miércoles, 10 de julio de 2019

PELIGROSA POSICIÓN AUTOCRÁTICA Y FASCISTA DE FUERZA POPULAR Y SUS ALIADOS, PORTADORES DE UNA REFORZADA CONTRAOFENSIVA A LA DEMOCRACIA PERUANA



La semana que terminó estuvo preñada de acontecimientos sensacionales como el partido que ganamos a los chilenos, triunfo que no fue sorpresa, porque ya habíamos recuperado nuestro fútbol, al ganarle a los uruguayos por penales, este último triunfo nos puso nuevamente en la carrera del éxito, y más cuando se vio que se perfilaba el trabajo de conjunto, se sentía que había equipo. Esta situación se lo debemos también al director técnico Ricardo Gareca, quien ha dicho que cuando se gana no hay retrocesos, siempre que haya calidad deportiva, y exista voluntad de competir no solo bien preparados; sino con auténtica disciplina, sobre todo cuando se trata del deporte como el fútbol, y los comportamientos de los jugadores son el valor agregado lo cual se hace más importante cuando la solidaridad se refleja en el intercambio, que permite una moral de trabajo, requisito indispensable para ganar y triunfar.
 
El fútbol como en toda actividad se hace meritoria, cuando hay un director técnico que es el estratega, señala pautas y rutas a seguir a los jugadores, los cuales aportan sus conocimientos. Esta correlación entrenador/jugadores los hacen vigorosos y reaccionan observando que sus voluntades están prestas a competir, gracias a sus logros personales y colectivos, en unos casos y en otros sobresalen también los liderazgos. En la selección peruana el surgimiento inevitable de los líderes obedecen a sus capacidades cultivadas por la disciplina propia del deporte que practican, éstas están llenas de inteligentes sutilezas y  experiencias, la misma que se evidencia, en casos como de Paolo Guerrero y otros donde destaca el joven defensa C. Zambrano. 

En cambio, la política y sus agentes no tienen las potencialidades, como ahora en el Perú se observa en los compañeros del fútbol. Los partidos políticos no son una colectividad organizada, ni dispuesta a realizar juego de conjunto, más bien predomina el individualismo en que se sueltan los más avezados, pero no como líderes, pues no pasan de ser simples caudillos.  

Los partidos políticos deben ser movimientos que tengan un mensaje doctrinal -las luces que guían al movimiento- con lo que se abre el ingreso de militantes y  que incluya un decálogo que haga posible las participaciones activas de los adherentes; es decir, para ser partido se debe exponer una doctrina y normas que son mecanismos de ingreso y de las participaciones: primero interna y después de prepararse saltan al exterior, esto siempre y cuando se haya ido forjando el espíritu democrático, el mismo que tiene sus pruebas que se desarrollan a través de elecciones, en la toma de decisiones que el partido considera importantes, para ello se tiene a la vez que cultivar los diálogos y debates al interior del partido; asimismo, corresponde crear cuadros de gobierno en que se aprecien -elites y liderazgos- y que exista recambios generacionales en favor de la juventud capacitada presta a desarrollarse.   

Ello en el Perú no se está dando. Los partidos no tienen líderes, sus mensajes doctrinales correlativamente no expresan planes que lleguen a traducirse en metas por alcanzar, dentro de sus fines imperecederos, los cuales caben ser expuestos con un lenguaje propio acompañado de simbologías y lemas.  

Un partido es una recreación destinada a manifestar sus políticas del cómo marchan y el don de vivir en el mediano y largo plazo, en que sus utopías se traslucen en compromisos con la ciudadanía mediante programas que hagan realidad las reformas a ejecutarse. Tal vez en el pasado hubo intentos: el apra, acción popular, la democracia cristiana (no el PPC) y algunos sectores de la izquierda se acercaron a lo que hemos señalado; sin embargo, fueron solamente promesas, sus comités ejecutivos no se democratizarían y el jefe del movimiento con conciencia no rompería con los autoritarismos abiertos o solapados que practica, ni pudieron dejar atrás los verticalismos del caudillo y el arribismo de sus allegados y colaboradores más cercanos.

Los partidos que fueron grandes y que no han seguido siendo, perdieron vigencia porque no tuvieron cuadros, ni hubo recambios dirigenciales. No reunieron los requisitos para ser auténticas organizaciones políticas de corte democrático, hechos que no han ocurrido tanto en los llamados partidos tradicionales, como en los movimientos nacidos inesperadamente bajo el caudillo o el mandón de turno. No navegaron para llegar a puerto seguro, continuarían sus acciones sin brújulas y de esa manera sus embarcaciones encallan irremediablemente. 

