lunes, 3 de mayo de 2010

ESTILO CAMORRERO




La gran victoria del 07.10.08 consiste en que por fin se está centrando el debate en la preparación de la organización. Y el eje central de este debate es cómo entender el gran partido de masas y de ideas de toda nuestra historia republicana. El proyecto Partido Socialista duró hasta el 16.04.30. Desde el día siguiente fue archivado y sustituido por el proyecto Partido Comunista. Pero ahora, cada vez más tendencias y grupos van presentando opiniones respecto a esta preparación y a este gran partido, variadas y contradictorias. Y hasta con interferencia de quienes persisten en rebajar el debate usando el vulgar estilo camorrero (pero útil, en fin, para practicar polemología)
Pero lo que jamás debe olvidar el activista actual es que para llegar a este punto se requirió de ocho décadas de perseverante labor para poder descombrar, sistematizar, reivindicar esta Creación Heroica del Socialismo Peruano. Jamás debe olvidar que “Los revolucionarios de hoy nos sentimos mucho más solidarios de lo que algunos pueden suponer con los revolucionarios de ayer” (21.09.29) Qué difícil es mostrar solidaridad, qué difícil es comprender el drama de cada activista de ayer o de hoy. Pero qué fácil es tildar de revisionista a todo un Moisés Arroyo Posadas. ¡Se necesita revisar urgentemente el Lexicon Octubrino! Para mañana es tarde.
Para seguir centrando el debate se difundió recientemente Al Fin Quo Vadis Honorable Pe Ce. De hecho, éste es gran debate actual a nivel internacional y mucho más a nivel del movimiento proletario peruano. La conclusión planteada es que “Ahora, sin el referente soviético el movimiento proletario internacional debe revisar nuevamente su teoría y práctica del Marxismo, del Socialismo, del Proletariado. Si no se abre a tiempo debate al respecto, uno a uno los Partidos Comunistas irán desapareciendo de escena, más por impotencia interna que por represión externa” (01.03.10) Se debe precisar la teoría y práctica del Marxismo acerca del Socialismo, del Proletariado, del Estado, del Partido. En verdad, ahora en el mundo entero los partidos comunistas “en el llano” apenas luchan por sobrevivir, apenas son adorno de la “democracia” oficial. Por ejemplo, ¿no ocurre así en nuestra escena política actual?
El debate acerca del contenido y forma del gran partido de masas y de ideas incluye precisar conceptos de uso general pero no de comprensión general, como cuadro, masas. Si tomamos la literatura internacional como guía entenderemos mejor nuestra propia literatura. Si la tomamos como centro, jamás saldremos de la burbuja bizantina del “de qué se trata para oponerme”, del pleito de sabidurías a que nos quiere llevar más de uno con su apolillado estilo de académico frustrado.
El concepto de cuadro (mando) fue difundido por el partido bolchevique, que llegó a señalar que, establecida la línea, “los cuadros lo deciden todo”; fue adoptado por China tomando la grafía nipona, y ahora es de uso político general. Pero es concepto antiguo. En Grecia se llamaba sintagma (cosa ordenada con otra); en Roma se llamaba cuadratum, cuatro líneas de defensa ante el ataque de caballería; en el centro estaba el cuadro que dirigía la operación.
Ahora hay más términos como mando medio, impulsador. La esencia es la misma: relación entre dirigente y dirigido. Sea cual sea el nivel de organización, esta relación es vital para el comportamiento del grupo “como un todo” Cuando se logra la relación cuadro-masas, el grupo adquiere ya fisonomía plena. Cuando persiste la resistencia, oposición, rechazo, el grupo no se ha formado o está en desintegración. Entonces prima el anarquismo, muy estimado y estimulado por el intelectual “de universidad, de cenáculo y de café”, y hasta aplaudido por el empirismo, espontaneísmo, inmediatismo, cortoplacismo de “quien mucho corre, pronto para”.
