sábado, 29 de agosto de 2020

LA ERA REPUBLICANA: EL CRIOLLO Y SU CONTINUISMO DECADENTE COLONIAL

 


Las escaramuzas que dejó el coloniaje virreinal, en sus descendientes españoles, (los criollos) se expresaron en fuertes luchas intestinas por el poder, más que por el desarrollo del país; se suscitaron golpes y contragolpes de Estado, originados por caudillajes criollos militares y civiles, profundizando la crisis originada en España y desde España de entonces. Fue un continuismo decadente y torpe pero no por ello menos voraz, continuando con una concepción elitista y marcadamente étnica. Su cosmovisión, de estos criollos, no les alcanzaba más allá de un contubernio para continuarlo con la repartija de la riqueza del país y, en muchos casos, casi siempre, ligados a intereses foráneos. Tanto ayer como hoy, con pequeños intervalos, como el del gobierno del General Juan Velasco Alvarado, fueron las grandes transnacionales quienes impusieron sus reglas de juego en perjuicio del país.


Oficialmente el país se independizó en 1824, las élites de los criollos no pudieron amoldarse a las nuevas condiciones en los siguientes años, generando profunda inestabilidad. Entre 1820 y 1845 (en tan solo en 25 años), cambiaron, alrededor de 50 veces al presidente, es decir, cada medio año se cambió un presidente, en promedio; en tan solo un año (1834) hubo ocho cambios y cinco Constituciones; en ningún otro periodo de la historia del Perú hubo cambios de tal envergadura.


Las guerras civiles arreciaron la decadencia del país, sumados a los conflictos fronterizos con los países vecinos, la economía estaba sumida en un estado deplorable. El principal producto de exportación fueron los minerales. El sector agrícola se encontraba en una situación caótica. Las muertes de esclavos que lucharon durante la guerra trajeron como consecuencia el agravamiento de la falta de mano de obra, permaneciendo esta situación caótica por cerca de dos décadas.

Carlos Contreras, señala que Simón Bolívar le manifestó, con preocupación, a José de San Martín “ni nosotros ni las generaciones venideras verán el resplandor de la república que estamos fundando”  


Como una bendición llegó la era del guano, pero, también, como una maldición, se encargaron de despilfarrarlo envueltos en una tremenda corrupción.


De acuerdo a  Linda Twrdek Kerstin Manzel, en Romero (1949, p 447) resume esta drástica situación con “la era del guano oculta, como las tumbas de grandes faraones, bajo una máscara hecha de oro, una momia devorada por gusanos”, retrata acá el autor, que toda esta riqueza generada en el país, se despilfarró.


El Guano significó ingentes rentas dejadas de percibir por el Estado peruano, debido a la corrupción. Wikipedia determina que entre 1840 y 1880, Perú vendió alrededor de 20 millones de toneladas de guano, a razón de cientos de miles de toneladas por año, principalmente a Gran Bretaña, determina que correspondió a unos ingresos de 2 billones de dólares en ganancias; sin embargo, el país quedó fuertemente endeudado. Nos preguntamos, dónde está tantísima riqueza por su exportación a Inglaterra inicialmente y luego a EE.UU que surgen como un neocolonialismo en nuestra patria


El salitre, entonces pasó a desempeñar un rol fundamental, como un nuevo producto de exportación, pero pasó a manos de chilenos, en la Guerra del Pacífico con Chile, el Perú tuvo que entregar Tarapacá y por tanto este valioso recurso


Esta descomposición socio-política, se expresó en sus máximos componentes del poder legislativo y ejecutivo, “poniendo y sacando” presidentes con tan solo días de permanencia en el poder. Carentes, absolutamente, de un amor a la patria y extraños a un sentimiento nacionalista y de una conciencia nacional patriota y que se arrastra hasta el día de hoy.


Si se hubiese tenido algún grado de dignidad y amor a la patria, este era el momento propicio para iniciar un cambio profundo y “romper” con una estructura sociopolítica decadente y en retirada, ligadas a las ataduras coloniales. Era propicio y oportuno, este momento, buscar y encontrar un norte de un verdadero desarrollo e independencia de nuestra patria. Pero no fue así, veamos.


Es imperioso, en tal virtud, desentrañar, brevemente, los orígenes, vidas, grados, títulos, intenciones expresadas de, los por lo menos, algunos de éstos que tuvieron que ver con la máxima magistratura del país: presidente.


Primer Presidente de la República del Perú, José Domingo de La Mar y Cortázar (José de La Mar), nació en Cuenca, de la República del Ecuador (extranjero)


§  Primer periodo gubernamental de José de La Mar (1822-1823)


Fue un militar y político ecuatoriano que llegó a ser presidente del Perú en dos ocasiones, presidió, también, el Consejo de Gobierno, durante la dictadura de Bolívar (1826), es considerado por una gran mayoría de historiadores y tratadistas como el Primer Presidente Constitucional de la República del Perú. Permaneció, tan solo, 125 días en el poder y fue destituido por este mismo congreso que lo designó y lo declaró “reo de alta traición”, por su captura se ofreció el título de “Benemérito de la Patria”.


Fue hijo del español vizcaíno (provincia de España) Marcos de La Mar Migura, “Administrador de las Cajas Reales de Guayaquil y Cuenca” (Las Cajas Reales eran los sitios donde se depositaba y disponía del oro, piedras preciosas, plata, dinero y otros bienes que provenían de los tributos indígenas, decomisos, novenos, quintos y diezmos por la producción y acuñación de oro y plata, pago de derechos, depósitos y deudas pertenecientes a la Corona), y de la guayaquileña Josefa Paula Cortázar y Lavayen, hermana de José Ignacio Cortázar y Francisco Cortázar, quien fue obispo de Cuenca y gobernador de Jaén de Bracamoros, respectivamente (Wikipedia).


A los dos años de edad, José de La Mar, (nuestro primer presidente) fue enviado a España y estudió en el Colegio de Nobles de Madrid; durante toda su infancia y juventud permaneció en España. Por la influencia de su tío “ingresó al ejército español” como subteniente del Regimiento de Saboya.


En 1794 participó en la campaña del Rosellón contra la Primera República Francesa, bajo las órdenes del conde de la Unión (español), ascendiendo a capitán en 1795. Fue partícipe, en España, de muchas acciones militares contra Francia, dando lugar a su ascenso a teniente coronel y combatió, en defensa de España, cuando se produjo la guerra nacional contra la invasión francesa de Napoleón en 1808. Este militar, graduado en España, combatió férreamente en defensa de Zaragoza, España, haciéndose merecedor del título de “benemérito de la patria en grado heroico” ascendiendo a coronal, gracias a su heroicidad en defensa de España.


La Mar, estuvo al mando de una columna de 4,000 granaderos veteranos (“columna de La Mar”), en 1812 en Valencia, cuyo frente estuvo al mando del general Joaquín Blake. Fue apresado por los franceses y conducido prisionero a Francia y encarcelado en el castillo de Semur (Borgoña); después de un tiempo logró fugar volviendo, nuevamente, a España.


Restituido en el poder Fernando VII en el trono español premió a La Mar por sus servicios, ascendiéndole a la clase de brigadier en 1815 y nombrándole “Caballero de la Órden de San Hemeregildo”.


Felipe VII ocupando como rey de España envía a Lima a La Mar como “Subinspector General del Virreinato del Perú” además de la “Gobernación de la Fortaleza del Real Felipe” del Callao.


