miércoles, 31 de diciembre de 2014

ESPECIALISTA EN INFORMÁTICA... PERO TENDRÉ QUE SEGUIR BUSCANDO EMPLEO




CANDIDATO A EMPLEO MAYOR DE 60 AÑOS

Un hombre mayor de 70 años contestó un examen de aptitud para trabajar.
Perplejo porque no lo contrataron, mandó copia del examen a un amigo suyo, también de 70 años, para ver si detectaba algún error en sus respuestas.
El amigo, al ver las excelentes respuestas, también quedó asombrado de que no lo hubiesen contratado y opinó que él lo hubiera calificado con 10 sobre 10.

Veamos el cuestionario con sus respectivas respuestas:

-¿Qué es un Megabyte?
En inglés, significa un gran mordisco.
-¿Qué es un Disco duro?
Cualquier disco de Rock pesado.
-¿Qué significa Zip?
Lo contrario de Nop.
-¿Qué es un Ratón?
El pequeño de una rata grande
-¿Qué es un Chip?
El compañero de la ardillita Dale. Juntos fueron creados por Disney para la serie cómica "Chip and Dale".
-¿Qué es un quemador de discos?
Tipo que repite un disco hasta que lo daña.
-¿Qué significa inyección de tinta?
Lo que hacen los pulpos al expulsar su tinta para confundir a la presa que atacan.
-¿Qué significa no break?
Prohibición del "break dance", baile de los 80s.
-¿Qué significa fuera de registro?
Persona sin registro electoral.
-¿Qué significa selección de color?
Equipo de fútbol conformado por negros.
-¿Qué significa tabloide?
Un pedazoide de maderoide.
-¿Qué significa tamaño oficio?
Es otra manera de decir "trabajo"
-¿Qué es una foto digital?
Tomarle una foto a un dedo de la mano.
-¿Qué es Mouse?
Es el apellido paterno de Mickey (no sé cuál es el materno).
-¿Qué es Macromedia?
Una media grande para las piernas de las gordas.
-¿Qué es Memoria RAM?
Recordar un modelo de Camioneta Chrysler

El amigo respondió:

-"Viejo, LA VERDAD ES QUE NO ENTIENDO POR QUÉ NO TE CONTRATARON. EL EXAMEN ESTÁ PER-FEC-TO"



¿Habrá un puestico para mí, por ahí?
Ragarro
31.12.14

PROCOMÚN Y ECONOMÍA COLABORATIVA. ¿OTRO FUTURO YA ESTÁ AQUÍ?




Esta semana se está celebrando en París el OuiShare Fest (del 2 al 4 de mayo), “una comunidad global y abierta que reúne a cientos de empresarios, makers, diseñadores, investigadores, representantes públicos y otros ciudadanos interesados en impulsar la economía colaborativa”.

En España, son cada vez más las voces que empiezan a hablar de procomún y de sus posibilidades económicas, colaborativas y sociales. Para Antonio Lafuente, investigador del CSIC, el procomún hace referencia a “lo que es de todos y lo que es de nadie al mismo tiempo(…) Son bienes que no se agotan aunque sí se pueden agraviar. El daño se produce cuando aparecen barreras a su uso o alguien los degrada”.

Como señala Mar Abad, redactora jefe de Yorokobu, “su impacto en la economía global no solo se ha dejado notar en la cantidad de dinero que empiezan a mover las compañías basadas en consumo colaborativo. También lo ha hecho en la reducción de emisiones de carbono y residuos sólidos, el dinero ahorrado, las nuevas relaciones que se están creando y un mayor acceso de los ciudadanos a recursos que de otra forma no podrían disfrutar”.

Forbes ha estimado que este sector moverá más de 100.000 millones dólares en 2020 y Google acaba de anunciar que invertirá 100 millones de dólares en Lending Club, una plataforma de préstamos P2P.

El festival OuiShare, que tiene lugar del 2 al 4 de mayo, pretende responder a una serie de preguntas en torno a los ejes principales de la economía colaborativa:

P2P. ¿Cuáles son los diferentes enfoques para la creación de un servicio P2P sostenible? ¿Cómo construir confianza en torno a la comunidad? ¿Quiénes son los usuarios de estos servicios? ¿Cuál es el verdadero potencial de este sector?

Monedas alternativas. Iniciativas como Tao Project o Sol-Violette buscan promover el desarrollo de monedas sociales, éticas y complementarias.
Crowdfunding y sus distintas posibilidades. Como Prêt d’Union, una plataforma de préstamos entre particulares.
·        Bancos de tiempo. En torno al intercambio de bienes o habilidades. Como, por ejemplo, Community Forge.

·     Comunidades de alimentos. La Ruche Qui Dit Oui, un proyecto que busca poner en contacto a consumidores con los pequeños productores de su región y que ha abierto hasta 12 nodos en Francia.
·    Tecnologías cívicas y herramientas de acción colectiva. Herramientas tecnológicas permitan a grupos de personas en cualquier parte organizar, construir sistemas de confianza y colaboración y crear soluciones para los problemas que afectan a su comunidad.
·          Modelos colaborativos hacia formas de producción y estilos de vida sostenibles.
·         Acceso abierto a la ciencia y a la nueva economía del conocimiento.
·  Coworking. Espacios de colaboración y de conexión laboral y profesional. En España, destacan utopic_US o The Hub.
·          Monedas virtuales. Destacan BitcoinPunkmoney o Dropis.


En cualquier caso, estos ejemplos, nos permiten pensar la necesidad cada vez más urgente de acercarnos al procomún y a la economía colaborativa. Como señala Lafuente, “Lo nuevo es pensar el mundo en tres sectores: el público, el privado y el procomún”.

Fuente: http://www.periodismociudadano.com/2013/05/03/procomun-y-economia-colaborativa-otro-futuro-ya-esta-aqui/

POR LA DEFENSA DEL SALARIO


(26 de diciembre de 2014)
Por Miguel Aragón
 
La lucha por mejores condiciones de trabajo, y la lucha por mejores condiciones de vida, son dos luchas permanentes del pueblo trabajador desde los mismos inicios del régimen capitalista hasta el presente. Estas luchas reivindicativas son dos constantes en la historia de los trabajadores en todos los países del mundo, y también  son dos constantes en la historia de los trabajadores en el Perú.
 
Las luchas por la disminución de la jornada de trabajo y por el aumento de salarios, están indisolublemente ligadas, y son parte sustancial del desarrollo de  la acción clasista de los trabajadores asalariados.
 
LA LUCHA POR LA DISMINUCIÓN DE LA JORNADA DE TRABAJO
 
A fines del siglo XIX, el crecimiento capitalista en nuestro país recibió un enérgico impulso, el cual  se prolongó por más de treinta años (desde 1895 hasta 1930). Durante ese lapso, la sobreexplotación de los trabajadores asalariados enriqueció vertiginosamente a las diferentes facciones de la clase propietaria de los medios de producción, a la burguesía agro-exportadora (azúcar y algodón), a la burguesía minera (petróleo y cobre), a la burguesía contratista de obras públicas (puertos y carreteras), y también a la incipiente burguesía industrial (textiles y calzado). Por encima de  todas esas facciones, la sobreexplotación enriqueció principalmente a la parasitaria burguesía comercial y bancaria, facción burguesa rentista e improductiva que  asumió  la dirección del poder político  y el control directo del estado en 1919, desplazando a la obsoleta clase terrateniente feudal que había estado en el poder durante cien años, desde 1821.
 
Al comienzo de esa larga etapa de crecimiento capitalista, desde 1895 en adelante, la jornada laboral de los trabajadores asalariados en todo el país era de 12 a 14 horas diarias, durante los siete días de la semana, y durante los 365 días del año, sin derecho a descanso semanal (descanso dominical) y sin derecho a descanso anual (vacaciones). La esclavitud asalariada, impuesta por el moderno modo capitalista de producción, se impuso en el país sobre los hombros de la miseria de los miles de empobrecidos trabajadores.
 
Como era natural y lógico,  la explotación por parte de la clase propietaria necesariamente generó la resistencia organizada de los trabajadores, y es así como  las primeras generaciones de trabajadores asalariados lucharon heroicamente por conquistar sus primeras reivindicaciones laborales. Las primeras victorias  se consiguieron  en los sectores económicos estratégicos, y poco a poco se fueron generalizando a sectores más amplios. 
 
Los trabajadores portuarios del Callao fueron los primeros trabajadores asalariados en conquistar la jornada laboral de las 8 horas diarias, y los seis días semanales, con derecho a descanso dominical. Esa primera conquista laboral se consiguió el año 1913, hace cien años. En un país convertido por la  burguesía  en país agro exportador, el trabajo portuario era una de las actividades económicas más importantes y sector estratégico para el funcionamiento del conjunto  de la economía. Ante las constantes huelgas de los trabajadores portuarios que periódicamente paralizaban la circulación de mercancías, y bloqueaban el movimiento de barcos y ferrocarriles,  afectando las lucrativas ganancias del comercio de exportación e importación, la clase propietaria se vio forzada a aceptar la reivindicación de la jornada de las 8 horas de ese sector de la clase trabajadora.
 
Ese gran ejemplo de la acción clasista de los trabajadores portuarios,  rápidamente fue propagandizado y asimilado por los trabajadores de las otras ramas económicas, y seis años después, en enero de 1919, los obreros de las más importantes empresas industriales, comerciales y de transportes  de Lima, en tenaz y prolongada lucha huelguística,   conquistaron el derecho a la jornada laboral de 8 horas y la jornada laboral de seis días a la semana con derecho al descanso dominical.
 
Esa lucha reivindicativa de carácter económico, por la cual habían luchado durante más de veinte años,  se elevó a lucha política, cuando el gobierno de turno representante de la clase propietaria, reconoció con carácter de ley  la reciente conquista laboral. Años después los trabajadores  conquistaron la jornada de trabajo de once meses al año, con derecho a un mes de descanso (vacaciones de treinta días al año).
 
Los jornales dominicales (cincuenta jornales al año) y los treinta jornales  durante las vacaciones una vez al año, que comenzaron a percibir los trabajadores, “no son regalos”,  dádivas, ni generosos favores,   otorgados por  la clase propietaria. Esos ochenta jornales  forman parte del salario de los trabajadores, son parte del salario diario que asume la forma de salario diferido.
 
Los salarios dominicales y los salarios de vacaciones que comenzaron a recibir los trabajadores asalariados, son “descuentos que se hacen diariamente del total de sus salarios”, son retenciones  que después se le entregan a fin de semana, o a fin de año, dando la apariencia que  fueran un “pago extra”, cuando realmente son una parte retenida de su propio salario diario.  
 
            Al presentarse y pagarse en forma desdoblada y diferida, la clase propietaria los declara “sobrecostos laborales” y constantemente busca la forma de recortarlos, apropiándose de esas partes del salario, tal como está ocurriendo en estos momentos, con su pretendida “ley de empleo juvenil” que intenta imponer el sumiso gobierno de la “gran transformación”.
 
LA LUCHA POR AUMENTO DE SALARIOS
 
Por otro lado, los trabajadores además de luchar por la disminución de la jornada de trabajo, también han luchado permanentemente por el aumento de salarios para cubrir sus gastos mínimos, que le permitan sobrevivir ellos mismos y reproducirse familiarmente. La lucha por la defensa de los salarios es y será una lucha permanente, durante toda la etapa capitalista de desarrollo del país, e incluso, también durante la etapa inicial  del socialismo.
 
El precio de venta de la fuerza de trabajo se determina por la ley del valor. Los salarios,   como cualquier otra  mercancía, también están sujetos a las fluctuaciones de la oferta y la demanda en el mercado. En los ciclos de crecimiento capitalista, al aumentar la demanda de más trabajadores en la industria y el comercio, en las minas, la construcción y el transporte, el precio de la fuerza de trabajo (el salario) por lo general sube; mientras que en los ciclos de estancamiento y crisis económica,  los precios de los salarios por lo general disminuyen.
 
