Planta solar de Adani Green Energy Ltd
Research Unit for
Political Economy
27 noviembre 2020 |
El 5 de mayo
de 2020, en pleno confinamiento debido a la covid-19 en India, comenzaron a
aumentar las tensiones entre tropas indias y chinas en varios lugares a lo
largo de la línea de control real, la frontera de hecho entre India y
China. Finalmente, en la noche del 15 de junio, los dos bandos entraron en
combate en las laderas del valle del Galwan. Murieron veinte militares indios,
al igual que un número desconocido de homólogos chinos. Fue el choque más grave
entre los dos ejércitos desde la guerra de 1962.
La
escaramuza se produjo en una región de importancia estratégica. En el lado
chino del valle del Galwan se halla Aksai Chin, por donde pasa una carretera crucial
que comunica el Tíbet con la provincia de Xinjiang. En el lado indio, hacia el
oeste, se encuentra la región de Ladakh. Al oeste de Ladakh está
Gilgit-Baltistan, la zona administrada por Pakistán por la que pasa el Corredor
Económico China-Pakistán, un conjunto de proyectos de infraestructura que se
extiende en el sur hasta el puerto pakistaní de Gwadar. Los conductos tendidos
a lo largo de este corredor ofrecerían a China un acceso más seguro al petróleo
y gas natural del Golfo, esquivando las patrullas navales estadounidenses en el
Sudeste Asiático.
Medidas
recientes adoptadas por India –como la decisión de agosto de 2019 de segregar
Ladakh y someter el territorio a la administración central, así como la
acumulación de infraestructuras militares indias cerca de la línea de control
real– pueden ser vistas desde China como una amenaza. Poniéndose del lado de
India, el secretario de Estado de EE UU, Mike Pompeo, declaró que los choques los
“inició el ELP [Ejército de Liberación Popular]” y no son “más que los últimos
ejemplos del comportamiento inaceptable del PCC [Partido Comunista Chino]… EE
UU nunca ha respaldado la seguridad de India tanto como ahora. India también es
una socia importante y un pilar fundamental de la política exterior del
presidente [Donald] Trump” 1/.
En India, el
duelo fronterizo desató un tumulto. Políticos y personalidades diversas
llamaron al boicot a todos los productos chinos; organismos públicos
rescindieron contratos con empresas chinas y, el 29 de junio de 2020, el
Ministerio indio de Electrónica y Tecnología de la Información prohibió 59
aplicaciones chinas, algunas de las cuales, como TikTok, contaban con un gran
número de usuarios en India. Pompeo aplaudió el veto de India, afirmando que
estas aplicaciones “pueden servir de apéndices del Estado de vigilancia del
PCC” 2/. Aunque de momento han cesado las hostilidades en la línea de
control real, han tenido una repercusión más duradera en el clima político interior
de India y en su posicionamiento en política exterior.
A primera
vista, parece como si una pelea física en el Himalaya hubiera tenido un efecto
de bola de nieve para convertirse en una batalla comercial y estratégica. Para
examinar la cuestión más a fondo conviene que situemos los acontecimientos en
su contexto global.
Los
aprovechamientos de la crisis de la covid-19
Desde que
apareció la covid-19, EE UU optó bastante abiertamente por aprovechar la crisis
a escala global como arma contra la que considera su rival, China. El 30 de
enero de 2020, apenas unos días después de la confirmación de la transmisión
del virus entre humanos, el secretario de Comercio de EE UU declaró que la
enfermedad, “muy desafortunada”, podía llevar a las empresas a replantearse su
presencia en China. No fue un comentario improvisado. El Departamento de
Comercio envió seguidamente un correo que decía: “También es importante tener
en cuenta las ramificaciones del mantenimiento de relaciones comerciales con un
país que tiene un largo historial de ocultamiento de riesgos reales para su
propia población y el resto del mundo”.
El 9 de
abril, Japón anunció que incentivará a sus empresas que quieran trasladar su
centro de producción fuera de China 3/. La Unión Europea está elaborando
un informe que afirma que “China ha seguido impulsando una campaña mundial de
desinformación para rechazar la culpa por el brote de la pandemia y mejorar su
imagen internacional” 4/. El presidente francés, Emmanuel Macron, ha
cuestionado la gestión por parte de China del brote del virus 5/. La
presidenta de la Comisión Europea ha solicitado una investigación sobre los
orígenes del virus 6/. Y, por supuesto, el presidente de EE UU ha
presionado a los servicios de inteligencia estadounidenses para que encuentren
la fuente del virus, amenazando, como es típico de él, con reclamar a China 10
millones de dólares por cada muerte relacionada con la covid-19 en EE UU 7/.
Todo esto
apenas tiene que ver con el virus, excepto su aprovechamiento como oportunidad.
