwy, Marcello Musto y Xiaoming Wu.
[2] Artículo
publicado originalmente en el Marx-Engels-Jahrbuch 2015/16. S. 115-134
[3] Nota del
Traductor: Las citas de Marx y Engels presentes en este artículo han sido
traducidas por mí cotejando tanto con las versiones en inglés
(Marx-Engels-Complete Works MECW), como con las originales según la segunda
edición histórico-crítica de las obras completas de Marx y Engels, cuando así
procede (Marx-Engels Gesamtausgabe, hrsg. vom Institut für Marxismus-Leninismus
beim Zk der KPdSU und vom Institut für Marxismus-Leninismus beim Zk der SED;
seit 1990: hrsg. von der Internationalen Marx-Engels-Stiftung (Amsterdam),
Berlin, 1975 ff.
[4] M.
Tabata: Asociación. En: Marx Category Dictionary (en japonés). Tokio 1998,
p.10.
[5] Vid. M.
Tabata: Marx y la Asociación (en japonés). Tokio 1994. T. Otani: La Teoría de
la Asociación de Marx (en japonés). Tokio 2011, ambas obras han sumariado el
comunismo de Marx en siete puntos: 1) AIL, 2) trabajo social y producción
comunal, 3) control del proceso de producción consciente y planificado, 4)
producción social, 5) propiedad social, 6) propiedad individual, 7) sociedad
co-operativa.
[6] Karl
Marx, Friedrich Engels: The German Ideology, En: MECW. Vol. 5, p. 439
[7] Karl
Marx, Friedrich Engels: Manifiesto of the Communist Party. En: MECW. Vol. 6, p.
506
[8] Karl
Marx: Capital. A Critique of Political Economy. Vol. 1. Traducido por Ben
Fowkes. London 1976, p. 739 (MEGA2 II/6, p. 543).
[9] Karl
Marx: Capital. A Critique of Political Economy. Vol. 3. Traducido por David
Fernbach. London 1981, pp. 958/959 (MEGA2 II/4.2, p. 838)
[10] Vid. Ed
Rooksby: The Relationship between Liberalism and Socialism. En: Science and
Society. Vol. 76, 2012, Nº4.
[11] Karl
Marx: Contributions to the Critique of Hegel’s Philosophy of Law. Introduction.
En: MECW. Vol 3, p. 186 (MEGA2 I/2, p. 189)
[12] Karl
Marx, Friedrich Engels: The German Ideology, En: MECW. Vol. 5, p. 78
[13] Hal
Draper: Socialism from Below. Atlantic Highlands 1992, p. 7
[14] Marx,
Engels: The German Ideology. MECW. Vol. 5, p. 439
[15] Karl
Marx: Grundrisse. Foundations of the Critique of Political Economy. Traducido
por Martin Nicolaus. London 1973, pp. 158, 197, 325 (MEGA2 II/1, pp. 91, 126,
241).
[16] Marx:
Capital. Vol. 1, p. 929 (MEGA2 II/6, p. 683)
[17] Vid.
Otani: Marx’s Theory of Association, p. 158
[18]
Friedrich Engels: Anti-Duhring. En: MECW. Vol. 25, p. 267 (MEGA I/27, p. 444).
[19] Vid.
Lenin: What the “Friends of the People” Are and How They Fight the Social
Democrats (1894). En: Collected Works. Vol. 1. Moscow 1977, pp. 168-174
[20] Por lo
que cuenta a los debates japoneses acerca de la lectura de la sección sobre “La
Tendencia Histórica de la Acumulación Capitalista” de Marx, en particular sobre
“la negación de la negación”, vid. T. Nishino: Negation of Negation:
Reconstruction of Individual Property. En: System of Das Kapital. Vol. 1 (en
japonés). Editado por R. Tomizuka et al. Tokyio 1985.
[21] Karl
Marx: Economic Manuscripts of 1861-63. En: MECW. Vol. 34, pp. 108/109 (MEGA2
II/3, pp. 2144/2145).
[22] Vid.
Otani: Marx’s Theory of Association, p. 152.
[23] Karl
Marx: The Civil War in France. En: MECW. Vol. 22, p. 335
[24] Vid.
Paresh Chattopadhyay: The Marxist Concept of Capital and the Soviet Experience.
London 1994, pp. 128/129
[25] Vid.
Otani: Marx’s Theory of Association, p. 110. A este respecto, la así llamada
propiedad estatal de los medios de producción en la Unión Soviética y en la
Europa Oriental fue sólo una forma específica de propiedad privada, la que se
confrontaba con los trabajadores individuales, debido a que estos últimos
fueron separados de sus medios de producción pasando a ser propiedad ajena
(ibid., p. 119)
[26] Vid.
Ibid., p. 154
[27] Karl
Marx: Economic Manuscripts of 1861-63. En: MECW. Vol. 33, p. 340 (MEGA2 II/3,
p. 1854).
[28] Vid.
