jueves, 10 de diciembre de 2015

REALIDAD, RAZÓN Y CONCEPTOS





jueves, 10 de diciembre de 2015

Jesús, seguidor de mi blog, en referencia con los acontecimientos acaecidos en París y con todo con lo que está interrelacionado, formula la siguiente cuestión: ¿No es cierto que los conceptos occidentales determinan el ser universal?  Hago una primera precisión: más que hablar de conceptos occidentales, sería más correcto hablar de los conceptos de la sociedad burguesa clásica: la libertad, la igualdad y la fraternidad. Estos conceptos son la expresión ideológica de las relaciones de producción capitalista. No en vano en la sección IV de El Capital  titulada Transformación del dinero en capital, Marx se expresa en los siguientes términos: “La esfera de la circulación o del intercambio de mercancías, dentro de cuyos límites se mueve la compra y la venta de la fuerza de trabajo, era en realidad un verdadero edén de los derechos innatos del hombre. Lo único que impera aquí es la libertad, la igualdad, la propiedad y Bentham (el egoísmo)”. El mercado libre capitalista, tan laureado entre los burgueses, es la base económica de los llamados derechos humanos; que en vez de presentarse como conceptos que corresponden a una determinada época histórica, se presentan como conceptos que corresponden al ser humano en general. Los conceptos ideológicos tienen esa peculiaridad: se borran las raíces histórico-económicas de las que brotan y se presentan como conceptos propios del  ser humano en tanto ser humano. Este es el modo en que concibe la religión al hombre, no como el resultado de un largo y doloroso proceso de desarrollo, sino como un ente creado con todas sus determinaciones desde un principio. La religión representa la más clara manifestación del idealismo: el concepto es anterior al ser y es obra suya.

Para profundizar más en el tema que nos ocupa y situarlo en un concreto teórico determinado, para que así los conceptos queden atados a una estructura y no anden sueltos y dislocados, expondré algunas ideas de Engels contenidas en su obra Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana. Hegel concibe la realidad como aquello que además de existir es necesario. En este sentido Engels formula la siguiente afirmación: “En 1789 la monarquía francesa se había hecho tan irreal, es decir, tan despojada de toda necesidad, tan irracional, que hubo de ser barrida por la gran Revolución,…”. Los conceptos de libertad, igualdad y fraternidad no se hicieron realidad por sí mismo, sino mediante la práctica revolucionaria. Así que los conceptos no determinan la realidad, sino que son la expresión idealizada de la necesidad de cambiar la realidad. Pero el cambio de la realidad solo es posible mediante la práctica. En suma: entre el concepto y la realidad media la práctica.

Aunque desde Occidente se esperaba que la primavera árabe trajera a los países del norte de África la democracia occidental y sus valores, no fue posible. ¿Por qué? Porque en esos países las relaciones de producción capitalista están poco desarrolladas y las determinaciones feudales siguen estando muy presentes. El mayor atraso político de buena parte de las naciones musulmanas está en que en ellas la religión no está separada del Estado, o lo que es lo mismo, el Estado no se ha liberado de la religión. Y la falta de unidad económica interna que existe entre las distintas zonas territoriales de esas naciones ha hecho que la religión se convierta en uno de los más poderosos medios para lograr esa unidad. Lo que observamos en esas naciones, por mucho que las potencias occidentales pretendan lo contrario, es una exacerbación de la religiosidad. Y como el imperialismo practicado por Occidente ha sido durante muchos años oprobioso, los pueblos árabes han convertido a la religión en la principal seña de identidad cultural. 

He afirmado en varias ocasiones que la izquierda radical sigue atada a los viejos conceptos y entre sus filas predomina la representación del mundo extraída de los libros sobre la percepción de la realidad. Todos los que hemos militado en partidos leninistas reconocemos la validez de los conceptos elaborados por Lenin en su magna obra El Imperialismo fase superior del capitalismo. Esos conceptos eran válidos para las primeras décadas del siglo veinte,  pero carecen de validez en la actualidad. En ese entonces de acuerdo con las apreciaciones de Ilích Ulianov nos encontrábamos en la época de las revoluciones proletarias, de manera que todos los movimientos de liberación nacional formaban parte de la revolución socialista mundial. Pero desde la extinción de la URSS y la transición de China hacia una economía mixta donde el capitalismo ha ganado la posición predominante, no nos encontramos en la época de las revoluciones socialistas, sino todo lo contrario: en la época de la globalización de las relaciones capitalistas. De ahí que todos los movimientos de liberación nacional que acaecen en los pueblos árabes formen parte de esa globalización capitalista y no de la revolución socialista.  Por lo tanto, es un grave error de percepción el que comete la izquierda radical cuando examina los actuales movimientos nacionales a la luz de los conceptos que tenían validez hace ahora mismo un siglo. 

Así que no es cierto que los conceptos occidentales capitalista determinen el ser universal de Asia central  por las siguientes razones: una, porque entre los conceptos y la realidad media la práctica, dos, porque las relaciones capitalistas en los países musulmanes están poco desarrolladas, tres, porque esos pueblos no se han liberado políticamente de la religión,  cuatro, porque en lucha contra el imperialismo occidental los pueblos árabes han hecho de la religión un factor clave de su identidad cultural, y quinto, porque el poder hegemónico en la mayoría de las naciones árabes está en manos de los jeques y no de partidos burgueses de izquierda.

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