sábado, 27 de febrero de 2010

Génesis del cordero filosófico

Todo concepto es una abstracción que expresa la singularidad del objeto. Pero, toda singularidad refleja la identidad del antagonismo de la contradicción.
Superar las contradicciones forma parte de un conjunto de necesidades inmanentes al hombre y que lo distingue del resto de las especies. Vencer todas las dificultades u obstáculos es una cualidad que brota de un impulso irresistible e imperecedero del espíritu humano. José Carlos Mariátegui, lo tenía muy presente: “A cada experiencia frustrada, recomienzan. No han encontrado la solución: la encontrarán. Jamás los asalta la idea de que la solución no exista. He ahí su fuerza.” La solución existe ¡Sí o Sí! … En todo caso, la inventa, la imagina, la disimula o disfraza. Por eso, desde que la plétora de recursos le dio “todo el tiempo del mundo”, ha enfrentado la necesidad de resolver la relación entre el concepto y la realidad, entre la conciencia y la materia, entre el pensar y el ser social, entre el mundo subjetivo y el mundo objetivo. Aclarar esta dificultad dio origen al cordero filosófico: materiismo e ideísmo .
El punto de partida define la singularidad del concepto, la originalidad del cordero filosófico. Si consideramos la materia el punto de arranque y limite del pensar; luego, la materia es lo primario y la idea lo secundario, lo derivado. Pero, aclara Engels, ésta no es una relación unidireccional ni mecánica sino bidireccional y dialéctica: “…el factor que en última instancia determina la historia es la producción y la reproducción de la vida real (…) La situación económica es la base, pero los diversos factores de la superestructura que sobre ella se levanta (…) ejercen también su influencia sobre el curso de las luchas históricas y determinan, predominantemente en muchos casos, su forma. Es un juego mutuo de acciones y reacciones entre todos estos factores, (…) (finalmente) acaba imponiéndose como necesidad el movimiento económico.” En otros términos. La conciencia social (mundo subjetivo) no sólo es un reflejo pasivo, sino, también, es una fuerza activa que actúa sobre el ser social (mundo objetivo=materia=naturaleza=hombre).
Los primeros pasos del pensar filosófico en la antigüedad fueron balbuceantes, intuitivos, instintivos, espontáneos, naturales pero, a fin de cuentas, materiistas. Los hombres, antes de argumentar, habían actuado; el pudín se prueba comiéndolo, dice Engels. Y no podía ser de otra manera. La impotencia del hombre ante las fuerzas amenazadoras e incomprendidas de la naturaleza era enfrentada con el culto a esas fuerzas ignotas. Pero, a medida que la diferenciación económica fue asentando sus fueros, su poder, la necesidad de preservar los privilegios de clase recién conquistados dieron origen al ideísmo como filosofía. De otro modo, ¿Cómo se justificaba la propiedad privada, la voluntad de apropiación, el dominio de los unos sobre los otros?
El realismo espontáneo en Aristóteles, por ejemplo, es relegado por la exigencia ideológica (de la clase social a la que pertenece) que debía probar que la esclavitud era un orden natural. Pero lo cierto es que política y esclavitud son artificios que el hombre inventa para imponer su voluntad. La genial intuición de Aristóteles (“la trata de esclavos envilece a los ciudadanos”) es arrinconada por la exigencia de dominio de clase (“la naturaleza hace al esclavo“, no es un hombre sino una simple cosa, un “instrumento que habla” ). Y así, durante la vida útil del Estado y las clases sociales, siglo tras siglo, el interés de clase somete, domina o condiciona la objetividad en el análisis o estudio de las relaciones sociales.
El hombre al entrar en contacto con la naturaleza o sus semejantes lo hace con una intencionalidad definida; es decir, con apetencias, deseos, emociones, pasiones que le impulsa su constitución física y una serie de circunstancias externas que, precisa Engels, en última instancia son circunstancias económicas. Entonces, al actuar las emociones preceden a las relaciones materiales. El hombre proyecta en su cerebro lo que se propone realizar. Y las pretensiones de hacer suyos los resultados del esfuerzo social (que dan la impresión de ser individuales), se imponen a la realidad del trabajo social, del esfuerzo mancomunado (sin el cuál la fatiga individual no es nada). Esta aspiración es la que impulsa a que el hombre imagine que la idea es lo primario y la materia lo secundario. La inteligencia había inventado una forma de eludir o ignorar lo que tercamente la experiencia indicaba: el hombre para sobrevivir tiene que ser realista (materiista) si no quiere sucumbir.
Con la crisis del derecho gentil y la superación del régimen comunal se llega a la propiedad de los medios de producción, y la entronización del pensar ideísta constituye la respuesta de clase para preservar los privilegios conquistados. El realismo filosófico de la antigüedad es sustituido por el ideísmo filosófico de clase. Esta es la razón por la que el combate de clase (lucha teórica-lucha política-lucha económica) está íntimamente vinculado al combate filosófico: materiismo e ideísmo (lucha ideológica). Así, el cordero filosófico, refleja la identidad del antagonismo de la contradicción (“lo dialéctico es captar la antítesis en su unidad.” ): capital y trabajo, burguesía y proletariado, capitalismo y socialismo.

