miércoles, 7 de febrero de 2024

CARTA DE UNA COMUNISTA

 


Svieta Fernández González

01 abril 2008


La mayoría es quien impone las reglas en una sociedad. Muchas veces a nosotros se nos ha tratado mal y despreciado a lo largo de la historia, comúnmente por desconocimiento, o por el erróneo creer que han impuesto los gobiernos capitalistas, chovinistas, creando una paranoia generalizada de rechazo hacia el movimiento revolucionario socialista.

El concepto comunista de la sociedad ideal tiene lejanos antecedentes, incluyendo La República de Platón y las primeras comunidades cristianas. La idea de una sociedad comunista surgió, a principios del siglo XIX, como respuesta al nacimiento y desarrollo del capitalismo moderno. En aquel entonces, el comunismo fue la base de una serie de afirmaciones utópicas; sin embargo, casi todos estos primeros experimentos comunistas fracasaron; realizados a pequeña escala, implicaban la cooperación voluntaria y todos los miembros de las comunidades creadas participaban en el proceso de gobierno. Entramos entonces al problema de fondo: El comunismo debe ser con participación de todos, el uso de la fuerza por parte de las autoridades o la mal llamada imposición, no es una Ley per se del comunismo. Son solo ideas mal infundadas por mayorías subversivas malintencionadas.

Posteriormente, el término ‘comunismo’ pasó a describir al socialismo científico, la filosofía establecida por Karl Marx y Friedrich Engels a partir de su Manifiesto Comunista. Desde 1917, el término se aplicó a aquellos que consideraban que la Revolución Rusa era el modelo político ideal, refundido el tradicional marxismo ortodoxo con el leninismo, creador de una verdadera praxis revolucionaria. Desde el inicio de aquélla, el centro de gravedad del comunismo mundial se trasladó fuera de la Europa central y occidental; desde finales de la década de 1940 hasta la de 1980, los movimientos comunistas han estado frecuentemente vinculados con los intentos de los países del Tercer Mundo de obtener su independencia nacional y otros cambios sociales, en el ámbito del proceso descolonizador.

En sus obras, Marx y Engels intentaron analizar la sociedad capitalista. Pusieron de manifiesto las contradicciones existentes en el seno de la sociedad contemporánea: los derechos fundamentales no habían abolido la injusticia; los gobiernos constitucionales no evitaban ni la mala gestión ni la corrupción; la ciencia posibilitaba el dominio de la naturaleza, pero no el de las fluctuaciones de los ciclos económicos; y la eficiencia de los modernos modos de producción no evitaba la existencia de barrios marginales en medio de la abundancia.

Describían la historia de la humanidad como el intento, de hombres y mujeres, por desarrollar y aplicar su potencial creativo con el fin de controlar las fuerzas de la naturaleza para poder mejorar la condición humana. Al realizar este esfuerzo para desarrollar y controlar las fuerzas productivas, la humanidad ha logrado grandes éxitos; la historia consiste en la historia del progreso. No obstante, al buscar el desarrollo de la productividad se han creado varias instituciones que han provocado una explotación, dominación y muchos otros males; el precio que la humanidad tiene que pagar por el progreso es el tener una sociedad injusta.

El Taylorismo es la prueba más palpable del capitalismo salvaje producto de la revolución industrial. Se ve al obrero como un objeto y no como una persona; se cosifica al trabajador como un bien depreciable y -reemplazable- de la empresa. Se multiplica el trabajo y por añadidura, el esfuerzo físico, pagando al trabajador por pieza y no por obra. No quiero entrar al campo de la motivación ya que eso es otro asunto. A raíz del Taylorismo y de la diversificación y avance tecnológico los accidentes laborales empezaron a multiplicarse.

Según Marx, todos los sistemas sociales del pasado habían sido un medio para que unos pocos, ricos y poderosos, pudieran vivir a costa del trabajo y la miseria de una mayoría pobre. Por eso, todo sistema está amenazado por un posible conflicto surgido de cada contradicción histórica.

Además, cada modo de producción que se sucede en el tiempo tiene fallos que, antes o después, terminarán por destruirlo, bien por su propia desintegración, bien por una revolución alentada por la clase oprimida. Engels y Marx pensaban que el sistema capitalista también tenía fallos y, por lo tanto, estaba condenado a su autodestrucción. Intentaron demostrar que cuanto más productivo fuera el sistema, más difícil sería que funcionara: cuantos más bienes fuera acumulando menos utilidad marginal se obtendría de esos bienes; cuanto más preparada estuviera la población, menos podrían utilizar sus capacidades. En definitiva, el capitalismo acabaría ahogándose en su propia riqueza. Llegaría a una entropía autoinfringida.

Se creía que el colapso de la economía capitalista culminaría en una revolución política en la que el proletariado se rebelaría contra la clase opresora y acabaría con la propiedad privada de los medios de producción. Dirigida por y para el pueblo, la economía produciría, no en virtud del lucro y la rentabilidad, sino de las necesidades de la sociedad, con lo cual, una vez satisfechas éstas, las desigualdades desaparecerían a la par que los gobiernos coercitivos. Este proceso ocurriría, según las previsiones de Marx y Engels, en los estados más industrializadas de Europa occidental, donde el capitalismo había creado las condiciones necesarias para que estos cambios tuvieran lugar.

El capitalismo, ha colapsado; prueba de esto es que en Latinoamérica se esta produciendo una fuerte onda socialista, no dejando a un lado su precepto comunista, con el fin de poner un alto al enriquecimiento enorme y poderío de Estados Unidos que ha empobrecido a los demás países pequeños por mucho tiempo, limitando sus recursos naturales con poderío militar y tecnológico, herencia de la segunda guerra mundial.

Sin embargo. en los países autodenominados comunistas siguen produciéndose desigualdades y persisten tanto la escasez como los gobiernos coercitivos; por otra parte, los seguidores de Marx han alcanzado el poder en países que no reunían las condiciones que Marx y Engels consideraban esenciales. El primer país que instauró un sistema comunista fue Rusia, un Estado de gran extensión, pobre y relativamente atrasado, que iniciaba a principios del siglo XX su proceso de industrialización, pero en el que no existía una auténtica clase burguesa autóctona que protagonizara la transición de una sociedad del antiguo régimen a otra capitalista. El pueblo ruso, mayoritariamente analfabeto, no tenía ninguna experiencia en cuanto a participación política. En 1917, la Revolución Rusa puso fin al gobierno zarista y, tras un periodo de inestabilidad política, convirtió a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en el primer Estado regido por un partido comunista, concretamente el bolchevique dirigido por Lenin.

Desde la conquista del poder por los bolcheviques, el gobierno comunista de la Unión Soviética se enfrentó a toda una serie de problemas. Durante los primeros años, los enemigos del sistema dentro del país cuestionaban incluso la existencia del gobierno. Cuando el partido comunista salió victorioso, tuvo que enfrentarse con la necesidad de reconstruir y modernizar la arruinada economía del país. Después, todos los esfuerzos estuvieron encaminados a transformar un país atrasado en una nación industrial y en una primera potencia militar.

El objetivo era ambicioso, los obstáculos enormes, y no había tiempo que perder, sobre todo después de la desastrosa interrupción que significó la II Guerra Mundial. Por ello, los líderes soviéticos eran implacables a la hora de organizar todos los recursos disponibles, materiales y humanos, para lograr la modernización. La dura disciplina y la austeridad económica que se requería sólo podían imponerse mediante una inflexible dictadura que pudiera controlar todas las actividades de los ciudadanos y suprimir cualquier viso de disidencia o autonomía. El sistema de control total resultante fue denominado estalinismo, en virtud del personaje que lo protagonizó, Iósiv Stalin, el líder que controló y diseñó el gobierno de la URSS durante más de un cuarto de siglo tras la muerte de Lenin.