Cinco años antes (1816) de la llegada de José de San Martín, La Mar toma posesión de su cargo concedido por la corona española. Ya por entonces los patriotas se sublevaron tratando de ganar el Alto Perú, pero fueron contenidos por las fuerzas del virrey José Fernández de Abascal, quien fue sustituido por Joaquín de la Pezuela, La Mar entabla sus buenas relaciones para la defensa militar del Virreinato.


En julio de 1818 (tres años antes del levantamiento de José de San Martín), La Mar toma conocimiento de una conspiración de los patriotas (fuerzas peruanas) cuyo fin era la liberación de sus detenidos y la captura de las fortalezas del Callao; La Mar vence y sale victorioso de dicho levantamiento y triunfa en contra de los patriotas peruanos.


Pero La Mar no tan solo sale triunfante venciendo a las tropas peruanas, sino que una escuadra procedente de Chile inició el bloqueo del Callao, La Mar nuevamente sale triunfante en defensa de la corona española y en 1819, por todos estos hechos, es promovido a “Mariscal de Campo”.


En la defensa a la corona española le fue concedido todos estos títulos y grados que fueron ganados por La Mar reprimiendo enérgicamente a las fuerzas peruanas que luchaban por su libertad e independencia.


Obligado La Mar a permanecer en la fortaleza del Callao, en 1820 (a menos de un año del levantamiento de San Martín), en junio de 1821 (el mismo año del levantamiento de San Martín) se produjo el avance de los patriotas hacia La Fortaleza del Callao y La Mar se batió ferozmente en contra de los ataques patriotas (peruanos), en defensa de la Fortaleza a la espera de refuerzos. Sitiado por mar y por tierra, La Mar rechazó todos los ataques patriotas hasta que le llegó los refuerzos militares requeridos; al cabo de un breve tiempo se le terminaron sus provisiones y se rindió. Al tomar esta actitud, según algunos cronistas, dos aspectos tuvieron en cuenta en La Mar: 1) sus sentimientos de criollo y 2) su vieja y profunda amistad con José de San Martín (a quien conocía desde los días de guerra de la independencia española). El 19 de setiembre de 1821 se rinde y firma la capitulación del Callao, cuyos fuertes pasaron a favor de los patriotas. El 26 de octubre de 1821, La Mar, renuncia al grado y las condecoraciones que la monarquía española le había concedido.


Es así que este personaje luego de haber luchado tenaz y fieramente en contra de las fuerzas patriotas, para sofocar su independencia, hoy se incorpora a éstas para lograr lo que antes lucho contra las fuerzas libertadoras y, más todavía, con el grado de General de División: El General de División a José de La Mar, del ejército peruano


Ahora sí, José de La Mar, habiendo traicionado a la causa de la independencia, viaja primero a Guayaquil a visitar a su familia y, estando allí, la Junta de Guayaquil lo nombró Comandante General de la provincia y el Supremo Delegado Torre Tagle lo reconoció como Gran Mariscal.


Un año después de haber capitulado y haberse rendido por la superioridad de sus adversarios, (las fuerzas patriotas) el 20 de setiembre de 1822, José de La Mar, juramenta como diputado electo por la provincia de Huaylas, y el Primer Congreso Constituyente del Perú lo nombra presidente de la Suprema Junta Gubernativa del Perú para suceder al gobierno protectoral de José de San Martín, siendo aclamado, entonces, como el primer presidente constitucional electo en el Perú, José de La Mar.


Con profundo convencimiento de ser, hoy, un defensor patriota, organiza la Primera Expedición a puertos intermedios en el sur de Perú, fracasando en su intento, se le acusa de ser muy contemplativo y mostrar pasividad frente a los realistas (españoles). Traicionando, nuevamente, a la causa libertadora de la nación.


Esto dio origen al primer golpe militar de la historia republicana peruana. El ejército que se hallaba en el fundo Balconcillo solicitó al Congreso la disolución de la Junta Gubernativa comandada por José de La Mar, el 26 de febrero de 1823. El Congreso se negó y las tropas avanzaron hacia la capital. El Congreso ordenó el cese de la Junta Gubernativa el 27 de febrero de 1823 y destituye a José de La Mar. El 28 de febrero de 1823 elige presidente de la República a José de la Rivagüero, ordenando la prisión de La Mar.


Aún no termina, allí, la vida azarosa de este personaje (La Mar). Simón Bolívar lo convoca y lo nombra General en Jefe de la División Peruana del Ejército Unido Libertador del Perú el 12 de enero de 1824, cuyo fin fue reorganizar las fuerzas patriotas en Trujillo.


El 24 de febrero de 1825 se hace cargo del poder ejecutivo, durante la ausencia de Bolívar.  El 28 de febrero de 1827 se convocó a elecciones para el Congreso, La Mar, fue elegido diputado por Huaylas y estando él en Guayaquil, recibe la noticia de su nombramiento, por el Congreso de la República del Perú, como Presidente Constitucional de la República, del Perú.   


Econ. Juan Verástegui Vásquez 

 

PERCEPCIÓN DEL MOMENTO ACTUAL

 


Escribe: Milcíades Ruiz

Estamos viviendo un momento histórico de conmoción de la humanidad. La ciencia del dinero contraviene la ciencia dialéctica. De nada sirvieron las advertencias de mal proceder humano por un afán de lucro sin límites. La humanidad se ha mostrado impotente, ridiculizado por un virus al que no ha podido combatir pese a todo el poderío de los depredadores de nuestra ecología planetaria. No se ha podido encontrar un remedio eficaz y la derrota, deja millones de muertos y heridos. ¿Por qué no se puede?

Pues porque las leyes del universo son supremas y están por encima de las leyes interesadas como las que inventamos en nuestro planeta. La humanidad ha creado muchas leyes para establecer un orden mundial, favorables al grupo social dominante. Pero si las leyes humanas no respetan las leyes del universo, devienen contra natura y los resultados son adversos. Cuanto mayor sea la dimensión de este desacato, las consecuencias serán más catastróficas.

En el universo, todo tiene un límite. Los humanos pueden hacer fraude con sus propias leyes por intereses particulares, pero el universo no. La dialéctica carece de intención y funciona automáticamente conforme a la dinámica natural y espontánea. Atreverse a desafiar las leyes del universo mediante fraude, no funciona. Hay vida en nuestro planeta porque las condiciones astronómicas así lo determinan. Si estas condiciones son alteradas por acción humana o, por otra fuerza, en la misma medida, la vida se extinguirá.

Si se persiste en el daño a las condiciones de vida, la humanidad irá perdiendo su hábitat hasta hacer inhabitable nuestro planeta. Con el sistema de vida actual, hemos llegado al tope, más allá del cual, es incompatible con la existencia de vida. No hay campo para más, en el deseo irracional del lucro capitalista. La actual pandemia es solo una advertencia de lo que podría pasar si las condiciones de vida planetaria se agravan. ¿Cuán conscientes somos de este riesgo mundial?

Pero no basta tener consciencia de este peligro. A muchos, no les importa, como estamos viendo que innecesariamente se organizan eventos que contravienen las mínimas reglas de seguridad contra la pandemia, exponiéndose al peligro de muerte. Y cuando entremos a la campaña de vacunación, el relajo será incontenible. Pero la vacuna no eliminará el virus, ni el desequilibrio contra natura. La dialéctica del universo es inexorable. ¿Podemos impedir que suceda lo peor?