Tacna, 25 Agosto 2007
Edgar Bolaños Marín

[1] JCM, El Hombre y el mito, El Alma Matinal y otras estaciones del hombre de hoy, Biblioteca Amauta, 1985, Pág. 28
[2] En realidad. Los sueños constituyen el vehículo de las primeras cavilaciones filosóficas desde que el dominio del fuego le permite dormir sin sobresaltos.
[3] Ramón García Rodríguez, en Socialismo y religión (01/04/07), precisa una antigua confusión en la terminología filosófica: “Idealismo y Materialismo son, pues, conceptos filosóficos. Pero aquí es menester hacer una precisión. Si lo primario es la idea (del griego idéa: ver), el primer término derivado debería ser ideísmo. Y si lo primario es la materia (del latín mater: sustancia), el primer término derivado debería ser materiismo. / Si ideísmo y materiismo son términos precisos, que no dan lugar a confusión alguna, idealismo y materialismo tienen otros significados más, lo que ocasiona confusión hasta el presente. Y es que idealismo deriva de ideal, que también significa altruismo, elevación, generosidad, desprendimiento. Y materialismo deriva de material, que también significa egoísmo, bajeza, utilitarismo, mezquindad.”
[4] Carta de Engels a Joseph Bloch, Londres, 21-22 de setiembre de 1890
[5] Las grandes transiciones siempre han sido épocas de búsqueda, de respuestas innovadoras, de cambios trascendentales. El paso del esclavismo al feudalismo es la excepción, pero, tiene sus porqués. En la edad antigua. Grecia es paradigma de transición y de su entraña nace un nuevo orden esclavista. Engels, en Extractos de los escritos preparatorios de Engels para el Anti-Duhring, escribe “Grecia pereció por causa de la esclavitud. Aristóteles ya había dicho que la trata de esclavos envilecía a los ciudadanos –sin contar con que les imposibilitaba trabajar–.”(La Génesis del “Anti-Duhring” , México, D.F., 1975, Pág. 64) En la antigüedad, el modo de vida comunitario –inevitable como necesario– brotaba de la insuficiencia, de la escasez, de la carencia de recursos. Charles Fourier (1772-1837), en hora temprana del capitalismo decía: “en la civilización, la pobreza nace de la misma abundancia”. Años después, Marx y Engels dirían: “la incompatibilidad entre la producción social y la apropiación capitalista se reproduce como contraposició n entre la organización de la producción en cada fábrica y la anarquía de la producción en la sociedad en su conjunto.” La competencia es la forma capitalista de eliminar capital y capacidad excedente (máquinas y hombres). El resultado de la revolución industrial y la brutal competencia: “tres personas millonarias poseen mas que 600 millones de personas.” (Fuente: la ONU) La paradoja de nuestro tiempo: Mira al avaro, en sus riquezas, pobre. El hombre de caudales cuanto más dinero posee se hace más pobre, su menesterosidad crece cuando su fortuna se incrementa. Y la opulencia contrasta con la miseria que nace de la misma abundancia. Vivimos un intenso período de transición que preludian grandes transformaciones. ¡Qué duda cabe!
[6] V. I. Lenin, Cuadernos filosóficos, Obras completas Tomo XLII, Editorial Cartago, 1972, Pág. 98

