domingo, 24 de febrero de 2019

REFORMAS PÚBLICAS AVANZAN CON DESCENTRALIZACIÓN, INCLUIDA LIMA METROPOLITANA, Y VICEVERSA


Estimados amigos:
El Perú requiere de reformas en su organización política y de orden económico, a fin de que la república se encamine al crecimiento económico y desarrollo humano, con todo lo que representa esto último en el progreso y el liderazgo sudamericano.
Debemos tener en cuenta que cualquiera de los cambios en el campo político y económico tienen que marchar unidas; es decir, las reformas públicas con respecto a la organización del Estado en sus gobiernos: central y descentralizados, obliga a cambios en su política económica, donde no puede seguir imperando un crecimiento basado en el extractivismo de la producción especialmente minera y dependiente de los precios internacionales.
Cuando se inicia por parte de un gobierno las reformas públicas, primero, no es aconsejable que se queden detenidas, sobre todo cuando los cambios reciben el apoyo ciudadano como ha ocurrido con el último referéndum; y segundo, la aprobación de una reforma como la judicial debe continuar, y se hace imprescindible iniciar otras bajo un plan debidamente estudiado y formulado.
Tenemos que considerar, por ejemplo de que si se comienza la reforma en la estructura organizativa del poder ejecutivo, inmediatamente tenemos que entrar a las reformas de una válida descentralización. Está demás señalar que debe tomarse en cuenta que las reformas del ejecutivo sobre el funcionamiento de sus ministerios son normativas y supervisoras, y la creación de los gobiernos regionales sus funciones son de carácter definidamente ejecutivas. No es posible que estas acciones se procedan a un diagnóstico acerca de los gobiernos locales, en cuanto a su elevado número.
No escapa que necesariamente en estos procesos de cambios de organización y funciones del poder ejecutivo, se tenga que poner en marcha el gobierno Metropolitano de Lima con autonomía y responsabilidades que la constitución y las leyes orgánicas disponen que son también de nivel regional. Se puede afirmar que del destino de Lima Metropolitana dependen todo el proceso de regionalización y del cómo deben comportarse los municipios provinciales en relación con los municipios distritales.
El artículo que alcanzamos tiene como fin destacar la importancia de las reformas y de cómo éstas no pueden ser aisladas y forman un todo. El análisis de esta situación no deja de ser compleja, no puede exonerar a los peruanos de su participación y de sus reflexiones. El propósito es que el Perú no siga siendo un país secuestrado no sólo por los intereses de grupos de poder, sino del poco y hasta inexistente interés de la sociedad civil y ciudadana.
Atentamente,
Fernando Arce Meza
Nota: Este escrito está dedicado a los compañeros de la promoción de economía de San Marcos (Víctor García Gonzáles).

REFORMAS PÚBLICAS AVANZAN CON DESCENTRALIZACIÓN, INCLUIDA LIMA METROPOLITANA, Y VICEVERSA
La descentralización se construye en una economía abierta y de competencia, para el Perú es una condición dirigida a la integración nacional y sub-continental, que siguiendo el mensaje de lo trasandino entren en juego los aspectos geopolíticos y territoriales vinculados a las grandes cuencas hidrográficas en que se involucran los países andinos y del MERCOSUR.
Se hace importante, en el desarrollo del proceso de descentralización interna de cada nación, el papel que juega la infraestructura física en las vías de comunicación y de cómo poner, por ejemplo, a los puertos a tono con la atención a los servicios que se deben brindar, ello para el Perú es un gran desafío porque significa reacondicionar sus instalaciones portuarias.
La modernidad de los puertos del país tiene un valor muy alto, considerando  no sólo su extensa costa en el Pacífico, sino también al Atlántico, a través de los puertos fluviales ubicados en el sistema hidrográfico del Amazonas y lacustre (Puno y Bolivia) lo que resulta imprescindible, para al logro tanto en la integración nacional y la descentralización en relación a los formados gobiernos regionales, como en dirección al  proceso de intercambio del comercio exterior.
