27/11/2018
La trayectoria periodística y las
concepciones de Vladimir Ilitch Lenin (1870-1924) sobre la prensa se sitúan en
el contexto de dos tendencias que se delinearon en el ámbito europeo desde
fines del siglo XIX hasta las décadas inaugurales del siglo XX, en un período
que mezcló crisis económicas, disputas geopolíticas y guerras con el ascenso de
movimientos de masas, la divulgación de las ideas socialistas y eclosiones
revolucionarias. La primera tendencia se refiere a intelectuales de izquierda
que actuaron como periodistas y activistas, a partir del convencimiento sobre
la importancia de la diseminación de posiciones políticas a través de
periódicos. Entre los inúmeros ejemplos, podemos citar a Karl Marx, Friedrich
Engels, V. I. Lenin, Antonio Gramsci, Karl Kautsky, R Luxemburgo, Leon Trótski,
Nikolai Bukhárin, Máximo Górki, Gueórgui Plekhánov, Clara Zetkin y Alexandra
Kollontai. La segunda tendencia incluye intelectuales que no sólo ejercieron el
periodismo, sino que también teorizaron sobre la prensa como instrumento de
información, concientización, agitación y propaganda contrahegemónica en los
embates contra las formas de explotación de los trabajadores por el capital.
Con las peculiaridades de cada tiempo
histórico, Lenin retomó reflexiones de Marx sobre la influencia tendencialmente
conservadora de los vehículos de masas junto a la opinión pública y, de otra
parte, sobre el papel de la prensa revolucionaria en la difusión política e
ideológica, enfatizando las tareas que correspondían a diarios y revistas de
organizaciones de izquierda y partidos comunistas. Para Lenin, sería imposible
conducir la lucha revolucionaria sin disponer de un medio de divulgación a
través del cual el partido pudiera pronunciarse sobre cuestiones políticas y
situaciones concretas de la vida social. "La creación del partido, si no
es representado convenientemente por un órgano determinado, permanecerá en gran
medida letra muerta", sentenció. [1]
La producción periodística de Lenin
puede ser dividida en cinco fases, según Mario Caciagli. [2] La primera
comprende los textos redactados entre 1899 y 1905, en los que atribuyó a la
prensa partidaria la misión de organizar a los militantes socialistas en un
solo partido. El periódico circularía entre grupos y tendencias y podría ofrecer
una síntesis de las actividades de base, aún más en un país con gran dispersión
territorial y localismos acentuados como Rusia. Como brazo ideológico del
partido, debería ofrecer orientaciones programáticas para que los trabajadores
actúen en asambleas populares, asociaciones de clase, movilizaciones políticas
y comicios electorales. La segunda fase propuesta por Caciagli remite al
período de 1912 a 1914, con foco en la definición del carácter de clase y del
método de análisis social de la prensa obrera. El tercer momento, de 1915 a
1917, abarca las críticas a la prensa burguesa, resaltando los casos de
corrupción, las venalidades y los compromisos a que se someten los periodistas
burgueses, incluidos los que se consideran de izquierda, “frente a la dependencia
de la prensa dicha libre a la voluntad de los dueños". El cuarto período
engloba los textos producidos durante la Revolución Bolchevique de 1917, en que
Lenin enfrenta la cuestión de la "libertad de prensa" en el sistema
democrático-burgués. La quinta etapa incluye los textos post-revolucionarios,
entre 1917 y 1922, cuando la prensa pasa a la órbita del Estado soviético y del
Partido Comunista.
La aproximación de Lenin con el periodismo se produjo después de poco más de un
año en la cárcel por conspirar contra el zarismo. En 1897 había sido mandado al
exilio en Siberia. En medio a las lecturas y la evaluación de las futuras
alternativas de acción, vislumbró como urgente la creación de un periódico
capaz de establecer vínculos regulares con grupos y células activistas en torno
a directrices y planes para la lucha de clases, al lado del proletariado y
demás trabajadores, contra el régimen imperial. Tal periódico sería Rabótchaia
Gazeta (Gazeta Obrera), designado órgano oficial del Partido Obrero
Socialdemócrata Ruso (POSDR) en el congreso de fundación celebrado en marzo de
1898 en Minsk. Pero la publicación, editada en Kiev, fue interrumpida por el
gobierno zarista en el segundo número y los artículos de Lenin acabaron
archivados.
