sábado, 12 de enero de 2019

ASÍ NOMÁS NOS CURAMOS...


 La medicina en los Andes
Asociación Chuyma deApoyo Rural-PUNO, PERÚ.
Ed. PRATEC, Lima mayo de 1997, pp.359.-



Importancia del libro

         Aunque la importancia de la medicina es evidente, no está demás recordar, que la Conquista de América fue una especie de blietzkrieg de la época.  En cambio, la conquista del Africa no lo fue así.  Ello se debió a que los invasores españoles contaron con un arma bacteriológica devastadora en una población Virgen:  la viruela.

         Antes de que Edward Jenner, médico rural inglés, descubriera la vacuna (1796), los indios peruanos, así como los turcos, chinos e hindúes descubrieron la técnica de la variolización  para atenuar los efectos de la enfermedad.  La variolización se usó en nuestro país hasta la difusión de la vacuna y la erradicación de la viruela hasta fecha no muy lejana.

Así nomás nos curamos…da información sobre esa técnica.

         Creo, en primer lugar, que Así nomás nos curamos…es importante porque es el producto de un evento singular.  La reunión de pacos o yatiris de Puno para explicitar –en su idioma nativo, el Aymara- sus conocimientos, creencias y experiencias.  Ha sido un evento no para publicitar a los participantes o para “marketearse”, como suele decirse y hacerse ahora.  Tampoco se han reunido para ofrecer un espectáculo exótico o pintoresco ante personajes de la cultura dominante en el país.  Ha sido un suceso generoso y liberador.  Generoso porque los yatiris han revelado sus “secretos” en el contexto de un mundo donde priman las relaciones de mercado; y liberador, porque los yatiris se han sobrepuesto tanto a su retraimiento como a la marginación y al desprecio de la cultura oficial.  Así como también a la otrora persecución de los extirpadores de “idolatrías” en la época Colonial.  En el evento que los ha congregado han enriquecido –de alguna manera- sus conocimientos con el intercambio personal de experiencias.

         Todo esto se lo debemos tanto a los yatiris como a la Asociación Chuyma de Apoyo rural, especialmente a los redactores del libro.  Ellos son profesionales originarios de las zonas aymaras de Puno que han retornado a las comunidades de donde salieron para ingresar a la universidad.  Los miembros de la Asociación Chuyma han creado la atmósfera emotiva propicia para la participación de los yatiris y que estos permitan que sus conocimientos queden registrados en la cinta magnetofónica, el libro y las fotografías.  De esta manera los conocimientos se conservan y se difunden.

         Otro aporte de los miembros de la Asociación Chuyma para la elaboración del libro ha sido la traducción del aymara al castellano.  No es suficiente saber los dos idiomas para traducir a los yatiris.  Es  necesario participar de sus referentes culturales, de su universo vocabular.  Ahora, difícilmente, un jovencito huancaneño que sepa ambos idiomas pudiera traducir la conversación de los yatiris, pues, se está produciendo un “bache” cultural debido a la unipolaridad en el mundo y a la imposición o sujeción cultural llamada “globalización”.  El libro ha sido traducido al castellano, pero al castellano puneño.  Como es sabido, nuestro Perú es un país pluricultural y no sólo se hablan varios idiomas sino diversos castellanos.  Así como existe un castellano ayacuchano, selvático, piurano, etc.  Eso es asunto de los lingüistas; yo, simplemente, señalo esa particularidad.  En ese castellano puneño se encuentra no sólo otras formas de construir el castellano sino palabras castizas que quizá datan de la época de Cervantes (Cárcavas, omento, merlo, taquear, amartelar, finante, etc.). 

         Quien lea Así nomás nos curamos… rápidamente se dará cuenta a quién va dirigido el libro.  Y esto no sólo por la traducción, sino por las descripciones de algunas enfermedades propias de la región; ejemplo, Rayo, Chullpa.

         Además de la población mayoritariamente puneña que pasa continuamente por emergencias tanto climáticas como sociales; el presente libro es útil a cualquier población que pasa por situaciones de emergencia, catástrofes, guerra subversiva y contrasubversiva, etc.

         Así nomás nos curamos… cobra importancia en la actualidad por dos características que presenta el mundo:  la primacía de la economía de mercado, en la que el Estado elude su responsabilidad de garantizar la salud de la población y el fracaso –en ciertos aspectos- de los sistemas de salud de la cultura Occidental.  En los medios académicos europeos y norteamericanos la llamada medicina alternativa es tema de actualidad.  El auge de la medicina alternativa también se debe al respeto que tienen los curanderos por la preservación de la naturaleza, tan venida a menos por el patrón de crecimiento industrial.