En suma, las condiciones para la nueva organización de tipo descentralista será contraria al actual orden existente tanto el Perú, como en los países latinoamericanos caracterizados por el predominio de intereses de grupos locales y extranacionales, los que dan una mayor dedicación a la producción de artículos de exportación primaria que, si bien evidencia repuntes en el comercio exterior; sin embargo éste se expone a los desequilibrios por el exceso de importaciones, gastos que se adicionan al cumplir con el servicio de la deuda externa, consecuencia de los préstamos que financian la ejecución de obras públicas y el equipamiento de la defensa nacional.
En síntesis, la producción primaría hace posible crecimientos, los que no son permanentes, porque los productos extractivos dependen de los precios del mercado internacional y cuando los precios bajan o no son comprados se producen desaceleraciones. Estos crecimientos de otro lado, favorecen más al desarrollo de la costa y al centralismo de Lima Metropolitana.
Qué distinta situación habría sido y sería para el Perú si se hubiese establecido una economía abierta y competitiva que, bajo una nueva asignación de recursos haría posible el desarrollo de territorios y de mercados internos base para el intercambio y la proyectada integración regional; como paralelamente debió producirse la desconcentración del poder como expresión de nuevas formas de gobiernos descentralizados, en que se distribuyen las decisiones de gobierno respondiendo a la participación de la ciudadanía.
La nueva organización del Estado y la economía tienen ahora que calificar a fin de ingresar en mejores condiciones al mundo de la globalización, para ello se deben dictar políticas económicas que en su accionar tienen que recaer en los  procesos descentralistas. La descentralización se hace importante también en el orden valorativo-cultural que se plasma en el comportamiento de la ciudadanía, al estar convencida de que lo representa la promoción progresista.
Esto es diferente al centralismo, el mismo que se sostiene gracias a los grupos conservadores, estos consideran al descentralismo como contrario a la unidad nacional –inexistente- promueve "federalismos" provocadores de separatismos y escisiones territoriales. Esto último ha servido de pretexto perdiendo la oportunidad, para que se produzcan las integraciones: provincial/regional y después en el camino de la “comunicación intercultural y la solidaridad social”, al decir de Alain Touraine, dos aspectos que llevan a una sociedad unida, y cuyas combinaciones reconozcan la identidad de la sociedad nacional.    
Todo ello se dará por la descentralización en si misma, una propuesta de reforma política y administrativa, una base de sustentación de la llamada "reforma del Estado", estas realizaciones representan acercarse al progreso, y a la solución de los problemas de fondo, siempre y cuando, a la vez asumamos una economía diversificada. Tamaña tarea para los cambios de marca  descentralista y un nuevo orden económico, si no caminan las reformas, éstas  quedan a lo más para pequeños cambios en la administración gubernamental.
El descentralismo en síntesis aporta en hacer nación y Estado Moderno, no sólo en la redistribución del poder político basado en la participación ciudadana y una nueva representatividad que, para el caso peruano signifique dejar de lado las exclusiones de orden étnico-culturales y territoriales más aun se carece de un reordenamiento, y no se está en capacidad para crear institucionalidad dirigida a la organización y funcionamiento de diversos niveles en los gobiernos; sino que correlativamente lo económico promueva tanto la producción, como la recreación de ámbitos y propiciar nuevos mercados, sustentado en lo que representa la diversificación productiva. De lo contrario la idea-fuerza de la competencia se detiene, quedando el Perú sumido en el atraso y la pobreza.