El 29 de enero de 1900 terminó el
período de deportación impuesto a Lenin, pero él fue notificado por el
Ministerio del Interior que no podía residir en ninguna de las capitales del
país, en ciudades universitarias o en grandes centros obreros. Después de
visitar a su familia en Moscú y pasar por San Petersburgo, Pskov y Riga, donde
reclutó corresponsales para el periódico que planeaba crear, con la aprobación
de comités de obreros con los cuales se reunió, Lenin obtuvo un pasaporte. El
29 de julio de 1900 dejó a Rusia para organizar, desde el occidente de Europa,
un partido unitario y centralizado, impulsado por el espíritu del marxismo
revolucionario y determinado a derrotar el zarismo.
En el exilio en Ginebra, Suiza, Lenin
identificó discordancias y polémicas (como la revisión de principios de la
doctrina de Marx y Engels, defendida por Eduard Bernstein en los círculos
socialdemócratas) que dificultaban la unificación de las corrientes marxistas
en el POSDR. El ambiente de controversias reforzó en Lenin la intención, que alimentaba
desde Siberia, de fundar un periódico, de circulación clandestina, que uniera y
consolidara a los grupos militantes en un partido capaz de representar a los
movimientos políticos de contestación del poder y combatir las convicciones
nocivas a la revolución, "principalmente aquellas que se presentaban con
la máscara del socialismo”, como las tendencias economicistas, revisionistas y
populistas. [3]
Seis meses después de su llegada a
Ginebra, el diario Iskra (Chispa) fue lanzado el 11 de
diciembre de 1900 en Leipzig y luego en Munich, Alemania. El título se inspiró
en un verso del poeta Aleksandr Odoiëvski, exiliado en Siberia: "¡De la
chispa nacerá la llama!" Cientos de ejemplares fueron distribuidos por una
red clandestina de militantes, a través de las fronteras alemana, austriaca y
turca. Lenin era el redactor jefe y pontificaban en el equipo Gueórgui
Plekhánov, Pável Akselrod, Vera Zassúlitch, Yuliy Mártov y Aleksandr
Potriéssov.
En el "Proyecto de declaración de
la redacción de Iskra y de la revista Zariá",
Lenin afirmó que el órgano comunista vincula los hechos concretos a las
manifestaciones del movimiento obrero, conduce al lector a una enseñanza
profunda, a partir de los acontecimientos más simples y universalmente
conocidos. No puede, pues, limitarse a reproducir documentos y deliberaciones
de la dirección. Le corresponde seleccionar y analizar cuestiones de la
actualidad, en conexión con la ideología que sedimenta las convicciones.
En la perspectiva de Lenin, para
articular elementos de la ideología comunista, la propaganda persuasiva y el
llamado a la acción organizada, los folletos se habían vuelto insuficientes,
porque se circunscriben, generalmente, a asuntos locales o aspectos económicos
de la vida cotidiana. Era necesario crear una "forma superior de
agitación" que complementara las anteriores, es decir, "una agitación
por medio de un diario, registrando periódicamente al mismo tiempo las quejas
de los obreros, las huelgas obreras, las otras formas de lucha del proletariado
y todas las manifestaciones de la opresión política”. Se nota la distinción que
Lenin establece entre propaganda y agitación. La propaganda se propone divulgar
y esclarecer a los trabajadores la teoría marxista y las estrategias del
partido; ayuda a comprender los objetivos generales para el futuro y el
desarrollo de la sociedad. La agitación se basa principalmente en la política
corriente y en las cuestiones socioeconómicas, contribuyendo a la solución de
los problemas tácticos inmediatos. [4]
El "hilo conductor" para la
creación de la organización revolucionaria era el periódico político, que
podría "hacer desarrollar esa organización en profundidad y en toda Rusia
(...), fiel a los principios y abarcando los diversos aspectos de la
vida". Al mismo tiempo, un vehículo capaz de "despertar en todos los
sectores más conscientes de la población la pasión de las revelaciones
políticas (...), llevar a cabo nuestra tarea: concentrar todos los elementos de
descontento y de protesta políticos para fecundar el movimiento revolucionario
del proletariado". Los artículos periodísticos deberían sacar de los
hechos "conclusiones determinadas en función de los objetivos finales del
socialismo y de las tareas políticas del proletariado ruso". [5]
Por lo menos cuatro cuestiones básicas
necesitaban ser cumplidas para el periódico partidario conquistar credibilidad
junto a los lectores, según Lenin: a) la seriedad de la información, lo que