lunes, 22 de febrero de 2010

El Perú necesita Quijotes





Cervantes en El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha nos entrega la perfecta fusión de ilusión y realidad. En su obra, el legendario Jinete de la Mancha carecería de brío sin la célebre figura de Sancho, el hombre práctico. Sus principales personajes se complementan como las dos caras de una moneda. Así como la vitalidad de la inmortal obra del Manco de Lepanto brota de la complementariedad y dependencia de Don Quijote y su fiel escudero Sancho. Así un programa prospectivo es el complemento necesario del programa reivindicativo. Sin un programa del futuro, la energía social liberada se diluye en una nueva cara del viejo orden. Sin un programa del presente, la revolución social es simplemente una quimera, sueños de opio sin un ápice de realismo. Por eso, la organización de la clase operaria responde a necesidades inmediatas (sanchopancescas) y necesidades mediatas (quijotescas). Los programas que triunfan, como la vida misma son cambiantes, no se construyen sobre caprichos sino sobre realidades, se edifican sobre tendencias de clase.
El Perú no puede sustraerse de ser una parcela más del mercado mundial. Los productos materiales o espirituales se ofertan al mejor precio en un mercado formal o informal. Quiérase o no el eje de la vida socio-económica es el mercado. El mercado, en la perspectiva histórica, en su dinámica interna, crea increscendo la oferta para una demanda que tiende al colapso. Colapso que anuncia y prepara una incontenible tormenta social. Actualmente, hay demasiados bienes persiguiendo pocos compradores; demasiado dinero a la busca de pocas inversiones lucrativas; demasiados obreros tras la búsqueda de pocos puestos de trabajo; demasiados bancos persiguiendo a los pocos ahorristas y depositantes empobrecidos; en fin, demasiadas mercancías para millones de "potenciales" compradores. Un nuevo negocio aparece y al toque se multiplican los replicadores. Sobran los repetidores, abundan los copistas, fusilar es un oficio sencillo pero que daña en su abundancia. En el mundo sobran Sanchos cuando se necesita Quijotes. Hacen falta más molinos de viento, hace falta imaginación mucha imaginación, para salir de la ciénaga del capitalismo. Todavía estamos descubriendo las genialidades del autor de los 7 Ensayos. Al Perú actual le hacen falta hombres PRÁCTICOS como Mariátegui, Caro Ríos, le hacen falta muchos Quijotes armados del método marxista.
Edgar Bolaños Marín
19 Febrero 2010