Estrategias y Políticas
Con respecto a la estrategia y sus etapas de ejecución a seguir el proceso de descentralización, se debe considerar lo siguiente:
·        Formular una ley de descentralización de carácter nacional, respetando la existencia del gobierno central y los gobiernos municipales; y que, a su vez sea una ley de bases que al dar ingerencia en este proceso a los gobiernos regionales, esté también dispuestos a conceder categoría de gobiernos a las comunidades campesinas, comunidades nativas, y, a las que fundadas en espacios territoriales-funcionales por decisión de sus poblaciones y considerando las condiciones económicas se lleguen a constituir formas diferentes a las tradicionales y que formen parte de otros gobiernos regionales -caso de las provincias del departamento de Lima-, liberándose de Lima Metropolitana que aún ejerce su predominio;
·        Determinar la creación de gobiernos regionales y otros de los mencionados que, por carácter estratégico haga posible su funcionamiento, hasta llegar a cubrir todo el país de gobiernos descentralizados en el plazo no menor de tres años(*); en estas creaciones la participación (referéndum) de la población es decisiva, para definir las agregaciones de provincias, distritos y territorios a conformar las regiones;
·        Que el proceso descentralista no termina en crear los gobiernos regionales, intermedios, locales, de comunidades campesinas, nativas u otros, si no habrá siempre de perfeccionar los ámbitos y las acciones que les corresponde en servicios públicos y economías a favor de sus poblaciones, como de las opciones por las futuras macrorregiones;
·        Paralelamente, el gobierno central y las instituciones públicas y los llamados organismos autónomos de segundo nivel deben pasar por reajustes en sus propósitos y funciones, ello conlleva a dictar una Ley del Poder Ejecutivo y de Competencias de Gobiernos que, entre otros aspectos debe reducir el número de ministerios y organismos públicos a un tercio de los existentes, significa que el ejecutivo central habrá de funcionar teniendo no menos de de nueve ministerios y quedarse sólo con entidades especializadas en la supervisión de los servicios; asimismo, es necesario organismos que regulen las acciones contrarias a los monopolios; y
·        Dictar dispositivos sobre los ingresos y tributos en relación a su acotación/competencias, a fin de establecer cuáles son los de orden nacional, descentralizado y municipales; así como las respectivas acciones descentralistas -evitando de esa manera la centralización de pagos en Lima Metropolitana-, como de los dispositivos destinados a crear Fondos de Compensación, para cubrir los déficits en ingresos de los descentralizados.
Estas últimas acciones vendrían a descargar el centralismo del aparato estatal y todo lo que ha traído consigo, por eso la propuesta descentralista no sólo se hace inevitable, sino requiere de su realización partiendo por la parte más difícil, en que ha echado raíces el supercentralismo de Lima Metropolitana, en este territorio debe establecerse el primer gobierno descentralista, liberado del gobierno central, que tanto ha favorecido el centralismo y ha impedido el desarrollo de Lima/provincias, y del Callao.
Asimismo, el descentralismo como tal no ha tenido avances porque ha partido de la división departamental. La descentralización de tipo departamental (*) es distinta a las regionales, por sus variables son realizables no sólo por basarse en el desarrollo de las cuencas y subcuencas; sino otras condiciones ligadas a las de orden histórico-culturales de preferencia andina y geopolíticas. Las variables como condiciones, apuntan tanto a la integración -trasandina- en el orden nacional, como subcontinental -cuyo eje resulta ser la red del sistema hidrográfico del Amazonas y por el sur el lago Titicaca en Puno.
La descentralización de tipo regional respondió a distintas inspiraciones, pero ha sido la Constitución Política de 1979 la que recogió todos estos intentos; haciendo posible la puesta en marcha de doce gobiernos regionales, no así el gobierno de Lima Metropolitana, ni definió tanto el destino del Callao como de las provincias del ex-departamento de Lima.
Esta propuesta de regionalización representó el esfuerzo de décadas, ella contaría no solo con el Plan Nacional de Regionalización de 1984 elaborado por el Instituto Nacional de Planificación y que recibió aprobación del Congreso; sino por la Ley de Bases de los Gobiernos Regionales.
El proceso iniciado bajo la vigencia de la Constitución Política de 1979 no sólo favoreció al progreso de la descentralización, sino es el punto de partida para observar si el número de gobiernos regionales puestos en acción en 1990 fueron los adecuados, y que ahora, cabe efectuar ajustes considerando las preferencias y bondades de las cuencas y subcuencas generadas por la presencia de la Cordillera de los Andes, y los sistemas hidrográficos.   
Esta política encuentra su sustento en el estudio del Ingeniero Jaime Hoefken Pérez ([1]) que, permite el número de no más de nueve regiones y de cómo en base a dicha reducción, esta experiencia en el mediano plazo pueda alcanzar macro territorios que formen otras grandes regiones ([2]).
