miércoles, 20 de marzo de 2013

"ALEMANIA VA BIEN, LOS ALEMANES NO TANTO"




El daño colateral de la Agenda 2010

La Vanguardia
19-03-2013

Jakob Augstein, que es copropietario de Der Spiegel, constataba esta semana el puerto de llegada de la Agenda 2010: un país más injusto. "En 1970, el 10% más rico de los alemanes (occidentales) poseía el 44% de la riqueza neta total. En el 2011 poseía el 66%. Los impuestos más universales, sobre el consumo, IRPF e IVA, aportan el 80% de la recaudación fiscal, mientras que los impuestos a empresas y beneficios sólo representan el 12%. Casi ocho millones de alemanes trabajan por salarios bajos, cerca de doce millones viven en o por debajo del límite de pobreza, el 25% de los empleados se encuentran en trabajos precarios...".

Las encuestas confirman la conclusión de Augstein. El 64% de los alemanes creen que "en los últimos años la justicia social ha disminuido" en su país, un 7% opina lo contrario, según la encuesta del Instituto de Demoscopía de Allensbach encargada por el lobby empresarial INSM. Otro 67% considera que las relaciones económicas "no son justas", frente a un 15% que las considera "justas".

Por "un orden justo", cerca del 90% de los encuestados entiende aquel en el que la gente puede vivir confortablemente de su trabajo y donde cualquier niño goza de la igualdad de oportunidades a la hora de acceder a una buena educación.

El desmonte del Estado social y del sistema de pensiones con argumentos de demografía no se sostiene: el siglo XX conoció una ampliación sin precedentes del Estado social en Europa, en condiciones de clara regresión demográfica y envejecimiento. En el siglo XX, la parte joven de la población alemana cayó desde un 44% del total a un 20% y el bloque de los jubilados pasó de ser el 5% de la población al 17%, mientras que la esperanza media de vida aumentaba por encima de treinta años. En ese contexto, la edad de jubilación no se alargó, sino que se acortó: pasó de los 70 años a los 65. 

La demografía no es la única variable. También está la productividad y, por supuesto, el gran tabú: el reparto de la riqueza con una política fiscal adecuada. El asunto es tan obvio que el Gobierno alemán ha tenido este año que embellecer y retrasar cuatro meses la publicación de su informe bianual sobre riqueza y pobreza en el país, que al final ha presentado el pasado febrero. Su principal dato es lo que apunta Augstein: al 50% más pobre de la sociedad alemana le corresponde el 1% de la riqueza (en el 2003 era el 3%). Y al 10% más rico le corresponde el 53% (la cifra del Gobierno se refiere al 2008, en el 1998 era el 45%). Ese dato aparece medio escondido y referido en apenas cinco líneas de texto en un volumen que cuenta con 500 páginas. Alemania, y Europa en general, se parece cada vez más a América. Ya se trata del cuarto país del mundo en patrimonios personales contabilizados en millardos, 58, únicamente por detrás de Estados Unidos (442), China (122) y Rusia (110), según la revista Forbes. 

"Alemania va bien, los alemanes no tanto", podría ser la conclusión. El gran consuelo, para todos aquellos que en Alemania viven de sus salarios o de los subsidios recortados, es que todavía les va mucho mejor que a sus correspondientes europeos del sur de Europa.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=165483

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