significa "ir al lugar, elegir los documentos, organizar ficheros, hacer
estadísticas, no omitir fecha o nombre "; b) la interpretación marxista de
los hechos sociales; c) el vigor de la expresión "; d) los buenos
reportajes deben basarse en "documentación nueva, múltiple, recogida y
elaborada por hombres competentes", reclutados entre los cuadros más
preparados para la tarea. [6]
Robert Service, biógrafo de Lenin,
define el estilo de Iskra como escolasticamente marxista,
suponiendo que los lectores no sólo fueran "altamente alfabetizados",
como también tuvieran "sólido conocimiento de los debates socialistas internacionales
contemporáneos". Y completa: "Los lectores preferenciales eran
activistas revolucionarios que ya profesaban el marxismo, y Iskra,
en realidad, era menos un periódico que un periódico en forma de periódico,
diseñado para funcionar en lugar de un comité central. Pero era un comienzo. El
próximo paso sería consolidar a Iskra como un órgano de
propaganda para la realización del Segundo Congreso del partido.” [7]
Lo que importa, para Lenin y demás
redactores de Iskra, no era exhibir virtuosismo, sino adoptar un
lenguaje de exhortación, inmoderada y directa, para suscitar afinidades e
impulsar los lectores militantes a una participación política inmediata. “Para
ellos, la retórica abrasiva era la manifestación de una beligerancia necesaria
y realista. Palabras delicadas y argumentos elegantes no eran las exigencias
más importantes para el derrocamiento de la monarquía Romanov.” [8] El estilo
impetuoso apareció en el primer artículo que Lenin firmó con su nombre, en
diciembre de 1901, en la revista Zariá (Aurora). Él
abordó la cuestión agraria, incluso denunciando el "carácter nefasto"
de las tesis de economistas que minimizaban la importancia de un partido de
vanguardia antizarista y subestimaban la influencia de la conciencia socialista
en la organización de los trabajadores de la ciudad y del campo.
A partir de la idea de Lenin, y con su
colaboración activa, el grupo de Iskra elaboró el proyecto
de programa del Partido Obrero Sociademócrata Ruso (publicado en el número 21),
desempeñando también un papel relevante en la organización del Segundo
Congreso, en julio-agosto de 1903. Iskra ya era reconocido
como una publicación influyente entre los revolucionarios rusos. Una resolución
del Congreso destacó su participación en la construcción del POSDR y lo
formalizó como órgano central, "la voz del partido que debe repercutir lo
esencial de sus tesis", según Lenin. [9]
En octubre de ese mismo año, tras la
división del partido en dos corrientes – los bolcheviques (mayoritarios) y los
mencheviques (minoritarios) –, estos últimos asumieron el control de Iskra,
apoyados por Plekhánov, que formó parte de la redacción inicial, ya rompido con
Lenin. A partir de ahí se inicia una diferenciación entre el "viejo Iskra",
que comprendió los 51 primeros números, aún leninista, y el "nuevo Iskra",
menchevique, publicado hasta noviembre de 1905 y que se transformó en un
instrumento contrario al marxismo revolucionario. Aún en la fase del
"viejo Iskra", la trayectoria del periódico no sería
lineal. Incluso en Alemania sufrió censura, obligando a su consejo editorial a
trasladarse a Londres, donde circuló en 1902. El año siguiente, otro desplazamiento
forzado, esta vez para Ginebra. De modo similar a lo que ocurrió con proyectos
periodísticos de Marx, el deseo de concientizar a la clase obrera y difundir
ideas revolucionarias se chocaba con la violencia policial, lo que forzaba la
redacción a sucesivas mudanzas de ciudades y países para confundir la
represión.
En el curso de las movilizaciones
populares que resultaron en la Revolución Rusa de 1905 – el "ensayo
general" del proceso de crisis, conflictos y cambios políticos cuya
culminación será la Revolución Bolchevique de 1917 –, Lenin reorientó a la
prensa partidaria a sustituir el binomio agitación y propaganda por palabras de
orden tácticas, con vistas a incrementar las luchas del proletariado y del
campesinado para la futura toma del poder. En otras palabras, el periódico
debería convertirse en un guía para la acción, diversificándose al máximo para
alcanzar al conjunto de la clase obrera. De diciembre de 1904 a mayo de 1905,
él editó, en Ginebra, Vperiod (¡Adelante!), semanario
bolchevique clandestino, con la tendencia política del "viejo" Iskra.
El periódico sirvió para preparar la corriente aglutinada en torno a Lenin para
las peleas internas en el Tercer Congreso y luego instigar la insurrección.
