por Ariel
Orellana
“Debemos tener confianza en las masas, debemos tener confianza en el
partido. Estos son dos principios fundamentales. Si dudamos de ellos, nada
podremos realizar” Mao Tse Tung, julio, 1955
De Arica a
Punta Arenas, millones de trabajadores y trabajadoras en conjunto con otros
sectores del pueblo, se sumaron hace ya más de 50 días al alzamiento popular en
diversas y múltiples expresiones de lucha, la rabia acumulada por décadas contra
los abusos de los ricos y la casta política, condujo al pueblo hacia la
rebelión contra todo el orden establecido, la masividad y radicalidad de las
expresiones de lucha del pueblo y lo inorgánico y espontaneo fueron unas de sus
principales características.
Las demandas
afloraron desde las mayorías que, en la protesta comenzaron a exigir sus
derechos, un conjunto de reivindicaciones que siendo justas y de cumplirse no
terminan con el modelo de explotación y dominación capitalista en su fase
monopólico, sino que pueden ser resueltas en el marco de este sistema, sin
tocar sus pilares estructurales, es decir avanzamos pero no tanto, la
autocrítica que nos debemos hacer como franja debe ser profunda, la falta de
conducción política, de táctica y estrategia le han costado caro al emergente
movimiento popular y no ha puesto en cuestión el modelo de acumulación.
La realidad
y la historia nos demuestran que es el sistema capitalista el que debe ser
cambiado para que cambien las condiciones de vida de millones de trabajadoras y
trabajadores, hombres y mujeres que día a día padecen los males que engendra
este sistema. En el contexto del alzamiento popular de octubre en Chile, estas
últimas semanas han dejado en evidencia que la burguesía y el partido del orden han
logrado constituir, luego del pacto por la paz y la nueva constitución, un
nuevo acuerdo que asegura (si todo les sale bien) la buena salud del sistema
político de representatividad y así perpetuar la dominación y opresión contra
el pueblo, por medio de ciertos reacomodos constitucionales y sociales que los
poderosos conducen desde sus cómodos sillones.
La
dispersión en la cual se encuentra el pueblo y sus diversos destacamentos sólo
favorece a la burguesía y al imperialismo, y no permite salir de forma ofensiva
a enfrentar a la patronal y sus medidas e instituciones. Se requiere de un
instrumento político que permita colocar en el centro la crítica al sistema
capitalista monopólico y la instalación de una nueva alternativa de sociedad
totalmente antagónica a la actual en la cual se deje atrás lo
viejo, se termine con la propiedad privada, se socialicen los medios
de producción, se controle la distribución de mercancías, se termine con el
dinero como medio de transacción, se acaben las clases, es decir una sociedad
comunista.
Las reformas
cosméticas en el marco de las instituciones burguesas, dentro del sistema
capitalista no han dado ni darán respuesta a los verdaderos
intereses de la clase trabajadora. Quienes creen que a través del
parlamento o cualquier ley que emane de ahí podemos acabar con el sistema de
explotación y dominación, está equivocado o definitivamente transita en la
vereda del reformismo o del oportunismo vacilante. La rebelión ha dejado en
evidencia la vigencia del análisis de la historia desde la perspectiva de la
lucha de clases. La clase trabajadora y el pueblo han puesto sobre la mesa
demandas que, si bien, son de carácter democrático (es en el marco del actual
sistema), instalan los intereses de las y los explotados y oprimidos, los que están
en clara oposición a los de la clase en el poder. Sólo la transformación
estructural del sistema actual permitirá que las demandas e intereses de la
clase trabajadora sean alcanzados en su totalidad.
Pero estas
hermosas semanas de marchas, protestas, cacerolazos, asambleas y múltiples
expresiones de organización y de lucha por los derechos populares también
demostraron las limitaciones del actual alzamiento de masas, la urgente
necesidad de construir el instrumento político de la clase trabajadora que
permita dar perspectiva estratégica y nos encamine a la conquista del poder
político se hace evidente, urgente y necesario.
La carencia
de una columna vertebral de militantes comunistas acerados con una clara
ideología proletaria, facilita el camino al reformismo, a los oportunistas,
vacilantes y conciliadores con la patronal quienes confunden y llevan al
pantano institucional a las y los trabajadores y al pueblo y lo embaucan en
caminos que sólo benefician la estabilidad del modelo, el camino debe ser la crítica
abierta y descarnada hacia las tácticas que buscan colocar paños fríos y
desmovilizar al pueblo, institucionalizando sus peleas a través de promesas de
cambios constitucionales y plataformas de falsa unidad que manipulan y
reemplazan las energías transformadoras de las masas en lucha.
La necesaria
construcción de un partido de la clase, hace de esta tarea una de las más
urgentes para afrontar próximas rebeliones que de seguro se avecinarán, un
partido que no juegue en la cancha rallada por los poderosos, sino que bregue
por la emancipación de la clase trabajadora y la derrota del capitalismo
monopólico. Un partido a escala nacional, que prepare las condiciones
materiales para construir la fuerza propia y que bajo la ideología Marxista –
Leninista, el centralismo democrático y la lucha de líneas analice la realidad
concreta y prepare con perspectiva estratégica una táctica que permita lograr
avances significativos en la toma de conciencia por parte de la clase
trabajadora y apunte a su organización y a un camino de lucha por la victoria y
la construcción de una sociedad donde no existan explotadores ni explotados.
El pueblo y
la clase trabajadora ya están despiertos, en las marchas, asambleas y
barricadas exigen sus derechos, como un tsunami irrumpieron el pasado 18 de
octubre y seguramente ya nada será como antes, pero nos queda una tarea
pendiente, construir el instrumento político que nos encamine hacia la
conquista del poder, porque salvo el poder, todo es ilusión.
El autor
es Trabajador Social, Magister (E) en Gobierno y Gestión Pública, miembro
de la Asociación Intersindical de Trabajadoras y Trabajadores Clasistas, AIT y
parte del Sindicato de Técnicos y Profesionales Prestadores de Servicio,
SITECPRO
No hay comentarios:
Publicar un comentario