jueves, 18 de febrero de 2010

Platón: un fósforo en el cerebro





Dos mil trescientos años atrás, decía Platón en su Carta VII: “de repente, como la luz que salta de la chispa, brota la verdad en el alma y crece espontáneamente.” Ese es un proceso mental que ocasionalmente se presenta entre los hombres. La historia los tiene registrados en frases que con los años nos recuerdan el momento preciso de un gran descubrimiento. ¡Eureka! Es célebre porque inmortaliza el instante en que Arquímedes encontró la respuesta a sus indagaciones. En los barrios la solución a un problema se la registra comentando con alborozo: ¡Idea, se me prendió el foquito! En el proceso del conocimiento, un fósforo en el cerebro ilumina el tránsito de la representación del objeto (cosa en sí) al uso de éste (cosa para sí). La representación del objeto es su descubrimiento (cosa en si); pero, sólo en el momento en que logra tener conciencia de su utilidad, de su uso, se puede decir que lo inventa o reinventa (cosa para sí). Así como la luz que salta de la chispa tiene sus causas o fuentes (materiales y espirituales). Las verdades o inventos se apoyan o inspiran en el conocimiento precedente y en los materiales que constituyen la base ineludible del conocimiento como proceso. Así y sólo así, las ideas avanzadas de uno se transforman en ideas avanzadas de todos y las ideas avanzadas de todos sirven de base para los nuevos descubrimientos que resaltan la singularidad del inventor. Esa es la singularidad de los procesos del conocimiento humano que nos distingue del resto de las especies. Platón, por las limitaciones de su tiempo y el punto de vista de su clase, en una carta que “mandó desde Sicilia a los amigos de Dión, decía entre otras cosas que la ventaja de tener una posición filosófica es que en ésta ocurre algo muy distinto de lo que ocurre en el comercio, porque cuando uno hace una discusión, y la hace racionalmente, allí el que pierde gana, porque tenía un error y encontró una verdad; lo que quiere decir que el que gana pierde porque simplemente él sostuvo su verdad.”[1] El perdedor de Platón es el que suelta una verdad y el ganador el que rectifica un error. Desde la óptica individualista de Platón tenemos un perdedor, base del egoísmo capitalista[2]; pero, desde una mirada humana no existen perdedores, base de la colaboración socialista. Perdedores y ganadores pertenecen al mundo y submundo de la burguesía. Un atributo inherente a la clase obrera no es precisamente la competencia: La victoria del proletariado no lo convierte en el lado absoluto de la sociedad, pues sólo vence destruyéndose a sí mismo y a su parte contraria. Victoria del proceso dialéctico: no hay dominados sin dominadores, ni hay dominadores sin dominados.

Edgar Bolaños Marín

17 Febrero 2010

[1] Democracia y Participación, Fragmento de la obra de Estanislao Zuleta, Ensayos Selectos. Instituto para el Desarrollo de Antioquia, Medellín, febrero de 2004. Digitalizada y presentada por Ramón García Rodríguez.

[2] El egoísmo hunde sus raíces en la propiedad privada y es la base de la competencia capitalista en todos los terrenos: económico, político, social, intelectual.

