SIGLO XXI - QUINTO LUSTRO -
"Un nuevo orden emerge de la desintegración del capitalismo que irá reemplazando la célula económica (familia) por una nueva matriz reproductiva (comunas) que cumplirá funciones defensivas, judiciales, productivas y administrativas."
jueves, 5 de enero de 2023
2023: TRANSFORMAR LA CRISIS EN REVOLUCIÓN
Publicado: enero
1, 2023
Unidad y Lucha. Editorial Enero 2023
Iniciamos
un año en el que los acontecimientos acumulados a lo largo de estos últimos
meses, avanzan precipitadamente hacia la confirmación de un cambio cualitativo
de la realidad determinado por el hecho irrefutable de la crisis general del
capitalismo que impregna todo.
El
fétido olor de un Sistema que se descompone y que ya llega a todos los rincones
de la sociedad.
Resulta
casi imposible dudar de su quiebra estructural, expresada en el final de la
hegemonía y liderazgo absoluto del Bloque Occidental, encabezado por los EE.UU
y nucleado en torno a la OTAN.
Incluso
más allá de su expresión más bárbara y destructiva con el desarrollo de la
guerra de la OTAN en Ucrania contra Rusia, la decadencia sistémica del Bloque
que representa la realidad más avanzada y, consecuentemente violenta y
parasitaria, del capitalismo es absoluta.
Crisis general y orgánica que, desde la base material –económica-, alcanza no
solo a cada una de las estructuras de los estados que representan y defienden
sus intereses, sino que también se impone en todas las categorías sociales,
culturales e ideológicas sobre las que se ha estructurado la dominación
burguesa, y en la propia subjetividad y sociabilidad de las clases sociales.
También del proletariado y de sus organizaciones políticas y sindicales,
cooptadas mayoritariamente por el sistema.
Una
crisis con mayúsculas que, desde una concepción dialéctica de la lucha de
clases, abre un amplio abanico de oportunidades a las fuerzas revolucionarias,
pero que para su implementación se enfrenta a las dificultades derivadas de los
enemigos internos clásicos de la Revolución – la socialdemocracia y el
izquierdismo- y a la actual debilidad organizativa y programática de los
destacamentos de vanguardia.
Un nuevo ciclo histórico.
Todo
apunta a ello y parece confirmarse una nueva realidad fundamentada en una nueva
multipolaridad armada, en la que el eje del desarrollo económico, social y
político se desplaza hacia Oriente y en el que el epicentro que lo determina,
se ha desplazado de Washington a Pekín y del Pentágono y Wall Street, al
Partido Comunista de China y su dirigencia.
Una
situación diferente, que para nada es una meta y que, determinada por el doble
factor de la continuidad de la hegemonía de las relaciones capitalistas y la
belicosidad global de los EE.UU y la OTAN contra quienes cuestionan su
dominación, impone como grandes retos de las organizaciones de Vanguardia, la
lucha por la Paz y el combate constante por el poder obrero y el Socialismo.
Convertir
el análisis en acción.
Desde
la seguridad de lo correcto del análisis que realizamos y venimos compartiendo
fructíferamente con otros partidos comunistas y organizaciones revolucionarias
en el último periodo, la tarea absolutamente prioritaria que enfrentamos en el
PCPE, es hacerlo trascendente para el desarrollo de la lucha de clases. Lograr
que, progresivamente, sea compartido por las masas en una constante labor en la
que “toda la labor habitual, regular, corriente de todas las organizaciones y
grupos del Partido, la labor de propaganda, agitación y organización esté
orientada a fortalecer y ensanchar la ligazón con las masas”[1]
Una acción que necesita un Programa adecuado y requiere una táctica acorde, que
permita hacer llegar la conciencia socialista a la clase obrera a través del
imprescindible desarrollo dialéctico que, identificando la incapacidad del
poder burgués y sus estados para satisfacer las necesidades del pueblo
trabajador y evidenciando la podredumbre de sus instituciones, sitúe la
alternativa revolucionaria como el nuevo paradigma de sociedad por el que vale
la pena luchar.
Definir la Táctica
Cuando
la crisis azota con fuerza la economía de las familias y el horizonte se
avecina tormentoso, con un incremento exponencial de la pobreza y la progresiva
desvalorización de la fuerza de trabajo, la prioridad es organizar la respuesta
obrera y popular, confrontando con la patronal y los monopolios que nos roban y
explotan.
