sábado, 23 de noviembre de 2013

CINCUENTENARIO DE LA PUBLICACIÓN DE LA BIO-BIBLIOGRAFÍA DE J.C. MARIÁTEGUI

Cincuentenario de la publicación de la bio-bibliografía de J.C. Mariátegui.
(1963/2013)

Autor:  Guillermo
Rouillon Duharte
(1917-1978)

En primer lugar agradezco la invitación de Guillermo Yucra, organizador del presente evento para conmemorar un acontecimiento histórico:  la proeza de Guillermo Rouillon con su monumental Bio-bibliografía de Mariátegui.  Y aprovecho esta oportunidad para felicitarlo por que ha compilado y seleccionado los escritos de Guillermo Ruillon referidos a Mariátegui con excepción de la bio-bibliografía y la biografía; ello se plasmó en el libro de reciente aparición:  Mariátegui, suscitador de peruanidad.  Una valiosa fuente de consulta.

También me complazco en felicitar y agradecer a quien venera la memoria de Guillermo Rouillon y es fiel centinela de su legado:  la señora Armida Picón, aquí presente.  Y para quien pido un cariñoso aplauso.

Finalmente, mi agradecimiento para la institución que gentilmente nos brinda hospedaje en estos momentos:  La Universidad de Ciencias y Humanidades.  Universidad que editó mi libro: Invitación a la lectura de 7ensayos de Mariátegui.

Vaya mi saludo a toda la juvenil concurrencia por su generosa disposición para animar y engalanar la presente conmemoración y el homenaje a Guillermo Rouillon.
 
Guillermo Rouillon

Espero que Armida –presente en este auditorio- no me tilde de infidente o fabulador por lo que paso a contarles.

Armida y Guillermo se casaron el año 1952 cuando ya Guillermo había empezado a acopiar material para la elaboración de la Bio-bibliografía de José Carlos Mariátegui.  Seguramente, el influjo de la vivacidad de los ojos de Armida, en perpetua admiración, debió haber gravitado fuertemente en la sensibilidad del joven Guillermo Rouillon.  Ella, poseedora de la picardía limeña, estudiaba farmacia y piano en el conservatorio nacional de música; y él, chalaco, bibliotecario de la misma universidad, hombre serio y responsable. El flechazo ocurrió en el recinto de la biblioteca central de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. 


Armida Picón Vda. de Rouillón
En manos de Armida el cuadro de J.C.Mariátegue

Por los resultados de la trascendente obra realizada por Rouillon, sabemos que Rouillon tuvo en su vida, no una; sino dos sublimes obsesiones:  Armida y José Carlos.  Porque sin una sublime obsesión no se trasciende en la vida

Tal vez, en algún momento Armida lo celó a Guillermo por su apasionamiento al estudiar a José Carlos. Pues, en el hogar de la joven pareja aparecía por todos los rincones de la casa, referencias a Mariátegui, rumas de fichas, recortes de periódicos, cartas, fotos, libros, revistas, folletos y documentos de las pesquisas obtenidas sobre la vida de Mariátegui.  Por todas partes se tropezaba con Mariátegui. Buena parte del tiempo “libre” de Guillermo estuvo dedicado a Mariátegui.

De los ingresos económicos mensuales obtenidos por Rouillon, una partida la asignaba para los gastos del hogar y otra partida para los gastos  que demandaba su investigación.  Mariátegui figuraba como un hijo más en el hogar, según palabras de Armida.  Esta asignación, algunas veces, no contaba con la aquiescencia de Armida; quien, en esas condiciones,  se volvió sumamente organizada para equilibrar el presupuesto familiar.

Conocedor de la limitación económica de Guillermo, don Manuel, su padre, lo visitó para darle una buena noticia; alborozado, le dijo:  prepara tu renuncia, porque un amigo acaba de ser nombrado Ministro y quiere que seas su asistente.  Se ha enterado que eres intelectual, escritor y quiere que colabores con él de inmediato.  Guillermo, muy serio y, en tono de queja, le respondió:  papá, porque no me has consultado.  Su papá insistió:  para lo que te pagan en San Marcos… en cambio en el ministerio la remuneración va a ser muy buena. Guillermo le replicó a su papá:  mira papá, con todo el dinero del mundo no voy a disponer de la biblioteca que dispongo en San Marcos.  Su padre se retiró enojado y Armida, que estaba presente, se quedó perpleja con dicha respuesta.  En ese momento, no entendió la trascendencia de las palabras de Guillermo.  Pero, luego, comprendió la honradez y la valentía del hombre que está realizando una obra trascendente.

El hogar de los Rouillon/Picón estuvo constituido por dos hijos. Al nacer su hija le concedió a Armida la decisión de ponerle nombre y Armida eligió: Liliana y así fue.  Pero, cuando nació su hijo varón, el ahora autor de la biografía clásica de Mariátegui, intentó ponerle: José Carlos. Armida, inmediatamente, se opuso con tenacidad.  Ya era demasiado, José Carlos por todas partes.  Y, vaya sorpresa, Guillermo, concedió.  Hizo una contrapropuesta: Francisco Xavier que Armida aceptó alborozada.  Sin embargo, notó algo raro en el cambio tan rápido de Guillermo, pues, era un hombre de decisiones firmes.  Resulta que: ¡Francisco Javier era el nombre del padre, del abuelo y del tatarabuelo de Mariátegui!