En ese contexto el concepto de región, parte según Jaime Hoefken de “la cuenca hidrográfica la que, ha de constituir una gran unidad de desarrollo, se logrará que las conexiones viales y de comunicación se faciliten enormemente, haciendo que los polos de desarrollo, puedan hacer llegar si acción de forma continuada a todos los sectores regionales", donde no sólo el criterio para definir una región es de orden físico, sino que a éste se suman: la de orden social en "el equilibrio poblacional y la conciencia regionalista" forjada obviamente por  las  tradiciones históricas, valores comunes y culturales, y la de orden económico en cuanto a la existencia de "dos o tres polos de desarrollo y las posibilidades hidroenergéticas".
Observar que la definición de los ámbitos regionales aparte de dejar de lado la desprestigiada demarcación política departamental- se estrecha con las expresiones de las culturas regionales andinas (Chavín, Moche, Wari, Tiahuanaco e Inca); este reconocimiento rompe con la postergación que sufren las comunidades campesinas indígenas y nativas de la selva, y de las provincias en general al no ser consideradas como territorios de posible organización política y económica que resultan distintos a los criterios oficiales y técnicos para formular proyectos descentralizadores.
De otro lado, este reconocimiento de las expresiones históricas andinas asimilan los reencuentros básicamente iberoamericanos, lo que acerca también a los procesos culturales plurales y por tanto democráticos; hecho que ha influido a no sólo pensar en las formas de organización de los gobiernos a los municipios y regiones, y a la vez, se dará valor al Perú mayoritario para efectos de su desarrollo económico, donde sus diversas etnias por su dimensión creadora venzan una geografía difícil y ocupen el territorio.
Esto último permitirá apreciar sus alcances, que según los casos, incluye a las comunidades nativas de la selva y pueblos fronterizos; significando que las diversas formas de organización política y las acciones de gobierno, sean asumidas directamente por sus respectivas representaciones poblacionales.
La descentralización no sólo debe respetar la variedad de formas de gobierno, sino su estructura política habrá de sustentar en dos niveles de organización del Estado unitario ([3]); y de un tercer nivel que, apunte a lo geopolítico para los efectos de las relaciones con los países de la Comunidad Andina y el MERCOSUR.
Surco, 22 de Febrero del 2019


* La descentralización de tipo departamental se inspiró en la Constitución de 1823, reiterada en las Constituciones de 1828, 1856 y 1867; pero, su puesta en marcha es recién en 1873 y 1886 con las Leyes de los Concejos y Juntas Departamentales, sus funciones quedaron suspendidas en 1919 y desaparecieron en 1921. Se restablecen con la Constitución Política de 1933.
La opción departamental tiene un sentido demarcatorio político; se observa que desde la fundación de la República de 7 departamentos se llega a 25; en 1862 eran 14 departamentos, se asemejaría a las regiones delimitadas por el último proceso de regionalización de acuerdo a  la Constitución de 1979 (los departamentos desaparecen); y con la actual Constitución de 1993 renacen y se vuelve a la tradicional organización departamental.
[1] Hoefken Pérez, Jaime: "La Crítica del Centralismo y la Cuestión Regional"; parte de su estudio. igualmente, la posición de Jaime Hoefken se ve completada con las exposiciones de Javier Pulgar Vidal y Andrés Tinoco efectuadas en la "La Crítica del Centralismo y la Cuestión Regional".
[2] Sobre la posición geopolítica ver lo tratado por el General Mercado Jarrín "Hacia un Proyecto Nacional", y en numerosos trabajos que ha realizado este estudioso militar.
[3] Los dos primeros niveles descentralizados tendrían a su vez una representación netamente política en el Poder Legislativo, para el primer nivel sus poblaciones estarán representadas por el distrito electoral múltiple, funcionaría semejante a la Cámara de Diputados de acuerdo a la propuesta de Valentín Paniagua Corazao.
Para el segundo nivel la representación al Congreso será de carácter territorial, le correspondería a número igual de elegidos por cada una de las regiones. Habrá de funcionar como una Cámara de Senadores con funciones revisoras.

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