Después del fracaso de la Revolución de
1905, con el reflujo y el debilitamiento de las fuerzas populares, Vperiod se
disolvió en el semanario Proletario, que pasó a ser el órgano
central del partido, en la misma línea de su predecesor. La primera fase duró
de mayo a noviembre de 1905. Lenin firmó más de 50 artículos y notas, luego
reproducidos en folletos y pequeños periódicos clandestinos. El recrudecimiento
de la represión en San Petersburgo obligó a Lenin, en 1907, a refugiarse en
Helsinki, Finlandia. Con breves interrupciones, el periódico circuló
clandestinamente de agosto de 1906 a noviembre de 1909, cuando la plenaria del
Comité Central electo en el IV Congreso (de unificación) del POSDR decidió
suspender la publicación, a esa altura con periodicidad mensual, impresión en
París y circulación restringida. En estos tres años se han editado más de cien
artículos y notas de Lenin, incluidos los textos en que expone la tesis de que,
en las condiciones particulares de Rusia, la clase trabajadora debería asumir
el papel progresista que la Segunda Internacional atribuyó a la burguesía en la
etapa de la revolución democrático-burguesa, es decir, las luchas del
proletariado ruso, en consonancia con la directriz política de un partido
comunista centralizado, podrían abrir el camino a una revolución socialista, a
pesar del retraso del país. [10]
Con la reanudación progresiva del
movimiento obrero a partir de 1910, la idea de relanzar un periódico partidario
volvió a motivar a Lenin, que entre 1908 y 1911 vivió en Suiza y en Francia y
en desplazamientos a otros países europeos. "Estoy convencido de que el
partido tiene necesidad, en la actualidad, de un órgano político que aparezca
con regularidad, que conduzca con firmeza y medida una política de lucha contra
la desagregación y el desaliento", escribió a Máximo Górki. [11] Lenin
recogió fondos y organizó Zvezda(Estrella) y
posteriormente Nóvaia Zvezda (Nueva Estrella),
distribuidos a partir de Moscú en diciembre de 1910 y comienzos de 1911,
respectivamente. Aunque con duraciones efímeras, los dos periódicos llevaron
adelante el propósito de profundizar los temas sociales, los debates
ideológicos, promover la agitación en las fábricas y construir las bases del
partido.
Los artículos de Lenin en los dos
primeros números de Zvezda, bajo el pseudónimo Iline, comprueban la
relevancia dada por él a las orientaciones políticas por medio de periódicos
orientados a la vanguardia revolucionaria. Según Jean Fréville, estos textos
"son referencias vivas de su visión crítica" y se destacan como
elementos esenciales en la batalla de las ideas que trababa en aquel momento
con corrientes del movimiento obrero europeo". Fréville acentúa que Lenin
"desaprueba interpretaciones de ciertos dirigentes de izquierda que
emplean categorías de análisis equivocadas y generalmente inspiradas en el
reformismo socialdemócrata, que acaban por mantener las estructuras
fundamentales de la dominación de la burguesía". Y añade: "Él
defiende, en cambio, citando a Engels, un 'marxismo creativo', que no sea
dogmático en sus premisas y que se vuelva decisivo como guía para la acción,
dialéctico en sus fundamentos teóricos y capaz de elucidar el carácter
universal y en el sentido de impulsar y llevar al triunfo a las masas populares
y al proletariado". [12]
Debemos recordar que, desde el exilio a
principios del siglo, Lenin definía el órgano oficial del partido como elemento
de conexión con el proletariado en las ciudades y fábricas. En el artículo
"¿Por dónde empezar?", publicado en el número 4 de Iskra, en 1901, él
puntuó que, desarrollando un trabajo sistemático, el periódico "penetrará
entre la pequeña burguesía de las ciudades, los artesanos de las aldeas y los
campesinos, y se convertirá así en un verdadero órgano político popular".
[13] Esta misión estratégica de la prensa revolucionaria se articulaba con
cuestiones programáticas, como el carácter y el contenido prioritario de la
agitación política, las tareas de organización y el plan de formación de un
partido marxista de Rusia. El artículo repercutió tanto en Rusia como en el
exterior, a través de reediciones y traducciones en folleto basadas en el texto
divulgado por Iskra.
En su libro ¿Qué hacer? (1902)
– que tardó más tiempo en escribirse de lo que pretendía, precisamente debido a
su dedicación a Iskra y a la producción del programa del
partido –, Lenin detalló cuál deberia ser el público de este periódico y su
objetivo: "Este auditorio ideal para las revelaciones políticas es
precisamente la clase obrera, que tiene necesidad, antes y sobre todo, de
conocimientos políticos amplios y vivos, y que es la más capaz de aprovechar
esos conocimientos para emprender una lucha activa, aunque no promete ningún
resultado tangible. La tribuna para estas revelaciones ante todo el pueblo sólo
puede ser un periódico para toda Rusia." Él subrayó la necesidad de un
esfuerzo de las organizaciones locales para hacer viable un vehículo de
circulación nacional: "Mientras no sea así, no podremos publicar ni
siquiera un solo periódico que sea capaz de servir verdaderamente el
movimiento, a través de una gran agitación por la prensa.” [14]
El 22 de abril de 1912, los
bolcheviques lanzaron su primer periódico diario, el Pravda (Verdad).