Una
intervención decidida en este sentido en el movimiento obrero y popular, contra
la carestía de la vida, por la recuperación del poder adquisitivo y por la
defensa de los servicios públicos y la nacionalización de los sectores
estratégicos (banca, energéticas, distribución de alimentos…), además de contra
el Pacto Social y las políticas de conciliación de clases, resulta
absolutamente inasumible por el Estado, la patronal y la socialdemocracia
política y sindical, y abre nuevos espacios de organización y contrapoder.
Cuando
la crisis institucional jalona la realidad con constantes escándalos de todos los
poderes del Estado, incluyendo maniobras de unos contra otros como las
recientes del poder judicial contra el ejecutivo en el que se enfrentan a cara
de perro las distintas fracciones del capital que se reparten el poder, es necesario marcar un nuevo paradigma de
Estado republicano que, desde el reconocimiento efectivo del derecho a la
autodeterminación de los pueblos, se articule desde la base material del poder
obrero y la democracia protagónica del pueblo trabajador.
La
Constitución del 78, ya no es capaz de contener en su seno la compleja realidad
territorial, social y económica de una formación social como la española,
sumida en una profundísima crisis a todos los niveles.
Organización
y movilización de masas en un radical sentido rupturista con la herencia del
franquismo y la Transición es el objetivo. República, Memoria, Reparación,
Justicia, Autodeterminación, No al Concordato con la Santa Sede, laicidad, OTAN
no, bases fuera, ni UE, ni euro…, son las consignas con las que empezar a
quebrar los consensos sociales generados en torno a la Constitución del 78, en
un amplio movimiento de denuncia política y confrontación con los ejes
centrales de la dominación burguesa. Alianzas tácticas de desarrollo temporal y
puntual en los más diversos campos de intervención política que,
necesariamente, deben acompasar el desarrollo de este proceso de ruptura
política con el poder de la oligarquía y la totalidad de sus instituciones.
Cuando de la mano del atlantista gobierno de coalición PSOE/UP, los gastos
militares y policiales alcanzan los 56.000 millones de € y se acercan al 4 %
del PIB[2],
es necesario reclamar la neutralidad de España, el abandono inmediato de todas
las misiones militares y policiales en el extranjero[3], la salida de la OTAN,
el cierre de las bases yanquis y la drástica reducción de los gastos militares
y policiales, así como de la inversión en armamento.
La
lucha contra la OTAN y sus guerras imperialistas son un propósito absolutamente
inasumible por el estado del capital; sin embargo constituyen un propósito
unitario de carácter internacionalista y antiimperialista sobre el que
organizar y movilizar al pueblo trabajador.
Cuando de la mano de las
multinacionales energéticas y acompañada por la acción constante de todos los
gobiernos, sean estos del color que sean, se da una inmensa transferencia de
recursos públicos al sector privado bajo la excusa de la llamada “transición
energética”, es hora de decir basta y denunciar la hipocresía del discurso del
capitalismo verde que está destruyendo el territorio en interés exclusivo de
los monopolios energéticos y burgueses subvencionados.
El
diesel barato, que es el motor insustituible de esta dopada sociedad mercantil
llamada a explotar la Naturaleza, llega a su fin y no hay manera de suplirlo.
Reivindicar una gestión democrática y científicamente informada, al servicio
del pueblo y no de las multinacionales, de los recursos energéticos y el
medioambiente, es una tarea urgente en la que confluir diversas generaciones en
defensa del Planeta y en contra del Capitalismo que lo destruye. Y esto solo es
posible bajo un sistema de planificación al servicio de las necesidades de la
mayoría social, a través de la construcción del socialismo.
No
son ni mucho menos, todos los campos de intervención colectiva que con carácter
de clase pueden desarrollarse. La lucha de las mujeres trabajadoras en contra
de la doble esclavitud a la que son sometidas por la alianza del Patriarcado
con el Capitalismo, o las reivindicaciones de la juventud obrera a la que el
Sistema le niega el presente y el futuro, así como las reivindicaciones del
movimiento vecinal de los barrios obreros, también son trincheras ineludibles
de las reivindicaciones económicas y políticas inmediatas de nuestro Programa
dirigido a la clase obrera y al conjunto del pueblo trabajador.
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