Las
portadas de los periódicos españoles del 26 de julio de 2019 mostraban la
fotografía de un cabizbajo Pedro Sánchez. No era para menos, ya que el día
anterior el candidato socialista había fracasado en su intento de investidura
como Presidente del Gobierno.
¿Por qué
fracasó si había ganado las elecciones generales 3 meses antes?
¿Por qué fracasó si ya tenía algunas coincidencias políticas básicas con su
posible aliado de gobierno Pablo Iglesias?
¿Por qué fracasó si ya tenía previamente algunas experiencias políticas de
cierto consenso con ese mismo posible aliado?
Y más importante aún: ¿qué podemos aprender del episodio?
10 apuntes sobre una negociación política fallida
En los
siguientes 10 apuntes repaso algunos de esos aspectos:
1. El sistema de partidos sigue
siendo inestable. Durante
décadas España tuvo un sistema bipartidista en el cual solo el Partido Popular
(PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) tenían expectativas reales
de acceder a la Presidencia del Gobierno. En los últimos 5 años surgieron
nuevas formaciones (Ciudadanos, Podemos, Vox) que pusieron en cuestión aquel
bipartidismo y fragmentaron el voto. Los nuevos partidos, de todos modos, no
han logrado desplazar a los tradicionales. El sistema ya no es lo que era pero
tampoco se ha estabilizado en una nueva estructura. Eso significa,
inevitablemente, turbulencias políticas.
2. La negociación política es la
clave del sistema. Negociar
es una acción decisiva en todos los contextos políticos. Para todo: para
consolidar una victoria, para achicar una derrota, para conquistar nuevas
posiciones o para defender algunos logros. Cuando se trata de un sistema
parlamentario como el español, entonces la negociación política se
convierte en la herramienta más poderosa de los partidos políticos y al mismo
tiempo en el oxígeno que permite respirar al sistema entero. Con más razón aún
en tiempos turbulentos.
3. Los liderazgos políticos actuales
son inexperientes. Pedro
Sánchez, Pablo Casado, Albert Rivera, Pablo Iglesias y Santiago Abascal son los
máximos líderes de sus partidos. Ninguno de ellos tiene un largo historial de
liderazgo partidario ni de gestión de gobierno ni de convocatoria popular.
Ninguno de ellos supera los 5 años de presencia destacada en la política
española. Surgieron como un soplo de aire fresco para sus respectivos votantes,
crecieron políticamente y ahora son grandes protagonistas del presente. Tal vez
alguno de ellos sea hasta un gran proyecto de futuro, pero aún no lo sabemos.
4. El PSOE y Podemos hicieron de la
negociación un espectáculo mediático. La negociación política debe ser privada. Para que
sea efectiva tiene que ser llevada adelante por equipos negociadores que se
reúnan de manera reservada, lejos de los micrófonos y de las cámaras, con suma
discreción, con profesionalismo y con mucha paciencia. Lo que sí tiene que ser
público y transparente es el resultado final, el acuerdo alcanzado entre las
partes, pero nunca el proceso mismo. La
negociación fracasa invariablemente si se transforma en campaña electoral o en
espectáculo televisivo.
5. Fue una negociación marcada por
los ataques y la desconfianza mutua. La empatía y la confianza facilitan la
negociación. Los negociadores necesitan crear un clima empático en el cual se
fortalezca la confianza mutua. Las filtraciones, los ataques políticos y las
agresiones personales dinamitan ese clima y lanzan la negociación por el barranco.
6. Negociaron tarde y mal. La negociación política es un
proceso. Se desarrolla a lo largo de un tiempo, el cual debe ser aprovechado
sin especulaciones de menor calado que solo dilapidan ese valioso activo que es
el tiempo. Un criterio fundamental debería ser el de comenzar por las
coincidencias, continuar por las zonas de proximidad y así ir consolidando y
avanzando poco a poco, conquistando mayor solidez antes de llegar a los temas
más difíciles y que más separan.
