Roma, 27 ene - Los ricos y los poderosos que se
encuentran cada año en el Foro Económico Mundial (FEM), en esta ocasión se
reunieron en un estado de ánimo sombrío. No sólo porque el día que se
encontraron cerca de U$ 8 billones desaparecieron de los mercados mundiales de
renta variable por una "corrección", sino también porque ningún
líder podía estar de excelente estado de ánimo.
La canciller alemana Ángela Merkel está perdiendo
terreno debido a la manera cómo manejó la crisis de los refugiados. El
presidente francés François Hollande se enfrenta a un descenso en las
encuestas, lo que favorece a Marine Le Pen. El jefe del gobierno español,
Mariano Rajoy prácticamente perdió las elecciones. El Presidente del Consejo de
Italia, Matteo Renzi se enfrenta a una grave crisis del sistema bancario
italiano, lo que podría destruir la tercera economía de Europa.
Unido a esto, los líderes de China, Brasil, India,
Nigeria y otras economías de los "países emergentes", como se les
llama en la jerga económica, están atravesando una desaceleración económica
grave, que afecta también a las economías del Norte. La ausencia de los
presidentes de Brasil y China fue un signo revelador.
Sin embargo este último Davos quedará en la
historia del FEM como el mejor ejemplo de la creciente desconexión entre las
élites y los ciudadanos.
El tema del Foro fue "Cómo dominar la cuarta
revolución", la tesis de que el ingeniero y economista alemán Klaus
Schwab, fundador y CEO de Davos, expone en un libro publicado pocas semanas
antes. La teoría consiste en que estamos frente a una fusión de todas las
tecnologías, lo que cambiará por completo el sistema de producción y trabajo.
La Primera Revolución Industrial a comienzos del
siglo XIX, fue la de sustituir fuerza humana por las máquinas. Luego, al final
de ese siglo apareció la Segunda Revolución Industrial, que fue combinar la
ciencia con la industria, cambiando totalmente el sistema de producción. Luego,
a mediados del siglo pasado, en la era de las computadoras, lo
digital se consagra como la tercera revolución industrial. Según Schwalb
, ahora estamos entrando en la Cuarta Revolución Industrial (CRI), donde los
trabajadores serán sustituidos por robots y por la mecanización.
Durante la Conferencia, el banco suizo UBS
distribuyó un estudio en el que se sostiene que la Cuarta Revolución
"beneficiará a quienes tienen más". Es decir, el rico será todavía
más rico. Es importante para los profanos saber que el dinero que va a los
súper ricos, no se imprime especialmente para ellos. En otras palabras, es el dinero
que ha sido sustraído de los bolsillos de la gente...
Davos ha provocado reacciones notables: la primera
aparece en 2001 con la fundación del Foro Social Mundial (FSM), donde
40.000 activistas sociales se congregan para denunciar como ilegítima la
reunión de los ricos y poderosos en Davos, que otorga a la élite una plataforma
para la toma decisiones, sin ningún mandato de los ciudadanos y principalmente
con el propósito de proteger sus intereses.
El FSM declaró que "otro mundo es
posible", en oposición al Consenso de Washington, formulado por el FMI, el
Banco Mundial y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Tal Consenso
declaró que, dado que el capitalismo triunfó sobre el comunismo, el camino a
seguir era desmantelar al Estado tanto como sea posible, privatizar, reducir
los costos sociales que son por definición, improductivos y eliminar cualquier
barrera al libre mercado.
El problema fue que, para evitar el contagio
político, las reglas del FSM establecían la reducción de los Foros de debate
interno y el intercambio entre los participantes, sin la capacidad para actuar
en las instituciones políticas. Es en 2001 que Davos sí tuvo que tomar en
cuenta Porto Alegre, una alternativa peligrosa; fuera de su radar ...
En el último Davos, el FSM no era un punto de
referencia. Pero lo fue el otro actor, la organización internacional de ayuda
Oxfam, que en cada FEM , ha presentado un informe sobre la Riqueza Mundial.
Esos informes han ido documentando la rapidez de la
obscena concentración de la riqueza, al punto de crear un mundo de desigualdad
no conocido desde la primera revolución industrial.