Desde que existen trabajadores asalariados organizados en nuestro país, que luchan por la defensa del salario, la fluctuación de los salarios ha sido una constante, que se repite ciclo tras ciclo. Así ha ocurrido desde 1905 hasta el presente, desde ese momento los trabajadores asalariados siempre han estado agrupados en organizaciones frente unitarias, en defensa de sus derechos. 
 
Durante los ciclos de crecimiento capitalista, periodos en los cuales  se acrecienta la fuerza de las luchas de los trabajadores asalariados, muchas veces la clase propietaria se ve obligada a tener que aceptar una parte reducida de los aumentos de salarios que reclaman y exigen  los trabajadores. Pero, mediante “mil artimañas”, la burguesía busca la forma de fraccionar y encubrir los aumentos, con la finalidad de escamotearlos en la primera  oportunidad que se le presente.  La burguesía propietaria de los medios de producción difícilmente acepta aumentos en el monto del “salario básico”. Por el contrario,  cuando ya no puede oponerse a la lucha de los trabajadores, la burguesía por lo general opta por aceptar aumentos bajo la forma de diversas modalidades del “salario diferido”.
 
La  compensación anual por tiempo de servicios (CTS), al igual que el pago de pensión por jubilación (vía SNP o AFP), así como las llamadas “gratificaciones” de fin de año, y de medio año, al igual que las “bonificaciones” por escolaridad o por movilidad, son diversas modalidades del salario diferido.
 
Esos aparentes “pagos extras” no salen de las ganancias de la clase propietaria, no forman parte de la plusvalía, sino que salen directamente de los propios salarios de los trabajadores, forman parte del capital variable. Esos supuestos “pagos extraordinarios”, que la clase propietaria los considera “sobrecostos laborales”, son el resultado de los descuentos que se hace a los jornales diarios de los trabajadores,  son  una especie de ahorro forzoso.  
 
La lógica de la clase propietaria es muy burda y simple: “diariamente te descuento una parte de tus salarios”, y después “te lo devuelvo como generosa gratificación”.  Lo mismo ocurre con el llamado “reparto de utilidades”, el cual también es una parte del salario diferido que solamente se distribuye en las empresas más rentables del país.
 
            Después de fraccionar el monto total del salario diario  en varias formas de salario diferido, la clase propietaria busca apropiarse permanentemente de esas modalidades de descuentos temporales de los salarios, promoviendo cambios en la legislación laboral para recortarlos e incluso anularlos definitivamente. Así está ocurriendo en estos momentos, con la pretendida “Ley de Empleo Juvenil”, que no solamente afecta a “los jóvenes”, sino que es el punto de partida para más adelante generalizarlo contra todos los trabajadores asalariados, sin ningún distingo de edad ni de experiencia laboral.  (continuará

martes, 30 de diciembre de 2014

ESTADO CAPITALISTA, ESTADO SOCIALISTA Y EL ANTI-ESTADO ANARQUISTA





30-12-2014

1. La discusión acerca del capitalismo, el socialismo y el anarquismo –aunque ya se registraba con principios muy generales- se desató desde principios del siglo XIX, después de la Revolución Francesa y sus resultados. Primero los anarquistas proudhonianos, luego los marxistas y sus seguidores demostraron que el capitalismo (con su liberalismo “social” o de libre competencia) es un sistema socioeconómico totalmente injusto que sólo beneficia a una minoría de explotadores y, por ello debe ser combatido; más adelante marxistas y anarquistas, aunque combatieron juntos contra el capitalismo, tuvieron que confrontarse porque los primeros querían construir un Estado proletario transitorio y los anarquistas veían peligroso cualquier tipo de Estado.  

2. El Estado capitalista es un gran poder creado por las clases dominantes, por los hombres más poderosos, por una minoría, para someter al pueblo formado por el 90 por ciento de la población. El Estado es el gobierno, el ejército, la marina, los tribunales, las cárceles, la burocracia, la ideología trasmitida por los medios de información, incluso las escuelas. Los socialistas de Marx conocen bien al Estado capitalista y piensan que un Estado proletario, socialista, sería todo lo contrario porque estaría al servicio de la mayoría, del pueblo. Los anarquistas piensan que –cualquiera que sea el Estado sólo beneficiaría a una minoría que en nombre del partido, del gobierno, del pueblo, de los más capaces, sería el mismo aparato de dominación. 