7. A Podemos le faltó una dosis de
Gramsci. Ya lo
sabía el teórico marxista italiano Antonio Gramsci: conquistar trincheras es
avanzar políticamente. Lo dijo con lucidez el diputado republicano Gabriel Rufián al
señalarle a Iglesias que era extraordinario para Podemos lograr una vice
presidencia y 3 ministerios con apenas 5 años de existencia política. Y lo dijo
con poesía el diputado del Partido Nacionalista Vasco (PNV) Aitor Esteban cuando
explicó que no se toma el cielo por asalto sino que se conquista nube por nube.
8. El PSOE olfateó la sangre y
atacó. En el
tramo final de la sesión de investidura los socialistas atacaron de manera
demoledora a Podemos. Por momentos parecía casi una ejecución política, un
ajuste de cuentas dentro del campo de las izquierdas. Seguramente las
consecuencias serán negativas tanto para Pablo Iglesias como para su formación
política.
9. Ciudadanos enfatizó en su viraje
a la derecha. El
movimiento político de Albert Rivera realiza desde hace ya un buen tiempo una
trayectoria extraña: abandona el centro político donde no tenía competencia
directa y podía desembarcar en los flancos moderados del PSOE y del PP, y al
mismo tiempo intenta posicionarse en la derecha donde el PP mantiene su
liderazgo histórico y donde Vox aparece como novedad. Estratégicamente parece
un error importante. Empeorado por una oratoria malhumorada que parece buscar
nada más que frases efectistas, todo muy por debajo de las posibilidades del
propio Rivera.
10.
El Partido Popular dejó que sus adversarios se equivocaran. La sonrisa de Pablo Casado
sugería su rediseño estratégico. Lo mismo su oratoria fuertemente opositora
pero institucional, tranquila y seria. La estrategia es clara: mostrar al PP
como una fuerza segura y estable, al tiempo que le da espacio a sus adversarios
y no los interrumpe mientras se equivocan. Con un as en la manga: la
imposibilidad de ponerse de acuerdo por parte de las izquierdas seguramente
provocará una menor participación de sus votantes en unas eventuales nuevas
elecciones. Una abstención que podría cambiarlo todo, claro está.
El
paisaje político español sigue inestable en 2019. La capacidad de negociación
política de líderes y partidos es el principal factor que podría desbloquear la
situación y que incluso podría comenzar a estabilizar el sistema. Aunque la crónica
de la reciente negociación fallida abre un interrogante al respecto.
Recomendaciones para dirigentes políticos
Sea cual
sea el lugar del mundo desde el cual lees este artículo, seguramente podrás
extraer algunas recomendaciones que son válidas para todos los partidos
políticos. Por ejemplo:
- Capacita en negociación
política a un grupo de tus más valiosos dirigentes.
- Cuando es tiempo de
negociar, pues negocia. Deja para después la batalla del relato, la lucha
por imponer tu narrativa.
- Nunca olvides que la
política actual es lucha de trincheras. Tienes que ser frío y racional
para valorar el peso de cada trinchera posible.
- Nunca interrumpas a tu
adversario mientras se equivoca. Let it be. Déjalo ser. Déjalo caer.
- Recuerda que las tácticas
efectistas de corto plazo te pueden dar notoriedad, pero lo que te da el
triunfo es siempre la estrategia.
- Analiza bien el contexto
político y social antes de mover tus piezas. Y después también.
- Conoce a tu adversario: sus
posiciones políticas, pero también su psicología y sus necesidades.
- Negocia. En privado. Con
empatía. Creando confianza. Invirtiendo tiempo. Comenzando por las
coincidencias. Negocia. Siempre.
La
sociedad de hoy es muy compleja. Si eres dirigente político, ya no te bastará
con el carisma, la intuición y la palabra. Vas a necesitar mucha estrategia y
mucha negociación para lograr tus objetivos.
Prepárate.
Si no te
preparas, pues entonces tarde o temprano los periódicos mostrarán en portada tu
imagen cabizbaja.