He allí, el problema. Querer, no es poder. Para cambiar el rumbo del mundo se necesita tener la capacidad de hacerlo. Si no la tenemos, tendremos que generarla para eliminar el poder vigente. Eso significa erosionar el poder dominante, acrecentar nuestra capacidad de poder, e ir ganando terreno hasta desestabilizar el predominio actual. Lo más difícil es concertar voluntades en esta dirección para ir construyendo una resistencia cada vez mayor. Pero no hay otra alternativa si de verdad queremos un mundo racional.

Sabemos bien que el capital se fortalece con las inversiones. Pero las inversiones de capital pueden ser benéficas, como también dañinas, dependiendo de las proporciones cuantitativas y cualitativas, en los propósitos y resultados. Desde que se fundó la república peruana, la inversión extranjera ha sido onerosa para los intereses del pueblo peruano. Pero estos intereses han sido definidos por quienes nos han gobernado, sin la participación democrática del pueblo mayoritario.

Las riquezas perdidas por el Perú son cuantiosas en doscientos años de entreguismo, sin contar con el saqueo colonial. El colonialismo territorial agotó sus posibilidades de dominio y saqueo, pasando a un modelo de dominio comercial y financiero. Siempre hemos cargado con deudas que nuestros depredadores nos han ofrecido como ayuda, que encerraba la trampa de la dependencia, de las concesiones onerosas, a costa de perder soberanía y riquezas.

Las inversiones financiadas se han constituido en la forma más eficaz de dominio y succión de riquezas que se arrebatan a los países dominados. Pero las inversiones tienen un tope y se convierten en nocivas cuando atentan contra el ecosistema planetario. Entonces las inversiones toman otro curso para expandirse y así, la tecnología electrónica se ha extendido a todo el planeta creando una adición ineludible, pero de alta rentabilidad para nuestros depredadores.

Parte de nuestros ingresos personales, empresariales e institucionales se va para empoderar a los dueños del negocio tecnológico. Nadie puede eximirse de esta adición porque no hay manera de evitarla por ahora. La tenemos en casa, en el centro laboral, y la portamos en el bolsillo electronizado por la tableta que absorbe nuestras vidas a través de la comunicación digital. La dependencia está tomando características impensadas.

El asunto es que cuanto más propugnamos la inversión extranjera onerosa, en la misma proporción, fortalecemos a nuestros depredadores en contra nuestra. Esta es la clave del desarrollo capitalista y dominio sobre nosotros. Pero entonces, ¿por qué seguimos haciendo esto desde hace 200 años? Porque nuestros gobernantes siempre han sido sobornados por nuestros depredadores. Sucedió con el salitre, puertos, ferrocarriles, guano de islas, caucho, minería, comunicaciones, servicios básicos, peajes, etc. etc.

Sin embargo, se promueve la celebración bicentenaria de la república nefasta. La cultura de la dominación nos ha domesticado a tal punto de sentirnos minusválidos, sin capacidad para emprender el desarrollo por propios medios, sin injerencia extranjera. De este modo, los intereses capitalistas extranjeros han establecido una estructura de dominación y dependencia con los países poseedores de materia prima y combustibles sin los cuales, ellos no podrían crecer ni subsistir.

Dicho a la inversa, si los países productores de petróleo y minerales cortan el abastecimiento a los países industrialmente desarrollados, entonces todo el andamiaje de sus economías se derrumbaría al quedar paralizada toda su economía. Eso, sería una catástrofe para nuestros depredadores. Esta es la razón estratégica por la cual los países depredadores de nuestros recursos naturales están obligados a someternos. De lo contrario, perderían poder, nivel de vida y otras bonificaciones del intercambio desigual y oneroso.

Esto explica el afán norteamericano de recupera para sus filas a Venezuela, cuyos recursos petroleros son inmensos y cercanos para que EE UU pueda competir comercialmente. En doscientos años de dominio sobre nosotros, EE UU ha logrado acumular riqueza a costa nuestra y tiene un nivel de vida que no puede perder. Por eso es que este país, lucha y se desespera, por temor a perder la fuente de ingresos sobre la cual, ha erigido su estatus.

Pero China ha seguido sus pasos, métodos y relaciones de dominio que le han dado el poderío que hoy tiene, desafiando la hegemonía norteamericana. Es su principal competidor y ya, en nuestro país las inversiones chinas suman más del 30% del total de inversión extranjera. Más de un centenar de sus empresas operan en nuestro país. La pandemia ha demostrado que EE UU no está en condiciones de afrontar una guerra bacteriológica y está quedando en ridículo frente a China en el manejo de la pandemia.

Mientras china económicamente y políticamente, va de menos a más, sucede todo lo contrario con EE UU cuya situación va de más, a menos. Esta tendencia ya es irreversible, lo que avizora un futuro de tensiones internacionales derivadas de las estrategias mundiales por la hegemonía planetaria.

La pandemia ha acelerado este deterioro en la correlación de fuerzas mundiales. Por la deuda pública acumulada, el déficit acumulado y la penetración china en sus dominios, EE UU no podrá recuperar el terreno perdido. Su panorama es sombrío y se anuncia que el dólar como moneda internacional va camino a perder su posición. Todo es cuestión de tiempo.

Todo lo dicho, tiene vital importancia para nuestro país, en los momentos actuales y hay que prepararse para lo que se viene. Es de vital importancia cambiar nuestra política respeto a la inversión extranjera, venga de donde venga. Nuestra situación es de gran deterioro en todo orden de asuntos. Nuestra incapacidad en el manejo de la pandemia nos coloca en el peor lugar en el mundo por mortalidad. El gobierno actual se está yendo dejándonos en muy mala situación generalizada. El pasivo es abrumador. El gobierno entrante es una incógnita.

No obstante, se busca concordar un pacto entre las fuerzas políticas y económicas, recurriendo a una vieja práctica que nunca ha dado resultados positivos. Un pacto propiciado por un gobierno que quiere irse lo más pronto posible no tiene sostenibilidad para el cumplimiento de compromisos. Cada cual busca prevalecer sus intereses antes de que venga un gobierno que lo cambie todo. Hay desesperación tanto en el empresariado que teme la descapitalización como en la población que ha perdido sus fuentes de ingresos.

No obstante, la producción de alimentos para afrontar la situación venidera no figura en la agenda. Pero mientras todo esto viene sucediendo entre la población enfrascada en un callejón sin salida con la esperanza puesta en las vacunas, nuestro planeta está de vuelta en su órbita alrededor del sol. Su inclinación progresiva será favorable para el hemisferio sur, porque a mayor luminosidad solar se esfuman los riesgos de las enfermedades respiratorias que ocasiona el invierno.

El 22 próximo, el planeta habrá llegado al punto medio de su inclinación en el equinoccio de primavera cuando el día y la noche tengan igual duración. Es probable que a muchos no les interese esto, porque viven por vivir, sin tener consciencia de lo demás. Pero este asunto condiciona nuestra vida natural, alimentación, vestimenta, trabajo, reproducción, economía, etc. Los negocios cambian de giro ante cada estación y la producción, como el empleo cambian en favor y en contra.

Para nuestros ancestros, los fenómenos astronómicos sí tenían mucha influencia en la vida de la sociedad y todavía los campesinos del ande conservan esa tradición. La llegada de la primavera pone en marcha un calendario de vida estrictamente puntual. No hay tiempo que perder y todo, debe quedar listo para cuando llegue la temporada de lluvias, para la germinación de los cultivos programados, dando inicio a los ciclos de producción de alimentos. El calendario de labores no se detiene porque todo se desarrolla siguiendo la evolución astronómica.

Eso significa una gran responsabilidad de gobierno. Este tiene que velar porque no falte la alimentación a más 30 millones de gobernados. De la manera como se tome este asunto dependerá la disponibilidad alimentaria en los días venideros, inmunidad sanitaria, pobreza, reactivación económica, etc. Esta responsabilidad de gobierno hacía que, en el Tahuantinsuyo, todas las autoridades, empezando por el Inca, le dieran la mayor importancia al inicio de la campaña agrícola.

Por lo mismo, es de imaginarse lo que puede suceder, si se descuida este proceso de vida nacional. La pandemia ha ocasionado muchas pérdidas a los inversionistas agrarios, en un 99% pequeños agricultores, porque el confinamiento y desempleo, los dejó sin mercado y sin rentabilidad. Este solo hecho, nos dice de la situación en que el sector agrario tiene que afrontar la campaña agrícola bajo un calendario inexorable.

El aparato productivo agrario, está muy debilitado. Pero es lo único que tenemos para asegurar la alimentación nacional. Si el agro nacional no es atendido en la magnitud requerida para obtener buenos resultados, entonces la pasaremos mal. Ni el Congreso de la República ni el Ejecutivo, están pensando en ello. Cuanto quisiéramos que nuestro país, se desarrolle de manera racional. Pero querer, no es poder. Si no asumimos nuestro deber, ¿con qué moral reclamar, lo que no tenemos el coraje de afrontar? El reclamo no basta. Si quieres democracia, lucha por ella. Si quieres justicia, lucha por ella. Ustedes que dicen.

Agosto 28, 2020

Otra información en https://republicaequitativa.wordpress.com/

 

LAS TESIS DE PULACAYO Y SU CONTINUIDAD HISTÓRICA



Dr. Hugo SALINAS

salinas_hugo@yahoo.com

Dentro de la luchas sindicales, a nivel mundial, muy pocas han tenido la importancia histórica como aquella realizada por los obreros mineros de Bolivia en 1946.

Su legado principal es el de no haberse restringido a una lucha de reivindicación. Los obreros mineros fueron conscientes de que ellos podían, y debían, construir una nueva economía y una nueva sociedad. Es la gran enseñanza de las Tesis de Pulacayo[i] y de sus mentores, la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia en 1946.

 

Las tareas democrática-burguesas y el socialismo en las Tesis de Pulacayo

En el punto 4 de la Introducción de las Tesis de Pulacayo se señala que “La particularidad boliviana consiste en que no se ha presentado en el escenario político una burguesía capaz de liquidar el latifundio y las otras formas económicas precapitalistas, de realizar la unificación nacional y la liberación del yugo imperialista.”

Esta frase deja claramente expresado el sentimiento de que, ante todo, debemos realizar las tareas democrática-burguesas consistentes en eliminar “otras formas económicas precapitalistas”. De ello se infiere que, si en el país la burguesía no es capaz de realizar esa tarea histórica, en la evolución de los procesos de trabajo, corresponde a la vanguardia del proletariado realizarlo, previa a la instalación del socialismo.

Este pensamiento queda explicitado en el mismo punto 4, de esta manera. “Tales tareas burguesas no cumplidas son los objetivos democráticos-burgueses que inaplazablemente deben realizarse.” Por consiguiente, corresponde a los obreros mineros de realizarla. Esto es lo que se acuerda en el 3er Congreso de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), realizado en Pulacayo, y que será conocido como las Tesis de Pulacayo.

Entonces, los trabajadores mineros se comprometen a jugar el rol que corresponde a los burgueses, y para beneficio de los burgueses, presentes y futuros que nacerán en dicha tarea. Un error de comprensión teórico, como lo veremos más adelante, y que ya perdura durante un siglo.

Aun cuando las Tesis de Pulacayo señalan que “El proletariado de los países atrasados está obligado a combinar la lucha por las tareas demo-burguesas con la lucha por las reivindicaciones socialistas”, dejan abierta la ventana para recalcar que primero se deben realizar las tareas democrática-burguesas, para beneficio y fortalecimiento de los burgueses, dado que no existen todavía las condiciones para instaurar el socialismo.

En este sentido, no puede ser más claro el punto 1 de la sección “El tipo de revolución que debe realizarse", de las Tesis de Pulacayo:  “Señalamos que la revolución democrático-burguesa, si no se la quiere estrangular, debe convertirse sólo en una fase de la revolución proletaria. Mienten aquellos que nos señalan como propugnadores de una inmediata revolución socialista en Bolivia, bien sabemos que para ello no existen condiciones objetivas.” (Las negritas son nuestras).

 

La expropiación de la Plusvalía a los expropiadores y los desarrollos teóricos recientes

Los conceptores de las Tesis de Pulacayo estuvieron a un paso en la comprensión teórica de la página más triste de la historia de la humanidad y que hubiera cambiado el contenido y el futuro de las revoluciones a venir.

En el punto 1 de la sección “Lucha contra el colaboracionismo clasista” de las Tesis de Pulacayo se anota que, “La lucha de clases es, en último término la lucha por la apropiación de la plusvalía” que es expropiada por los capitalistas a los asalariados. “Nuestro objetivo, afirman los mineros, es la expropiación de los expropiadores.”

Es decir que la apropiación de la plusvalía que es retenida sin razón alguna por los capitalistas,  es el objetivo supremo de la revolución proletaria.

Una conclusión que, bien meditada en su desarrollo, hubiera dado un giro realmente asombroso a los trabajos teóricos del marxismo y otros. Lastimosamente, a partir de dicha frase teorizada por Karl Marx, se opta por seguir el hilo del pensamiento del autor enfrascado en sustentar una Teoría de la Explotación del asalariado en base a la plusvalía, lo que impide formular, a partir de la misma frase y del mismo concepto de plusvalía, una Teoría del Cambio de la economía y de la sociedad en su conjunto. Veamos.

Una de las formas de medir el resultado de una actividad económica de un país, durante un período determinado, es el Producto Bruto Interno (PBI). Se sabe igualmente que, en términos generales, el PBI es igual a la suma de la masa de salarios (W) de los trabajadores del país, y de la masa de ganancias (G) realizadas por las empresas.

PBI = W + G 

Sabemos igualmente que, la masa de ganancias corresponde a la masa de la Plusvalía retenida por los patrones de las empresas capitalistas.

A partir de la apropiación de las ganancias de las empresas capitalistas; dicho de otro modo, a partir de “la apropiación de la plusvalía” a los expropiadores, propuesta en las Tesis de Pulacayo, existen dos formas de interpretación.

La primera forma de interpretación consistiría a pensar que la totalidad del resultado de la actividad económica de un país (PBI) debería volver únicamente sobre los trabajadores (T). Una parte en forma de salarios por el trabajo realizado (W) y, otra parte, en forma de repartición igualitaria de la totalidad de las ganancias (G) entre todos los trabajadores (T), a partir de la expropiación de la plusvalía a los expropiadores. Es decir:

PBI = W + (G / T)          (1)

Si

(G / T) = r

Entonces,

G = rT                         (2)

Remplazando 2 en 1 se tiene que:

PBI = W + rT

Con esta primera forma de interpretación, los trabajadores, al recibir la totalidad del PBI del país, a través de sus salarios y de la repartición igualitaria de las ganancias, se convertirían en los amos del resto de la sociedad; es decir, se convertirían en los amos de todas las personas en edad de trabajar pero que no tienen trabajo, de los niños, jóvenes, adultos, amas de casa, inválidos, etc). Una alternativa de solución no viable con el pensamiento socialista.

Otra forma de interpretación, y la más viable con el espíritu del socialismo, es que la totalidad de las ganancias (la totalidad de la plusvalía, en términos marxistas) sea repartida, en partes iguales, entre todos los habitantes del país (N). Es decir:

PBI = W + (G / N)         (4)

Si,

G / N = r

Se tendría:

G = rN                           (5)

Remplazando 5 en 4 se tendría:

PBI = W + rN              (6)

De esta forma, la totalidad del PBI se repartiría entre la totalidad de la población del país (N) de la manera siguiente: los trabajadores recibirían su salario en función del trabajo desarrollado (W) y, todos los miembros de la sociedad (N), incluido los trabajadores, recibirían una fracción alícuota de la totalidad de las ganancias (G) de las empresas.

Con ello se hubiera llegado fácilmente a la noción de Repartición Igualitaria del resultado neto de la actividad económica. Es decir, reacomodando la ecuación 6 se tendría:

(PBI – W) / N = r

Una solución teórica que hubiera iluminado con otro día a las revoluciones a venir.

Esta es una alternativa de solución no solamente viable con el pensamiento socialista sino también con una práctica realizada por los pueblos originarios del Tawantinsuyo y los grupos sociales en los albores de la humanidad.

Pero hay algo más. A partir de esta solución teórica, al estado puro, se pudo muy bien llegar a la proposición de una aplicación práctica, si tomamos en consideración las Tesis de Pulacayo en donde se afirma que los pequeños y micro empresarios son los aliados de los mineros y campesinos.

 

Una aplicación concreta de la Repartición Igualitaria

Así tenemos que en el punto 1 del parágrafo “Lucha contra el colaboracionismo clasista” de las Tesis de Pulacayo se anota lo siguiente: “La revolución proletaria en Bolivia no quiere decir excluir a las otras capas explotadas de la nación, sino la alianza revolucionaria del proletariado con los campesinos, los artesanos y otros sectores de la pequeña-burguesía ciudadana”. Una frase que es copiada una mil veces por los activistas del marxismo en todas partes del mundo, y que contiene una realidad generalmente no tomada en cuenta en las reflexiones teóricas.

Es el hecho de que el sector económico de las pequeñas y micro empresas, y que por lo general son millones de empresas en cada país, seguirán existiendo incluso en una economía socialista. Estas empresas seguirán existiendo con un tipo de repartición de las ganancias en la forma de repartición individualista; es decir que, la totalidad de las ganancias (de la Plusvalía) pertenecerá al propietario de la empresa.

Como anécdota podríamos anotar la exclamación de Vladimir I. Lenin, en los inicios de la Revolución Rusa,  al no poder eliminar a “los pequeños productores de mercaderías”. Aquí sus palabras: “Suprimir las clases no es solamente botar a los terratenientes y a los capitalistas, lo que nos ha sido relativamente fácil, es también suprimir los pequeños productores de mercaderías […]. Es mil veces más fácil de vencer a la gran burguesía centralizada, que de vencer a los millones y millones de pequeños patronos.”[ii]

Y lo cierto es que dentro del rubro de esta actividad económica están, en una gran parte, los creadores, innovadores, descubridores e inventores, actividades imposibles de eliminar. Más aún, cuando el nuevo proceso de trabajo en curso de instalación, el Proceso de Trabajo de Concepción, generalmente llamado economía inmaterial o economía cognitiva, tiene como trabajador al conceptor, elemento fundamental de la nueva economía.

Entonces, el hecho de prever la existencia de dicha franja de actores de la actividad económica, incluso en una economía socialista, nos conduce a aceptar que el modelo socio-económico alternativo al Capitalismo, y de aplicación práctica, deberá realizarse en una economía de mercado con dos sectores.

En un sector, que podemos llamar “sector 1”, estarían todas las pequeñas y micro empresas que se caracterizan por una apropiación directa del resultado neto de sus actividades económicas (apropiación directa de la Plusvalía) y, en un “sector 2” estarían todas las empresas a repartición igualitaria de sus ganancias. Aquellas que las llamo empresas-país.

De donde, el sector 2 de la economía de mercado tendría la siguiente estructura de repartición del resultado de su actividad económica (PBI2):

PBI2 = W2 + G2            (4)

G2 / N = r

G2 = rN                     (5)

Remplazando 5 en 4 se tendría:

PBI2 = W2 + rN

Con ello, la estructura de la actividad económica habría permitido, en forma natural, eliminar el binomio pobreza-riqueza, puesto que la totalidad del resultado de la actividad económica (del PBI) volvería, en partes más o menos iguales, a todos los habitantes del país. Es decir:

PBI = PBI1 + PBI2

Remplazando por los componentes del PBI tanto del sector 1 como del sector 2, tendremos:

PBI = W1 + G1 + W2 + rN

PBI = G1 + W + rN

O sea que el PBI del país será repartido en partes más o menos iguales entre la masa de las ganancias de los empresarios del sector 1, la masa de salarios de los trabajadores tanto del sector 1 como del sector 2, y la Remuneración de Base (r) que recibirá cada uno de los habitantes del país (N).

Es cierto que en este modelo socio-económico de aplicación práctica existen diferencias de ingresos monetarios entre los habitantes del país, que son resultado de las diferentes habilidades de cada uno de los trabajadores así como de la duración en sus puestos de trabajo, pero en ningún caso será el resultado de una relación de dominación de un ser humano contra otro ser humano.

Por otro lado, las empresas que conformarían el sector 2 de una economía de mercado, estarían conformadas por empresas bajo la modalidad de propiedad comunitaria puesto que todas ellas pertenecerían al país, única forma jurídica para mantener en el tiempo la decisión de la repartición igualitaria tomada por la comunidad.

La “expropiación de los expropiadores” hubiera tenido un resultado diferente al que nos enseña la historia de Bolivia a partir de 1952.

Saint-Nazaire, Francia, 29 de agosto del 2020



[i] La Tesis Central de la FSTMB, o más conocida como Las Tesis de Pulacayo, es un documento aprobado en el 3er Congreso de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia, que se desarrolló en noviembre de 1946 en la ciudad de Pulacayo, Bolivia.

[ii] LENINE V., [1920] La maladie infantile du communisme ("Le Gauchisme"), Editions en langues étrangères, Pékin, 1976, p. 30-31


jueves, 27 de agosto de 2020

INGRESO MÍNIMO VITAL VERSUS RENTA BÁSICA UNIVERSAL


Joserra González Parada

25 de agosto 2020

La sociedad mayoritariamente ha saludado la aprobación del Ingreso Mínimo Vital como un gran avance histórico en nuestro sistema de protección social. La izquierda, sin olvidar el insuficiente alcance del ingreso, tiene buenas razones para sentirse parte nuclear en la consecución del Ingreso Mínimo Vital. Pero también desde algunos sectores de la izquierda han salido voces discordantes, como los activistas de la Renta Básica Universal. Para algunos el Ingreso Mínimo Vital solo es un camino imperfecto e inmaduro hacia su futura extensión como Renta Básica Universal, para otros son, simplemente, palos en la rueda para no abordar nunca la buena solución. La Renta Básica Universal sigue acumulando defensores desde un amplio abanico ideológico, pero parecen ser los que se ubican en la izquierda los más contumaces, cuando el espectro ideológico de la derecha parece haber abandonado posiciones.  En cambio, proliferan en artículos, textos y comentarios desde la izquierda las referencias a la Renta Básica Universal como si se tratara de una cita obligada que no necesita aclaración. Una referencia más extensa, pero igualmente poco aclaratoria, la de Mario del Rosal en La gran revelación (Eco-book 2019), que comento más adelante.