Una de las características más destacadas fue incentivar la participación de
los lectores, publicando, cada número, decenas de cartas y artículos escritos
por obreros describiendo sus condiciones de vida, las explotaciones y los
abusos de que eran víctimas en las fábricas, sus aspiraciones para el futuro,
etc. Esta preocupación por elevar el nivel de conciencia sin perder de vista
cuestiones más inmediatas del cotidiano de los trabajadores ayudó a popularizar
el diario, cuya tirada media alcanzaba 40 mil ejemplares, habiendo llegado a
imprimir 60 mil. El éxito también puede ser medido por el buen resultado de la
recolección de fondos junto a grupos de obreros de fábricas, lo que
incrementaba el carácter de clase deseado por Pravda. Se publicaron
regularmente balances de las suscripciones. Rusia vivía un período de tensiones
sociales y políticas, y Pravda ocupaba un espacio diferenciado
en la divulgación de reivindicaciones, manifestaciones y huelgas obreras,
gracias al trabajo de corresponsales repartidos por el país.
Lenin continuaba exiliado en París;
temía perder influencia sobre los bolcheviques y, al mismo tiempo, estaba
temeroso de volver a San Petersburgo, donde corría un alto riesgo de ser
arrestado. Entonces siguió a Cracovia, Polonia, donde enviaba artículos
para Pravda y orientaciones a la redacción en Rusia. Él puso
en relieve una vinculación editorial cada vez mayor a las demandas de la clase
obrera: "Un periódico proletario es una tribuna de los proletarios. Hay
que levantarse en la Rusia entera, uno tras otro, los problemas de la vida
proletaria en general y de la democracia proletaria en particular. Los trabajadores
de San Petersburgo comenzaron la obra. A su energía, debe el proletariado de
Rusia el primer periódico proletario, después de duros años de prueba.
Continuamos, entonces, su obra, todos apoyando y dando nuevo impulso al
periódico proletario de la capital, la primera golondrina de esa primavera en
que toda Rusia se cubrirá de una red de organizaciones proletarias con sus
propios periódicos.”[15]
En el día a día, la distancia
geográfica impedía a Lenin de ejercer una interferencia más efectiva junto al
periódico. El consejo editorial intentaba evitar multas gubernamentales,
acciones judiciales y amenazas de interdicción, caminando en el hilo de la
navaja entre la combatividad y la moderación en el abordaje de temas que
pudieran atizar la ira del régimen. Sólo durante el primer año del diario se
abrieron 36 procesos contra sus redactores. Ni el propio Lenin escapó de
"modificaciones atenuantes" introducidas por la redacción en algunos
de sus textos, ni del rechazo de 47 de sus 331 artículos escritos antes de
comenzar la Primera Guerra Mundial. Irritado, él envió carta al consejo
interpelándole sobre las razones de los vetos: "En general no haría mal a
nadie dar una notificación sobre los artículos rechazados. Esta no es, de modo
alguno, una exigencia excesiva. Escribir a la cesta de papel, o sea, escribir
artículos que se rechazan es muy desagradable.” [16] En realidad, disputas
internas en el partido también influían en las selecciones de los textos que
debían ser publicados o no.
El inicio de la guerra intensificó el
cerco policial a los bolcheviques. La coacción a Pravda fue
implacable. De un total de 355 ediciones, entre el 22 de abril de 1912 a 8 de
julio de 2014, 73 fueron sancionadas, 52 confiscadas y 21 multadas, con
pérdidas financieras irrecuperables. Sin contar las numerosas aprehensiones,
castigos y multas aplicadas a ocho diferentes títulos adoptados por Pravda para
intentar driblar la censura y resistir a las arbitrariedades. [17] El 21 de
julio de 1914, después de ser empastado por la policía y tener a su equipo
detenido, dejó de circular.