 LA BIO-BIBLIOGRAFÍA’
            Una bio-bibliografía es la base, son los cimientos, los fundamentos sobre los cuales se edifica una biografía.  Así como Carlos Marx tuvo como biógrafos a Franz Mehring e Isaías Berlin;  Mariátegui, a Guillermo Rouillon Duharte (1917-1978).  La monumental obra de Rouillón a la cual consagró 15 años de su vida; pero, no a tiempo completo, sino, como suele decirse, robándole tiempo al tiempo, es un manantial prístino e inagotable del cual todos los escritores han bebido.  Aunque muchas veces sin mencionar al autor.  Un ejemplo, y no muy lejano:  la película peruana sobre la vida de Mariátegui.

El titánico trabajo de acopio de 3,462 fichas bibliográficas e iconografía, con su respectiva síntesis del contenido.  Además, la cronología sumaria del periplo vital de Mariátegui y un índice de nombres y autores citados, fue puesto generosamente a disposición de los investigadores cuando todavía no había aparecido el primer tomo de la biografía.  El libro es formato grande, siete fotografías y consta de 345 pp.  El cuidado de la edición estuvo a cargo del autor.

La bio-bibliografía apareció el 21 de noviembre de 1963 editada e impreso por la Universidad Mayor de San Marcos. El esperado primer tomo de la biografía no aparecía por la dilación burocrática en la universidad de San Marcos, entonces, Alberto Tauro del Pino, profesor de Historia de la universidad, gestionó su publicación con Boris Acchinelli de la editorial Arica.  Así es como, en el año 1975, salió a luz La creación heroica de José Carlos Mariátegui (Tomo I La edad de piedra 1894-1919). Está obra está dedicada a Anna Chiappe Vda. de Mariátegui.  Al mes de publicada, la edición se agotó. Brindaron su testimonio los familiares y las personas del Perú y del extranjero que conocieron a Mariátegui por medio de entrevistas y las repuestas a un cuestionario elaborado por Rouillón.


En el interregno de 1963 a 1975 nadie aprovecho la bio-bibliografía para elaborar la biografía de Mariátegui.  Ni Luis Alberto Sánchez cumplió su promesa hecha en 1930, poco después de la muerte de Mariátegui, en un meritorio artículo.  Sánchez pensaría que la biografía de Mariátegui ensombrecería la figura de Haya de la Torre, jefe del partido al cual él pertenecía. 

¡Alabado sea Rouillon!  ¡Habemus Bio-bibliografía!

El año de la aparición de la bio-bibliografía, 1963, el ciclo de movimientos campesinos en el Perú alcanzó su pico más elevado.  En Huamanga se llevó a cabo el congreso nacional de la Federación de Estudiantes del Perú en donde se puso de manifiesto la escisión del bloque socialista entre Rusia y China y se puso fin a la influencia aprista en las universidades.  También fue el año en que el influjo de la Revolución cubana enardecía los ánimos juveniles y 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana, aparecía en La Habana.  En Moscú, el gobierno de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) levanta la cesura y estampa el Nihil obstat imprimatur (puede imprimirse porque no hay obstáculo) a los 7 Ensayos.  Mientras tanto, el imperialismo yanqui trataba de aquietar las aguas encrespadas en América latina con su política exterior llamada “Alianza para el Progreso” y con sus voluntarios del “Cuerpo de Paz” distribuidos en las zonas pauperizadas de América latina.


Ciudad de Huamanga (Ayacucho) 1963.  En las mismas condiciones antisociales de trabajo existían cargadores en Puno y en muchas otras ciudades del Perú- (Foto del autor)
No soy un espectador en la lucha por alcanzar un mudo más humano.
(Guillermo Rouillón, 1950)

La bio-bibliografía aportó novedosos datos e información.  Entre ellos, el primer artículo de Mariátegui (24/02/1911), lugar y la fecha de nacimiento de Mariátegui.  Datos que fueron puestos en cuestión por dos connotados comunistas peruanos, Genaro Carnero Checa y Jorge del Prado.  En la otra orilla, Haya de la Torre –bajo el seudónimo de Argos y en el diario aprista La Tribuna-, comenta tendenciosamente la Bio-bibliografía por haber ocultado datos y tergiversado la verdad de los hechos.  Rouillon, le responde en una carta a La Tribuna.  De la confrontación sale la luz.  (Ver, al respecto, las pp. 160-217-218-233/36 del libro de Guillermo Yucra referido líneas arriba). 

Me detendré, brevemente, en otros dos aporte de la bio-bibliografía:  La biblioteca de Mariátegui y el cuestionado “Libro perdido” de Mariátegui.

La biblioteca de Mariátegui
Dentro de sus pesquisas, Rouillon identifico los libros que componía la biblioteca de Mariátegui, como lo corrobora la siguiente cita:

una lista bibliográfica de los 400 volúmenes -descubiertos por Guillermo Rouillon en la Biblioteca Central de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos- que fueran vendidos por la Sra.. Anna Chiappe de Mariátegui, a la muerte de su esposo por haberse quedado en mala situación económica, en ese entonces, ejercía la dirección de la mencionada Biblioteca San Marquina el Dr. Jorge Basadre. También se consignarían otros títulos correspondientes a los libros que leyera José Carlos durante su niñez (obras heredadas de su padre) , y las que consultara en la Biblioteca particular de Don Manuel Gonzáles Prada, por intermedio del hijo de aquel, Alfredo, asimismo los que le recomendara el Dr. Víctor Maúrtua y el italiano Remo Polastri, con quien fundara el Partido Socialista en 1919


Anita Chiappe ante el nicho de Mariátegui. Lima abril de 1930. Mariátegui le dejó, únicamente, amigos y su biblioteca.  Por la estrechez económica la vendió a la UNMSM.  Años después Rouillon la halló y la rescató del olvido y la incuria.

