SIGLO XXI - QUINTO LUSTRO - "Un nuevo orden emerge de la desintegración del capitalismo que irá reemplazando la célula económica (familia) por una nueva matriz reproductiva (comunas) que cumplirá funciones defensivas, judiciales, productivas y administrativas."
viernes, 10 de agosto de 2012
CAPITÁN EP (R) VÍCTOR PENAS, AUGUSTO ZÚÑIGA NO ERA SU ENEMIGO
La noticia de la captura del asesino profesional, capitán EP (R) Víctor Penas Sandoval por la policía judicial, me trae el recuerdo de un crimen fallido; que cercenó el brazo izquierdo del abogado Augusto Alejandro Zúñiga Paz. Después de tantos años, por fin conocemos la cara del asesino de personas inermes ([1]). Es un caso típico de terrorismo de Estado.
El execrable suceso ocurrió el 15 de marzo de 1991 en la sede de la Organización no Gubernamental Comisión de Derechos Humanos (COMISEDH), cuando Augusto se dispuso a abrir un sobre de manila que le habían remitido de la “secretaría de la Presidencia de la República”. De haber fallecido Augusto, hubiera sido una muerte anunciada, pues había recibido continuas amenaza de muerte. El sobre contenía 50 gr. de un explosivo plástico cuya circulación está bajo control exclusivo de la FF.AA.
¿Acaso Augusto era un monstruo malvado? ¿A quién había que destruir? Simplemente era un abogado cuya única arma defensiva era un libro: el código penal. Ahora, habría que decirle al Capitán Penas que Augusto no era su enemigo. Augusto abogaba por el respeto y protección de los derechos humanos. Había iniciado las investigaciones del caso del estudiante de la Pontificia Universidad Católica Ernesto Castillo Páez desaparecido el año 1990 en el distrito de Villa El Salvador.
A Augusto lo conocí en la universidad de San Marcos cuando fuimos estudiantes. Aunque no éramos muy amigos, la simpatía era mutua. Nos encontrábamos esporádicamente. Cuando pasé por una emergencia estuvo a mi lado, prestándome sus servicios profesionales ad honórem al acudir a la Dirección General contra el Terrorismo (DIRCOTE).
A penas supe del aleve ataque que había sido víctima, me apersoné inmediatamente a la clínica San Borja en donde estaba internado. Cuando ingresé a su habitación, observé a una señora al pie de la cama; me miró con sumo recelo; Augusto tuvo que darle una explicación y me la presentó. Nadie más lo acompañaba en ese momento. Augusto, estaba con el muñón vendado, sumamente sereno con una aureola de santidad. Fiel a sus convicciones, en su velador tenía una sobria y pequeña cruz de madera con su pedestal. Cuando estuvo en la universidad perteneció a una agrupación de estudiantes católicos.
No bien estuve en la habitación de la clínica, cuando ingresó –intempestivamente- un hombre con overol del personal de servicio a hacer la limpieza. La señora lo expulsó enérgicamente. Me imagino que había creído que algún agente de inteligencia camuflado podía venir a rematarlo, ya que sobrevivió a la explosión de un sobre-bomba. Estoy seguro, que el aciago episodio en la vida de Augusto fue para él un accidente de trabajo, tal como calificó J.C. Mariátegui a las arremetidas brutales de la represión estatal.
Augusto partió a Suecia en abril de 1991 como refugiado político con su esposa y su pequeño hijo. En esas condiciones, prosiguió su combate por los derechos humanos. El 8 de abril de 1992 recibió en Burdeos el Premio Internacional de Derechos Humanos Ludovic Trarieux[2]. Ahí expresó:
No me atemorizan. Me han arrancado
el brazo pero mi voluntad está intacta.
Retornó a Lima, el 17 de marzo de 1998 para continuar con la defensa de los DD.HH. Falleció el 18 de mayo del 2005 a los 61 años de edad. Era de esos hombres que por su acrisolada honradez y convicción, uno podía poner las manos al fuego.
Augusto, por su vida ejemplar, tiene el mérito suficiente para que su efigie o busto perennice su memoria en la Facultad de Derecho de la Universidad de San Marcos.
Finalmente, le diré al Capitán EP(R) Víctor Penas Sandoval, que Augusto no era su enemigo; y hasta creo que si estuviera vivo, lo hubiera perdonado. Sin embargo, el perdón no significa olvido ni impunidad; sino, significa, mayormente, una sanción moral. Ya que mientras usted viva, Augusto –de acuerdo a sus convicciones- aguardaría el devenir de su redención.
Grimaldo Antonio Rengifo Balarezo
rengifoantonio@gmail.com
Lima, 13/03/2010
http://javi270270.blogspot.com/2010/03/sobres-bomba-durante-fujimorismo.html
[1] Diario La República. Lima, 13 de marzo del 2010, sección política, página 10
http://www.larepublica.pe/files/image/2010/marzo/13/REPO130310_09GR.jpg
[2] El mismo premio que obtuvo Nelson Mandela en 1985 cuando aún estaba en prisión. Su candidatura a dicho Premio fue propuesta por Amnesty International – Francia
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario