Misión
No es hora de llorar a nuestros muertos. Es hora de
construir la nueva sociedad y la nueva economía que nosotros queremos, y a la
cual ellos aspiraron.
Y para conseguirlo, debemos pasar de la lucha
defensiva, reivindicativa, a una lucha por la transformación de esta sociedad
malsana, que nos ha sumido en la pobreza extrema, en el desempleo masivo, y en
la marginación de quienes crean precisamente las riquezas, y que disfrutan
solamente los de arriba.
De ser bestias de carga, debemos pasar a disfrutar, en
igualdad de oportunidades, el 100 por ciento de las riquezas creadas por
nosotros, de la totalidad del legado de nuestros antepasados, y de la riqueza
natural que nos ofrece la Naturaleza.
Es esa la sociedad y la economía de la cual
disfrutaron nuestros ancestros, los pueblos originarios de la civilización del
Tawantinsuyo. Y es esa sociedad, en las formas de trabajar actualmente
vigentes, creadoras de la economía de mercado, la que debemos construirla para
el bienestar de nosotros mismos y el de nuestros hijos.
La causa de nuestros males
de sociedad
El insigne José Carlos Mariátegui nos dijo, con toda
claridad, que el problema del indio no es el problema de la tierra. De igual
modo, ahora podríamos decir que, el problema del obrero no es el de la máquina
ni el de las innovaciones tecnológicas.
Entonces, ¿en dónde se origina el problema de los sin
trabajo, de los trabajadores sean estos campesinos, esclavos u obreros? ¿En dónde
radica el problema de todos ellos y de sus familiares, de los que viven en la
costa, en la sierra y en la selva?
El problema de nuestra sociedad peruana viene desde la
invasión española. Y no porque fueran españoles, sino porque ellos instalaron
un modelo socio-económico cuyo mecanismo fundamental facilitó, y sigue
facilitando, que quien es propietario del elemento fundamental de la actividad
económica, la tierra cultivable en aquel entonces, la máquina y el capital
ahora, se apropia el 100 por ciento del valor agregado por los trabajadores y
por toda la sociedad.
Es decir, nuestro problema de poder adquisitivo que nunca
alcanza ni siquiera para cubrir nuestras necesidades básicas, del desempleo
masivo existiendo miles de obras a realizar y muchas más necesidades a
satisfacer, proviene del hecho de que quienes creamos las riquezas no somos los
directamente beneficiarios de la totalidad del resultado de la actividad
económica.
No somos nosotros, en lo más mínimo, quienes decidimos
qué producir y cómo repartir el resultado de nuestra actividad económica. No
somos más que bestias de carga, seamos campesinos, obreros, profesionales,
incluso pequeños y micro empresarios.
Es hora de que nuestras luchas no sean simplemente de
implorar y de pedir dádivas a quienes se apropian del resultado de nuestros
esfuerzos, sino que nuestras luchas deben orientarse a tomar el control total de
la actividad económica, y con ello, el control total de nuestras vidas.
Un nuevo modelo
socio-económico
Nuestro objetivo esencial debe ser el de instalar un
nuevo modelo socio-económico compuesto de dos elementos. El primero, debe ser
la mejor forma de trabajar que la Humanidad ha creado, hasta el momento. Se
trata de la economía inmaterial. Con ella alcanzaremos los mejores niveles de
productividad y de producción de bienes y servicios, a nivel mundial. Volvamos
a ser cabeza de la más grande civilización, como lo fuera en su época el
Tawantinsuyo.
El segundo elemento, tan esencial como el primero, es
que este modelo permita que todos los habitantes del país gocen, en igualdad de
oportunidades, de la totalidad del resultado de la actividad económica. Se
trata de instalar, a nivel de sociedad, de la Repartición más o menos
igualitaria del resultado de la actividad económica.
Es este tipo de repartición que garantizará el Buen
Vivir de todos y cada uno de los habitantes del país. De esta forma, por fin
podremos llamarnos “hermanos”, y trabajar disfrutando de la vida, como lo
hacían nuestros ancestros.
Un futuro al alcance de nuestras
manos
Este modelo socio-económico es realizable, porque
contamos con todos los elementos que podrán hacerlo viable. En primera
instancia, contamos, como sociedad, con un financiamiento gratuito e ilimitado
para la creación y desarrollo de empresas-país. Empresas que pertenecerán a
todos los habitantes del país y a ninguno en particular. Esta práctica es el
gran legado de los pueblos originarios del Tawantinsuyo, la propiedad
comunitaria.
Son estas empresas-país las que manejarán lo esencial
de la actividad económica del país. Y son ellas, en estas condiciones, las que
permitirán que la totalidad de sus ganancias se repartan, en partes iguales,
entre todos los habitantes del país. Es lo que se llama la Remuneración de Base
de todos y cada uno de los habitantes del país, desde que nacen hasta su
muerte.
Este financiamiento ilimitado, y gratuito, permitirá
que cada persona que tenga las aptitudes para desarrollar un proyecto
profesional pueda ejecutarlo sin ningún contratiempo. De esta forma, viviremos
en una sociedad con igualdad de oportunidades, tanto en los ingresos monetarios
como en el desarrollo de nuestras habilidades, competencias y ensueños.
Esta nueva base socio-económica, basada en la Repartición
más o menos igualitaria, la propiedad comunitaria y el financiamiento ilimitado
y gratuito al alcance de todos, es la que garantizará la igualdad de
oportunidades entre todos los habitantes del país, desde que nacen hasta el
final de sus días. Es la construcción de una sociedad de Bienestar General.
Esta nueva base socio-económica facilitará,
igualmente, el nacimiento de organizaciones con características diferentes a
las actuales. Ellas serán horizontales, a un solo nivel de decisión, y en
función del problema a resolver, porque serán los mismos ciudadanos, que ya
contarán con todos los recursos del país, quienes decidirán y pagarán
directamente la construcción de la obra a realizar o de la institución a hacer
funcionar.
Por lo tanto, ya no existirán más organizaciones
verticales, totalitarias, que son fruto de una Democracia Representativa. Un
tipo de democracia hecha a la medida para garantizar la existencia de los
grandes poderes fácticos, de las grandes instituciones al servicio del Capital,
y que arrebata a la persona de todos sus derechos civiles, sociales y
económicos, para poner en el centro de la escena a sus cancerberos en la forma
de congresista, “jefe” o presidente.
Cómo ponerlo en práctica
Comencemos a construir esta nueva economía, y esta
nueva sociedad, desde ahora. Contamos con toda la inteligencia, la sabiduría de
nuestra práctica diaria y las enseñanzas de nuestros antecesores. Pongamos en
ejecución este nuevo modelo socio-económico desde cualquier lugar, función u
organización en el que nos encontremos.
Que nuestras luchas y esfuerzos no se desvanezcan con
movimientos reivindicativos. Que nuestras luchas sean de transformación, de
creación y desarrollo de una nueva economía y de una nueva sociedad. Que
nuestros puestos de combate como ciudadanos, estudiantes, trabajadores,
políticos, dirigentes, alcaldes, regidores, gobernadores, presidente de la
República y otros, sirvan para construir nuestro futuro, y no para seguir
siendo sumisos servidores de nuestros verdugos. Construyamos sociedad, nuestra
sociedad.
Saint-Nazaire, Francia, 28 de abril del 2019
Dr. Hugo SALINAS