En una conversación que sostuve con Anita Chiappe en su casa del jirón Alcanfores en Miraflores, me dijo: al morir Mariátegui me dejó solamente amigos y lo único valioso de la casa alquilada en donde vivíamos era su biblioteca.  Mariátegui, como buen proletario, no tenía patrimonio; sino, solamente prole.  Ya en 1921 dijo: mi cultura es para mí una necesidad esencial. A cualquier costo,  tengo que completar en Europa los estudios que me he impuesto.  Porque mi cultura es mi único capital, mi sola fuente de subsistencia. (Carta inédita.  Roma, 18 de julio de 1921)  Ver:
FERRER, Mariátegui, Cecilia:
Historia de una fotografía inédita
Boletín. Casa Museo José Carlos Mariátegui
Lima, marzo-abril del 2013, p. 4.-
Abuelos: Victoria Ferrer y J.C. Mariátegui
Hija de Gloria María Mariátegui Ferrer.
Artículo en base a los testimonio de su madre

(Esas frases de Mariátegui, indirectamente, explican porque Mariátegui aceptó la oferta compulsiva que le hizo el gobierno de Leguía el año 1919:  La cárcel o verlo fuera del Perú.  Pues, el joven Mariátegui se había convertido en una piedra en el zapato para el régimen).

Las pesquisas que hizo Rouillon sobre las obras que leyó Mariátegui las puso generosamente en conocimiento de un investigador extranjero, quien publicó bajo su propio nombre –Harri E. Vanden--lo que le había proporcionado Rouillon.  Cuando el plagiario presentó “su libro”, Rouillon lo emplazó y lo puso al descubierto.  Se trata del libro: Mariátegui: Influencias en su formación ideológica(Amauta: Lima, 1975).  Testigo de ese infausto suceso fue el actual Decano de la Facultad de Letras de la UNMSM, Raimundo Prado.

El cuestionado libro “perdido” de Mariátegui
Hay varios textos sobre la existencia o inexistencia del libro que estaba escribiendo Mariátegui y su envío a la editorial  "Historia Nueva" de España; dirigida por su amigo César Falcón. Son varias las referencias –entre 1928 y 1930- de Mariátegui sobre ese tópico. Mencionaré, únicamente,  dos.  La primera, Mariátegui registra en la Advertencia a la primera edición de sus 7Ensayos:

Pensé incluir en este volumen un ensayo sobre la evolución política e ideología del Perú. Más a medida que avanzo en él, siento la necesidad de darle desarrollo y autonomía en un libro aparte.

La otra referencia de Mariátegui apareció como respuesta a un cuestionario en el N° 29 de la Revista "LA SIERRA" que dirigiera J. Guillermo Guevara entre los años 1927 a 1930, con un total de 34 números:
trato las cuestiones netamente políticas en un libro, en el cual trabajo en la actualidad y que aparecerá, dentro de pocos meses, en las ediciones de “Historia Nueva" de Madrid.

Tanto por las expresiones de Mariátegui como por su autonomía de pensamiento ante la III Internacional y la ojeriza de Vitorio Codovilla expresada al delegado peruano Julio Portocarrero en La Primera Conferencia Comunista Latinoamericana de 1929, en Buenos Aires, y por la desmariateguización del Partido luego de su fallecimiento, se podría inferir que el libro existió, pero lo desaparecieron.

Entre los que afirman que el libro existió figuran el marxólogo argentino José Aricó quien cree que aparecerá en los archivos en Moscú de la KGV, el historiador Jorge Basadre, Ricardo Martínez de la Torre, gerente de la revista Amauta, el periodista César Lévano y, por supuesto, Guillermo Rouillon.  Aquí sus palabras:

Se ha hablado insistentemente que se extravió una obra de José Carlos Mariátegui, correspondiente al ensayo sobre la evolución política e ideológica del Perú, que fue  remitido a España para su impresión debido a las restricciones de orden interno que imperaban en el país.  A este respecto debo informar que los originales que figuran como perdidos, se enviaron por correo con destino a Madrid, como prueba el billete expedido por la Oficina del Correo Central de Lima, que encontrara al estar trabajando en los papeles viejos perteneciente al Archivo Particular de la familia de José Carlos Mariátegui, el mes de junio de 1951.

