domingo, 30 de enero de 2011

MANUEL VELÁSQUEZ RESPONDE A MIGUEL ARAGÓN

Lima, 29 de Enero del 2011

Sr: Miguel Aragón.

Apreciado Compañero: Muchas gracias por su último correo ( 24.01.11 ) y también muchas gracias por sus palabras. Me he encontrado en la situación y en la necesidad de polemizar con compañeros a quienes aprecio y respeto, pero, precisamente, la polémica tiene que ser entre iguales, entre afines, pues entre distintos no hay contradicción.

Eso sí, con respeto y aprecio, pero es inevitable que al final de la batalla ( la polémica es una batalla de ideas ) haya muertos y heridos como en cualquier batalla.

Usos de la guerra son vencer y ser vencidos, dicen que dijo, el más sabio y el más tonto de los Incas. En fin, regresemos a nuestro presente, y compartamos algunas inquietudes.

Sobre el Centenario del Socialismo Peruano ya he expresado mi opinión en un artículo aparecido en la red el 14.12.10 ( Centenario y Bicentenario ) y en dos Cartas Abiertas a Ramón García Rodríguez. Así que tengo muy poco que agregar. Si bien el año 1918, según mi opinión, es un año clave para el Socialismo Peruano, porque marca la orientación definitiva de Mariátegui, y la prueba de ello es una revista histórica como Nuestra Epoca, a mi parecer, ninguna fecha supera en importancia al 7 de Octubre de 1928.

Todo lo anterior a esa fecha deberíamos tomarlo como el colosal trabajo de crítica y preparación ( algo así como los nueve meses de gestación ) para el alumbramiento de un bebé robusto y sano: El Socialismo Peruano.

Con respecto al acuerdo que se dió en el 2003, aunque me parece muy prematuro, tendrían que ratificarlo y ponerse a trabajar, pues el 2018 está más cerca de lo que se imaginan.

Y si hay otros compañeros que están por la misma fecha, no veo porque no puedan trabajar juntos. Dejando de lado la paternidad de la idea que es cosa de poca monta para dividirse. Al respecto recordemos la sabiduría de Salomón cuando las dos mujeres se disputaban quién era la verdadera madre. Salomón mandó partir la criatura y darles a cada una la mitad pues no se ponían de acuerdo; la verdadera madre desistió de su parte pues amaba a su hijo más que a su propia satisfacción.

Por mi parte, no me opongo a tal celebración, pues cualquier celebración del Socialismo Peruano es bienvenida, pero no asumo el encargo de organizarlo. Colaboraré en cuanto esté a mi alcance y siempre y cuando no me distraiga de mi principal tarea en cuanto a celebraciones se refiere: el Bicentenario del nacimiento de Carlos Marx.

A este respecto no se ha dicho una sola palabra, a pesar que desde el 14.12.11 lo planteé. Creo que con esta tarea estaré contribuyendo también al Socialismo Peruano y al Socialismo Internacional, con un granito de arena por supuesto.

En lo que se refiere a nuestro aporte al esclarecimiento de la Cuestión Electoral, creo que nuestro alcance es mínimo, precisamente por el déficit que tenemos en Organización, déficit que está relacionado con los desacuerdos y diferencias en lo Teórico.

En este sentido, su Carta y sus Agregados están llenos de conceptos que valdría la pena revisar, repensar, replantear.

Por ejemplo, el concepto de Frente Unido del Pueblo Peruano.

Según tengo entendido, José Carlos Mariátegui escribió acerca del Frente Ünico Proletario, y lo definió como una “acción contingente, concreta, práctica,...”, y agregó “El programa del frente único considera exclusivamente la realidad inmediata, fuera de toda abstracción y de toda utopía”.

Entonces, de dónde viene la idea de un Frente Unido del Pueblo Peruano permanente. Usted señala que “a partir de 1923 se comenzó a formar el frente unido del pueblo peruano”. También señala en su carta del 24.01.11 que “la tarea central del presente sigue siendo el fortalecimiento del frente unido del pueblo peruano”. Es evidente que sólo se fortalece lo que ya existe, es decir, el Frente Unido del Pueblo Peruano considerado como algo vivo, organizado y permanente. Es decir, según mi entender, un concepto contrario a lo planteado y actuado por Mariátegui.

Creo que esta confusión se origina con el artículo de Ramón García Rodríguez El Frente Unido Hoy, aparecido en la Revista Punto de Vista #3. Artículo muy importante y cuyo análisis escapa al breve espacio de esta carta. Pero muy necesario dicho análisis porque, repito, aquí está el origen de la confusión.

Me gustaría detenerme en los párrafos que con el encabezamiento de Oposición Democrática de su carta a David Aguinaga del 10.09.10 usted escribe.

En primer lugar, usted afirma que la Revolución Socialista en el Perú comenzó entre los años 1918 y 1919. Y fundamenta su afirmación en dos hechos: el primero, la ascensión definitiva al poder político de la burguesía peruana, y a la publicación de Nuestra Época.

Creo que en términos generales se puede decir que con el primer hecho, la Revolución Socialista en el Perú queda a la orden del día, y que con el segundo hecho se da inicio a la forja del instrumento para realizarla.

Pero en sentido estricto, me parece, la Revolución Socialista Peruana empieza en el preciso instante en que se instaura el nuevo Poder.

Esto echa por tierra el concepto, muy difundido pero no por ello exacto, de una Revolución Socialista en dos etapas. Usted lo escribe claramente: “Por las características propias del mediocre capitalismo peruano, un capitalismo semifeudal y semicolonial, esta revolución socialista peruana, necesariamente tendrá que pasar por dos etapas: en primer lugar, la etapa en la cual inevitablemente tienen que cumplirse las tareas de la revolución democrático burguesa...”.

En este punto estoy completamente de acuerdo con Gustavo Pérez Hinojosa que en varios artículos el año pasado ha confutado esta idea, que no es cualquier cosa, sino Tesis Central del Socialismo Peruano. Si el núcleo está mal es evidente que el resto debe estar igual.

Gustavo Pérez, y yo estoy completamente de acuerdo con él, que el concepto de Revolución Socialista en dos etapas proviene de la aplicación mecánica de los principios de la Revolución China a la realidad muy distinta y muy distante del Perú.

En consecuencia, lo que se tiene en el Perú es una Revolución Socialista que cumple de paso tareas democrático burguesas que “el régimen burgués es incompetente para desarrollar”. Y esto lo puede hacer de un plumazo como lo hizo Lenin con el Decreto Sobre la Tierra. Pero de China no nos vayamos a Rusia, por más semejanzas y paralelos que haya con esta otra realidad.

Por supuesto que este tema tiene para rato y muchos no estarán conformes, pero aquí está la raíz de nuestras derrotas, pues un problema mal planteado es imposible de resolver.

Esto explica todas las demás ideas, que a mi juicio están equivocadas, que usted plantea a lo largo de sus escritos. Por ejemplo, usted escribe “En el campo de la oposición democrática confluyen todas las clases y facciones de clases, que componen al pueblo peruano, que en su conjunto representan más del 95% de la población”.

Usted podría responder cuáles son esas clases que componen al pueblo peruano, y si en ellas se incluye a la burguesía peruana?

Además, si el 95% de la población lo constituye el pueblo peruano, por qué la, por usted llamada, Oposición Democrática obtuvo en las elecciones del 2006 sólo el 1%!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Realmente, aquí hay algo muy raro.

Saludos, caro amigo.

Manuel Velásquez Rangel.

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