CARTA DE UN COMUNISTA

Svieta Fernández González <sakurita_ferg15@hotmail.com>

martes, 1 de abril, 2008 22:50:03

Para: edgar bolaños <edboma3@gmail.com>CC: 

 

Camarada: Vuelvo a felicitarla por vuestras conclusiones. Voy a reenviar su Carta a los camaradas de esta ciudad y le recomendaría que realice lo mismo en la Blanca Ciudad. Es vital promover el debate. Crear una atmósfera de ideas. Que todos nuestros camaradas pongan a funcionar eso que llevan encima de los hombros. Nuestro maestro José Carlos Mariátegui combatió a la estupidez material y la estolidez mental de los defensores del viejo orden con la razón de las ideas y la claridad del análisis de clase. Entonces como no seguir su ejemplo.

 

Un abrazo con estas líneas que tal vez le sirvan en su esfuerzo por clarificar el panorama.

Atte

Edgar Bolaños Marín

 

Primera obs.  La mayoría es quien impone las reglas en una sociedad.” Vivimos en una sociedad de clases. Esto no hay que olvidarlo nunca. Entonces, debemos tener claro quienes hacen las reglas. Esta descartado que sean los explotados quienes imponen las reglas de juego. Desde que el hombre inventa la propiedad privada aparecen las clases sociales, el Estado y la política. En ese momento de la historia nace la explotación del hombre por el hombre, la explotación de clase y, con ella, la necesidad de quienes detentan el Poder político (expresión del poder económico) de justificar y defender sus privilegios de clase. El Derecho romano, p.e, nace para legalizar (justificar, defender e imponer) el “derecho divino” de los propietarios estableciendo las reglas “civilizadas” de comportamiento de los hombres cosa, vale decir, los explotados (históricamente: esclavos, siervos, obreros). Luego, quienes imponen las reglas a las mayorías explotadas son las minorías explotadoras. Esas minorías en la época del capitalismo se esfuerzan por hacernos tragar el cuento que las mayorías a través de Elecciones deciden quienes son sus representantes y, por tanto, que las mayorías son quienes hacen las reglas. ¿Será verdad lo anterior?  La lucha de clases como principio motor de los acontecimientos sociales debe guiar tus estudios y análisis. Esto no hay que olvidarlo nunca.

Segunda Obs. En el segundo párrafo falta claridad expositiva…

Tercera Obs.los derechos fundamentales no habían abolido la injusticia” ¿Derechos naturales o artificiales? ¿Derechos inherentes a todo ser humano o derechos creados (escritos) por el hombre?  Si te refieres a los segundos es cierta la afirmación. Pero los derechos artificiales (por llamarlos de algún modo) responden a la visión e interés de la(s) clase que administra el Poder político. Y mientras no se supere el capitalismo la contradicción entre la teoría (derechos fundamentales) y la práctica social va a subsistir en tanto la explotación de clase se basa en la trasgresión de todos los derechos humanos: al trabajo, a la vida, al pensamiento, etc., etc.

Cuarta Obs.la ciencia posibilitaba el dominio de la naturaleza, pero no el de las fluctuaciones de los ciclos económicos; y la eficiencia de los modernos modos de producción no evitaba la existencia de barrios marginales en medio de la abundancia.” Al respecto de la primera parte del razonamiento debemos preguntarnos porque la ciencia no puede dominar las fluctuaciones de los ciclos económicos. No será porque los ciclos económicos responden a comportamientos instintivos (en el área económica: mercado y competencia) de las criaturas del capitalismo. Comportamiento que es estimulado por la teoría y práctica del mercado. Y en cuanto a la segunda parte del razonamiento. El desarrollo capitalista se sostiene en el desarrollo desigual de la explotación de clase. El capitalismo necesita, como el hombre requiere aire para vivir, de los cinturones de miseria para subsistir. En una nota sobre las transiciones de un modo de producción a otro en Génesis del cordero filosófico apunto lo siguiente: Charles Fourier (1772-1837), en hora temprana del capitalismo decía: “en la civilización, la pobreza nace de la misma abundancia”. Años después, Marx y Engels dirían: “la incompatibilidad entre la producción social y la apropiación capitalista se reproduce como contraposición entre la organización de la producción en cada fábrica y la anarquía de la producción en la sociedad en su conjunto.” La competencia es la forma capitalista de eliminar capital y capacidad excedente (máquinas y hombres). El resultado de la revolución industrial y la brutal competencia: “tres personas millonarias poseen mas que 600 millones de personas.” (Fuente: la ONU) La paradoja de nuestro tiempo: Mira al avaro, en sus riquezas, pobre. El hombre de caudales cuanto más dinero posee se hace más pobre, su menesterosidad crece cuando su fortuna se incrementa. Y la opulencia contrasta con la miseria que nace de la misma abundancia. Vivimos un intenso período de transición que preludian grandes transformaciones.