Fuente:
“Bibliografía de José Carlos Mariátegui” Publicado en diciembre de 1952 en el Boletín bibliográfico  Biblioteca Central de la UNMSM, Año XXV, volumen XXII, Nº 1-4 Lima, pp. 102/112.- Cita tomada de
“Mariátegui, suscitador de peruanidad” Fondo editorial de la UNMSM. (Lima julio del 2013), p. 62.-

Esa afirmación de no fue tomada en cuenta.  Rouillon la reiteró en 1963 en la Introducción a la Bio-bibliografía de Mariátegui:

Mariátegui. por razones que no son del caso exponer en este breve apuntamiento, no pudo conservar un archivo debidamente ordenado y más o menos completo de su vasta labor de periodista y ensayista.  Sólo así se explica, que no haya quedado copia del ensayo referente a la evolución política e ideológica del Perú, que desapareciera al ser remitido a España para su impresión.  Afortunadamente, dícese que, parte de este estudio, se encuentra en Uruguay.  Desde luego, el aserto no ha sido confirmado hasta la fecha, quedando la esperanza de localizar el escrito en cualquier momento que se realice una pesquisa seria. (p. 5)

Entre los que afirman que el libro nunca existió:  Octavio Obando y César Falcón,  A la mano las siguientes fichas bibliográficas para los que quisieran dilucidar tal cuestionamiento:

OBANDO, Morán, Octavio:
José Carlos Mariátegui La Chira:
La revolución socialista en el Perú
(Reconstruyendo el libro nunca perdido)
Fondo editorial de la universidad Ricardo Palma.
(Lima diciembre 2009)
Leer en Internet dicho libro:
CEME - Centro de Estudios Miguel Enríquez - Archivo Chile

FALCÓN, Jorge:
El hombre en su acción
Cuatro episodios.
Derrotero para investigadores.
Apéndice:
El libro PERDIDO de Mariátegui (pp. 197/224)
Ediciones Hora del hombre
(Lima, abril, 1982) pp. 224.-

Mariátegui para escolares

Finalmente, doy por terminada la presente exposición, al señalar una omisión que a todos nos compromete; la vida ejemplar de Mariátegui, escrita por Guillermo Rouillon, espera una edición adaptada e ilustrada para escolares. En nuestro país no son pocos los colegios que llevan el nombre de JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI.


Autor:  Jorge Miyagui
Antonio Rengifo Balarezo
Lima, 20 de noviembre del 2013






Cartel conmemorativo del cincuentenario de la Bio-bibliografía de J.C. Mariátegui

viernes, 22 de noviembre de 2013

MATRIZ COMUNITARIA: ¡COMUNAS O NADA!


El pueblo venezolano reclama el poder popular para profundizar la Revolución
¡Comunas o nada!

Voz
21-11-2013
Testimonios de dos aguerridos comuneros socialistas y bastiones de la Revolución Bolivariana


Amado Rivero tiene 65 años y es obrero. Su principal obra es la construcción de la Comuna Socialista Che Guevara, del municipio de Palavecino, en el Estado de Lara, Venezuela.

De día pega ladrillos; en las noches, supervisa los cimientos de la comuna de la que es vocero. En sus ratos libres, escribe para varios blogs y desde esas trincheras que ofrecen los medios alternativos defiende la necesidad del Estado Comunal.

En la comuna Che Guevara hay aproximadamente 18 mil habitantes. Ésta es una de las 1.401 comunas que contabilizó el Censo Comunal 2013, además de los 40.035 Consejos Comunales, y las 71.521 organizaciones sociales, según los resultados del Ministerio del Poder Popular para las Comunas.

Si bien las cifras de las comunas son alentadoras, Amado Rivero aclara que solo hay 123 registradas o pre-registradas y que la meta es formar al menos 3 mil comunas, con un buen nivel ideológico socialista.

¨Una vez alcanzado ese nivel, de más del 60% del territorio nacional cubierto por comunas, seremos nosotros quienes impulsemos una nueva Constituyente Nacional para crear el Nuevo Estado Comunal Socialista¨, afirma Rivero.

De las comunas se ha dicho que son de papel o han sido reducidas a meras organizaciones productivas, rurales desconociendo como enfatiza Rivero, que son las bases de la Revolución Bolivariana, y que reemplazarán a los municipios como base primaria, como lo propuso Hugo Chávez en su reforma constitucional, añade el líder comunero.

Para los enemigos de las comunas y su poder popular, que según Rivero, están dentro del mismo Estado, él tiene una respuesta contundente: ¨Una vez se concreten como formas de gobierno; no podrán ser de papel porque están formadas por líderes, hombres y mujeres que no tienen un sueldo, que no les importa pasar un día sin comer. Ese es el miedo que tienen, que los líderes unidos con sus pueblos jamás serán vencidos¨.

El pueblo está hambrieto de poder popular! En opinión de Modesto Emilio Guerrero, biógrafo de Chávez, desde el año 2002 se desató un fenómeno de poder social y formas de organización de los trabajadores y pobres.

¨ (…) De hecho, y sin mucha conciencia de su propio proceso de conjunto, ese movimiento ha comenzado a practicar formas democráticas, no jerárquicas, de relación social, contrarias a las impuestas por el Estado existente¨, afirma Guerrero en su columna El Poder Popular después de Chávez.

Por eso, al igual que Rivero, en Caracas, José Uriepero, otro valiente comunero, profundiza la Revolución en la Comuna Socialista El Cementerio y protege sus conquistas.

En esta comuna localizada en el municipio Bolivariano Libertador, en el distrito capital, tienen dos empresas de propiedad social directa comunal y otra para la comercialización y venta de quesos y charcutería.

Gracias a éstas dos últimas, productores agropecuarios y pecuarios de los Estados de Tachira y Guarico venden sus productos en la capital, generan empleos directos y venden a precios económicos. Con las ganancias, ayudan a la población y otorgan becas estudiantiles, todo en la comuna.

¨Nuestra comuna no ha recibido dinero de parte del Estado venezolano. De hecho, esta es la verdadera autogestión. Se propone la economía solidaria donde se busca beneficiar más a la comunidad que a la generación de dinero¨, aclara Ulperio.

Además, la comuna tiene un fondo social como mecanismo de respuesta inmediata a crisis; sin dejar de presionar al gobierno en temas como la calidad de los servicios, la educación, la seguridad y la vivienda, etc.

El objetivo es demostrar que las comunidades organizadas son capaces de generar recursos. De éstos se benefician todos los habitantes sin distinción de credo e ideología política, aun cuando, la mayoría de los comuneros activos son Revolucionarios como José.

Indudablemente la comuna es la base fundamental de la sociedad socialista porque ella impulsa los valores de solidaridad, respeto, tolerancia, y humildad. El cultivo de estos valores son los que salvarán nuestras sociedad, de lo contrario vamos definitivamente hacia nuestra destrucción como sociedad¨, afirma Uriepero.  

Fernanda Sánchez J. Periodista, magíster en relaciones internacionales y sindicalista.
Publicado en Voz, Noviembre 13, 2013.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


EUSEBIO LEYVA SOBRE LA OBRA DE GUILLERMO ROUILLON (18/11/13)


Le agradezco me haya pedido opinión.


1  La importancia de la obra de Guillermo Rouillón  estriba en que constituye  condición sine qua non para el conocimiento de  la vida y la obra de José Carlos Mariátegui, que en el caso del fundador del Socialismo en el Perú, constituyen una sola cosa.  

Por esta consideración, no abrigo la menor duda cuando afirmo que para entender a plenitud  el porqué del surgimiento de la figura del  Amauta en las primeras décadas del siglo XX en el Perú,  resulta requisito fundamental   la lectura de la obra de Guillermo Rouillón.

2Es un aporte de la máxima importancia. Nadie antes de él y hasta nuestros días ha realizado una investigación tan profunda cuanto extensa sobre la vida  de Mariátegui.

Lamentablemente una obra de esta naturaleza y jerarquía,  no ha tenido la difusión que merecía y merece tener. 

Nuevamente sin temor a equivocarme puedo afirmar que si hay alguien con un conocimiento erudito sobre  la vida del Amauta, ese es  Guillermo Roullión. Por eso debemos decir, en consonancia con la afirmación de Mao : “quien no ha investigado no tiene derecho a hablar” que este derecho se lo ganó Rouillón larga y merecidamente.

3. Es ampliamente conocido que la obra de José Carlos Mariátegui ha generado y sigue generando  una cantidad impresionante de estudios.
No hay autor en todo Iberoamérica (para inmortal envidia de algunos) vinculado al quehacer ideológico, político y social que haya convocada  tanta atención en las más diversas latitudes del planeta, sobre su obra.

Universidades, Centros académicos,  Centros de Investigación y científicos sociales de manera individual vienen produciendo desde varias décadas atrás una copiosa producción cuyo protagonista es el Amauta. 

Una de las tareas ineludibles para las nuevas generaciones  socialistas es la evaluación crítica  y sistemática de toda esta producción. 

En esta labor de exégesis la deberán emprender armados con la obra de Rouillón. Aquí es donde encuentro la relación.

Saludos.

Eusebio Leyva.


jueves, 21 de noviembre de 2013

VENEZUELA: LA NECESIDAD DE UNA REVOLUCIÓN EN LA REVOLUCIÓN



20-11-2013

Cuando uno quiere hacer un cambio social tiene que tener claro qué modelo va a utilizar; porque sólo seguir administrando, aunque sea con espíritu patriótico y con honestidad, el modelo capitalista, eso es imposible. El modelo capitalista te termina tragando. Eso es como el diablo. No se puede ir a dar una misa en las cavernas del diablo, porque te traga.
Nicolás Maduro, 2005

Según las Cuentas Nacionales, explicitadas por el Banco Central de Venezuela (BCV), el PIB privado (el porcentaje de la actividad económica del país en manos directas del empresariado) corresponde al 71% del total (año 2010). En el año de 1999 el PIB privado era de 68%. Es decir que, a pesar de las nacionalizaciones, el PIB sigue siendo mayoritariamente privado, y comparado con países que nada tienen que ver con el comunismo –como Suecia, Francia e Italia, donde el PIB es mayoritariamente público (estatal)–, el estado venezolano no tiene en sus manos (salvo el petróleo) ningún resorte económico importante de la economía.
Manuel Sutherland, 2013.

Yo no soy un libertador. Los libertadores no existen. Son los pueblos quienes se liberan a sí mismos.
Ernesto Che Guevara

Unos años atrás, en el medio de la marea neoliberal que se expandía triunfal por todo el mundo festejando la extinción del campo socialista europeo, apareció la figura de Hugo Chávez. Con todas las limitaciones del caso y los reparos que se le puedan haber abierto desde la izquierda, lo suyo significó una enorme cuota de esperanza. Luego de la larga noche que habían representado las sangrientas dictaduras que enlutaron toda Latinoamérica y los planes de capitalismo salvaje que le siguieron, la aparición de este militar nacionalista, confusamente antiimperialista con un discurso anticorrupción y con el ofrecimiento de un nuevo socialismo renovado, prometía mucho.
A partir de su llegada al poder en Venezuela en el año 1998, mucha agua corrió bajo el puente. Quizá es muy prematuro hacer un balance del significado histórico de su actuación política de una década y media: para la derecha –vernácula e internacional– fue un demonio, un “castro-comunista” que volvió a atizar la por ella anatematizada y pretendidamente desaparecida lucha de clases. Para la izquierda, su obra nunca pasó de una práctica reformista y populista, alimentada más que generosamente por un capitalismo rentista basado en la monoproducción petrolera sin perspectiva de transformación revolucionaria.
Lo cierto es que la escena política venezolana, pero también la latinoamericana e incluso la internacional, se vieron tocadas por la influencia de este carismático líder y el siempre impreciso –pero al mismo tiempo muy prometedor y cargado de esperanza– “socialismo del siglo XXI”.
A principios del 2013 Hugo Chávez murió en la gloria. Su imagen en muy buena medida ya pasó a ser mítica, una verdadera leyenda. Denostado por la derecha, amado y endiosado por una amplia mayoría del pueblo venezolano, visto con simpatía por la izquierda siempre esperando su radicalización, no llegó a sufrir el desgaste del ejercicio del poder. Su muerte, un verdadero fenómeno mediático de significación global, lo dejó en la situación del comandante heroico del que, al menos de momento, la ausencia agiganta su figura más aún que su presencia.
Sin dudas los casi 15 años al frente de ese singular proceso que se dio en llamar Revolución Bolivariana (una experiencia de “socialismo rentista” plagado de contradicciones así como de esperanzas) no son fáciles de analizar. ¿Qué dejó todo ello? Sin dudas: luces y sombras. No fue una revolución socialista, al menos tal como históricamente se la concibió. Claramente fue un proceso que no se salió de los marcos capitalistas, pero al mismo tiempo generó una serie de cambios en la distribución de la riqueza nacional que ningún gobierno anterior, siempre capitalistas, había conseguido. La situación general de las clases populares venezolanas –por cierto, la mayoría de la población– mejoró sustantivamente.
Visto en perspectiva política, el proceso tenía límites muy precisos: en tanto no se planteó como una transformación radical de las condiciones estructurales, de la tenencia de los medios productivos, no podía pasar de un planteo capitalista con rostro humano. En los tiempos de capitalismo despiadado que corren desde la caída del Muro de Berlín, ese planteo ya tiene sabor de avance social. Visto con objetividad, no pasó de reformismo. Pero las promesas de socialismo, más aún en el medio de la ola neoliberal que barrió el mundo, despertaron genuinas esperanzas.
El tiempo fue pasando, con un Chávez de enorme habilidad política que podía jugar a aunar posiciones antitéticas en base a su monumental carisma, pero la revolución socialista, el preconizado nuevo “socialismo del siglo XXI”, nunca se profundizó. O si lo intentó (control obrero de algunas fábricas recuperadas, organización popular desde abajo), los marcos del Estado capitalista que siguió primando no permitieron su radicalización. Los planes redistributivos que implementó la administración bolivariana sin ningún lugar a dudas fueron una avanzada, pues los satisfactores básicos de la población mejoraron. No cabe ninguna duda que la renta petrolera llegó a muchísima más gente que con ningún gobierno anterior. Lo cual representa un paso importante; pero eso sólo no es socialismo.
No hay que dejar de reconocer que, luego de años de un capitalismo salvaje que hizo retroceder conquistas sociales históricas (las ocho horas de trabajo, la sindicalización, las leyes de protección al trabajador, un Estado de bienestar para las grandes mayorías), el hecho de plantearse un talante popular desde una administración ya puede tener sabor a “socializante”. Por supuesto, para la derecha representó una molestia (quizá no llegó a peligro) el hecho de tener un presidente díscolo que hablara nuevamente de “antiimperialismo” y “socialismo”, términos que habían salido de circulación luego de la extinción del campo socialista y el final de la Guerra Fría. Con Chávez hubo intentos de caminar hacia el socialismo, amagues, algunos avances interesantes; de todos modos, ni la gran propiedad se tocó ni la esperanza de poder popular efectivo se materializaron. Fue más el ruido que las nueces.
Pero hubo cambios, por supuesto. Y muchos. Por eso la derecha protesta tanto. Es cierto que no se tocaron los resortes últimos del sistema, pero en un mundo neoliberal a ultranza pensar que los históricamente excluidos puedan tener mejoras, es ya un sacrilegio para el pensamiento conservador. Y en la Venezuela bolivariana, con Chávez a la cabeza, hubo mejoras importantes. De hecho, el nivel general de pobreza se redujo ostensiblemente en los años que se viene llevando a cabo este proceso: de un 70.8% que alcanzó en 1996 llegó en el 2012 a un 20%, la reducción más grande en América Latina detrás de Ecuador y una de las más grandes en el mundo, según reconociera una prestigiosa institución internacional como la CEPAL. Los logros sociales de la Revolución Bolivariana, sin dudas, están a la vista. “Ladran Sancho, señal que cabalgamos”, podría decirse sin temor a equivocarnos.
¿Por qué, entonces, abrir esta crítica y llamar a una revolución dentro de la revolución ahora? ¡Porque ello es imprescindible para que siga habiendo revolución!
El proceso bolivariano hace tiempo que está empantanado. Por supuesto que, desaparecido el comandante, la continuidad de la revolución en curso se ha tornado más difícil. Eso no es culpa del actual mandatario, Nicolás Maduro. Pensar que los problemas que sufre actualmente el rico y esperanzador proceso abierto años atrás se debe a la debilidad o impericia del nuevo presidente sería un garrafal desatino. O más bien: ¡sería peligrosísimo!, pues ello reduciría una revolución socialista a una administración política, al carisma de quien está sentado en el sillón presidencial. Y la revolución socialista es infinitamente más que eso. Más aún: ¡no es eso! Pero justamente los problemas actuales que sufre el “chavismo” deben llevar a una profunda, necesaria, imprescindible autocrítica. ¿Por qué “chavismo”? ¿Por qué ese culto a la personalidad? ¿Y el verdadero poder popular? ¿Qué socialismo se está construyendo?
Con las últimas elecciones presidenciales de abril, luego de la muerte de Hugo Chávez, se abrían tres escenarios posibles: 1) triunfo de la derecha visceral con Henrique Capriles Radonski (con un presumible retroceso de todos los avances de la revolución), 2) triunfo del PSUV con Maduro a la cabeza y profundización de la construcción del socialismo (añorado por la izquierda, pero sin dudas lo más difícil de materializar) y 3) triunfo del “heredero” de Chávez con creciente control del proceso político por la derecha bolivariana, la llamada “boliburguesía” enquistada en el aparato estatal (burócratas nuevos ricos que hablan con un lenguaje chavista pero con clara ideología conservadora). Lamentablemente para la causa popular, el tercer escenario parece ser el que se va dando.
Hace unos pocos años atrás Nicolás Maduro, siendo presidente de la Asamblea Nacional, decía: “Lo que nosotros hemos llamado "parlamentarismo social en la calle" no es otra cosa que el liderazgo social de lo que ahora se está viviendo en Venezuela. Es convertir la Asamblea Nacional –que es el órgano parlamentario del país– en un verdadero poder popular. Es decir: que no sea simplemente un Congreso de elites donde éstas deciden por el pueblo, donde sustituyen la voluntad popular, piensan y deciden por el pueblo, pero donde terminan articulándose con las elites del poder económico –nacional e internacional– para seguir manteniendo el status quo en materia de las leyes fundamentales que rigen la economía y la vida social de la nación. (…) El parlamentarismo de calle es un salto revolucionario en relación al parlamentarismo tradicional burgués basado en la democracia representativa. (…) ¿Qué puede sustituir a la vieja democracia colonial representativa y desgastada de los partidos políticos que existe en el continente? Pues una democracia popular, una democracia revolucionaria, participativa y protagónica, donde el pueblo, el ciudadano sea el principal actor.” Por supuesto escuchar algo así abre enormes esperanzas para el campo popular, para la posibilidad de un cambio revolucionario real. ¿Qué sucedió luego, o qué está sucediendo, que un siniestro personaje como José Sánchez Montiel, más conocido como Mazuco, asume como diputado en esa misma Asamblea Nacional ante la mirada atónita del pueblo, luego de una obvia decisión inconsulta y con algún arreglo bajo la mesa con la derecha recalcitrante? Mazuco, valga no olvidarlo, fue en el Estado Zulia –la tierra del ahora prófugo Manuel Rosales, ultraderechista apoyado por la CIA– el mejor alumno en el crimen y en el delito de Henry López Sisco, el más grande policía asesino que tuvo Venezuela, quien se jactaba de haber asesinado personalmente a más de 200 revolucionarios y luchadores populares en los años que activó en la DISIP. Mazuco, no olvidarlo nunca: un convicto criminal acusado de las peores violaciones, sindicado como homicida, ladrón y narcotraficante: ¿cómo es que ahora pasa a ser diputado? ¿Y el poder popular, compañeros? ¿Y el “parlamentarismo de calle”?
¿Y cómo entender la detención del nacionalista vasco Asier Guridi Zaloña, quien tenía años en el país, el pasado 1° de septiembre a manos del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN), con la colaboración de la Policía española y la Policía Judicial francesa, quienes operaron en el territorio nacional con beneplácito del gobierno violando la soberanía venezolana? ¿Era necesaria esa jugada política para congraciarse con alguien? ¿Qué aporta eso a la construcción del socialismo?
En ese orden de ideas que nos deben llevar a la imprescindible y crucial autocrítica: ¿cómo entender el enorme peligro electoral en ciernes para el próximo 8 de diciembre, en las futuras elecciones municipales, donde muchos precandidatos bolivarianos a alcalde decidieron lanzarse por su cuenta luego que fueran omitidas las elecciones internas y decididos los candidatos de manera arbitraria por la jerarquía del Partido Socialista Unido de Venezuela –PSUV–? ¿Qué socialismo nuevo se está construyendo así? ¿Qué modelo de socialismo es el que está en juego entonces?
