martes, 19 de diciembre de 2017

LEVANTEMOS EL PERÚ ANTE EL GOLPE A LA DEMOCRACIA





Estimados amigos:
Estamos nuevamente ante un acontecimiento vinculado a lo que representa el asunto del arrebato de los fondos públicos de las empresas brasileras en el Perú. El asunto de lo hecho por la empresa Odebrecht, la principal, de la mafia brasilera, en que saca del sombrero una transacción que vincula a algún personaje importante, con el fin de conmocionar la vida política del Perú.
Esta vez le toco al presidente Pedro Pablo Kuczynski cuando al pedido expreso de la comisión investigadora de Lava Jato del congreso, le hizo llegar a ésta cuales han sido los contratos y montos en que aparece recibiendo PPK durante un período de tiempo dinero de Odebrecht, incluidas las entregas cuando el actual presidente fue ministro, lo que deriva a todo trapo que también el ex ministro de Toledo haya sido favorecido con el dinero de los mafiosos del Brasil.
Levantemos el Perú ante el golpe a la democracia
¿Se podría hablar en términos de un complot de la mayoría parlamentaria fujimorista y de los brasileros de Odebrecht, para que al fin se encuentre en este episodio, la vacancia  del cargo presidencial y con ello derribar al gobierno de peruanos por el cambio? 
Si bien lo que se dice como pregunta pareciera cierto, si es que tanto el fujimorismo y la dirigencia brasilera de Odebrecht se juntaron para conspirar contra el presidente de la república, donde principalmente, del lado del  fujimorismo, éste aprovecha no solo impedir la institucionalidad democrática en el Perú; sino también en salvar a Keiko Fujimori y a sus más destacados dirigentes vinculados a la mafia del narcotráfico, y otros como es el caso de la dos veces ex presidenta congresal que sigue la misma consigna desde 1992 al desacreditar a la mayor cantidad de políticos -acusados de tradicionales y coimeros-, incluyendo a aquellos que esforzadamente intentaron instalar la democracia política como miras futuras a la democracia social.
La señora Salgado muy rebosante de aparecer acusando -a todos los rivales que para ella son enemigos- de ser corruptos, cuando el fujimorismo de la década del 90 representó la mayor corrupción del arrebato de los fondos del erario del siglo XX. Acusando a los peruanos de hoy de inmorales y enemigos de la decencia política y de que carecen de ética personal, para activar la vida política del Perú. La frescura -por decir lo menos- conque se maneja la señora Salgado de hablar de corrupción, dando paso a que todos los peruanos son contrarios a la moral pública, al igual que los fujimoristas, y sin decirlo, ella insinúa irreverentemente que todos están envueltos en el lodo.
El fujimorismo del sátrapa Alberto y la desconsolada Keiko son la misma cosa, el fujimorismo del 90 y el de fuerza popular de hoy, no hay distancias, porque son los representantes del antivalor, vuelta mentira y que usa la falsificación en los actos electorales y el denigrante populismo de comprar el voto de la gente con obsequios o cobrarles lo que para los pueblos provincianos hizo el sátrapa del padre en alguna obra y que ahora fuerza popular recoge los votos marcados, para lograr que se altere la decencia de los peruanos más pobres.
Estamos viendo la mala historia y del hoy que reciben las nuevas generaciones, en razón a que el fujimorismo no es válido para la acción política democrática, y que por sus desvaríos del 90 debió ser proscrita como ocurrió en Europa con el fascismo, el nazismo y los genocidas de la Serbia de estos últimos años que quiso acabar con los otros países pares que conformaron la exYugoslavia.
Las rapiñas del régimen del 90 fuera de la participación política, ha debido  avivar a los peruanos de las desgracias ocasionadas por el fujimorismo en general. El fujimorismo o cualquier muestra que hace gala este detestable movimiento, que al no aparecer en el escenario público del Perú habrían significado librarnos de esta pandemia incurable y dañina.