Toda revolución victoriosa nos enseña cómo pudo triunfar: ¿sólo con cuadros, sólo con masas, con cuadros opuestos a las masas, con masas opuestas a los cuadros? No, sólo cuando se logra la relación cuadro-masas. Por eso JCM declaró que “Lo primero que hay que superar es el espíritu anarcoide, individualista, egotista, que además de ser profundamente antisocial, no constituye sino la exasperación y la degeneración del viejo liberalismo burgués” (--.01.27) Por eso señaló que el revolucionario es hombre de orden. Por eso puso el acento en el factor humano. Por eso señaló que los mejores prevalecen cuando saben ser verdaderamente los mejores. Esto, por supuesto, apenas es una verdad a secas y no una “verdad indesmentible”, pomposa hueca, ramplona, ridícula expresión que apenas es todo un hazmerreír, porque ¿puede el lector señalar una verdad que sea “desmentible”?
El concepto de masas es también de uso político común. Por masas se entiende el conjunto de trabajadores, el pueblo trabajador. Es concepto doblemente relativo, masas-cuadro, masas-cantidad. Ya Lenin explicaba esta relatividad cuantitativa: “El concepto de ‘masas’ es variable, según cambie el carácter de la lucha. Al comienzo de la lucha bastaban varios miles de verdaderos obreros revolucionarios para que se pudiese hablar de masas. (…) Cuando la revolución está ya suficientemente preparada, el concepto de ‘masas’ es ya otro: unos cuantos miles de obreros no constituyen ya la masa” (01.07.21)
En nuestro caso Don Ramón (el Libertador, no el sibilino que ni es Don ni tiene don) decía que “la masa, la masa, hay que elaborarla primero” Y el Amauta enseñaba que “Un pueblo de cuatro millones, consciente de su número, no desespera nunca de su porvenir. Los mismos cuatro millones de hombres, mientras no son sino una masa inorgánica, una muchedumbre dispersa, son incapaces de decidir su rumbo histórico” (--.11.27) De eso se trata, no de cantidad sino de calidad. Masa elaborada, masa orgánica, no muchedumbre dispersa muy grata al anarquismo señorial.
Aún más, sabemos que “La organización de los obreros y campesinos con carácter netamente clasista constituye el objeto de nuestro esfuerzo y nuestra propaganda, y la base de la lucha contra el imperialismo extranjero y la burguesía nacional” (07.10.28) El carácter clasista no está ausente ni del cuadro ni de la masa.
Entonces, en esta relación cuadro-masas, ni un término es superlativo ni otro término es peyorativo, sólo indican relación necesaria de todo cuerpo orgánico: dirigente-dirigido, desde el nivel más bajo al nivel más alto.
¿Explica, resalta, subraya esto el “intelectual de universidad, de cenáculo y de café”? ¡No, qué va! Tiene de dientes para afuera su “¡frente único, frente único!”, pero apenas se encuentra ante la necesidad de acordar puntos de unidad, le sale lo que rumia de dientes para adentro, su visceral sectarismo. Le sale su “internacionalismo delirante y extremista” de “un hombre atiborrado de revolucionarismo libresco, que no se ha liberado a veces, en su conducta y en su visión prácticas, de sentimientos y móviles de campanario y de burgo” (-.01.27, escrito ocho décadas atrás pero como si fuera ayer)
Y olvida lo elemental, que “tratar al camarada como a enemigo, es de hecho pasarse a la posición del enemigo”. Cambia de blanco y deja de luchar contra el orden social, sus instituciones, sus injusticias y sus crímenes.
¿Y quién blande este estilo camorrero? El hombre tubular, el hombre mediocre que desde la IG-SP aparece como roca y termina convertido en guijarro. ¿Qué hacer? Pues, sigue tu camino y deja que la gente murmure, ¡Así de simple!
Ragarro
30.04.10

No hay comentarios: