miércoles, 23 de enero de 2013

¿CUÁNTO LES PAGÓ TELEFÓNICA?




La empresa española Telefónica en Perú cometió el delito de presentar doble contabilidad a la SUNAT, entidad estatal que recauda impuestos, evadiendo el pago de alrededor de 2.300 millones de soles (unos 850 millones de dólares). Para evitar el pago, la empresa ha tramitado largos juicios contra el estado y ha llevado al Perú a tribunales internacionales.


A esta colosal deuda, Telefónica añade otras perlitas, tales como el no pago de 17 millones de soles a OSIPTEL, entidad estatal reguladora de las comunicaciones, por multas recaídas sobre sus operaciones y las de sus filiales: Telefónica Móviles y Multimedia.  Y se añaden otras deudas que están siendo evaluadas por entidades públicas por el uso del espectro radioeléctrico y de derechos laborales a sus trabajadores. Un total que se estima públicamente en unos 4.000 millones de soles.

Como si todo eso fuera poco, Telefónica es abiertamente conocida como la empresa más odiada por los peruanos, debido a sus constantes abusos en los cobros y mala calidad del servicio.

Pues bien, aunque parezca increíble el gobierno del presidente Humala ha renovado los contratos del estado para que telefónica siga operando en el país.

El Perú oficial, encabezado por el conocido lobbista peruano-norteamericano pro empresas trasnacionales, Pedro Pablo Kuczynski, ha celebrado la medida con el repetido argumento de que da “estabilidad a las inversiones” y “beneficiará al país”.

Los seguidores políticos de Humala han ido más lejos, y en una verdadera burla a la población, pretenden presentar la concesión como una victoria de soberanía en la que el gobierno habría logrado la “aceptación incondicional de la empresa a duras exigencias”.

¿Cuáles son estas duras exigencias incondicionalmente aceptadas por la pobre Telefónica?

En primer lugar, que no se habló para nada, nada, de la colosal deuda que la empresa simplemente no le da la gana pagar al país, permitiéndose arrastrarlo a tribunales internacionales para evadir el pago.

En segundo lugar, no debe hacer ningún pago tampoco por las concesiones de espectro radioeléctrico recibidas por casi 19 años. Se “pagará” con inversiones y descuentos en los cobros que la empresa realizará a entidades de estado y sectores de la población más pobres del país. En otras palabras, pagará haciendo lo que toda empresa debe hacer, brindar un servicio, y obteniendo ganancias por ello!

¿De la calidad del servicio? Nada tampoco. No se puede, la Ley no permite incluirla en las negociaciones. Sí, es esa misma ley que dice que debe pagar miles de millones de soles de impuesto pero que entonces no viene al caso. Ha, pero se promete revisar la ley para poder discutir de la calidad del servicio en el futuro, en 19 años más. ¿Qué, acaso no son condiciones muy duras?

En ese contexto, cuesta tomar siquiera en serio al Ministro, “héroe” de la negociación, Carlos Paredes, cuando informa con toda virilidad que si Telefónica no cumple con las leyes y contratos recibirá “penalidades pecuniarias muy altas”, seguramente no tan altas como esas que no le da la gana pagar ahora y recibe el premio de la renovación contractual por ello. O las declaraciones del oficialista congresista Jaime Delgado, no hace mucho público abanderado de no renovar el contrato hasta que la empresa pague su colosal deuda, y que ahora se ha degradado a sí mismo ante al país solicitando “confianza” en que la empresa querrá buenamente cumplir sus obligaciones.

El padre del presidente, Isaac Humala, ha declarado públicamente “estar horrorizado” por esta “tragedia para el país”. Y ha señalado claramente que la única explicación posible para ella no es otra que la endémica corrupción de las autoridades.  

El congresista Jonhy Lescano, de la bancada progresista y disidente del gobierno, ya anunció públicamente que buscarán una “profunda investigación” y la “interpelación” del Ministro en cuestión. Indignado, señaló lo que a estas alturas es vox populi en las calles: “estamos cansados en nuestro país de tanta corrupción”.

Es muy probable que las inefables encuestas del Perú oficial publiquen alzas de popularidad del gobierno por esta magna medida, pero queda por ver qué pasará en realidad con la gente de la calle, esa que sufre la más violenta represión policial y la expropiación por parte de SUNAT cuando se gana unos soles pirateando un video sin pagar algunos impuestos; y esa que trabaja arduamente y vive la persecución acuciosa de los funcionarios de SUNAT para ver de dónde saca ingresos para pagar sacrificadamente su auto a 5 años plazo o su departamento a 20 años plazo. Y que ahora ven que no califican para premios, hace falta evadir miles de millones.

Lo cierto es que por lo pronto una sola pregunta recorre el Perú: ¿Cuánto les pagó Telefónica?
  
      
Ricardo Jimenez A.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Siento profundo respeto por el autor del artículo. Aparte de la claridad y solidez argumental en contra de la renovación con la telefónica, destila dignidad y reclama el autorespeto que necesitamos tener los peruanos.

Gente como el autor del artículo es la que nuestra patria necesita para salir de la corrupción profunda que implica un gobierno que funciona en "piloto automático", desatendiendo los intereses de una Patria Soberana!

Basilio Kondory Atocsaykuchi