lunes, 4 de enero de 2016

ELECCIONES 2016: REDISEÑANDO EL MENSAJE POLÍTICO Y LLAMAR A LA ORGANIZACIÓN




Por: Freddy Alca 

Si toda campaña electoral, se resumen en “el acto de votar”, y son los votos los que determinan la victoria electoral. Hay que analizar a los votantes y su acto del voto. Sobre todo si el voto es “un voto de memoria”, votan por el que recuerdan y mas se identifican. Toda la tipología teórica de votantes, que hay en la actualidad, a mi manera lo simplifico en dos tipos de votantes que definen una victoria electoral:

Uno. Son los “interesados”; es el voto clientelista; son los que votan por sus intereses sociales, económicos, contraídos con un determinado candidato. Sienten la necesidad de devolver el favor; sea por un título de propiedad, por ejemplo. Este voto clientelista, pertenece al universo de nuestra cultura política conocida por su refrán “No importa que robe, con tal que haga obras”.

Dos. Son los “convencidos”, los que votan convencidos de corazón y se movilizan sea por el candidato, su programa o la esperanzas puestas de sus propuestas políticas. Son los que están motivados por el mensaje político, actúan de corazón, sienten la sinceridad del candidato(a); creyendo firmemente en el cambio. Debemos establecer que entre los votantes; hay una relación dialéctica, entre los “Convencidos - interesados”; quienes expresan diferentes niveles de conciencia política y se encuentran en diferentes segmentos del público elector.

Debemos señalar a un tercero. Que es como un colchón de nuevos votos. Son los votantes que no creen en ningún candidato y que nos les interesa la política y en muchos casos la repudian por ser corrupta. Pertenecen al segmento del 45% de peruanos que no simpatiza con ninguna tendencia política. Expresados como el voto nulo o viciado. Son lamentablemente una gran mayoría de nuestros electores en el Perú. El crecimiento del voto nulo en el Perú, o que no simpatiza con ningún candidato, se debe a las continuas decepciones políticas, sociales, económicas, de las últimas décadas. Hemos tenido candidatos que han prometido y prometido y al final han hecho todo lo contrario. De manera que tampoco les gusta participar en dichos partidos que representan y tienen grandes desconfianzas en todos los candidatos en general expresado como anti voto. No les interesa en gran parte la política y deciden en las últimas semanas de la elección, su voto. Están desinformados. Les interesa más su negocio, su familia, lo personal si son afectados, recién reaccionan. Es una práctica de cinismo y de mirada desencantada de la vida partidaria. Son, en cierta forma futuros votantes clientelistas; si es que no logran afectarse y sentirse afectado por la política de turno. Hay que comprender, que esa, es la atmósfera de nuestra cultura política a donde vayamos, puede que muchas veces lo sintamos, pero poco nos hacemos consciente de ello, que existe y hay mucha gente desencantada por la política.

II

De manera que, los candidatos electorales, quienes comprenden, algunos aspectos de nuestra cultura política, con bases clientelistas; están diseñando y rediseñando sus mensajes políticos, enfocados y dirigidos a cierto publico elector, para captar su atención. Hay quienes dicen cada estupidez para captar su atención, como el tren bala, etc. Cada discurso populista y propuesta populista es sospechosa.

Podríamos señalar que hay miles formas de hacer llegar un mensaje de forma persuasiva, sugestiva. Pero lo realmente diferenciador está, cuando el mensaje busca promover conciencia política y llama a la organización, a iniciativas organizativas. Un mensaje sencillo profundo que expresa el sentir y el pensar hacia quienes se dirige.

Una nueva reconstrucción del mensaje político, es que debe basarse en la verdad social, económica y política, debe explicar de forma clara la realidad social que se vive o una parte de ella. Pero no debe hacerse solo de una forma lógica, pues hay grandes diferencias, cuando el mensaje político, se trasmite con lógica, que cuando el mensaje político se trasmite con el corazón. Con la sinceridad. Debe tener como soporte. El ejemplo de vida. Así como ejemplos concretos. Debemos predicar con el ejemplo. Es decir que no es necesario estar en el poder para ir construyendo poder popular, sino que en esta campaña electoral, al que estamos ya inmerso, debemos llamar a la organización social, y promover iniciativas organizativas. Que permita ir reconstruyendo el nuevo tejido organizativo social del poder popular, promoviendo la movilización.

Nuestro mensaje no debe, dejar promesas sino de generar iniciativas orgánicas dentro del mismo pueblo y sus sectores de ir consolidando sus formas de organización social, que será, el soporte mismo, de un cambio distinto y trasformador de nuestra realidad. Si logramos la victoria electoral. Que así sea. Así, como Ludwig Wittgenstein reflexionaba que “todo lenguaje falsea la realidad” y que por tanto, en vez de ir proclamando el cambio, debemos ir llamando a la organización al pueblo, sea en comités, próximos sindicatos, núcleos de campañas, etc. Organizando las bases, con la gente, con sus necesidades: las bases orgánicas de cambio que queremos lograr.

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