martes, 16 de febrero de 2010

Vanguardia Política: Potencia creadora de sus Ideas


En septiembre de 1928 se anuncia al mundo que el proceso de definición socialista en el Perú había concluido. Pero, ¿cómo es que se llega a ese colofón? En el primer párrafo de Aniversario y Balance , José Carlos Mariátegui, apunta una de las líneas maestras de su trabajo político: “Si la historia es la creación de los hombres y las ideas, podemos encarar con esperanza el porvenir. De hombres y de ideas es nuestra fuerza.” Ciertamente, la fuerza de los hombres reside en sus ideas. En su replica a Luis Alberto Sánchez le dice: “el trabajo de propugnar ideas nuevas trae agregado el de confrontarlas y oponerlas a las viejas, vale decir, de polemizar con ellas para proclamar su caducidad y su falencia (…) Mi actitud sólita es la actitud polémica, aunque polemice poco con los individuos y mucho con las ideas.” El Mariátegui pedagogo prevalece sobre el temperamento beligerante y su gestión individual se diluye en una gestión social. El proyecto individual (“literato inficionado de decadentismo y bizantinismo finiseculares” ) se transforma en un proyecto de vida íntegramente dedicado a la organización política de la clase obrera. La revolución social deviene en objetivo supremo del clan Mariátegui. Mientras José Carlos tuvo autonomía de movimiento, su presencia era notoria en los centros laborales, eventos sindicales, estudiantiles y las luchas que éstos emprendían. Conocedor que para unir a los combatientes y construir el edificio proletario hay que nadar con los trabajadores. El hombre se zambullía cuál pez en medio de las tormentas que protagonizaban los trabajadores. Participa, observa e interroga los acontecimientos para arrancarles las respuestas que necesita para definir los términos y condiciones de la lucha social. Creativo realizador del espíritu y la letra del Manifiesto construyó de la “nada” el edificio proletario. Cinco años le bastaron para levantar el edificio socialista. La clave del éxito de Amauta y su promotor está en orientar el trabajo político hacia la confrontación de ideas: ¡De hombres y de ideas es nuestra fuerza!, sentenciaba el maestro. ¡Las guerras se ganan en el cerebro! Una nueva pedagogía se despliega en medio y a través de la lucha de ideas. La dialéctica de la vida nos enseña a vivir en permanente combate. Somos una especie que prevalece por la constante superación de los obstáculos que nos presenta la vida. Superar es luchar pero luchar no siempre es sinónimo de movimiento físico es también debate, polémica, contraposición de ideas. Y, como es natural, la inteligencia entiende razones no bastones, entiende argumentos no injurias. Entrar en razones es el medio más eficaz para concluir una desinteligencia, es dejar al oponente sin que tenga qué responder o replicar; entrar en razones, contrastar ideas y realidades “es el único medio de concertar y polarizar fuerzas, y nosotros – no lo ocultamos – nos proponemos precisamente este resultado.” Mariátegui como Marx, confiaba que el desarrollo intelectual de la clase obrera, debía ser el resultado inevitable de la acción conjunta y de la discusión. Marx y Mariátegui creen en las multitudes que llegarán a ser concientes de su propia potencia a través de la vanguardia organizada. El espíritu de Marx renace en la teoría de partido (“el primer gran partido de masas y de ideas de toda nuestra historia republicana” ), en la búsqueda de la verdad (interroga a los acontecimientos) y en la formación del hombre total (pensante y operante). Precisamente, éste hombre pensante y operante es la clave en la construcción de la vanguardia revolucionaria que sólo puede forjarse en el combate de clase. José Carlos Mariátegui descubrió los futuros dirigentes del Partido Socialista en el combate callejero, en los conflictos sociales, en la lucha de clases. Las revoluciones no se dirigen desde una ventana virtual ni desde la comodidad del hogar dulce hogar. Las direcciones revolucionarias brotan y se forjan en las grandes contiendas sociales. Y una vanguardia organizada es efectivamente Vanguardia Política por la potencia creadora de sus Ideas.
Edgar Bolaños Marín
16 Febrero 2010


1 Editorial de la revista Amauta Nº 17, Lima, Setiembre de 1928
2 JCM, La organización del proletariado, Ediciones “Bandera Roja”, 1967, Lima, Pág.159
3 Muy temprano Mariátegui aprendió a reprimir los ímpetus juveniles. En 1918, publicó un artículo antiarmamentista, titulado Malas tendencias: El deber del Ejército y el deber del Estado. Esa fue la razón de la agresión, por parte de un grupo de oficiales del Ejército, exasperados por el tono del controvertido artículo. Mayúsculo incidente había generado. Un 24 de junio fue agredido Mariátegui. El 26 del mismo mes tuvo lugar una manifestación de solidaridad institucional organizada por los oficiales del Ejército. El incidente culminó con la renuncia del Ministro de Guerra y el Jefe del Estado Mayor, y Nuestra Época dejó de publicarse. El incidente repercute en el propio Mariátegui. Y se evidencia en su posterior estilo de propaganda y de análisis. Estilo que pone el acento en la interpretación, análisis y denuncia de las raíces de los males del Perú. Y no como en 1918 que se entrampa en las manifestaciones de esos males. Toda su obra posterior va a estar signada por ese estilo de buscar las causas últimas de los problemas del Perú.
4 Apuntes autobiográficos, carta de JCM a Samuel Glusberg, 10 enero 1927
5 J.C. Mariátegui, Polémica finita, La organización del proletariado, Ediciones “Bandera Roja”, Lima-Perú, 1967, Pág. 154
6 F. Engels, Prefacio a la edición Alemana de 1890 del Manifiesto Comunista.
7 Carta de JCM a César Vallejo, 14 de octubre de 1929

viernes, 12 de febrero de 2010

FORTALECER EL FRENTE UNIDO

Autor: Miguel Aragón
(4 de junio de 2003) (*)