 

Las diferencias conceptuales, estratégicas y prácticas entre el modelo de protección social que es el Ingreso Mínimo, y el modelo de sociedad que supone la Renta Básica Universal elimina cualquier gradualismo o complementariedad entre ambas propuestas, una real ya, la otra quimérica.

1. El capitalismo compasivo coquetea con la Renta Básica Universal


El fin del trabajo, la robotización y la sociedad satisfecha

 

“Un estudio de la Universidad de Oxford elaborado en enero de 2016, sostiene que  el 57% de la fuerza de trabajo humana en los países de la OCDE está en riesgo de desaparecer por la automatización y los avances tecnológicos.”
“Los gigantes tecnológicos de Silicon Valley ven con buenos ojos la renta básica ya que podrá hacer frente a las amenazas de paro masivo a causa de la automatización del trabajo, es decir, como tirita frente al mundo laboral que ellos ya están visualizando gracias al progreso en sus diseños de inteligencia artificial y robótica avanzada” (Enrique Zamorano, El confidencial, 8-2-2019)

 

La revolución neoliberal llega a la Renta Básica.  El gobierno conservador de Finlandia ha liderado las iniciativas a favor de la Renta Básica Universal, a partir de una idea muy simple: el desarrollo tecnológico creará una inmensa bolsa de parados que hoy conforman la gran masa de la llamada clase media.

La mejor alternativa para que el dinero fluya a los hogares y siga manteniendo la demanda interna es una renta de por vida.  La nueva sociedad rentista deberá buscar otras actividades y empleos de alto rendimiento que, a su vez, contribuirán al circuito de la acumulación de capital y a la expansión del consumo compulsivo (o al revés). El resultado será la desaparición de los servicios públicos, que pasarían a ser privados, habiendo dado a la población el nivel necesario de solvencia y el fin de la intervención estatal en la economía -aspiración cínica neoliberal, grandes beneficiarios de la acción estatal- y un nuevo ciclo de expansión ilimitado. La RBU muestra así su carácter de utopía conservadora, emparentado con el mito del crecimiento infinito.

Tras la prueba piloto puesta en marcha por el gobierno de Finlandia para estudiar los efectos de una renta básica sin contrapartidas en un grupo de desempleados, se abandonó la idea, pues a pesar de que los agraciados con esa lotería quedaron muy a gusto, no se demostró que tuvieran mejores oportunidades de empleo, que era lo que se quería demostrar.

La crítica a la Renta Básica no es una reacción ante la apropiación por parte del capitalismo de una reivindicación mantenida por sectores de la izquierda, sino que es anterior –desde el punto de vista cronológico- siendo estructural –por los propios contenidos de la Renta Básica, sea su defensor Agamenón o su porquero- y es ideológica, ante la debilidad intelectual de sus argumentos en sectores de una izquierda que se abandona a las utopías conservadoras.  En el fondo, responde a la idea de que no hay alternativa al modelo productivo y de consumo, y se parapetan en soluciones técnicas sobre el reparto y la distribución; llevados a este terreno, no es tan extraño que confluya una propuesta supuestamente izquierdista con experimentos sociales de la más ramplona derecha europea.

Un mito más, emparentado con la ciencia ficción, pero no aquella que adelanta el futuro con una visión crítica, sino con la ciencia ficción de las utopías conservadoras. Una sociedad robotizada que prescinde del trabajo, con sofisticados resultados para la plutocracia, suministrando pan y circo para una satisfecha clase media de los países ricos.

“Finalmente, el entusiasmo que genera el IBU (RBU) se basa en gran medida en una interpretación errada de las tendencias de empleo en las economías avanzadas. Contra lo que suele creerse, no hay pruebas de que el trabajo, tal como lo conocemos, vaya a desaparecer en poco tiempo. En realidad, la automatización y la globalización están reestructurando el empleo, eliminando ciertos tipos de trabajo y aumentando la desigualdad. Pero en vez de crear un sistema en el que una gran fracción de la población recibe una limosna, deberíamos adoptar medidas para alentar la creación de empleos ‘de clase media’ bien remunerados y fortalecer nuestra deficiente red de seguridad social. El IBU no hace nada de esto.”(Daron Acemoglu, 2020)

 

2. La Renta Básica Universal y la economía mundial.

 

No se debería llamar universal una idea pensada desde los países ricos y para los países ricos, por ello hay que insistir que la Renta Básica Universal NO ES UNIVERSAL. A diferencia de los derechos humanos, que son reclamables y defendibles en cualquier formación social actual, y de hecho así lo refleja el trabajo de las organizaciones de derechos humanos que crecen en todos los países del planeta, la llamada Renta Básica Universal nunca se pensó para todos los países del planeta, salvo que algunos de sus defensores opinen que “con el tiempo” también podrían llegar a los países pobres.  La Renta Básica Universal ni se pensó, ni tiene el menor viso de ser realidad en todo el planeta; es una propuesta para los países ricos, que pueden pagarla.  Se trata, por tanto, de una renta básica universal PARTICULAR. Es solo universal en la medida en que afecta a todos los habitantes de un determinado país, ¿a todos? Es otra cosa que está por ver. La Renta Básica Universal particularizada no es que no sea posible, es que resulta indeseable, pues la capacidad de pago de tal renta depende de las relaciones económicas globales, y éstas ya se sabe que son gravosas para los países dependientes, precisamente aquellos que quedan fuera del horizonte de la Renta Básica.

Una propuesta solo factible en las economías centrales, el enfoque centrado en la distribución de la renta evade la cuestión fundamental de la producción.  Se alimenta la creencia de que una sociedad organizada tan solidariamente en torno a la distribución se centraría en producir tan solo bienestar, una economía solidaria con las generaciones futuras y ecológicamente responsable, pero de ninguna manera explica cómo. Una economía centrada en dotar a sus ciudadanos de una Renta Básica, ¿dejará de fabricar armas, si ya nadie quiere trabajar en esas fábricas, o al contrario, tendrá todo su afán en fabricar armas y cosas semejantes para mantener los ingresos suficientes para pagar dicha Renta? Nada hace pensar que el resultado sea una economía sostenible, pues centrados en la distribución de la renta, no se explica cómo se mantendrá una producción que se realice en el mercado para generar dicha renta, si no es continuando con la lógica del crecimiento del capitalismo. Sostener, sospechar o deducir que una sociedad rentabasista daría lugar a tales cambios en las pautas de consumo que se traducirían automáticamente en una economía productiva justa, en una economía para la vida, solo es una creencia más, un mito occidental a sumar a los mitos del crecimiento infinito y del automatismo del mercado.

Toda clase de disfraces le vienen bien para representar su ideario. ¿Cómo responde a la pretensión de universalidad? ¿Universal, universal para todos los países del mundo? Se presupone que las necesidades básicas a cubrir con cada renta individual se adaptarán a la situación de cada país, de manera que un parisino cobraría pongamos 1200 euros mensuales, y un haitiano con 210 euros -7 euros al día, tres veces y media más que el umbral de pobreza del Banco Mundial -se arreglaría bastante bien. La brecha de desigualdad entre países seguiría existiendo, aunque los haitianos ya no tuvieran la perentoria necesidad de emigrar a República Dominicana para ser explotados, despreciados y marginados en las plantaciones de caña.  Pensemos ahora que el gobierno haitiano, ahogado por la deuda externa, por las corporaciones transnacionales que no pagan impuestos y por la baja productividad del país, no puede con la carga de la Renta Básica. ¿Quién obligará al cumplimiento efectivo de este derecho universal? O se privatiza Haití a favor de una Corporación que pueda exprimir concienzudamente el país, o se encarga el FMI de transferencias de capital suficiente para hacer frente a las obligaciones de la RBU, (algo cercano a la ciencia ficción). Las economías centrales deberían transferir a la periferia ingentes cantidades de capital sin recibir nada a cambio, o sí, con la esperanza de tener compradores para productos básicos, jabón, alimentos, ropa, utensilios domésticos, viviendas, escuelas y hospitales; solo que estos productos no son la base del emporio financiero tecnológico de las economías centrales.  Un rápido repaso a la ayuda al desarrollo y al nunca alcanzado 0,7% ilustra lo lejos que está de la realidad el carácter universal de la Renta Básica.