Pravda volvió a ser
publicado, como órgano del Comité Central, en vísperas de la victoriosa
Revolución de 1917, cuando la efervescencia política llevó a la rearticulación
de la prensa comunista clandestina. Con los bolcheviques en posición expresiva
en el primer gobierno revolucionario, Lenin dejó de ejercer funciones
ejecutivas en Pravda, en razón de sus atribuciones en el Kremlin y
de los problemas, tensiones, disputas de poder y crisis para administrar como
jefe de gobierno y líder del partido. Pero no dejó de influir en la orientación
editorial ni de difundir artículos en Pravda (fueron 47 sólo
en 1917). "Tenía una capacidad sin igual para exponer sus argumentos y
para defender una causa militante. Sus descripciones agresivas de sus enemigos
y de sus políticas daban a todo el mundo la sensación de que había un hombre
capaz de ejercer el poder gubernamental". [18]
En medio del torbellino de 1917, Lenin
abordó un tema crucial en el artículo "Cómo garantizar el éxito de la
Asamblea Constituyente: sobre la libertad de prensa", editado en el número
11 de Rabótchi Púty (El Camino Obrero), el 28 de
septiembre de 1917. Su biógrafo Tamás Krausz fue preciso al resumir la
principal idea del líder bolchevique: "la democracia burguesa no es
libertad, sino libertad de compra". La democracia burguesa como
"forma de dominación capitalista de la más alta orden", señala
Krausz, orientaba el pensamiento de Lenin y, por extensión, influía en su
comprensión de la libertad de prensa. [19]
Basta leer lo que él escribió en
el Rabótchi Púty para autenticar la línea de interpretación
del biógrafo: "Los capitalistas (seguidos, debido a la estupidez o a la
inercia, por muchos SRs y mencheviques) denominan 'libertad de prensa' a una
situación en la que la censura es abolida y todos los grupos publican
libremente todos los tipos de periódicos. En realidad, no se trata de libertad
de prensa, sino libertad de los ricos, de la burguesía, para que engañen a la
masa oprimida y explotada del pueblo." Lenin fue aún más categórico al
referirse a las injunciones económicas en la conquista de mayor audiencia:
“Tomemos por ejemplo los diarios de Petrogrado y Moscú. Usted verá
inmediatamente que son los periódicos burgueses [...] que tienen los mayores
índices de circulación. ¿Qué explica esta prevalencia? No es en absoluto la
voluntad de la mayoría, pues las elecciones demostraron que, en las dos
capitales, la mayoría (una aplastante mayoría, por otra parte) prefiere a los
demócratas, es decir, a los SRs y los bolcheviques. Estos tres partidos
representan de tres cuartos a cuatro quintos de los votos, mientras que la
circulación de los periódicos que publican es ciertamente menor que un cuarto,
o incluso menos de un quinto, de toda la prensa burguesa. [...] ¿Cómo sucede
esto? Todos saben muy bien por qué."
Para deshacer la prevalencia desmedida
de los vehículos burgueses, él defendió el "monopolio estatal sobre los
anuncios privados en la prensa", tras la toma del poder: "El poder
estatal en la forma de los soviets toma todas las gráficas
y todos los periódicos y los distribuye equitativamente:
el Estado debería venir primero – en beneficio de los intereses de la mayoría
de las personas, la mayoría de los pobres, particularmente la mayoría de los
campesinos, que por siglos han sido atormentados, aplastados y embrutecidos por
los propietarios de tierras y los capitalistas.”
Las circunstancias, contradicciones y
obstáculos enfrentados por el primer gobierno revolucionario se reflejaron en
los análisis más dispersos de Lenin sobre la prensa. Él volvió a tratar de la
libertad de prensa en su 8ª tesis para el I Congreso de la Internacional
Comunista, realizado del 2 al 6 de marzo de 1919, en Moscú. Nuevamente atacó
los monopolios y la opulencia financiera de los grupos económicos que, en la
mayoría de los países, distorsionan los procesos de producción informativa. En
su opinión, la libertad de prensa es "un engaño mientras que las mejores
rotativas y el mejor stock de papel están monopolizados por los capitalistas y
mientras sobreviva el poder del capital sobre la prensa". Por eso, subrayó
la necesidad de ruptura con el modelo de la prensa burguesa, que transforma la
información en mercancía como cualquier otra: "Para conquistar la igualdad
efectiva y la verdadera democracia para los trabajadores, los obreros y campesinos,
hay que empezar por privar al capital de la posibilidad de alquilar escritores,
comprar editoriales y sobornar los periódicos.” [20]
En contraposición a las insuficiencias
de la libertad de prensa bajo el poder del capital, Lenin mencionó parámetros
que, en líneas generales, deberían ser introducidos a partir de la Revolución
de 1917: "La verdadera libertad de prensa surgirá en el régimen en que
creen los comunistas: no existirá la posibilidad objetiva de someter directa o
indirectamente la prensa al poder del dinero, no habrá obstáculos para que todo
trabajador (o grupo de trabajadores, cualquiera que sea su número) tenga y
disfrute del mismo derecho a utilizar las rotativas y el papel, que pertenecen
a la sociedad.” [21]
En suma, él tenía en mente una prensa
no mercantilizada, pero la situaba en la esfera de influencia y control del
Estado y del Partido Comunista, con las implicaciones y los límites de ahí
derivados en los planes del derecho a la información y de la libertad de
opinión.