Las respuestas vertidas por estos movimientos han significado que a pesar de haber sido gobierno, perdieron altura y cayeron, refugiándose en sucesivos fracasos a los que se hicieron adictos en la mayoría de veces, hubo excepciones de uno o dos movimientos. De los resbalones y caídas vino los mecanismos de defensa, uniéndose y/o acomodándose para tomar los puestos estratégicos si eran gobierno y recalaron en la corrupción incontenible, casos de los García Pérez, Fujimoris, Toledos, Humalas y PPKS y sus allegados, teniendo ahora que hacer frente a las fiscalías y juzgados, aun cuando éstas sean minorías pero que aparecen metiendo fuerza en las investigaciones, a fin de conocer que las fechorías evidenciadas requieren conocerse más y ver hasta donde llegaron no solo al ser sobornados, sino hasta dónde se volvieron delincuentes de alto vuelo y peligros asaltantes del erario público.  

Este es el contexto donde priman las graves irregularidades de los dirigentes de los partidos. Ellos tienen que aprobar y llevar acabo las reformas políticas que son imprescindibles; sin embargo, los parlamentarios no convencen que habrán de ser capaces de formular proyectos de reformas ¿ellas se obrarían como los milagros de octubre antes del 28 de julio próximo? 

Decimos que siendo parte de movimientos fallidos, no pueden sacudirse de las conductas delictivas de sus jefes y de sus dirigencias partidarias, aunque bien sabemos que no siendo partidos, son simples movimientos de allegados que persisten en obedecer a sus jefes detenidos o detenidas, y que a otros les espera ser apresados y el más antiguo de ellos todavía está presente en el recuerdo del  jefe muerto. Estos parlamentarios no harán el milagro de las reformas políticas, como consecuencia es mejor que sea el congreso disuelto. 

Últimamente estos dirigentes y parlamentarios hacen comentarios de los más errados no solo por lo que sostienen, sino por el lenguaje que usan. Están apoyados por jueces y fiscales que conformaron la banda de los “cuellos bancos” o también de sus propias organizaciones partidarias; una muestra se presenta con el fiscal supremo Víctor Raúl Rodríguez Monteza, este fiscal reclutado por la mafia de fiscales, obra cínicamente al romper con el sentido que se ha dado a las investigaciones fiscales del mismísimo ministerio público al que pertenece. En cambio, otros vocales y fiscales se han apartado de asumir responsabilidades ante las evidencias de su parcialidad probada conque actúan, estos actos se expresan cuando intentan liberar de la prisión preventiva a la señora Keiko Fujimori y a los dirigentes de su organización.

¿Y por qué asistimos a esta situación? Para ello tenemos que recurrir al origen del asunto; es decir, de donde parte y proviene tanto el fujimorismo autoritario, como después fuerza popular, la que ha diseñado su actuar antidemocrático a todo trapo y que dicho sea de paso obedece a la temida condición de organización fascista, marcada y con signos del franquismo español desde cuando se fundó el opus dei en España en la década de 1940. Este último movimiento se infiltró en la iglesia católica peruana acaudillado en estas décadas por su máximo exponente Juan Luís Cipriani, el cual asumió el obispado de Lima. La presencia de estos últimos se hermanaron con algunos sectores evangélicos, de igual corte conservador. Estos movimientos reforzaron las ideas autocráticas y en la conducción del partido fuerza popular, recibiendo también el apoyo de alanismo aprista.     

Considerando que además fuerza popular estuvo y es aún apoyada por la derecha tradicional y conservadora, la cual apostó en las sucesivas candidaturas presidenciales de la señora Keiko Fujimori; ella no fue lidereza, ni era ni es de raigambre democrática (recordar hija de quien es). Ella siempre actúo como jefa indiscutible, rodeada de un núcleo aparentemente formado e instalado por profesionales, de no muy de alto nivel, pues casi todos ellos nunca han sobresalido académicamente, de tal forma que no han sido capaces entre otras cosas de descubrir que sus dirigentes y allegados son poseedores de complejos psicológicos, que evidencian conductas esquizoides e igualmente posicionados de mitomanías, los cuales los hacen personas de cometer y practicar mentiras permanentes y creadoras de obsesiones persecutorias del  terrorismo y de los que llaman caviares -calificados profesionales de las ciencias sociales y políticas- a quienes temen por creerlos peligrosos por su formación moderna y reformista.   

Los profesionales que actúan en el movimiento fujimorista desde hace un buen tiempo quieren copar todos poderes públicos, consiguen el congreso y piensa en apoderarse del poder judicial y el ministerio público. El actuar de esta organización política tiene el apoyo de parte de los evangélicos y recibe la  ayuda de la iglesia tradicional. 