3. El capitalismo ha demostrado en sus más de 500 años de vida que ha sido muy benéfico para las clases minoritarias dominantes; por lo contrario, tanto en los miles de años del esclavismo y el feudalismo, así como en los que van del capitalismo la inmensa mayoría de la población (el 90 por ciento) ha sufrido pobreza, miseria y hambre. Eso lo sabemos un puñado de gentes, pero la mayoría de la población no se da cuenta porque la iglesia, los medios de información, la escuela, han logrado que la sociedad en general no se dé cuenta de esa realidad. Pareciera que la gente en lugar de pensar, de reflexionar acerca de su realidad, sólo repite lo que los medios e instituciones quieren que diga. Por ello el capitalismo lleva más de medio milenio de vida. 

4. Que debemos destruir el capitalismo y enterrarlo para siempre es obvio y evidente; ¿pero con qué lo sustituimos? Desde Marx, Engels, Lenin, Trotski, Stalin, Mao, Castro, el marxismo en general, se ha concluido que los trabajadores deben hacer una revolución contra el Estado capitalista explotador para construir una sociedad socialista con un gobierno y un Estado de los trabajadores. El problema, por mil y una broncas, fue que a pesar de que no les faltó a los dirigentes voluntad y sacrificios, ni en Rusia, en el bloque oriental, ni en China, Cuba o Nicaragua, se pudo construir nada parecido al socialismo, si entendemos por éste la abolición del trabajo asalariado, la permanente desaparición del Estado y la sociedad autogestiva. 

5. Los anarquistas: Proudhon, Bakunin, Kropotkin, Malatesta, Fabri, estuvieron siempre contra el Estado. Los dos primeros coincidieron con Marx, le tuvieron mucho respeto por su obra teórica, pero jamás dejaron de polemizar con él y oponerse a sus concepciones que consideraban estatistas. Los anarquistas pensaron siempre –con la experiencia de la Primera Internacional con Marx, luego con la Revolución rusa de Lenin, Trotski, Stalin, que las organizaciones y dirigentes fijos y “prestigiados” de un partido “proletario” se convierten luego en gobierno y Estado, para luego convertirse en burocracia dominante. Por ello los anarquistas son antipartido, antigobierno y antiEstado; luchan por un movimiento de masas que se autogobierne. 

6. ¿Con qué sustituir el capitalismo? Los anarquistas no proponen un nuevo gobierno o un nuevo Estado; centralmente buscan el desarrollo de la conciencia de las masas en la permanente lucha social y, en eso proceso ir construyendo el “poder” o la “fuerza popular” que se haga cargo de la administración de las cosas. La Constitución capitalista o burguesa comenzaría a ser sustituida por los mismos trabajadores. ¿Acaso las fábricas, los bancos, las tierras, las escuelas, no pueden ser administradas y dirigidas por los mismos trabajadores, campesinos y estudiantes con concepciones colectivistas y muy lejos de la opresión capitalista? Obvio, estas batallas tienen que ser mundiales y nacionales, así como antimperialistas y toda la fuerza del pueblo. 

7. El anarquista Ricardo Flores Magón en 1911, es decir, hace más de 100 años, ya ponía un poco como ejemplo que “todos tendrían que producir de acuerdo a su capacidad, colocar el producto de su trabajo en depósito para que todos se abastecieran allí de lo que necesitan”. Era claro para él que todos tenían la obligación de trabajar, que nadie se quedaría sin comer, que no habría ninguna burocracia parasitaria, ni partido, ni Estado que mande. Si bien el ejemplo es elemental en un México agrario de unos 12 millones de habitantes, es muy claro que puede haber una autoadministración de las cosas. México y el mundo se han súper desarrollado tecnológicamente, pero paralelamente los trabajadores de cada sector lo han hecho y no necesitan propietarios o directores.