Esto lo decimos al comparar las desgracias por los que la humanidad pasó en la segunda guerra mundial, con las organizaciones políticas ya mencionadas y de los genocidas de la Servia tan duro con su racismo degenerativo, que quedó como densos rezagos de la ideología muy propia de los comandos del ex comunismo -semejante al stalinismo soviético- que tuvo desarrollo en la mencionada ex Yugoslavia. 
Las actividades políticas -bajo ideologías de mala fortuna- en Europa fueron condenadas por jurados internacionales, cosa que en Latinoamérica no somos capaces de esclarecer y crear justicia igualmente internacional, para liquidar los fujimorismos y los chavismos que siguen actuando con malas artes, contrarias a los Estados de derecho y a la democracia  política
Bajo estos antecedentes el fujimorismo ha vuelto a ser, renace por los descuidos de la democracia de baja intensidad de estos últimos dieciséis años, y más aun cuando las dirigencias de los gobiernos de Toledo, García Pérez y Humala se comportaron igualmente practicando la corrupción silenciosa, dispuesta a no ser descubiertas; sin embargo, se ha comprobado que siguen los pasos del fujimorismo de la primera generación. La banda presidencial ha sido la divisa que comenzó con Alberto Fujimori y que se la colocan hasta cuatro presidentes esta vez elegidos; es decir, la misma banda de asaltantes arrebatadores de los fondos públicos.
Lamentablemente, no hay democracia, por eso que nuevamente el fujimorismo intenta volver, se siente con derecho y para ello desprestigia a la democracia, quiere acabar con lo poco avanzado de lo que es institucionalidad. Derrocarán al Fiscal de la Nación y los miembros del TC, a fin de impedir las investigaciones de los fiscales y entorpecer los esclarecimientos hechos por cuatro miembros del TC. El fujimorismo no parte, ni desean el reino de la verdad, ellos actúan al margen o al borde de la ley. Acometen como sea, siendo poco avisados, por lo que acusan a PPK, siendo más grave lo que han hecho, para que sean los fueros de los fiscales acusen al fujimorismo actualmente dirigido por Keiko Sofía.     
Saben que lo que hacen no es lo que el Perú reclama, distorsionan por sus desconocimientos frente al vigor de la ley y la historia. Saben muy bien que no creen en la democracia, ni en el Estado de derecho, por eso maniobran y hacen mal uso de los procedimientos relacionado con los procesos legales y constitucionales. Quieren copar toda la organización estatal con el fin de salvaguardar la corrupción y la impunidad, deslegitimar la autoridad de los gobiernos y los poderes públicos; esos son sus lemas, con lo cual el funcionamiento del Estado en su escala organizativa producto de las reformas institucionales no solo es y será disfuncional para ellos; sino prevalezcan los opacos intereses del seguir teniendo el Estado mínimo y subsidiario. No creen y prefieren que no exista la planificación occidental, cerrarán al CEPLAN como lo hicieron con el INP en 1992.
Este movimiento político emplea estos hechos, para gestar el golpe de Estado a fin de destrozar el republicanismo histórico y de línea democrática que tanto a costado, quiere poder, así podrán arrebatar y quitar honras, atacan a las personas preparadas, sus ataques son abiertos en especial a los que llaman caviares, pero saben que por su descalificación académica, ellos y ellas no tienen la calidad formativa e ideológica, su autoestima es baja, envidian o vierten su revanchismo consciente o inconcientemente a la gente que no comulga ni pacta con el fujimorismo.
No les resulta ganancioso que la sociedad civil se organice en gremios profesionales, empresariales, sindicales y menos universitarios académicos, ni mucho menos que la organización y presencia de los partidos políticos se transparenten con la participación interna de sus miembros, por eso impiden aprobar cualquier reforma electoral que signifique cambios en el área política por contar con parlamentarios elegidos en dos cámaras y que la representación sea la más selectiva y respaldada por el mayor número de ciudadanos y con ello se dé la  mayor democratización.  