         Se están dando cuenta que entre la medicina popular y la llamada medicina científica existen puentes.  Uno de esos puentes permitió hace doscientos años al médico rural inglés Eduardo Jenner descubrir la vacuna contra la viruela.  El supo aquilatar el conocimiento campesino.  Y en la época del Virreinato en el Perú, la quinina, usada por los indios contra el paludismo falciparum, le salvó la vida a la esposa del virrey, la condesa de Chinchón.  Existen muchos casos que son un antídoto contra el etnocentrismo.

         La medicina andina siempre fue practicada masivamente y aún continúa así; al margen de toda consideración.  En Lima el diario “Salud, Dinero y Amor” tiene un tiraje de 25,000 ejemplares; y existe un gran movimiento comercial de hierbas medicinales y ornamentos para rituales curativos en el mercado mayorista llamado “La Parada”.

         En el medio académico peruano, los psiquiatras Hermilio Valdizán, en la década del 20, Federico Sal y Rosas, en la década del 30, y Carlos Alberto Seguín, en la década del 50, concitaron su atención sobre la medicina andina.  Los médicos puneños Manuel Núñez Butrón, Marroquín y David Frisancho Pineda fueron cogidos por el ambiente andino.  Luego, algunos antropólogos han abordado dicha temática.  En los medios no académicos, dos cusqueños:  Gervasio Luna con su primoroso libro: “Manual del herbolario”, impreso a mimeógrafo y el Padre Lira.  Ahora, y como ya se dijo, los yatiris se hacen presentes por primera vez con Así nomás nos curamos…

         Así nomás nos curamos… proporciona prácticas para curar desde un callo del pie  hasta una esquizofrenia.  Ahí encontrará animales que son extraordinarios cirujanos, como el piojo o la rana.  Y muchas otras cosas más que parecen fantasiosas.  El lenguaje es coloquial y testimonial.  Su lectura se parangona con el encanto del libro:  Las Mil y Una noche.

Observaciones  rápidas

         1. Medicina y religión unidas.- En la medicina andina, la palabra es un factor psicoterapéutico; se aplica a través de invocaciones, oraciones y conversaciones con el enfermo.  También  practican rituales de sanación y ofrendas (pago), especialmente a la Pachamama.  Todas estas actividades son sagradas y se llevan a cabo con unción y respeto.  Se conceptúa la enfermedad en su unidad psico/física.

         2. Relato de experiencias.-  Cada paqo o yatiri ha ofrecido su testimonio de lo que ha experimentado o ha visto;  así como también de lo que le han referido.  La transmisión del conocimiento se realiza, frecuentemente, a través de la narración de una historia.  No se definen conceptos ni se plantean análisis.  (Un ilustrativo ejemplo aparece en la página 150)

         3. Frecuencia de enfermedades del estómago.- Especialmente en niños.  Tengo la impresión por el número de páginas dedicadas a empachos, cólicos, diarreas, dolores de estómago, parasitosis, embalonamiento, etc., que hay una alta incidencia de enfermedades del estómago. Y tal vez sean ellas las causantes de la mortalidad infantil.  La mayor mortalidad infantil se obtiene al observar en los cementerios rurales, la mayor cantidad de cruces blancas.

         4. Medicamento barato o sin costo alguno, al alcance de la mano del campesino andino.- Existe un gran conocimiento de la flora y fauna de la región y han experimentado con todo.  De lo que resulta, que cuando se posee un amplio conocimiento, todo es remedio.  Siendo así, muchas cosas del entorno familiar son remedios y hasta alguno de ellos salen del propio cuerpo humano.

