viernes, 10 de junio de 2011

LA DINASTÍA FUJIMORI EN SU LABERINTO


“La cumbia de Fujimori, la bailan los asesinos” - Canto popular de protesta

Qué problema el de los Fujimori. Perdieron las elecciones y el llanto que se escucha en la Diroes tiene eco en la Base Naval. Los fugados vuelven a buscar guarida y esperar que prescriban sus delitos, y los sentenciados y presos se resignarán hasta mejores épocas.

Keiko pierde inmunidad parlamentaria y ahora tendrá que afrontar el juicio por el dinero que el tío Vladi le dio para sus estudios y el de sus hermanitos. El carnicero de mujeres Aguinaga y sus compinches arranca trompas de Falopio sin permiso tendrán que ponerse a derecho y decir de donde salió la orden para esa racista tarea de creer que para acabar con la pobreza hay que acabar con los pobres.

Se les cayó el sueño de hacer del Perú el burdel de los 90`s donde todo se arreglaba al ritmo del chino. Donde Montesinos era el caficho, las Marthas las vedettes en decadencia y la bailarina de Saravá jugaban en pared con la prensa basura, esa que se va derrotada también de esta batalla electoral.

Y dejan de líder de la bancada mafiosa a Kenyi Fujimori que tendrá que tener el Nextel bien prendido en el Congreso para hacer lo que su “api” le diga, porque si se le ocurre pensar por sí mismo puede confundir cancion de protesta con cancer a la prostata. Ya no estará el tío Raffo para soplarle al oído como hizo con su hermanita estos 5 años. En serio, esos dos deberían devolver todo el dinero robado con el que estudiaron, porque aparte del delito, no aprendieron a decir ni dos líneas sin dar la impresión que tienen frenillo mental.

Y como los fujimontesisnistas están asustados sale el camaleón de Rafael Rey, casi vicepresidente del Perú, a decir que el no es fujimorista pero que cree que es una barbaridad plantear que a Fujimori se le traslade a un penal común, porque es un “ex presidente”. Este sirviente de lo sucio y sangriento, este ejemplar del arrastrado perfecto por poder, este alcahuete de la dictadura que casi nos suicida como país, este asalariado de la impunidad, este bailarín del cabaret del latrocinio y el abuso, nos deja claro, con su actitud patética, de lo que se salvó el Perú en esta elección.

Porque si Alberto Fujimori está en un departamento de lujo en la Diroes, que no es ningún penal como señalan todos los expertos penitenciarios, es porque su alianza con la otra mafia, la de García y compañía, así se lo permitió. Y uno de los wikileaks los delata. Como a la mafia naranja le falló la estrategia de regreso del hampón nipón, la otra mafia, la de la estrella, a cambio de votos en el Congreso les aseguraba un “buen trato” del asesino y ladrón. Y todo quedó registrado en los informes del Embajador Gringo, que se prestó para la sucia treta, y que nos enteramos a través de las publicaciones valientes de Julián Assange.

Alberto Fujimori fue un Dictador desde el año 92. Se tirò la elección sobre la nueva Constitución que padecemos hasta hoy. Se tiró el Tribunal Constitucional que le prohibía su eternizante re- reelección. Y se tirò la elección del año 2000. Solo lo pudimos sacar con el pueblo luchando entre bombas lacrimógenas, ladridos de perros, palos de tombo, rochabuses y denuncias que hicieron irrespirable su gobierno.

Luego se largó y renunció por fax. Después reveló su nacionalidad japonesa para evadir la justicia peruana que lo reclamaba por ladrón, mafioso y asesino. Luego se marchò a Chile y le salió el tiro por la culata: los chilenos no aguantan apestados por mucho tiempo. Ahí intentó ser senador japonés. Y fue extraditado.

Ya aquí se le juzgó ejemplarmente, distante y distinto a sus juicios en tribunales sin rostros de 15 minutos para resolver. Fujimori está sentenciado por corrupción y por los asesinatos de Barrios Altos y la Cantuta, donde 25 vidas se perdieron con una crueldad inaceptable.

El niño de Barrios Altos con un tiro entre los ojos, los rematados en el piso, el sobreviviente postrado de por vida. Los secuestrados, torturados, fusilados, descuartizados, quemados, enterrados, desenterrados y vueltos a enterrar para ocultar el crimen de la Cantuta. Y para demostrar cómo fue de deplorable su gobierno, cuando entregaron los cuerpos encontrados se los dieron a los familiares en cajas de leche Gloria. Y como tenía que ser un gobierno desalmado, les dieron amnistía a los ejecutores de las matanzas.

Hoy por hoy el fujimorismo viene presentando todo tipo de leguleyadas para que suelten al padrino de la mafia naranja. Y políticamente esperan que el jefe de la otra mafia, Alan, le dé el indulto antes de irse, para que los congresistas fujimoristas le tapen la espalda a éste, por las denuncias por crímenes de corrupción y lesa humanidad. El círculo vicioso de la corrupción y la violación de ddhh, es lo que nos quieren ofrecer.

Así que no nos vengan con que este tipo no es como para que esté en una cárcel de máxima seguridad. Personajes míseros como estos pretenden tener corona ante la ley y sus voceros nos escupen su verborrea todos los días.

Creen que el que haya sido Presidente le da derecho a no enfrentar la ley por sus crímenes. Tienen la mentalidad del pederasta que cree que por que le da de comer a sus hijos los puede abusar sexualmente.

Lo que hay que hacer respetar aquí y ahora, si queremos tener un país con futuro, es que prevalezca la igualdad de todos ante la ley. Por el mismo crimen la misma sentencia y el mismo lugar de reclusión.

Alberto Fujimori a una prisión de máxima seguridad ¡ahora!

Hasta la Victoria Siempre

Guillermo Bermejo Rojas

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