Tienen el mayor partido político, pero sus representantes al congreso son invitados, lo que expresa que no existe vida democrática interna, se imponen los extras al partido de FP, estamos ante un partido de fachada, su  actuar es falsificado, para el fujimorismo están por delante el rampante y denigrante populismo de la limosna y la compra de adherentes.
Su ideología conservadora se sostiene con el ajuste proveniente del  neoliberalismo, en cuanto les conviene crecer medianamente -como ocurrió en la década del 90-, razón para adular a los empresarios, aun cuando no cuentan con equipos de gobierno y están dispuestos a alquilar tecnócratas sueltos en el mercado, para lo cual saben que los ayudarán a salir con un aparente crecimiento, pero sin cambiar la línea de producción, especialmente en la prevalencia de la exportación de las riquezas mineras.   
Lo paradójico es que tienen aliados, como el alanismo aprista tan retentivo y peligroso, amigos del doble discurso, y de un pasado como el de haber tenido también un primer gobierno donde reino la  corrupción, y el segundo tuvieron la misma política económica que el fujimorismo en general. Esta forma de producción no ha cambiado igualmente con los gobiernos de Toledo y Humala, continuaron construyéndose el edificio neoliberal fujimorista. De la misma manera hay grupos de tecnócratas y los partidos menores que siguen este modelo, con lo cual afianzan el constructo conservador, destinado a impedir en la práctica cualquier intento de reformas y cambios en la economía.
Ante este evidente actuar del fujimorismo, considerando sus antecedentes de cómo se comportó en la década del 90, ahora ponen en marcha un proceso destructivo de la institucionalidad, para ello no respetan procedimientos como vacar al presidente de la república, quieren destituir al Fiscal de la Nación, a cuatro miembros del Tribual Constitucional, de tal suerte que debilitan lo que se viene haciendo en el campo de la legalidad y de los procesos dirigidos a acusar y sentenciar la corrupción, desean librar a su movimiento y a García Pérez de cualquier situación del mal andar en la vida política y económica del país.
Los ciudadanos del Perú no podemos apoyar a estos movimientos proclives a las organizaciones para delinquir porque son enemigos de la democracia de un país que se rija por la institucionalidad.  
Finalmente, esto no excluye que el actual presidente P.P. Kuczynski esté envuelto en malos andares en su vida profesional y política, este hombre público por su preparación y experiencia cree tener patente de corzo para hacer lo que mejor le parece, sin considerar los limites entre lo público y lo privado. Este caso no es solo de PPK, sino de otros hombres que por su prestigio se consideran inmunes, esto parte del ambiente excluyente conque se ha desarrollado el Perú, podemos decir que ellos no se han dado cuenta de que estamos en la orbita de la democracia, porque estuvieron acostumbrados a las autocracias y a los solapados presidentes elegidos, pero con mucho autoritarismo personal –ejercido y por ejercer-.  
Lamentablemente, estos hombres destacados y los peruanos mismos no hemos evaluando que el Perú no puede tener dirigentes que se comportan como caudillos individuales sin tomar en cuenta de pertenecer a partidos políticos organizados y si son empresarios les falta conocimiento de la historia económica peruana llena de acontecimientos vinculados a la inversión extranjera, a la cual se le concedió también patente de corzo para hacer y deshacer de los proyectos de inversión importantes, caso de la interoceánica construida en un país que aun tiene casi un 40% de pobres y otras prioridades.
Además de las exclusiones y falta de oportunidades para realizar sus futuros personales y colectivos. La tragedia del Perú es que no tenemos elites, ni menos líderes, para encabezar movimientos de recuperación y de reformas en diversos sectores, tenemos que reflexionar de lo viene ocurriendo no sólo en esos 50 últimos años, sino que estos casi 200 años de ser libres no hemos aquilatado los errores cometidos, incluidos los entreguismos con las aprobaciones de los congresos y la anuencia de presidentes y de sus ministros
Surco, 19 de Diciembre del 2017                                   
Fernando Arce Meza

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