Se podría llegar a decir que estos son aspectos puntuales, no relevantes, no definitorios de un proceso más amplio que es la Revolución Bolivariana en su conjunto. Pero no debe olvidarse que en la última elección presidencial, con toda la maquinaria electoral del PSUV y la apelación monotemática a la figura del extinto comandante, el candidato bolivariano venció por una mínima diferencia. Es cierto que la derecha actúa, y mucho, para conspirar contra el proceso en curso. Pero sin la autocrítica mínima e indispensable no puede haber socialismo. Como dijo Maduro algún tiempo atrás, sin “una democracia popular, una democracia revolucionaria, participativa y protagónica, donde el pueblo, el ciudadano sea el principal actor ”inexorablemente no puede haber socialismo. Es por eso que aparecen esos tres epígrafes abriendo la presente reflexión: no se puede estar con dios y con el diablo al mismo tiempo. O se es socialista, o se es capitalista. Aunque sea lapidario y pueda pasar por esquemático, es así. Capitalismo con rostro humano no deja de ser, antes que nada, capitalismo. Si hay un proceso real de transformación, no puede entronizarse la figura de nadie. Eso, no lo olvidemos, está más cerca de la religión que del ideal socialista. Sin negar la importancia de los grandes conductores en la historia –y Chávez lo fue, sin lugar a dudas– es hora de abrirse sanas autocríticas al respecto (por eso es más que pertinente la cita del Che Guevara).
Es cierto que la derecha arremete feroz contra el proceso bolivariano. Pero ¡cuidado! Esa misma derecha tradicional está haciendo su gran festín económico y el gobierno revolucionario deja pasar. ¿O es cómplice? ¿Cómo entender el crecimiento imparable de la especulación parasitaria y del capital financiero?
No caben dudas que mucho de las dificultades económicas actuales se deben a procesos de desestabilización arteramente concebidos. El desabastecimiento crónico de productos de primera necesidad (el papel higiénico como infamante símbolo), un dólar paralelo 6 o 7 veces más caro que el oficial o un proceso inflacionario que no cesa, hacen que el panorama actual se complique. Pero no debe dejarse de tener en cuenta que muchas medidas del gobierno no contribuyen al afianzamiento de cambios revolucionarios: las impopulares devaluaciones (que siempre, en lo fundamental, paga el pobrerío), la siempre omnipresente dependencia del petróleo (¿se puede hablar seriamente de un “socialismo petrolero-rentista” o eso es un desatino peligroso?), el escaso desarrollo industrial nacional que fuerza a importar cerca de un 50% de los alimentos, a lo que se suma, no como males menores sino, quizá, con mayor fuerza en la percepción de las grandes masas populares, una generalizada y abrumadora corrupción de muchos cuadros bolivarianos: ¿son un camino al socialismo? ¿Cuáles son los antídotos que se están poniendo a todo esto?
Decretar una “Navidad temprana” a partir del 1° de noviembre (¿fomento del alocado consumismo navideño?, ¿festejo religioso en un gobierno que debería ser, como mínimo, laico?) o el lanzamiento de un cuestionable Viceministerio de la Suprema Felicidad (que sirvió, más que nada, a la burla por parte de la derecha), propiciar la entrada de un piloto venezolano a la Fórmula Uno Internacional, ¿son medidas socialistas? Esto hace recordar a la propuesta, algunos años atrás, de una gobernadora chavista que ideó una Misión específica para dotar de implantes de pechos de silicona a las mujeres de escasos recursos, moción que no prosperó pero que deja ver el talante en juego: ¿vamos hacia el socialismo con pilotos de carrera, pechos siliconados y festejos de la Navidad?
Nadie dijo que construir un nuevo modelo de sociedad fuera fácil. Tomar el poder –si se quiere: tomar la casa presidencial, para decirlo con una visión minimalista– es tremendamente difícil; pero mal o bien (así sea con un escaso margen de votos) eso sucedió en Venezuela. Pero tener la estructura del Estado capitalista no es, ni por cerca, tener el poder. Ahora bien: aquí empiezan los problemas. Cambiar una sociedad, transformar de cuajo algo para hacer surgir una cosa nueva, es infinitamente más que manejar una casa de gobierno. En muy buena medida, es revolucionar las cabezas, los modos de pensar, las actitudes seculares. “Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”, dijo con mucha razón Einstein.
Lo que está sucediendo en Venezuela, aún con todos los errores y problemas propios del proceso en marcha, sigue siendo una esperanza abierta. Por eso mismo quienes seguimos apostando por transformaciones reales y no agachamos la cabeza, con o sin Chávez en la dirección seguimos viendo ahí una ventana de oportunidades. Y justamente por eso, porque vemos que se ese proceso cada vez más está secuestrado por un pensamiento reformista, socialdemócrata y burocrático, es que nos alarmamos por cómo van las cosas.
Felizmente hay importantes sectores dentro del aparato de Estado, dentro del PSUV, en la ciudadanía, en la calle, en las comunidades, en la militancia comprometida, que ven estos peligros. Este escrito, hecho por un no-venezolano y desde fuera del país, quizá no pase de quedar en el olvido, sin ninguna consecuencia práctica real. Pero no hay peor lucha que la que no se hace. Es por eso que apoyo, llamo y me sumo a las propuestas de profundización real de la Revolución Bolivariana. Ello implica ir frontalmente contra la derecha endógena que se ha adueñado del proceso, denunciarla, aislarla, devolver la vitalidad perdida a la revolución, llamar a la movilización genuina de las masas venezolanas, recuperar la vitalidad transformadora que se fue tapando con medidas populistas y reformistas. “Suprema felicidad” o “Navidad temprana” quizá no, por ambiguas, quizá risibles o cuestionables. Más modestamente: poder popular, control obrero y campesino de la producción, defensa real de la revolución con milicias populares. Es la única manera de mantener viva la esperanza. Lo demás, tiene sus días contados. 
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