Otani: Marx’s Theory of Association, p. 161. En los Grundrisse, Marx describió
a los individuos sociales como “los individuos universalmente desarrollados,
cuyas relaciones sociales – en tanto sus propias relaciones comunales – son,
por lo tanto, subordinadas a su propio control comunal” (Marx: Grundrisse,
p. 162 (MEGA2 I/1, p. 91), y a su vez enfatizó que los individuos sociales son
los sujetos de la nueva sociedad, i.e. AIL.
[29] Marx,
Engels: The German Ideology. MECW. Vol. 5, p. 80
[30] Karl
Marx: The Poverty of Philosophy. En: MECW. Vol. 6, p. 212.
[31] Karl
Marx: Instructions for the Delegates of the Provisional General Council. The
Different Questions. En: MEGA2 I/20, p. 232
[32] Marx:
Capital. Vol 1, p. 171 (MEGA2 II/6, p. 109).
[33] Karl
Marx: The Nationalization of the Land. En: MECW. Vol. 23, p. 136
[34] Marx:
Capital. Vol. 3, p. 743 (MEGA2 II.4.2, p. 662).
[35] Ibid.,
pp. 799/800 (MEGA2 II/4.2, p. 772).
[36] Vid. Otani:
Marx Theory of Association, p. 326.
[37] Vid.
Draper: Socialism from Below (Fn 11)
[38] Karl
Marx: Inaugural Address of the Working Men’s International Association. En:
MEGA2 I/20, p. 10
[39] Marx:
Capital. Vol. 3, p. 572 (MEGA2 II/4.2, p. 504).
[40] Ibid.,
p. 571 (MEGA2 II/4.2, p. 504)
[41] Marx:
Instructions for the Delegates of the Provisional General Council. The
Different Questions. En: MEGA2 I/20, p. 232.
[42] Marx:
Capital. Vol. 3, p. 511 (MEGA2 II/4.2, p. 458).
[43] Marx:
The Civil War in France. MECW. Vol. 22, p. 335.
[44] Vid.
Otani: Marx’s Theory of Association, p. 106.
[45] Tabata:
Association, p. 11
[46] Otani:
Marx’s Theory of Association, pp. 99/100.
[47] Por su
puesto, Marx difirió abiertamente de los socialistas utópicos incluso en su
fase temprana, en el sentido de que Marx intentó basar el comunismo sobre un
criticismo de la realidad. En una carta escrita en 1843 dirigida a Ruge, Marx
dijo: “nosotros no anticipamos dogmáticamente el mundo, sino que sólo
queremos encontrar el nuevo mundo a través de una crítica del viejo. (…)
nosotros no confrontamos el mundo de un modo doctrinario con un nuevo
principio. (…) Nosotros desarrollamos los nuevos principios para el mundo de
los mismos viejos principios del mundo.” Karl Marx: M. to R. Letters from
the Deutsch-Französische Jahrbücher. En: MECW. Vol. 3, pp. 142, 144 (MEGA2 I/2,
pp. 486, 488)
[48] Marx:
Capital. Vol. 3, p. 1020 (MEGA2 II/4.2, p. 889).
[49] Marx:
Grundrisse, pp. 158/159 (MEGA2 II/1, pp. 91/92).
[50] Karl
Marx: Inaugural Address of the Working Men’s International Association. En:
MEGA2 I/20, p. 10
[51] Marx:
Capital. Vol. 3, p. 365 (MEGA2 II/4.2, p. 331).
[52] Karl
Marx: Economic Manuscripts of 1861-63. En: MECW. Vol. 32, p. 316/317 (MEGA2
II/3, p. 1317).
[53] Karl
Marx: Critique of the Gotha Programme. En: MECW. Vol. 24, p. 85 (MEGA2 I/25, p.
19).
[54] Marx:
Capital. Vol. 1, p. 173 (MEGA2 II/6, p. 110).
[55] Marx:
Capital. Vol. 3, p. 959 (MEGA2 II/4.2, p. 838).
[56] Karl
Marx: Economic Manuscripts of 1861-63. En: MECW. Vol. 32, p. 158 (MEGA2 II/3,
p. 1149).
[57] Marx:
The Civil War in France. MECW. Vol. 22, p. 335.
[58] La
frase de Marx “ein Plan” debería ser leída como “un plan” en vez de “el plan”.
Vid. K. Miyata: Marx’s Theory of Association (en japonés). En: Political
Economy Quaterly. Vol. 49, 2012, N°2, p. 86
[59] Vid.
Otani: Marx’s Theory of Association, p. 99
[60] Michael
Albert: Parecon. Life after Capitalism. London, New York 2003.
[61] Pat
Devine: Democracy and Economic Planning. Cambridge 1988.
[62] En
cuanto a trabajos más recientes sobre la planificación participativa, vid.
