martes, 12 de marzo de 2019

COMENTARIO "EL PARTIDO DE MARIÁTEGUI HOY", PARTE I



11 de marzo de 2019

Estimado César Risso:

En la última edición de la revista digital “Creación Heroica” (del mes de marzo de 2019) usted ha publicado una breve reseña del nuevo texto de Eduardo Ibarra, titulado “El Partido de Mariátegui Hoy:…” (Más abajo trascribo  copia de la reseña que usted ha escrito)

        Como muchos socialistas en Perú, yo también estoy interesado en leer y estudiar todo lo que se escribe y publica sobre la acción socialista desarrollada por José Carlos Mariátegui y los activistas de su generación.

        Por ese motivo, le agradecería que me informe donde puedo conseguir la mencionada publicación de Eduardo Ibarra, o en todo caso, solicitaría que usted me suministre directamente cinco (05) volúmenes de la misma, para también compartirla con otros amigos estudiosos del tema. 

        Yo tengo varios escritos dispersos sobre el tema, y en setiembre de 2015 preparé un “Plan de Investigación 2015-2025” (cuya copia la reenvió como Archivo Adjunto) con la finalidad de reordenar mis propias indagaciones históricas.

En ese plan, mis inquietudes están ordenadas en 34 preguntas, de las cuales considero que las más importantes son  las primeras preguntas, sobre “las condiciones objetivas” en las cuales se desarrolló la gestión inicial de la generación de Mariátegui. Me parece que en toda investigación hay que comenzar por precisar los alcances y los límites de las necesidades y las posibilidades reales que puede desarrollar todo grupo humano, o todo personaje de la historia.

Abrigo la esperanza, que al revisar la última publicación de Ibarra, yo pueda  encontrar algunas de las respuestas a mis preguntas.

        Agradeciéndole por anticipado

        Atentamente

        Miguel Ángel Aragón


El Partido de Mariátegui Hoy: Constitución, Nombre, Reconstitución
de Eduardo Ibarra

César Risso

EN LA OBRA QUE COMENTAMOS, de reciente aparición, dice Eduardo Ibarra: “El presente libro comprende un esbozo del proceso de constitución del PSP, una defensa de las razones de José Carlos Mariátegui para acordar el nombre de Socialista para su partido y, finalmente, una exposición sobre el contenido y la actualidad de la Reconstitución.”

        El libro abarca los temas señalados en forma de polémica, sobre todo con el oportunismo de derecha, y en ocasiones con el de izquierda, con la finalidad de esclarecer la verdad histórica del proyecto de José Carlos Mariátegui de forjar un partido de masas y de ideas. Bajo esta forma, el autor procede a analizar el accionar y desarrollo teórico de Mariátegui, y a restituir la verdad histórica, enfrentando los burdos intentos del oportunismo de derecha, de deformar esta verdad con el afán de tratar de dar sustento histórico y teórico a su proyecto de un partido-amalgama, doctrinariamente heterogéneo, de clases.

        Con respecto al nombre del Partido del proletariado, Eduardo Ibarra recoge la experiencia histórica internacional del proletariado para señalar que, el nombre científico exacto de la vanguardia organizada de la clase obrera es Partido Comunista. Esto es así porque este nombre designa correctamente su contenido: liquidación de la sociedad de clases y construcción de la sociedad sin clases, es decir, la sociedad comunista. Pero señala a la vez, basado en esta misma experiencia, y en la actuación de Mariátegui, que el nombre que el partido del proletariado puede asumir en ocasiones difiere de su nombre científico. Esto corresponde a cuestiones político contingentes.

        Es este un aspecto en el que Eduardo Ibarra polemiza con García, pues este último reclama para todas las realidades y todos los momentos, que en la medida en que la tarea del proletariado es la lucha por el socialismo y su realización, entonces el nombre debe ser partido socialista.
        El autor se remite a los hechos y a las fuentes para demostrar el error y la tergiversación de García, quien intenta sustentar el nombre de socialista del partido en la obra de José Carlos Mariátegui con argumentos extraños a la propuesta del maestro.

