jueves, 6 de junio de 2019

MIGUEL GUTIÉRREZ, UN LITERATO MARIATEGUISTA, Parte VII, HILDA TISOC LINDLEY




Hilda Tisoc Lindley
(Lima, 1947-México DF 2017)



Recuerdo de una Noche Buena

         Conocí a Hilda Tisoc Lindley en Lima a través de Ricardo, su esposo, y luego conocí a Dahil y Emiliano, sus hijos adolescentes cuando ya  vivían desde hace años en México.  Gracias a Dahil retomé el contacto con mi amigo Alfredo Torero, exilado en Ámsterdam.  Su hermano, Emiliano me obsequió su tesis de Arqueología. Por afinidad de estudios, le presenté a Ann Marie Hocquehem, investigadora del Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA).

         Ricardo periódicamente regresaba de México a nuestro país solo o acompañado de su familia motivado por sus parientes y amigos que residían en Lima y por visitar bibliotecas y archivos para sus investigaciones.

         Una de las veces que Hilda vino a Lima, la invité a pasar la Nochebuena en la casa de Roberto Reyes Tarazona, literato y sociólogo, director de la revista Arquitextos de la Universidad Particular Ricardo Palma.  La casa de Roberto está ubicada en el piso 12 de un edificio de la Av. Sucre, a la espalda de la iglesia María Magdalena de Pueblo Libre.

         Invité a Hilda no solo por lo grato de su compañía; sino porque a Roberto lo conocía desde la época en que fue alumno de un curso de sociología que dicté en la universidad de San Marcos.  Y porque Hilda es una mujer excepcional; iba a armonizar con quienes acudían a dicha reunión a recibir el Año Nuevo.  Hilda es autora, entre otras publicaciones, de Juan Pablo Chang Navarro (1930-1967), una biografía de nuestro tiempo.  (Juan Pablo es el peruano que integró la guerrilla comandada por el Ché Guevara en Bolivia).


         Roberto Reyes había convocado a la reunión por la Nochebuena al núcleo de la legendaria revista Narración:  Miguel Gutiérrez y Oswaldo Reynoso y el poeta Julio Nelson.  El mismo Roberto perteneció al grupo en torno a Narración en su segunda etapa; era el más joven de todos.

         A Oswaldo le gustaba cocinar y esa noche había preparado comida china con el refinamiento oriental recientemente adquirido. Tanto Miguel como Oswaldo había regresado después de una estadía en China. 

         A Oswaldo, en China lo habían operado de un cáncer al estómago. Y contó de manera desopilante tal suceso.  Dijo que para la historia clínica le preguntaron en qué valle de su pueblo se había criado y de que se alimentaba en esa época. En el hospital luego de la operación lo condujeron a una sala de recuperación.  Ahí, cuando se le pasó la anestesia no soportaba el dolor y daba alaridos;  sin embargo, notó que en la cama contigua había un venerable anciano que permanecía inmutable.  Al trabar amistad con su vecino, halló una explicación.  El anciano había participado en la Gran Marcha conducido por Mao.  ¡Así cualquiera soporta el dolor! 

         En la Nochebuena que estábamos disfrutando, Oswaldo comió y bebió como el más sano de todos.  Miguel nos provocó hilaridad cuando parodió a la Opera china, maullando como un gato techero en una noche de plenilunio.

         Además de hablar de temas de música popular, se habló de literatura y de literatos.  Ahí intervino Hilda para ilustrarnos haciendo referencia a Elena Poniatowska.  Nos dijo que había nacido en París y llegó a México a los 10 años.  Cultivó variados géneros: novela, ensayo, testimonio, crónica, entrevista y poesía.  Se adhirió a la causa feminista y a la izquierda política.  Para la pequeña audiencia fue una novedad.  En esa época Elena Poniatowska no era conocida en el Perú. 

         Al llegar la media noche acudimos al balcón de la casa de Roberto, ahí teníamos una vista panorámica de la ciudad y contemplamos el cielo iluminado por los fuegos artificiales de las bombardas.

         Pasado el tiempo, Miguel Gutiérrez me preguntaba por Hilda, de quien no se acordaba su nombre; sino por mi amiga que nos había hablado de Elena Poniatowska.


Antonio Rengifo Balarezo
Lima, Unidad Vecinal N°3,
Marzo, 11 del 2017

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