jueves, 26 de abril de 2018

ALDO MARIÁTEGUI CONTRADICE A NELSON MANRIQUE




¡QUÉ TAL HISTORIADOR!
Aldo Mariátegui
“Manrique, deje ya de ser un patético propagandista de la dictadura de los hermanitos Castro. ¿No le es evidente a estas alturas que eso es un desastre económico, un cuartel-prisión político y una satrapía familiar?”.
Nelson Manrique: un historiador es PRECISAMENTE quien menos falsedades debe propalar. Afirmar ayer en LR, recogiendo una ligereza de Ricardo Portocarrero, que JCM fue un notable empresario por crear y gestionar Minerva es faltar groseramente a la verdad. El 75% de Minerva pertenecía a mi tío abuelo Julio, quien le cedió gratuitamente el 25% restante a su hermano. Y quien gestionaba Minerva era el propio Julio, un tipo muy hábil para los negocios y que acabó millonario. Es más, JCM estuvo por venderle su parte en vísperas de embarcarse a Argentina (la muerte impidió esa migración) porque Julio ya no quería publicar más libros (mal negocio) y dedicarse básicamente a útiles escolares (buen negocio). De esa parte queda la herencia de las tiendas de Barranco (1931) y Miraflores (Esperanza en 1937, Larco en 1940, Surquillo fue poco después) para la viuda y los hijos de JCM. Mi padre me contó toda la historia. Al César lo que es del César (Minerva entra en decadencia décadas después por culpa de mi “querido” tío Sandro y acabó vendida, pero ese ya es otro tango). Si algo no entendió nunca JCM fue al capitalismo y lamentablemente eso le hizo ser el padre espiritual de todos los zánganos, demagogos y asesinos de la izquierda latinoamericana.
Y Manrique, deje ya de ser un patético propagandista de la dictadura de los hermanitos Castro. ¿No le es evidente a estas alturas que eso es un desastre económico, un cuartel-prisión político y una satrapía familiar? ¿Tan obtuso es? No sea tan necio y enmiende, que da pena. La gente ya ni le toma en serio y se ríe a mandíbula batiente de usted cuando escribe esos disparates sobre Cuba, que ya es visto como el tío viejo de la familia que suelta las tonteras –solo graciosas por lo desfasadas– en la mesa. ¡Ni Lauer


Si algo no entendió nunca JCM fue al capitalismo y lamentablemente eso le hizo ser el padre espiritual de todos los zánganos, demagogos y asesinos de la izquierda latinoamericana.



MARIÁTEGUI Y LA HABANA
Nelson Manrique
No se trata solo de la admiración que despierta el personaje histórico sino de la capacidad de su texto capital para seguir suscitando nuevas inquietudes, invitando a aventurar miradas nuevas sobre problemas viejos, pensar los cambios históricos que ha experimentado el mundo en el siglo transcurrido y la manera cómo estos redefinen las relaciones entre la cultura y la política, los grandes temas de la reflexión de Mariátegui
17 Abr 2018 


Vuelvo a La Habana y como siempre esta bella ciudad me depara sorpresas. Un evento académico me permite retornar y esta venida es especial, porque es la primera después de la muerte de Fidel Castro. Me interesa profundamente conocer cómo su desaparición física ha afectado la vida de la gente. Lo más llamativo para mí es la desaparición de Fidel de la iconografía oficial. Ya no se ven grandes murales o afiches con su rostro. La imagen del Che sigue presente, sobre todo en el arte y la artesanía popular, pero la única imagen de Fidel que vi en este viaje figuraba en un afiche que invitaba a una exposición histórica. Su efigie ha sido remplazada por la bandera cubana.

Esto es consecuencia de una decisión del propio Fidel. La prensa mundial silenció su última voluntad, por la que dispuso que no se le dedicara ningún reconocimiento que pudiera alimentar el culto a la personalidad: explícitamente, que no se pusiera su nombre a ninguna calle, ninguna plaza, no se le erigiera ningún monumento, ni se colocara su retrato en ninguna oficina estatal. El gobierno cubano ha cumplido escrupulosamente su encargo y así han desaparecido de las calles los grandes murales y los afiches con su imagen y la del Che. El efecto es sorprendente. Siento que Fidel, desaparecido de la iconografía oficial, está hoy más presente en la memoria de los cubanos. Las razones son evidentes. Salvo Bolívar, ningún otro latinoamericano ha ejercido una influencia en la historia nacional, continental y mundial comparable con la suya.

Viajé a La Habana invitado al Simposio Internacional “90 años de los 7 ensayos de José Carlos Mariátegui”. El evento fue organizado por la Asociación Internacional de Peruanistas (AIP), la Revista de Crítica Literaria Latinoamericana y Casa de las Américas, y contó con el auspicio de la Embajada del Perú en Cuba y el Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú. Fue un evento académico muy rico que bien merecería una crónica completa. 

Sorprende la vigencia de José Carlos Mariátegui en el imaginario latinoamericano cuando nos acercamos al centenario de los 7 ensayos... No se trata solo de la admiración que despierta el personaje histórico sino de la capacidad de su texto capital para seguir suscitando nuevas inquietudes, invitando a aventurar miradas nuevas sobre problemas viejos, pensar los cambios históricos que ha experimentado el mundo en el siglo transcurrido y la manera cómo estos redefinen las relaciones entre la cultura y la política, los grandes temas de la reflexión de Mariátegui.

El evento contó con la asistencia de ponentes de Perú, Cuba, México, Estados Unidos, Brasil, Chile, Argentina, Uruguay y Ecuador y las ponencias que se presentaron muestran el gran impacto que los 7 ensayos y la revista Amauta tuvieron en la vida político intelectual de muchos países de América Latina y el Caribe. Sorprende el entusiasmo que Mariátegui despierta hoy entre jóvenes investigadores latinoamericanos, que no tratan de buscar en él respuestas a los problemas actuales sino reivindican su mirada totalizadora sobre el conjunto de los problemas de una sociedad como la peruana con distintos grados de desarrollo relativo, con profundas injusticias sociales y problemas en su constitución como nación, debido a cómo la colonización española organizó la estructura social y la dinámica del conflicto en nuestras sociedades, escindiéndolos no solo desde el punto de vista clasista sino del de género y del étnico racial. 

De las numerosas ponencias presentadas reseño la de 
Ricardo Portocarrero Grados, exdirector de la Casa Museo Mariátegui, sobre la génesis de los 7 ensayos... Portocarrero propone una entrada original investigando la base material sobre la cual se constituyó el trabajo intelectual de Mariátegui. El Amauta debió articular el trabajo periodístico, con el que se ganaba la vida, con el trabajo político. Para eso tenía que disponer de la autonomía suficiente para opinar sin estar sometido al control de los propietarios de los medios de comunicación hostiles al proyecto socialista que él impulsaba. Mariátegui desplegó entonces una notable capacidad como empresario. Paralelamente a la fundación de la revista Amauta debió crear una imprenta propia, la Editorial Minerva, que sostuviera sus proyectos políticos y culturales. Ricardo Portocarrero y el nieto del Amauta, José Carlos Mariátegui-Ezeta (felizmente José Carlos Mariátegui tiene también nietos que lo enorgullecerían) vienen trabajando fondos bibliográficos que muestran la gran capacidad de gestión del fundador del socialismo peruano para conseguir los préstamos bancarios que le permitieran importar la maquinaria de Italia para la imprenta, así como organizar todo el sistema de distribución de la revista a nivel nacional e internacional, que asegurara su continuidad. 

Mariátegui sigue sorprendiéndonos.




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