sábado, 2 de febrero de 2019

LA REFORMAS PUBLICAS SON LEGITIMAS CUANDO LA CIUDADANIA LAS SIENTEN NECESARIAS Y URGENTES




Estimados amigos:
Este breve escrito sobre las reformas obedece a que los cambios son sentidos por una ciudadanía, la que más de las veces fue engañada por los presidentes y caudillos; y los pocos intentos no estuvieron acompañados de decisiones, y donde hubo mayorías parlamentarias opositoras, éstas negaron el apoyo al ejecutivo, principalmente por intereses del conservadorismo.
Las reformas en las distintas esferas resultan necesarias y urgentes no sólo por los principios de dignidad y respeto de los derechos humanos y del entorno en de la democracia política, lo que permite el dialogo personal y organizado institucionalmente. En democracia se puede realizar cambios, en contraste a los gobiernos autócratas que en los doscientos años de historia republicana, no han tenido mentalidad para realizar reformas.
Recién las reformas propuestas por un presidente que al inicio de su ejercicio constitucional no contó con simpatías, menos se esperaba que el presidente Vizcarra tuviera como médula de su gobierno las reformas; sin embargo, rompiendo con la tradición conservadora, incluido el autoritarismo militar y las débiles democracias, el presidente plantea propuestas de cambios dirigidos a la ciudadanía, porque de su participación se hace imprescindible la realización de dichas reformas, no solo al convocarse a un referéndum; sino el gobierno sentiría confianza por el veredicto que le otorgaba y le da legitimidad por la participación de la ciudadanía.
Las resistencias a los cambios de los grupos políticos conservadores vienen a entorpecer con críticas desmedidas, importándole poco que los peruanos presten mayor atención a las reformas por realizarse. El mayor escollo sufrido viene de la ex mayoría parlamentaria que hasta hace poco dejó de mandar y hacer lo que ella quería; empero, el presidente Vizcarra y la ciudadanía han tenido y tienen la capacidad de insistencia cívica, no necesita de pactos vergonzantes para salir airosos. Esperamos que en este año marchen las reformas y su consolidación se haga realidad al corto plazo.
Atentamente,
Fernando Arce Meza                              Surco, 31 de Enero del 2019