En los últimos escritos periodísticos
de Lenin, se percibe un giro conceptual en cuanto a la función social de la
prensa. El teórico del periódico partidario como pieza clave para la formación
de la conciencia revolucionaria y de la unificación ideológica del proletariado
analiza ahora, de manera más realista, el rol de los medios de difusión en la
compleja coyuntura del país, tomando en cuenta los problemas dificultaban una
transición hacia al socialismo. La prensa soviética debería dejar de lado
"una atención desmedida a las políticas y cuestiones personales de
dirección política" y dedicarse más a los temas de interés de los
trabajadores. Los periódicos necesitaban cambiar el foco: de simples
productores de las noticias políticas a órganos serios de "educación
económica de las masas". Y se explicó: "La prensa tendrá que destacar
los problemas del trabajo en su enfoque más inmediato y práctico. Debe
convertirse en el órgano de la comuna de trabajo, en el sentido de hacer
pública toda información que los directivos de las empresas capitalistas
procuran ocultar." [22]
Así, la prensa bolchevique no perdió su
función con la llegada al poder, pero tuvo que adaptarse a nuevas directivas
político-ideológicas frente a las situaciones complejas, desafíos económicos y
conflictos de varias órdenes vivenciados por el país. Según Álvaro Bianchi,
tras la Revolución de 1917, los periódicos "pasaron a difundir y defender
las tareas planteadas por la construcción del nuevo Estado obrero, organizando
la clase para ello". Y prosigue apuntando los cambios de época que se
extendían a la prensa: "Durante ese período, la organización de la
producción es uno de los temas más frecuentes en la prensa. Los debates
desarrollados en torno a la Nueva Política Económica y la industrialización llenaron
las páginas de los periódicos. La prensa destinada a los campesinos pasó a
vehicular, junto con los temas de la política nacional e internacional,
artículos técnicos aconsejando formas de aumentar la producción, la mejor época
del año para plantar y cosechar los diversos cultivos, etc." [23]
Por lo expuesto, podemos concluir que,
para Lenin, el periódico de una organización revolucionaria es el lugar de la
transición entre la teoría "pura" y el llamamiento a la acción,
indispensable para el éxito de la agitación y propaganda. En cada etapa
histórica corresponde una "tarea de la hora", dominante y
prioritaria. Como organizador colectivo, corresponde al periódico unificar las
opiniones de los miembros de la agremiación. "Él es la arma más poderosa del
partido para llegar a la clase obrera todos los días y a toda hora y en su
lengua.” [24]
Al definir la prensa como herramienta
para la solidificación del partido, Lenin la compara al andamio de un edificio
en obras, que "facilita la comunicación entre los diversos grupos, les
ayuda a distribuir el trabajo y a observar los resultados finales alcanzados
gracias a un trabajo organizado". [25] Y va más allá: "Con la ayuda
del periódico y en la relación con él, se va formando por sí misma la organización
permanente que se ocupará del trabajo local, pero también del trabajo general y
regular, que acostumbrará a sus miembros a seguir atentamente los
acontecimientos políticos, a valorar su significación y su influencia junto a
los diversos sectores de la población, a elaborar métodos adecuados que
permitirán al partido revolucionario influir en esos acontecimientos.” [26]
La teoría del periodismo, en la
formulación leninista, es el estudio de su inserción en la vida partidaria.
"Nuestro órgano director debe estar en relación estrecha con el partido,
en conexión indisoluble con el movimiento del proletariado. Debe marchar
adelante, iluminar el camino." Para ello, este tipo de periódico debe
adoptar un partidismo consecuente (defender el punto de vista de la clase
obrera); tener firmeza ideológica; orientar al pueblo; buscar la veracidad; y
asumir el internacionalismo obrero. Lenin también resalta la formación de
cuadros: "Si agrupamos nuestras fuerzas en un periódico común, veremos
formarse en la acción y destacarse entre nuestros cuadros los más actuantes
organizadores y los más capaces jefes políticos del partido, que sabrán, en
el momento cierto, lanzar la palabra de orden de la lucha final y asumir la
dirección." [27]
Lenin definió tres principios básicos de
la prensa revolucionaria: educar a las masas para elevar el nivel de conciencia
política; organizar los sectores más combativos de la clase obrera en torno al
partido; propagar la línea programática. Una síntesis de visiones convergentes
con Marx puede ser verificada en las palabras de Lenin, al indicar que los
periódicos no reflejan sólo la lucha de clases, como mantienen con ella una
relación específica, pues son sujetos de la disputa ideológica que se traba
entre las diferentes fuerzas políticas. "En la lucha entre los órganos de
la prensa, los partidos, las fracciones y los grupos se cristalizan las
tendencias ideológicas y políticas con carácter realmente de clase; cada una de
las clases forja para sí un arma ideológica y política para las batallas futuras."
