lunes, 29 de abril de 2019

A LOS TRABAJADORES CON MOTIVO DEL PRIMERO DE MAYO 2019



Misión

No es hora de llorar a nuestros muertos. Es hora de construir la nueva sociedad y la nueva economía que nosotros queremos, y a la cual ellos aspiraron. 

Y para conseguirlo, debemos pasar de la lucha defensiva, reivindicativa, a una lucha por la transformación de esta sociedad malsana, que nos ha sumido en la pobreza extrema, en el desempleo masivo, y en la marginación de quienes crean precisamente las riquezas, y que disfrutan solamente los de arriba.

De ser bestias de carga, debemos pasar a disfrutar, en igualdad de oportunidades, el 100 por ciento de las riquezas creadas por nosotros, de la totalidad del legado de nuestros antepasados, y de la riqueza natural que nos ofrece la Naturaleza. 

Es esa la sociedad y la economía de la cual disfrutaron nuestros ancestros, los pueblos originarios de la civilización del Tawantinsuyo. Y es esa sociedad, en las formas de trabajar actualmente vigentes, creadoras de la economía de mercado, la que debemos construirla para el bienestar de nosotros mismos y el de nuestros hijos.

La causa de nuestros males de sociedad

El insigne José Carlos Mariátegui nos dijo, con toda claridad, que el problema del indio no es el problema de la tierra. De igual modo, ahora podríamos decir que, el problema del obrero no es el de la máquina ni el de las innovaciones tecnológicas. 

Entonces, ¿en dónde se origina el problema de los sin trabajo, de los trabajadores sean estos campesinos, esclavos u obreros? ¿En dónde radica el problema de todos ellos y de sus familiares, de los que viven en la costa, en la sierra y en la selva?

El problema de nuestra sociedad peruana viene desde la invasión española. Y no porque fueran españoles, sino porque ellos instalaron un modelo socio-económico cuyo mecanismo fundamental facilitó, y sigue facilitando, que quien es propietario del elemento fundamental de la actividad económica, la tierra cultivable en aquel entonces, la máquina y el capital ahora, se apropia el 100 por ciento del valor agregado por los trabajadores y por toda la sociedad. 

Es decir, nuestro problema de poder adquisitivo que nunca alcanza ni siquiera para cubrir nuestras necesidades básicas, del desempleo masivo existiendo miles de obras a realizar y muchas más necesidades a satisfacer, proviene del hecho de que quienes creamos las riquezas no somos los directamente beneficiarios de la totalidad del resultado de la actividad económica. 

No somos nosotros, en lo más mínimo, quienes decidimos qué producir y cómo repartir el resultado de nuestra actividad económica. No somos más que bestias de carga, seamos campesinos, obreros, profesionales, incluso pequeños y micro empresarios. 

Es hora de que nuestras luchas no sean simplemente de implorar y de pedir dádivas a quienes se apropian del resultado de nuestros esfuerzos, sino que nuestras luchas deben orientarse a tomar el control total de la actividad económica, y con ello, el control total de nuestras vidas. 

Un nuevo modelo socio-económico

Nuestro objetivo esencial debe ser el de instalar un nuevo modelo socio-económico compuesto de dos elementos. El primero, debe ser la mejor forma de trabajar que la Humanidad ha creado, hasta el momento. Se trata de la economía inmaterial. Con ella alcanzaremos los mejores niveles de productividad y de producción de bienes y servicios, a nivel mundial. Volvamos a ser cabeza de la más grande civilización, como lo fuera en su época el Tawantinsuyo.

El segundo elemento, tan esencial como el primero, es que este modelo permita que todos los habitantes del país gocen, en igualdad de oportunidades, de la totalidad del resultado de la actividad económica. Se trata de instalar, a nivel de sociedad, de la Repartición más o menos igualitaria del resultado de la actividad económica. 

Es este tipo de repartición que garantizará el Buen Vivir de todos y cada uno de los habitantes del país. De esta forma, por fin podremos llamarnos “hermanos”, y trabajar disfrutando de la vida, como lo hacían nuestros ancestros.

Un futuro al alcance de nuestras manos

Este modelo socio-económico es realizable, porque contamos con todos los elementos que podrán hacerlo viable. En primera instancia, contamos, como sociedad, con un financiamiento gratuito e ilimitado para la creación y desarrollo de empresas-país. Empresas que pertenecerán a todos los habitantes del país y a ninguno en particular. Esta práctica es el gran legado de los pueblos originarios del Tawantinsuyo, la propiedad comunitaria.

Son estas empresas-país las que manejarán lo esencial de la actividad económica del país. Y son ellas, en estas condiciones, las que permitirán que la totalidad de sus ganancias se repartan, en partes iguales, entre todos los habitantes del país. Es lo que se llama la Remuneración de Base de todos y cada uno de los habitantes del país, desde que nacen hasta su muerte.

Este financiamiento ilimitado, y gratuito, permitirá que cada persona que tenga las aptitudes para desarrollar un proyecto profesional pueda ejecutarlo sin ningún contratiempo. De esta forma, viviremos en una sociedad con igualdad de oportunidades, tanto en los ingresos monetarios como en el desarrollo de nuestras habilidades, competencias y ensueños.

Esta nueva base socio-económica, basada en la Repartición más o menos igualitaria, la propiedad comunitaria y el financiamiento ilimitado y gratuito al alcance de todos, es la que garantizará la igualdad de oportunidades entre todos los habitantes del país, desde que nacen hasta el final de sus días. Es la construcción de una sociedad de Bienestar General.

Esta nueva base socio-económica facilitará, igualmente, el nacimiento de organizaciones con características diferentes a las actuales. Ellas serán horizontales, a un solo nivel de decisión, y en función del problema a resolver, porque serán los mismos ciudadanos, que ya contarán con todos los recursos del país, quienes decidirán y pagarán directamente la construcción de la obra a realizar o de la institución a hacer funcionar.

Por lo tanto, ya no existirán más organizaciones verticales, totalitarias, que son fruto de una Democracia Representativa. Un tipo de democracia hecha a la medida para garantizar la existencia de los grandes poderes fácticos, de las grandes instituciones al servicio del Capital, y que arrebata a la persona de todos sus derechos civiles, sociales y económicos, para poner en el centro de la escena a sus cancerberos en la forma de congresista, “jefe” o presidente.

Cómo ponerlo en práctica

Comencemos a construir esta nueva economía, y esta nueva sociedad, desde ahora. Contamos con toda la inteligencia, la sabiduría de nuestra práctica diaria y las enseñanzas de nuestros antecesores. Pongamos en ejecución este nuevo modelo socio-económico desde cualquier lugar, función u organización en el que nos encontremos. 

Que nuestras luchas y esfuerzos no se desvanezcan con movimientos reivindicativos. Que nuestras luchas sean de transformación, de creación y desarrollo de una nueva economía y de una nueva sociedad. Que nuestros puestos de combate como ciudadanos, estudiantes, trabajadores, políticos, dirigentes, alcaldes, regidores, gobernadores, presidente de la República y otros, sirvan para construir nuestro futuro, y no para seguir siendo sumisos servidores de nuestros verdugos. Construyamos sociedad, nuestra sociedad.

Saint-Nazaire, Francia, 28 de abril del 2019
Dr. Hugo SALINAS

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