LA REFORMAS PUBLICAS SON LEGITIMAS CUANDO LA CIUDADANIA LAS SIENTEN NECESARIAS Y URGENTES
Ante el optimismo de las expresiones del presidente de la república Martín Vizcarra cuando se celebraba los cien años de la Fuerza Aérea, afirma que las reformas públicas, sin más ni más son inamovibles, y menos cabría retroceder.  
El Perú nunca ha visto con claridad o nitidez cómo poner en marcha las reformas, cambios que se darían en la estructura organizativa de los poderes y de todo lo que representa quedarse en el arcaísmo de una organización tradicional, por ejemplo la reforma educativa que directamente tiene a cargo el Estado. Estos cambios se dirigen a modernas vivencias tanto en los derechos humanos en que se reafirma el anular el agresivo machismo; como dar el derecho a una cultura que en términos del aprendizaje habitúe al niño y al joven, a perder los temores en su formación personal, dejando a un lado los temores y represiones, a fin de desarrollar personalidades propias y todo lo concerniente al desenvolvimiento que logre sus respectivas identidades.
Empero la cuestión de las reformas en un país no todas están arregladas a un estricto orden, porque estas reformas se hacen en la realidad y bajo una dinámica de cotejos por la intervención de los poderes públicos, de la sociedad civil organizada que incluye a las corrientes partidarias y a la ciudadanía, la misma que tendrá que observar las decisiones finales a tomarse.
No se está realizando reformas improvisadas que buscan anarquizar el país. Todo lo contrario, las reformas forman parte de las políticas de Estado y que se establecen en dos aspectos: una primera tanda de cambios: que incluye al poder de la justicia y del legislativo, los que deberán ser de inevitables motivos de ser reestructuradas; asimismo, el ejecutivo en aspectos tan varios que, como poder administrador tendrá definidas acciones: tanto sobre las competencias de gobierno y gestión: central, regional y local, como de la dirección del propio ejecutivo que precise constitucionalmente que el presidente elegido, debe ser el Jefe del Estado, y de cómo será el rol y sus funciones del presidente del consejo de ministros asumiendo la dirección de gobierno.
Las reformas se diseñan para la autonomía de cada uno de los poderes, pero considerando sus equilibrios, hecho que consagra el respeto mismo de cada poder, la estabilidad democrática y la institucionalidad en cuanto que dará permanencia a las entidades públicas en general. Esta es la parte más importante dentro de las reformas en cuanto a que los tres poderes se habrán de recrear, permitiendo al Estado no sólo tener un desarrollo continuado; sino de frenar a los intentos de bloqueo provenientes de los clanes políticos, monitoreados por los grupos de poder económicos, porque ellos temen a los cambios, en cuanto a que los dejan sin capacidad de acaparar el poder social, considerando que la política económica no puede ser monopolizada.
Este es un preámbulo que evalúa hasta donde alcanzan los temores de los poderes económicos. Hay que señalar que en la esfera de la producción habrá igualmente reformas, en que todavía tienen que haber consensos, estos cambios pertenecen a la segunda tanda de reformas no solo en lo referente a su organización económica, sino a los fines de una nueva economía diversificada, porque no podemos seguir en el sube y baja de las exportaciones que depende de los precios internacionales. 
Es importante señalar que las reformas económicas no significan solamente tener una dinámica en que puedan retrazarse unas reformas y acelerarse otras; sino también que los cambios se hacen urgentes cuando no crece la economía, y entre varios factores se encuentra la baja productividad que impide ser competitivos. Se estima que los cambios harán que la economía sostenidamente llegue a supera el 6% del PBI de promedio anual.
El gobierno presidido por Martín Vizcarra se la juega, porque en el Perú para crecer en su economía y desarrollarse como país, requiere de necesarias reformas; sin embargo, para opinión de los ciudadanos, las reformas y cambios les cuesta creer que sigan y logren sus cometidos. Los peruanos desde hace doscientos años no tuvieron gobernantes que se decidieran por las reformas, por cierto cuando se intentaron no hubo la decidida persistencia en luchar por las reformas públicas.
El proceso de reformas de llevarse acabo en el Perú deben situarse en el entorno de la democracia política, a través del dialogo personal y organizado institucionalmente, existiendo previamente un ambiente favorable a los cambios porque serán para beneficiar a los seres que constituyen una sociedad que progresará y se transformará en solidaria. Los cambios merecen la intervención de todos, en este caso de los poderes y sus autoridades que lo representan, de la sociedad civil y de la ciudadanía que labora y produce.   
Del presidente Martín Vizcarra han partido la decisión de las reformas, las que  fueron postergadas y a los ofrecimientos del poder público se desvanecieron. Vizcarra y su gobierno han dicho que la urgencia de los cambios son impostergables, para una república que requiere en muchos aspectos hay saldar, para ser país independiente y soberano.
Esto se inicia al alcanzar la institucionalidad en todos los ámbitos, elección libre de sus autoridades, legisladores de genuina representatividad y la presencia de la bicameralidad; el andar saludable del peruano; elevar la educación como lo prioritario en el saber, las técnicas especializadas, la comunicación abierta, y eliminando exclusiones y postergaciones; urge el quehacer diario del ejercicio de la justicia sin cuellos blancos teñidos de delincuencia; levantar la seguridad interna luchando contra los delincuentes en cualquier especificidad y grado que entorpece el desarrollo de vida ciudadana y  de las organizaciones civiles.
De crecer económicamente y efectuar una redistribución de la renta; no es posible la desigualdad que impide el ascenso social, ni de organizaciones empresariales que no sean solidarias; y organizaciones sindicales que transijan con salarios de vida acompañados de seguros de jubilación decentes.
Esta enumeración trata de resumir las necesidades sentidas y razonables que se hace correlativa a las decisiones por las reformas en lo político/cultural y la producción/económica. Lo dicho no intenta ser un plan de gobierno, es el camino para que las reformas se concreticen, siempre y cuando, se dicten políticas de Estado -estudiadas y decididas-. Iniciadas las reformas no es aconsejable renunciar a ellas, más cuando la ciudadanía participó en el referéndum y con ello le da legitimidad al proceso de reformas. 
Otro sí: en el Perú no pueden -como hemos dicho- existir organizaciones políticas herederas y seguidoras del autoritarismo, caso del fujimorismo, que no cambia y pone en peligro al país. En el momento que sus dirigentes alcanzan poder, barren y degradan -ante el esfuerzo cívico- a la institucionalidad. Usan los folclóricos terrequismos sin tener una formulación consistente, para acusar a personas de extremistas y comunistas. Un análisis mayor conduce a precisar que el fujimorismo es oscuro y tóxico, desvalores que impiden el diálogo social y la solidaridad por alcanzar en el país al corto plazo.   

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