1.- La independencia nacional.-
En las batallas de Junín y Ayacucho, a fines de 1824, hace 180 años, los pueblos de América del Sur concluyeron la etapa de lucha prolongada por la liberación nacional. Abatida la dominación colonial española, nuestros pueblos iniciaron una nueva etapa histórica, la etapa republicana. El objetivo central dejaba de ser la lucha por la independencia nacional, que ya se había logrado; y pasaba a ser, en un primer momento, la lucha por el desarrollo o evolución social, dirigido por la burguesía nacional; y en un segundo momento, tiempo después, el objetivo central pasaba a ser la lucha por el cambio social dirigido por el proletariado.
Actualmente, mientras la burguesía peruana definitivamente ya agotó todas sus posibilidades históricas de dirigir el desarrollo social del país, el proletariado se encuentra en una etapa avanzada de su lucha por el cambio social.

2.- La democratización de la sociedad peruana.-
En las décadas de 1840 y 1850, las utilidades del guano y del salitre crearon en el Perú, donde la propiedad había conservado hasta entonces un carácter aristocrático y feudal, los primeros elementos sólidos de capital comercial y bancario. El gobierno de Ramón Castilla (1845-1851, 1855-1862) marcó la etapa de solidificación de una clase capitalista. Las concesiones del estado y los beneficios del guano y del salitre crearon un capitalismo y una burguesía. Y esta clase, que se organizó luego en el "civilismo", se movió muy pronto a la conquista total del poder.
Apoyándose en esta nueva base social se organizaron primero el Partido Civilista, y después el Partido Constitucional de Andrés Cáceres, el Partido Demócrata de Nicolás de Piérola y el Partido Liberal de Augusto Durand. Durante siete décadas, de 1850 a 1920, la burguesía peruana, sin mucha convicción, y muy a su pesar, agitó las banderas de "reivindicación y defensa de las garantías individuales" y "democratización de la sociedad peruana". Cada vez que el gobierno de turno se entrampaba en sus propias crisis, para salir del atolladero, la oposición tolerada reclamaba "cambio de política económica", "cambio de ministros", "cambio de gobierno" y hasta "nueva constitución" como máxima aspiración. Algunas veces, a título de excepción, cuando los cachorros de sus caudillos, para salir de la modorra y cuando se sentían invadidos por un temporal arrebato de imaginación, hasta exigían airadamente "nueva república", repitiendo lo que sin entender, acababan de escuchar en sus viajes de placer por París y otras ciudades europeas más cercanas a las playas de las costas del Mar Mediterráneo, donde frecuentaban veranear y descansar sus ocios.
Esta etapa de agitación política burguesa, más que de lucha consecuente "por la democratización de la sociedad peruana", concluyó con el golpe de estado del 4 de julio de 1919, precisamente el día de conmemoración de la fiesta nacional de los Estado Unidos de Norteamérica, día elegido como un tributo de la servil burguesía peruana al nuevo amo. Con la "revolución del 4 de julio" el nuevo civilismo, el civilismo burgués, representado por el "Partido Democrático Reformista" de Leguía, desplazó definitivamente del gobierno al viejo civilismo, al civilismo feudal representado por el presidente Pardo y el candidato Aspíllaga. En 1919, con la culminación de la lucha "por la democratización de la sociedad", la mediocre burguesía peruana, muy de mala gana, y saturada de nostalgia pasadista, tuvo que asumir definitivamente las funciones de gobierno, sostenida con muletas por el gamonalismo y el capital extranjero, que de esa manera se sentían mejor representados en la defensa de sus intereses. Sin proponérselo, y sin siquiera imaginárselo, se habían creado las condiciones para ingresar a una nueva etapa de lucha social en el país. Atrás quedaba la lucha "por la democratización de la sociedad", y mucho más atrás, un siglo de por medio, la lucha "por la liberación nacional", cuyo centenario fue fastuosamente celebrado por el gobierno de la "patria nueva" en 1921 y 1924.