Quinta Obs.el precio que la humanidad tiene que pagar por el progreso es el tener una sociedad injusta.” Conclusión acertada. A la que hay que agregar: una sociedad injusta basada en la explotación de clase.  Dicho, en otros términos, es un proceso absolutamente necesario.

Sexta Obs.cuantos más bienes fuera acumulando menos utilidad marginal se obtendría de esos bienes; cuanto más preparada estuviera la población, menos podrían utilizar sus capacidades. En definitiva, el capitalismo acabaría ahogándose en su propia riqueza. Llegaría a una entropía autoinfringida.”  Muy bien. Una descripción acertada del panorama actual. La crisis económica que hoy vivimos es la crisis terminal del capitalismo. Marchamos hacia el colapso del capitalismo. ¡Qué duda cabe!

 

 

 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Aumentaría una observación respecto al: "Que el primer país que instauró un sistema comunista fue Rusi. a..." eso no fue así, un sistema socialista, conducido por un partido comunista, ningún país experimentó, un sistema comunista hasta en la actualidad, Cuba, China y otros con diferentes características sociales, en donde existen contradicciones y persisten la lucha de clases, a consecuencia de estos se dan los retrocesos, como decir, un paso adelante y dos pasos atrás, momentos de crisis que han vivido los países socialista como URSS, la RDA (Alemania Oriental) en donde se vivía el Socialismo Real, en donde tuve oportunidad de vivir 6 meses, cuando todavía existía el Muro de Berlín. Dialécticamente, los sistemas sociales se tienen que darse, quieran o no aceptarlo algunos teóricos lo niegan, es un proceso en la que vivimos, algunos están en período o en la etapa socialista, en donde las contradicciones y la lucha de clases persiste. La sociedad comunista está en construcción y creando las condiciones objetivas, en la sociedad comunista es la etapa en donde se han superado las contradicciones, y tendremos una clase superior, el proletariado gobierne una sociedad más jus

Edgar Bolaños Marín dijo...

Gracias por su comentario. Lo primero que debo decir es mi completo acuerdo con sus observaciones. El Comunismo como sistema económico es aún un objetivo y una realidad que los trabajadores del planeta han de crear. Ni en la URSS ni en otro país del planeta tierra existe. Lo que existe es socialismo, donde coexisten capitalismo y socialismo bajo la dirección de partidos comunistas o socialistas. De otro lado hay que aclarar que ese artículo llegó a nuestros ojos el 2008, cuando la autora apenas contaba con 16 años. Hoy la jovencita es todo un cuadro político que da y dará mucho que hablar en la ejecución de las dos tareas que JCM dejo pendientes. Han pasado más de 90 años transcurridos desde su desaparición física y no hemos logrado llevarlas adelante. Me refiero al primer objetivo que el maestro se trazó: peruanizar al Perú, que en buen romance significa unificar a los peruanos en el proyecto PERÚ. El sueño del Perú integral que unifique las tres tradiciones históricas, sin las cuales es imposible pensar en la segunda tarea que el Amauta nos dejara: el sueño del socialismo peruano. Peruanizar al Perú es un enfoque táctico para desterrar o superar la división de los peruanos entre costeños, serranos y amazónicos, entre blancos e indios, entre cholos y criollos, etc.