Designing Socialism: Visions, Projections, Models. Ed. Por A. Campbell. Science
and Society. Vol. 76, 2012, N°2; David Laibman: Political Economy after
Economics. London 2012; Seongjin Jeong: Marx’s Communism Revisited (en
coreano). En: Marxism 21. Vol. 12, 2015, N°1; T. Ha: A Study on the External
Economic Relations of the Participatory Planned Economy (en coreano).
Dissertation. Gyeongsang National University 2014.
[63] Karl
Marx: Critique of the Gotha Programme. En: MECW. Vol. 24, p. 85/86 (MEGA2 I/25,
p. 13/14).
[64] Marx:
Capital. Vol. 1, p. 171/172 (MEGA2 II/6, p. 109).
[65] Vid.
Karl Marx: Capital. A Critique of Political Economy. Vol. 2. Trad. de David
Fernbach. London 1978, p. 434 (MEGA2 II/11, p. 347). “Resulta interesante
que ninguna de las discusiones de Marx sobre la sociedad post-capitalista en el
vol. 2 de El Capital mencionan al Estado. En cambio, Marx se refiere al control
de los elementos de la producción y de la distribución por la sociedad.” (Peter
Hudis: Marx’s Concept of the Alternative to Capitalism, Leiden, Boston 2012, p.
175)
[66] En los
Grundrisse, Marx demostró que el esquema de Proudhon del dinero-trabajo, el
cual asumía la realización del intercambio equitativo sobre la base de la
producción de mercanciás, es inconsistente, y que de esta manera lleva a la
abolición de la producción de mercancías cuando es llevada a su conclusión
lógica. David McNally: Against the Market. London, New York 1993, después de
todo, es correcto considerar el esquema de Proudhon del dinero-trabajo como el
padre de las teorías del socialismo de mercado.
[67] Vid.
Makoto Nishibe: The Theory of Labour Money: Implications of Marx’s Critique for
the Local Exchange Trading System (LETS). En: Marx for the 21st century. Ed.por
Hiroshi Uchida. London 2006, pp. 89-105.
[68] Kojin
Karatani: The Structure of World History: From Modes of Production to Modes of
Exchange. Trad. de Michael K. Bourdaghs. Durham 2014.
[69] Vid. N.
Kwack: Contradictions of Marx’s Communism and the Socialism for the 21st
Century (en coreano). En: Marxism 21. 2006. N°6.
[70] Karl
Marx: Critique of the Gotha Programme. En: MECW. Vol. 24, p. 86 (MEGA2 I/25, p.
14).
[71] Ibid.,
p. 85 (MEGA2 I/25, p. 13).
[72] Karl
Marx, Friedrich Engels: The German Ideology, En: MECW. Vol. 5, p. 537.
[73] Karl
Marx: Critique of the Gotha Programme. En: MECW. Vol. 24, p. 86/87 (MEGA2 I/25,
p. 14).
[74] Marx:
Grundrisse, pp. 172/173 (MEGA2 II/1, pp. 103/104).
[75] Vid.
Uri Zilbersheid: The Vicissitudes of the Idea of the Abolition of Labour in
Marx’s Teachings – Can the Idea be Revived? En: Critique. 2004. N°35, pp.
119/120.
[76] Karl
Marx, Friedrich Engels: The German Ideology, En: MECW. Vol. 5, p. 52, 80, 88,
205.
[77] Karl
Marx: Draft of an Article on Friedrich List’s Book Das Nationale System der
politischen Oekonomie. En: MECW. Vol. 4, p. 279.
[78] Marx:
Grundrisse, pp. 611, 325 (MEGA2 II/1, pp. 499, 241).
[79] Ibid.,
pp. 705/706, 708 (MEGA2 II/1, pp. 584/585, 589).
[80] Karl
Marx: Inaugural Address of the Working Men’s International Association. En:
MEGA2 I/20, p. 10
[81] Vid.
Uri Zilbersheid: The Vicissitudes of the Idea of the Abolition of Labour in
Marx’s Teachings (Fn 73).
[82] Karl
Marx: Economic Manuscripts of 1861-63. En: MECW. Vol. 33, p. 391 (MEGA2 II/3,
p. 1388).
[83] Marx:
Capital. Vol. 1, p. 173 (MEGA2 II/6, p. 110).
[84] Karl
Marx: Critique of the Gotha Programme. En: MECW. Vol. 24, p. 87 (MEGA2 I/25, p.
15).
[85] Jakob
Rigi: Peer Production and Marxian Communism: Contours of a New Emerging Mode of
Production. En: Capital & Class. Vol. 37, 2013, N°3, pp. 397-416.
[86] Nick
Dyer-Whiteford: Red Plenty Platforms. En: Culture Machine. Vol. 14, 2013.
[87] Vid.
Michael Lebowitz: The Socialist Imperative: From Gotha to Now. New York 2015.
[88] Karl
Marx: Critique of the Gotha Programme. En: MECW. Vol. 24, p. 85 (MEGA2 I/25, p.
13).
No hay comentarios:
Publicar un comentario