[28]
A lo largo del siglo XX, tales
concepciones guiaron las directrices editoriales de la prensa de gran parte de
los Partidos Comunistas aliados de Moscú en Occidente - muchas veces sin la
necesaria discusión crítica y sin tener en cuenta los problemas internos y las
inserciones específicas de las organizaciones, las peculiaridades culturales,
los contextos sociopolíticos y las correlaciones de fuerza de cada país.
Notas
[1] Lenin mencionado
por Madeleine Worontsov. Lenine e a imprensa. Lisboa:
Antídoto, 1977, p. 43.
[2] Mario Caciagli,
“Introducción”, en Vladimir I. Lenin. La información de clase.
México: Siglo Veintiuno, 1978, p. 9-15.
[3] Luiz Alberto Moniz
Bandeira. Lenin: vida e obra. 4a. ed. rev. Río de Janeiro:
Civilização Brasileira, 2017, p. 47.
[4] Vladimir I. Lenin. Propaganda
e agitação. Moscú: Progresso, 1984, p. 7.
[5] Ibidem, p. 60, 70 e 71.
[6] Lenin mencionado
por Madeleine Worontsov. Lenine e a imprensa, ob. cit., p.
116-117; Vladimir I. Lenin. La información de clase, ob. cit.,
p. 129.
[7] Robert Service. Lenin:
a biografia definitiva. Río de Janeiro: Difel, 2007, p. 174.
[8] Ibidem, p. 180.
[9] Vladimir I. Lenin. Propaganda
e agitação, ob. cit., p. 41.
[10] Silvio Pons. A
revolução global: história do comunismo internacional. Río de Janeiro:
Contraponto/ Fundação Astrojildo Pereira, 2014, p. 48.
[11] Lenin citado por Máximo
Górki. Lenin: biografia, cartas e escritos. San Pablo: Quilombo,
1980, p. 86-89.
[12] Jean Fréville. Lénine
à Paris. París: Éditions Sociales, 1968, p. 115-116.
[13] Vladimir I. Lenin. Propaganda
e agitação, ob. cit., p. 72.
[14] Vladimir I. Lenin. “Que
fazer? Problemas candentes do nosso movimento”, en Obras
escolhidas de V. I. Lénine (vol. 1). Lisboa: Editorial Avante, 1977,
p. 79-214, disponible en:
[15] Vladimir I. Lenin. La
información de clase, ob. cit., p. 128.
[16] Lenin mencionado
por Robert Service. Lenin: a biografia definitiva, ob. cit.,
p. 257.
[17] Rafael Duarte Oliveira
Venâncio. Lenin e o jornalismo soviético: imprensa como vanguarda
política. San Pablo: Baraúna, 2010, p. 112.
[18] Robert Service. Lenin:
a biografia definitiva, ob. cit., p. 319-320.
[19] Tamás Krausz. Reconstruindo
Lênin: uma biografia intelectual. San Pablo: Boitempo, 2017, p. 267-268.
[20] Vladimir I. Lenin. La
información de clase, ob. cit., p. 175.
[21] Ibidem, p. 176.
[22] Ibidem, p. 209.
[24] Vladimir I. Lenin. Propaganda
e agitação, ob. cit., p. 72.
[25] Idem.
[26] Vladimir I. Lenin. La
información de clase, ob. cit., p. 44.
[27] Ibidem, p. 173.
Dênis de Moraes es doctor en
Comunicación y Cultura por la Universidad Federal de Río de Janeiro,
investigador del Consejo Nacional de Desarrollo Cientifico e Tecnológico
(CNPq), de Brasil, e investigador visitante en la École des Hautes Études en
Sciences Sociales, de París, Francia. Autor de Medios, poder y
contrapoder (con Ignacio Ramonet y Pascual Serrano, Buenos Aires,
Editorial Biblos), Crítica da mídia e hegemonia cultural (Río de
Janeiro, Editorial Mauad) y La cruzada de los medios en América
Latina (Buenos Aires, Editorial Paidós), entre otros libros.