3.- El cambio social.-
Mientras estos cambios superficiales ocurrían en la política criolla peruana, otros cambios más trascendentales se venían dando en la base de la sociedad. El proletariado peruano había surgido en las últimas décadas del siglo XIX, con la aparición de la industria moderna, con lo cual se crearon las condiciones materiales para el cambió de los términos de la lucha política. Al comienzo, el naciente proletariado se sumó a las esporádicas y timoratas acciones políticas de la burguesía contra la feudalidad, pero muy pronto encontró su propio camino. En 1918, un numeroso contingente del proletariado peruano "nauseado de política criolla se orientó resueltamente al socialismo", constituyeron el comité de propaganda y concentración socialista, y el 22 de junio de 1918 publicaron el primer número de la revista "Nuestra Época", hito que marcó el nacimiento del movimiento socialista peruano, que este mes cumple su Aniversario 85. [texto escrito el año 2003].
Desde un comienzo, el movimiento socialista peruano desechó las banderas de la "liberación nacional" y de la "democratización de la sociedad", que fueron necesarias y correctas para tiempos ya superados, hasta 1821 la primera, y hasta 1919 la segunda. El movimiento socialista peruano agitó sus propias propuestas de reconstrucción peruana, renovación peruana, crear un Perú nuevo en el mundo nuevo, y resurgimiento del pueblo indígena, diferentes nombres que asumía creativamente "la lucha por el cambio social". Esta nueva tarea era diferente y superior a la revolución política, a la revolución de "la independencia nacional" que quedaba relegada para los anaqueles del museo de la historia. José Carlos Mariátegui al participar en el Tercer Congreso Indígena, el 29 de agosto de 1923, declaró "El instante es de transformación mundial. También la raza indígena se despereza. Hay que ayudarle a comprender su problema y encontrar su camino", "el indio no es siquiera un proletario, es un siervo. La independencia fue una revolución criolla, política, no social". Semanas antes, al iniciar sus conferencias en la Universidad Popular había declarado "con la revolución rusa ha comenzado la revolución social".
Durante cuatro generaciones el proletariado ha mantenido en alto su propia bandera de lucha por la revolución social, por el cambio social; y durante cuatro generaciones ha tenido que resistir las sucesivas ofensivas confusionistas de la burguesía y de la pequeña burguesía. Cada vez que se agudizaba en extremo la lucha social, la burguesía rescataba su anacrónica bandera de "la democratización de la sociedad"; y la demagógica pequeña burguesía sacaba del baúl de antigüedades, la todavía más anquilosada y raída bandera de "lucha por la segunda independencia" , y de lucha "por la liberación nacional". En su temporal borrachera nacionalista, sus caudillos hinchaban el pecho y se nutrían del espíritu de don José (de San Martín) y de don Simón (Bolivar), y no faltaban quienes hasta recurrían a disfrazarse con los vistosos uniformes de los Húsares de Junín, con chatarra, botones dorados y espuelas incluidas.