Con estas alianzas impresionan a una opinión pública que está todavía manipulada por el pensamiento conservador (forma un constructo) enemigo de reformas y cambios, ello le ha permitido copiosas votaciones, de la que somos testigos en el 2016 cuando coparon con una mayoría aplastante el poder legislativo. Al perder la presidencia de la república, los fujimoristas de ayer y hoy planearon no sólo golpear al débil gobierno presidido por PPK, al cual le censuran ministros desde el comienzo del período 2016/2021; sino también apoyados por los alanistas apristas –diestros en apoderarse del poder judicial- acometieron establecer contactos y después alianzas con grupos de fiscales y jueces, de un poder como el judicial y el ministerio público cargado de corrupción; asimismo tuvieron empatía con los ex miembros de consejo nacional de la magistratura (CNM) y de esta manera se crea una organización criminal como los “cuellos blancos”, aun cuando esta organización se encuentra teñida por los elementos políticos de color naranja.  

Se confirma con las investigaciones fiscales y periodísticas que esta organización se mantuvo muy bien apoyada, por la logística de primera, que le brindaron un grupo variopinto de empresarios mercantilistas. Este conjunto de grupos tenían la dirección destacada del hoy prófugo ex vocal supremo Cesar Hinostroza, sobre quien giraban no sólo sus colegas del PJ y el MP; sino de los parlamentarios más connotados tanto de fuerza popular y los apristas, como de los empresarios, entre ellos hubo colaboradores eficaces que delataron de cómo actuaba y se comportaban los miembros adictos a la poderosa organización criminal. 

Es de destacar que hubo un accionar unísono de sus miembros, pues en el caso de la señora Fujimori y el ex vocal Hinostroza, por las investigaciones y los colaboradores existe un recíproco entendimiento, ello amerita que esta organización estaba en condiciones de armar un tinglado que se apoderaría no solo del quehacer judicial, sino se llegaría al sumo de controlar la vida política con acentuados signos autocráticos que expresan su cercanía ideológica a la corriente fascista. Esto último no solamente es privativo del conservadorismo más derechista, de los fujimoristas y los adictos al desaparecido jefe aprista Alan García Pérez, aparte de los signados miembros provenientes de los grupos recalcitrantes evangélicos y de católicos fundamentalistas.

Como hemos reseñado en los primeros párrafos de este escrito los políticos de la mayoría parlamentaria ya no buscan a los jueces y fiscales de los cuellos blancos, se dan el lujo de no importarles sus apoyos, ahora esto no se repite, (no me defiendas compadre), por ejemplo para liberar de la prisión a la señora Keiko Fujimori y asumen una postura distinta al exaltarse para impresionar, declarando que existe conspiración política destinada a impedir la liberación de su jefa; sin embargo, no dejan de blindar a Hinostroza y a Pedro Chavarry negándose a acusar a estos personajes desde el congreso de la república. 

El fujimorismo llegaría a apelar a los organismos internacionales de derechos humanos, porque consideran que la señora jefa de la organización se encuentra detenida en calidad política, igual como reclaman los terroristas de sendero, pues ellos también consideran preso político al genocida Abimael Guzmán. Los fujimoristas se olvidan que siempre han calificado que los miembros de los organismos de defensa de los derechos humanos son pro terroristas. No hay coherencia en sus defensas y reclamos de libertad.

Todo lo que se ha dicho sobre la organización del fujimorismo, es impactante dado sus comportamientos, incluidas las conductas esquizoides y mitómanas   de sus dirigentes parlamentarios, no solo priman las mentira y recambian sus posiciones y alegatos en todo lo que es el debate de vivir de los peruanos; sino en estos momentos lanzan una fuerte contraofensiva que hace peligrar las investigaciones del ministerio público sobre los delicados actos de corrupción. 

El comportamiento de estas organizaciones de derechismo conservador no es cualquier manera de opinar, obedeciendo a un mensaje ventilado en el contexto de la democracia y su Estado de derecho, esto no resulta cierto, ellos son autocráticos y fascistas, no creen en la democracia, no la entiende como forma de vida de los ciudadanos del Perú y el mundo. 

Este ardid de la mentira y de los reclamos de los derechos humanos no es auténtico. ¿Los peruanos  merecemos compartir la democracia que se construye y las imperiosas reformas políticas camino a las económicas, amigas del progreso y la solidaridad como lo señalan hombres como el Papa Francisco? Pasado el tiempo, observar que el doctor Valentín Paniagua presidente transitorio constitucional y del congreso del período 2000/2001 tuvieron una falla, no haber debatido si era legítimo colocar fuera de la ley a quienes, en el caso del fujimorismo por autocrático, por no pertenecer, no entender, ni militar en democracia, más bien son enemigos de los fines y metodologías del gobierno democrático. 

Al igual que los nazis y el fascismo europeos después de la segunda guerra mundial, estos nacionalismos como ya lo hemos comentado, son enemigos del parlamento y las elecciones periódicas, porque una vez en el poder nadie los puede sacar. La reflexiva posición de los órganos de justicia internacionales, descubren que estas falsas posiciones nacionaleras son de raigambre fascista porque abrigan autoritarismos, discriminaciones de todo tipo y no respetan los derechos humanos.  

Fernando Arce Meza                              Surco, 9 de Julio del 2019 

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