En 2010, 388 individuos poseían la misma riqueza de
3,6 mil millones de personas , la mitad de la humanidad. En 2014,
tan sólo 80 personas tuvieron ingresos equivalentes a los de 3.8 mil
millones de personas. En 2015, el número se reduce a 62 individuos. La
concentración de la riqueza está en aceleración. En su informe de 2015,
Oxfam predice que la riqueza del 1% irá a superar al resto de la población
en el año 2016: de hecho, esto se alcanzó en un plazo de diez meses. Hace
veinte años, los súper ricos del 1% poseían el equivalente a los bienes del 62%
de la población mundial.
Por tanto, hubiera sido lógico esperar que los que
dirigen el mundo, si observaran los fenómenos sin precedentes de una
desigualdad en rápido crecimiento, habrían conectado el informe de Oxfam con el
de UBS y considerado el nuevo e inmenso desafío que enfrenta el actual sistema
económico y político. También porque el FIR prevé la eliminación gradual de los
trabajadores cualquiera que sea su función, para que pueda ser ocupada por las
máquinas. Según Schwalb, el uso de robots en la producción pasará del actual
12% a 55% en 2050. Obviamente, esto causará un desempleo dramático, en una
sociedad donde la de protección social ya está en brusco descenso...
En cambio, el FEM en gran medida pasó por
alto el problema de la desigualdad, haciéndose eco del nivel actual de falta de
interés en las instituciones políticas. Estamos bien adelantados en la
campaña presidencial estadounidense, y si no fuera por un candidato, el senador
Demócrata Bernard "Bernie" Sanders, el asunto habría sido ignorado o
dejado de lado por los otros 14 candidatos.
Tampoco hay ninguna referencia a la desigualdad en
el debate político europeo o bien, solo al margen de las declaraciones
rituales. Los refugiados son ahora una cuestión mucho más urgente. Es un signo
de los tiempos que las instituciones financieras, como el FMI y el Banco
Mundial, están muy por delante de las instituciones políticas, con la
divulgación de una serie de estudios sobre cómo la desigualdad es un lastre
para el desarrollo económico y cómo su efecto social tiene un impacto muy
negativo en los temas cruciales de la democracia y la participación.
La ONU ha hecho de la desigualdad en un tema
central. Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica de
las Naciones Unidas para América Latina (CEPAL), también ha publicado a tiempo
para Davos, un informe muy preocupante sobre el estancamiento en el que
la región está entrando e identificando el tema de la desigualdad como un
problema urgente.
Pero junto a la desigualdad, también el tema tan
crucial como el del cambio climático, fue en gran medida ignorado. Todo esto a
pesar de que los participantes en la Conferencia de París sobre el Cambio
Climático, reconocieron que los compromisos tomados por todos los países harán
descender la temperatura de no más de 3,7 grados, cuando un objetivo seguro
sería 1,5 grados. A pesar de este muy peligroso fracaso, los líderes en París
hicieron muchas declaraciones esperanzadoras, afirmando que la solución
provendrá del desarrollo tecnológico impulsado por los mercados. Por lo
tanto, hubiera sido lógico pensar, que en un gran encuentro de titanes
tecnológicos con líderes políticos, la cuestión del cambio climático debería
haber sido una prioridad clara.
Por lo tanto, pongámonos de acuerdo sobre la
lección de Davos. Los ricos y poderosos contaban con todos los datos necesarios
para centrarse en los problemas existenciales para el planeta y sus habitantes.
Sin embargo, no lo hicieron. Este es un fuerte
ejemplo de la desconexión entre la preocupación de los ciudadanos y sus élites.
El sistema político y financiero es cada vez más auto referente, pero también
está rápidamente perdiendo legitimidad a los ojos de muchas personas.
Candidatos alternativos como Donald Trump en
EE.UU , Matteo Salvini en Italia, o gobiernos como los de Hungría y Polonia,
nunca habrían sido posibles sin un malestar masivo. Lo que está creciendo cada
vez más en el escenario es la propia democracia... ¿Estamos entrando en una
etapa de Weimar mundial?
Roberto Savio
http://www.alainet.org/es/articulo/175063
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