4.- Fortalecer el frente unido.-
En esta prolongada lucha del movimiento socialista peruano, que este mes cumple su Aniversario 85 [junio de 2003], cuatro generaciones se han sucedido en la historia, cuatro generaciones que han luchado y siguen luchando por el cambio social, para lo cual han agrupado sus fuerzas y encontrando la forma más adecuada de organización en cada etapa. Por un lado, de manera casi permanente y constante ha promovido y fortalecido el frente unido de los trabajadores; y por otro lado, en forma esporádica y temporal, ha intentado promover y organizar "el partido de masas y de ideas".
Cuando el movimiento socialista peruano aplicaba certeramente la política de frente unido, a su vez se desarrollaba la organización partidaria; cuando se equivocaba en la política del frente unido y se desvinculaba de las masas, se anulaban las condiciones necesarias para la organización partidaria.
El frente unido más que una teoría, es una acción contingente, concreta, eminentemente práctica. El frente unido más que un concepto, es una actitud solidaria ante un problema concreto, ante una necesidad urgente. El frente unido más que una ampulosa organización, o un aparato burocrático, es ante todo un organismo vivo, multiforme, que cambia permanentemente de tamaño, de forma y hasta de nombre; pero que en cada instante unifica a las fuerzas del pueblo peruano que están luchando por sus reivindicaciones inmediatas. El frente unido un día se nos presenta como "frente regional de Puno", otro día como "frente provincial de Arequipa"; en un momento aparece como "asociación de productores de arroz de Tarapoto", y en otro momento como "federación de campesinos productores de coca"; más adelante demanda nuestro apoyo como "federación de trabajadores de construcción civil" y luego como "federación de trabajadores mineros y metalúrgicos" . En cada acción concreta, todo el pueblo trabajador, todo el pueblo consciente apoya esa lucha concreta, culminada esa lucha, se prepara para la siguiente.
Hoy por hoy, y todo mayo y junio [de 2003], el frente unido del pueblo peruano se nos presenta como SUTEP-SIDESP, porque la lucha de los maestros es la lucha de todo el pueblo peruano. Cuenta con la participación de 300,000 maestros, y cuenta con el apoyo activo de ocho millones de estudiantes, ocho millones de padres de familia, y el respaldo del 85 % de la población, según nos informan las más confiables encuestas de opinión pública.
La tarea que tenemos por delante, no es "crear un frente único entre cuatro paredes", ni tampoco "crear una coalición de partidos de caudillos", uno más para engrosar la larga lista de "frentes únicos" que matizan la folklórica política peruana desde los lejanos tiempos de la fallida "alianza popular revolucionaria americana". La tarea que realmente tenemos por delante, es fortalecer el frente unido que está luchando a lo largo y ancho del país, en más 1,800 municipios y más de 200 provincias (**)

(**) Texto Adicional.- En los meses de abril. mayo y junio de 2009, el frente unido del pueblo peruano estuvo representado principalmente por las comunidades nativas de la región amazónica y las comunidades campesinas del sur de la región alto andina, que en el momento de mayor intensidad de la lucha coordinaron en el Frente Comunitario por la Vida , como la máxima expresión de la coordinación duradera del pueblo peruano en esos momentos. En las próximas luchas, que ya están madurando aceleradamente en las filas del pueblo, otros sectores serán los principales representantes y abanderados del frente en esos momentos de lucha concreta. Porque ya es tiempo que entendamos que, el frente unido del pueblo es una organización sumamente flexible y multiforme, en la cual no hay cabida para dirigentes burocráticos, ni caudillos eternos, quedando atrás las obsoletas pugnas entre caudillos y las descaradas maniobras por copar los cargos de "secretarios generales" (Nota agregada el 08 de agosto de 2009).

(*) El presente pronunciamiento fue escrito en junio de 2003, en los precisos momentos que se desarrollaba la Gran Huelga General de Maestros agrupados en el SUTEP y el SIDESP (la más importante lucha de masas ocurrida en veinticinco años, después del Paro General del 19 de julio de 1977). La movilización de maestros con el apoyo de la inmensa mayoría del pueblo, estremeció las 200 provincias del país por más de cuarenta días. Sospechosamente cuando la lucha de masas se encontraba en su máximo grado de combatividad, los diarios anunciaron la ocurrencia de una acción terrorista en la zona del Valle de La Convención, y la clase dominante intentó desprestigiar la lucha magisterial vinculándola a la torpe acción de provocación.