3. Crítica de la Renta Básica Universal

 

¿Es factible?

 

La Renta Básica Universal tiene respuestas para todas las preguntas que se le hacen o puedan hacérsele, pero ninguna es convincente. La objeción más común es que no es factible porque no puede pagarse. La misma objeción es errónea, porque la pregunta no es si es factible, sino si es pertinente. Aquí no se pone en tela de juicio su factibilidad, sino que se trata de mala factibilidad. La RBU puede pagarse, claro que el capital podría pagarla si ello garantiza su funcionalidad, pero habida cuenta de la resistencia de la plutocracia en España y otros países para pagar impuestos, se necesitaría una revolución ciudadana. Puestos a ello, ya sería innecesaria la Renta Básica, pues o bien se trata de una estrategia de revolución ciudadana que una vez realizada hace innecesaria la Renta Básica Universal, o bien se retrotrae a una revolución triunfante del nuevo capitalismo.

Y si no se paga a través de impuestos, el Estado lo podría pagar si tiene la soberanía monetaria para imprimir moneda en cantidad suficiente. No pocos problemas implica esta hipotética solución, ampliamente discutid en la llamada “teoría monetaria moderna”, pero uno de ellos es el papel del Estado como apaciguador de las clases subalternas.

¿Una sociedad ociosa?

 

El pensamiento conservador insiste en un argumento ya manido: recibir una renta a cambio de nada generaría una sociedad de ociosos a los que sería muy difícil llevarlos a trabajar. Sabemos que no es así. Percibir una renta básica no desanima la contratación en empleos bien remunerados, siendo pocos los que aprovecharían su ventajosa posición para dedicarse a actividades creativas, solidarias o comunitarias fuera del mercado. Siendo el salario la parte del valor que sirve para cubrir las necesidades básicas de la clase trabajadora (y de su reproducción), estando estas cubiertas por la RBU, se entiende entonces que los ingresos adicionales por trabajar para un empleador ya no es el salario, ¿qué es, por tanto, participación en la plusvalía?

El mundo que prefigura la RBU es el de una mayoría con necesidades satisfechas sin opciones de trabajo por estar sus funciones ocupadas por la inteligencia artificial y la robótica -una forma de alienación  asumida-, una minoría que incrementaría sus ingresos ocupando puestos laborales interesantes y bien remunerados,  una minoría porque si hubiera puestos de trabajo interesantes y bien remunerados para todos la RBU sería superflua, una redundancia, y una pequeña fracción que se dedicaría a la creación de riqueza fuera de la esfera mercantil.

Si se considerara que la Renta Básica responde a una línea de simple supervivencia –posibilidad muy probable, consecuencia de la inflación- que no permita la compra de un coche o de un dispositivo de última generación, ir de copas o pasar una semana de vacaciones, la sociedad así subsidiada seguirá compitiendo por trabajos que le permitan acceder al codiciado consumo, de modo que la supuesta capacidad negociadora individual se diluye, originando una caída de los salarios reales.

En cambio, dicen, al disminuir la presión por la supervivencia aumentan las energías para otras actividades. ¿Se liberan fuerzas para la transformación social? Está por ver, pero los antecedentes no son halagüeños. Si cada individuo dispone de plena capacidad negociadora, al no tener nada que perder si no encuentra un trabajo suficientemente bien pagado, se sustituye el proceso colectivo de cuestionamiento del capital por el punto de vista individual. Y sí, esto supondría un alza de los salarios o bien la sustitución de los trabajadores rentistas por mano de obra inmigrante, no rentista. Otros opinan lo contrario, que la Renta Básica presionaría a la baja los salarios, pues una parte del salario ya está soportado por dicha renta.

Otra cara del absurdo sería una sociedad únicamente de consumidores satisfechos –posibilidad que, por extrema que parezca, no hay que desechar como opción- servidos por un capitalismo sin trabajadores, sin plusvalía, sin acumulación, sin ganancia. Una sustancia amalgamada entre Zeus, Google y Amazón conchabados para nuestra felicidad.

Slavoj Zizek considera que la renta básica universal es “el sueño imposible de que el capitalismo se haga funcionar a sí mismo como un sistema socialistasolucionando al mismo tiempo el problema del desempleo y del consumo.

 

Al centrar sus esfuerzos en la distribución de la renta, sin entrar en el problema de la producción –qué se produce, para quién, es sostenible o insostenible el sistema de producción/consumo- ni en la organización del trabajo, la RBU acaba debilitando al ya débil sindicalismo. Sus resultados sociales más probables serían la reedición de la sociedad de consumo -o más claramente la sociedad de producción de consumidores- y el individualismo. Fin del sindicalismo, pero no de la dualización y polarización de la sociedad.

Posiciones sindicales ante la Renta Básica Universal.

 

CCOO y UGT mencionan en documentos y declaraciones la Renta Básica Universal, pero cuando se profundiza un poco más en sus propuestas en realidad están hablando del Ingreso Mínimo Vital, algo que en su día llevaron al Congreso con el apoyo de 700.000 firmas, una iniciativa hoy superada con el Ingreso Mínimo Vital.

Las referencias circunstanciales a la RBU habrá que entenderla como una concesión semántica a una idea extendida entre sus bases, pero el fundamento último social, político y económico de la misma entra en contradicción con su propia razón de ser como sindicatos.

La CGT, en cambio, se aferra a la reivindicación de la RBU, denominada aquí Renta Básica de las Iguales, o REBis, “una renta individual, universal e incondicional, es decir, que no dependa de los ingresos que alguien pueda tener o ganar ni tampoco de la posibilidad de haber pasado o pasar por el mercado de trabajo”. Una idealización basada en la necesaria movilización ciudadana para su implantación, y que una vez desarrollado liberará energías para oponerse al sistema y llegar a la sociedad sin clases. Un proceso polietápico –primero reforma, luego revolución- cuya referencia a la tradición libertaria de la que procede la CGT causa, cuando menos, perplejidad.

La Renta Básica Universal no es una propuesta pertinente para la izquierda.

 

El fundamento último de una RBU es una política distributiva para los países ricos que compatibilice el normal desarrollo del capital con la protección social,  que amortigüe la tendencia al empobrecimiento de las clases subalternas, mantenga la demanda de bienes de consumo  y garantice la estabilidad económica y la paz social. Su instrumento es una renta monetaria igual y generalizada para toda la población, sea cual sea su posición en el mercado de trabajo.  Es una propuesta de reformismo radical de índole monetaria, que en ningún momento se ocupa del modelo productivo ni de las relaciones sociales de producción.