         En el uso de sus propios medicamentos se expresa la tendencia a la autosuficiencia, valerse por si mismo y con sus propios recursos.  Por lo tanto, los usuarios de la medicina andina están fuera del mercado de productos de la industria farmacéutica.  (Sin embargo, los grandes laboratorios transnacionales se interesan en la farmacopea andina y en los resultados de las experiencias de los campesinos andinos)

         Para corroborar lo afirmado líneas arriba, el siguiente listado:
         -Caquita de criatura que lacta (p. 86)
         -Heces de alacrán (p. 105)
         -Excremento humano (p. 141)
         -Excremento de burro (p. 141)
         -Heces de gallina (p. 108)
         -Orines humanos frescos (calientes) (p. 147)
         -Orines humanos fermentados (p. 206)
         -Orines de llama (p. 140)
         -Feto de llama
         -Saliva (p. 316)
         -Barro (p. 106)
         -Tierra de muerto (p. 078)
         -Arena de construcción (p. 142)
         -Piojo (p. 270)
         -Renacuajo (p. 287)
         -Rana (pp. 287/290)
         -Tela de araña (p. 287)
         -Huevo de hormiga (p. 287)
         -Gusanitos (p. 316)
         -Leche materna (pp. 270-272-289-324)
         -Calostro de vaca (p. 333)
         -Leche de burra (p. 329)
         -Leche de burra negra (p. 252)
         -Sangre de perro (p. 225)
         -Sangre de murciélago (p. 083)
         -Sangre de oveja negra (p. 062)
         -Omento de chancho (p. 087)
         -Omento humano (p137) = Redaño
         -Cabello de mujer (p. 270)
         -Trapo amarillo (p. 170)
         -Telita negra (p. 281)
         -Lana de oveja negra (pp. 109-283)
         -Tinta de lapicero (p. 287)
         -Uñas y cabellos humanos (p. 249)
         -Kerosene (p 195)
         -Creso (p. 153)
         -Gasolina (p. 141)
         -Pasada de cuy o ratón (p.187)

         La timidez.- En un contexto de una cultura dominante.  Es la sensación y el temblor corporal que sienten algunos campesino de Puno al hacer cualquier gestión ante una oficia o cuando se inclinan ante un misti (blanco) o una autoridad y… no pueden hablar bien.  Los campesinos trasmiten la información que han recibido sobre la causa de la timidez: “nuestros antiguos siempre dicen que esto pasa porque comemos feto de los animales” (p. 336).  Sin embargo, tienen su remedio.  Ojalá surta efecto… (Yo soy limeño y, sin embargo, siento temor de internarme en el hospital Rebagliati de Lima; qué sensación tendrá un campesino al ingresar a un hospital).

Prácticas “extrañas” y animales fabulosos

         Debo advertir que he llamado “extrañas” en sentido relativo, pues son prácticas de una cultura diferente a la mía y, por consiguiente, yo, las ignoro.  Y creo que aunque si no fueran ciertas esas prácticas y no existiera el animal fabuloso que se menciona, ya sería meritorio desde la perspectiva literaria, pues, ni el más creativo de nuestros novelistas se hubiera imaginado tales cosas.

1.     Para curarse el orzuelo, frotarse el granito del ojo con el pene de un bebe (p. 272)
2.     Lagartos para curar la locura (Shock de adrenalina). (p. 80/120)
3.     Lavar la cabeza con orines fermentados (p. 206)
4.     El piojo cirujano (p. 270)
5.     El renacuajo cirujano (pp. 288/290)
6.     Lagarto de dos cabezas y con alas (p. 055)
7.     Sebo humano (pp. 062-231)
8.     Cabello de la mujer (p. 270)
9.     Benzoares (p. 334)
10. Fuego que se apaga con el fuego (p. 264)

Los pobres de Puno y los de Lima ante la salud

         Los servicios de salud del Estado tienen un costo económico y otro costo psíquico; éste es inconmensurable, tanto por el sistema administrativo como por las “relaciones  humanas”.  Los hospitales del Ministerio de Salud y los de la Seguridad Social sirven para las prácticas docentes de las Facultades de medicina.  Mejor dicho, los “pacientes” sirven de material didáctico. En dichos hospitales la iatrogenia y las infecciones nosocomiales no están ausentes.

         En suma, creo que la salud ahora está en una encrucijada porque los valores humanos se pierden cuando la clase dominante asume la teología del mercado.  Tal vez la salida del problema venga por la vertiente popular orientándose por el principio de confiar en las propias fuerzas.  Médicos jóvenes que retornen a sus comunidades de origen encuentren una solución en alianza con sus ancestros.

Reseña de Antonio Rengifo Balarezo publicada en la revista:  Investigaciones sociales. Año II, No.2 Revista del Instituto de Investigaciones Histórico Sociales. Universidad Nacional Mayor de San Marcos,  Facultad de Ciencias Sociales. Lima 1998.pp. 261/65.-
(rengifoantonio@gmail.com).


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