        En la actualidad, debido al rol de los llamados partidos socialistas y comunistas, de traición al proletariado, de restauradores del capitalismo, de las gruesas desviaciones que condujeron a la derrota al movimiento obrero a nivel planetario, el autor propone cambiar de nombre a la vanguardia organizada del proletariado. El nombre científico correcto sigue siendo Partido Comunista, pero por las condiciones descritas, es necesario cambiar de nombre, aunque obviamente, con el mismo contenido, correspondiente a la misión histórica del proletariado.

        Eduardo Ibarra demuestra que Mariátegui no negó el nombre científicamente exacto del partido proletario.

        Conviene transcribir la siguiente cita para evitar confusión alguna en el lector: “Por lo tanto, si, según señaló [Mariátegui], entre los términos socialismo y comunismo no existe más conflicto que el originado por el cisma entre reformistas y revolucionarios, entonces se entiende que, al titular Socialista a su partido, estaba expresando su condición de Comunista.”

        Es decir, que el nombre de partido socialista fue usufructuado por los reformistas, y este hecho es el que se destaca en la contraposición con el comunismo, que es de los revolucionarios. Vale decir, que el contenido del socialismo, como primera fase del comunismo, no se vio afectado, y que por lo tanto con el contenido científico correcto y en determinadas condiciones político contingentes, se puede muy bien denominar a la vanguardia organizada de la clase obrera Partido Socialista, como lo propuso José Carlos Mariátegui.

        Con citas y fechas, analizando e interpretando los hechos, Eduardo Ibarra va demostrado sus aseveraciones respecto de las tergiversaciones del grupo revisionista, por demás groseras como podrá comprobar el lector. Eduardo Ibarra no arriesga una expresión especulativa, sin sustento. Se basa en los hechos y en las afirmaciones del Amauta.

        Otro aspecto que desarrolla Eduardo Ibarra en el libro que comentamos, es el del proyecto de organizar un partido de masas y de ideas. En su libro El partido de masas y de ideas de José Carlos Mariátegui, dice el autor: “Precisamente, partido de clase significa partido adherido a la verdad universal del marxismo-leninismo; y partido de masas significa: 1) militancia masiva de obreros y campesinos; y, 2) dirección efectiva sobre las clases trabajadoras organizadas.” (pág. 55)

        Si bien es cierto, en la práctica de los maestros del proletariado, el concepto de partido de masas y de ideas estaba implícito, José Carlos Mariátegui hizo teóricamente explícito dicho planteamiento. La expresión teórica no adquirió cuerpo de esta realidad sino después. José Carlos Mariátegui lo expresa abiertamente como la intención de organizar un partido de ideas y de masas. Cosa que no ocurrió por la necesidad de enfrentar al APRA, y que condujo a la creación de un partido de cuadros.

        Engels consideraba que la revolución, en toda la extensión de la palabra, es decir, como toma del poder y como construcción de la sociedad sin clases, debe ser obra no de una élite de iluminados, sino de las masas. Por lo tanto, el partido del proletariado como vanguardia organizada de la clase obrera, y de las demás clases explotadas, esto es, adhiriendo al marxismo-leninismo, asume conscientemente su papel histórico.

        Esto es lo mismo que Mariátegui planteó, al considerar que los comunistas saben bien que una revolución es una obra multitudinaria, y que es un proceso histórico.

        Como afirma Eduardo Ibarra: “Así, pues, el proyecto mariateguiano de un partido de masas y de ideas, corresponde completamente a la teoría marxista y a la experiencia histórica del proletariado.”

        Estos son dos de los aspectos acerca de los cuales el autor llama nuestra atención como partes del proceso de Reconstitución del Partido de Mariátegui.

        El intento de García de ser original en los temas tratados en el presente libro, o de parecerlo, a ultranza, lo ha llevado por el camino del oportunismo y del revisionismo. Su deseo de separarse intelectualmente de los demás “mortales”, lo ha conducido a creer que el vuelo de su pensamiento puede muy bien distanciarse de la realidad, acogiendo en su especulación interpretaciones que son originales, pero falsas. La negación de la verdad histórica tomando solo parcialmente algunos hechos, o simplemente adulterándolos, y con ello tratando de ser el mejor intérprete de José Carlos Mariátegui, es probablemente lo que describe el trabajo de Ramón García. Lo mismo puede decirse de su discípulo Aragón. El exacerbado ego de García lo ha llevado al subjetivismo.

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