Sustituye la resistencia por la renuncia; una moral que renuncia a oponerse al capitalismo, optando por la reforma, renunciando al cambio, proponiendo derechos, pero obteniendo privilegios; en el hipotético caso de llevarse a efecto supondría toda una derrota ideológica y política de las fuerzas sociales con vocación transformadora, pues sin su concurso difícilmente se lograría el consenso básico para su aprobación y consiguiente gestión. En efecto, la puesta en marcha de la RBU  sugiere la reafirmación de la hegemonía del capitalismo en algunos países “como poder conformador de la entera sociedad”. Por decirlo con palabras de Rafael Sánchez Ferlosio, librada ésta de la explotación capitalista, cuando todos sus miembros  -trabajadores o no- quedan liberados de la obligación de trabajar para cubrir sus necesidades y, por tanto, ya no puedan ser explotados por el capital.

 

Expurgando de aquí y de allá unas frases de Marx o de Kropotkin, algunos teorizadores de la RBU pretenden liberar a la humanidad de la esclavitud del trabajo. Sin embargo, “el trabajo útil es la condición de la existencia humana, condición independiente de todas las formas de sociedad, necesidad perenne y natural, sin la cual no se mediaría el intercambio material del hombre con la naturaleza” (Karl Marx, El Capital, cap.1).  De lo que habla la RBU es de liberar a la sociedad de la constricción del trabajo asalariado, posibilidad laboral que seguiría existiendo para aquellos rentabasistas que quisieran mejorar sus ingresos sin entrar a considerar si el bien pagado trabajo que aceptarían es útil o inútil, su producto socialmente necesario o destructor de la vida.


Magistral reforma del capitalismo capaz de perpetuarse al perder su esencia predatoria, pero solo en algunos países. Lo que aboca al final de la historia en aquellos países donde no existiría ya la explotación, con el inestimable apoyo de una extraña clase trabajadora voluntaria, unificación de las clases subalternas sometidas al poder benévolo de la plutocracia. Magistral reforma, aunque quimérica,  pues en la evolución actual de la dominación a escala mundial hay de todo menos benevolencia. La imposibilidad lógica de tal evolución del sistema capitalista es, probablemente, una de las lecciones permanentes del marxismo.

 

4. Renta Básica Universal. La posición del libro La gran revelación


Sostiene Mario del Rosal en su texto de sugestivo título (La gran revelación: de cómo la teoría monetaria moderna pretende salvarnos del capitalismo salvando el capitalismo, Ecobook, Madrid 2019) que la RBU propone un ingreso en concepto de derecho de ciudadanía, sin contraprestación exigible en trabajo. Proposición sobre la que el autor no se pronuncia, pero parece admitirla como justificación lógica.


Planteada como derecho, la renta básica universal tiene sus fundamentos en la secularización del mito del pecado original. Así como los recién nacidos no hicieron nada para merecer la culpa del pecado original (seguramente atribuible a sus antecesores, pero no a ellos), tampoco los felices nascituri de las sociedades opulentas deben haber hecho nada para merecer un salario fijo y suficiente de por vida (aunque sí sus antecesores, que se dejaron el pellejo en el tajo).  Se trata, por tanto, de una VIRTUD ORIGINAL que otorga la salvación económica a los naturales de las sociedades opulentas, por el mero hecho de serlo; aunque propiamente no se trata de un derecho de nacimiento, sino de adscripción –como el bautismo- pues de alguna forma habrá que registrar a los derechohabientes como partícipes de la comunidad de beneficiarios del derecho a la Renta Básica.


Y esto lleva a un debate siempre soslayado: si son los naturales, los nacionales, los nacionalizados, los migrantes arraigados o los recién llegados los que sean sujetos del derecho.  Y como parece que no cabrían todos los chinos en Europa si todos los países europeos tuvieran la Renta Básica, pero no China, hay que plantear quien sí y quien no, en un determinado país, es sujeto del derecho, y en consecuencia hay que hablar de su efecto en las migraciones, en el control de fronteras o en la libre circulación de las personas. Y habría que hablar de una nueva segmentación del mercado del trabajo, un mercado para los rentabasistas y otro mercado para los migrantes, en el supuesto de que siguiera existiendo la necesidad de fuerza de trabajo para mantener la producción.  Pues siendo lógico que nadie quiera aceptar un trabajo penoso por un sueldo miserable teniendo cubiertas sus necesidades básicas, si la producción demanda fuerza de trabajo para mantener la oferta de bienes y servicios requeridos, la industria deberá recurrir a trabajadores no rentabasistas -por tanto, migrantes- que acepten menores salarios. O elevar los salarios acelerando la tendencia decreciente de la tasa de ganancia.  Otra alternativa sería una elevación generalizada de los precios para devaluar los salarios reales y en definitiva depreciar la renta que de básica pasaría a simbólica.

Del Rosal ve la renta básica como “una alternativa al trabajo asalariado para quienes no encuentren empleo o, simplemente, prefieran no trabajar, aunque les suponga una vida más austera”.  Ya no la caracteriza como universal, sino como una opción para parados o para gente contemplativa, un híbrido entre el subsidio de desempleo, el ingreso mínimo vital o una ayuda para situaciones especiales. Y continúa: “Como tal, es frontalmente contraria a la lógica del capitalismo y a los intereses del capital, que tiene una necesidad vital de impedir a toda costa que los trabajadores dejen de depender de la venta de su fuerza de trabajo para sobrevivir”. Siguiendo su propio discurso debería añadir que el capital no estará dispuesto, bajo ningún concepto, a correr con el gasto, y que entonces solo queda la posibilidad de que sea el Estado, tirando del dinero que él mismo fabrica, quien se haga cargo del supuesto derecho, algo que el propio Del Rosal critica (que el Estado cree el dinero de la nada).  Por lo que debería concluir, siguiendo su propia lógica, que la renta básica más que un derecho es una quimera.

5. Reforma improbable del capitalismo o transformación social.


La teoría –si se la puede llamar así- de la RBU elucubra en una realidad imaginaria, porque imagina un capitalismo domesticado, robotizado, la paz perpetua y la integración de la especie humana en una comunión satisfecha en sus necesidades básicas. Porque su marco teórico no incluye en su estrategia las guerras, las migraciones, los millones de desplazados, la desnutrición crónica, la pobreza extrema, exclusión y marginación de más de 2.000 millones de vecinos de este planeta, la crisis ecológica –que es más que el cambio climático- y la concentración del poder militar-industrial-financiero. O quizá no lo desconoce, y están pensando a 50 años vista, lo que sigue siendo un despropósito. Porque en última instancia, sería la tabla de salvación del capitalismo en su fase senil, al que se le da la oportunidad de sobrevivir con una cara amable; pero sin preguntar al anciano, que sigue detentando todo el poder. Porque sería un derecho universal arrancado al avaro capitalismo por un movimiento civil planetario que impondría su racionalidad económica al irracionalismo del mercado. Es bonito, pero sigue siendo un despropósito, una mala utopía.

La RBU puede ser pensada lógicamente, pero no tiene consistencia teórica, ni viabilidad estratégica, es impracticable. Las transformaciones sociales que superarán el capitalismo van por otros derroteros, ahora son múltiples, fragmentarias, dispersas, sin un sujeto claro que convoque al conjunto de clases subalternas frente a la plutocracia; la revolución ciudadana no se vislumbra, pero ya está sembrada. Propuestas como la Renta Básica Universal de nada le sirven, y mucho la distraen.  La RBU no pasa de ser “un delirio narcisista del pensamiento occidental” (préstamo de Gilbert Rist), incapaz de calibrar los límites de lo posible en un mundo turbulento y, por tanto, inútil para una praxis de la emancipación humana.

25/08/2020

Joserra González Parada es sociólogo y especialista en cooperación

 

Fuente: https://vientosur.info/ingreso-minimo-vital-versus-renta-basica-universal/