jueves, 19 de abril de 2012

EL CEREBRO Y EL MITO DEL YO (19)


Geometría funcional

Otro principio organizador igualmente importante se basa en que el carácter de las relaciones entre neuronas puede ser más temporal que espacial. Este mapa temporal puede entenderse como un tipo de geometría funcional (Pellionisz y Llinás, 1988). Estas propiedades sólo se empezaron a entender recientemente, pues requieren registros simultáneos de actividad de numerosas neuronas, lo cual no es un parámetro frecuentemente abordado en neurociencia. En pocas palabras, la premisa central de la hipótesis es que el mapeo espacial crea un universo finito de posibles representaciones. Si a ese mapa se añade el componente temporal, resulta un conjunto de posibles representaciones inmensamente superior. De hecho, la superposición del mapeo espacial y temporal mediante la repetición resonante tálamo-cortical permite llegar a un tipo de categorización que es gigantesca. Este diálogo temporo-espacial entre el tálamo y la corteza es lo que genera la subjetividad.

El caso del sistema nervioso central (SNC) es comparable al de fotografiar un objeto en movimiento, no con un flash instantáneo y una sola fuente luminosa, sino con un conjunto de luces (en el SNC, serían los axones), cada una de las cuales tiene diferentes tiempos de conducción. La "fotografía" interna en el SNC de la realidad externa, generada mediante señales neuronales con tiempos diferenciales de llegada, implica que los eventos externos simultáneos no se representarán como tales en el SNC. A la inversa, 'tampoco se producirá un conjunto simultáneo de eventos externos ante disparos simultáneos de neuronas cuyas velocidades de conducción sean diferentes. Un reloj sólo podrá determinar la "ocurrencia simultánea" de un evento si tiene acceso instantáneo al evento "cronometrado" (o que, de alguna manera, sea sincrónico). En el SNC no es posible establecer la simultaneidad, porque la diferencia entre la velocidad de los eventos controlados (por ejemplo, los movimientos) y la de las señales de control (disparos neuronales que se propagan lentamente), no es lo suficientemente importante como para permitir que, a través de los axones, se acceda instantánea y sincrónicamente a determinado reloj. Por tanto no es posible aplicar este concepto al funcionamiento interno de los sistemas neuronales. (Un ejemplo gráfico del problema de la sincronización temporo-espacial, por parte de un reloj central, es el de un comando central militar que intentara coordinar la posición y velocidad de sus tanques de guerra, no con señales instantáneas de radio, sino con mensajes llevados a caballo.)

Es claro que, en ausencia de señales de comando extremadamente rápidas, se impone encontrar una forma de sincronización temporo-espacial que no se base en el concepto de simultaneidad.

En la misma línea de pensamiento, el cerebro debe utilizar un modo alterno de sincronización temporo-espacial, pues los eventos simultáneos dentro del SNC no pueden establecerse mediante un "reloj cerebral", incluso si tal artefacto existiera.

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