El proceso ya estaba en marcha desde mucho antes de la covid-19. El intento de
diversificar las cadenas de fabricación mundiales fuera de China ha estado
discutiéndose en los dos últimos años, particularmente con ocasión del
conflicto comercial entre EE UU y China.
Un tipo de
globalización diferente
En el
periodo que media entre 1990 y 2008, la globalización de la producción se
desarrolló a una velocidad vertiginosa, y se calcula que actualmente el 70% del
comercio mundial implica cadenas de valor globales. Sin embargo, un informe
especial de The Economist de julio de 2019 (mucho antes de la covid-19)
reveló “un lento desmantelamiento” de estas cadenas. “Un sondeo realizado en
abril [de 2019] entre 600 empresas multinacionales de toda Asia por Baker
McKenzie, un bufete de abogados de EE UU, mostró que cerca de la mitad de ellas
se plantean cambios importantes en sus cadenas de suministro, y más de
una décima parte una revisión completa. En muchos sectores, esto supondrá un
replanteamiento del papel que desempeña China como fuente de abastecimiento” 8/.
El McKinsey
Global Institute ha observado que las cadenas de valor globales, 16 de un total
de 17 grandes sectores industriales que ha estudiado, se han acortado,
desplazando a menudo la producción a lugares más próximos a los mercados de
consumo a los que se destinan sus productos. Esto no implica necesariamente el
fin de la globalización, sino un cambio de pauta: por ejemplo, el traslado de
la producción a otros países de bajos salarios. “La guerra comercial [entre EE
UU y China] también ha provocado un replanteamiento por parte de Apple, que por
lo visto ha pedido a sus principales proveedores que calculen cuánto costaría
desplazar del 15 al 30% de su base de suministro fuera de China, al Sudeste
Asiático o India” 9/.
Sin embargo,
a las multinacionales no les resulta fácil abandonar China, ya que la mitad de
la capacidad mundial de fabricación de componentes electrónicos se encuentra
allí y el país ofrece ventajas de infraestructura, cualificación, escala y
agilidad, ventajas que no se igualan con facilidad. Sin embargo, y esto es
significativo, el informe de The Economist concluye que “el nacionalismo
económico de Trump y sus ataques a China cuentan con la aquiescencia de la
élite empresarial estadounidense… Habrá una aceleración del lento
desmantelamiento que ya está en marcha de las complejas cadenas de suministro
que asociaban a China con EE UU” 10/.
Objetivo:
Huawei
En 2019 se
impusieron más restricciones comerciales a China que a cualquier otro país.
Tras el estallido de la pandemia, una serie de países restringieron las
inversiones chinas en su territorio, como si fuera en represalia por el virus 11/.
Un objetivo particular de las restricciones y prohibiciones ha sido el gigante
chino de telecomunicaciones Huawei.
Se considera
ampliamente que Huawei, la empresa capitalista privada más grande de China,
tiene la mejor y más barata tecnología 5G, que en una situación normal se
instalaría en el mundo entero. Precisamente por esta razón, EE UU ha
intensificado la presión sobre Huawei. En diciembre de 2018, Canadá detuvo a
Meng Wanzhou, directora financiera de Huawei, de quien EE UU ha solicitado la
extradición. En mayo de 2020, EE UU exigió a los fabricantes de semiconductores
extranjeros que exportan productos para Huawei que soliciten permiso a EE UU si
en la fabricación se emplean equipos o programas estadounidenses.
A resultas
de ello, el Reino Unido anuló finalmente su decisión de implicar a Huawei en la
instalación de sus redes de 5G, provocando un retraso de dos años y un coste
adicional de 2.000 millones de libras. Las empresas de telecomunicaciones
británicas tienen de plazo hasta 2027 para reemplazar los componentes de Huawei
existentes en sus redes. Los demás miembros de los Cinco Ojos (la alianza que
vigila las comunicaciones mundiales y que incluye a EE UU, el Reino Unido,
Canadá, Australia y Nueva Zelanda) han vetado de hecho a Huawei. Francia
también ha impuesto un veto de hecho a Huawei, lo que dará lugar a la
eliminación gradual de los componentes de la empresa china a más tardar hasta
2028 12/. Alemania está reduciendo sus compras a Huawei, pero todavía no
la ha vetado.
La
justificación inicial de estas medidas se remitió a supuestas preocupaciones de
seguridad: la posibilidad de que China utilice los equipos 5G de Huawei para
espiar a las potencias occidentales. Sin embargo, las sanciones estadounidenses
han doblegado a varios países y las preocupaciones comerciales reales son imposibles
de separar de motivos estratégicos. El deseo de capturar o retener mercados y
fuentes de materias primas, y de negarlas a los rivales, es un principio básico
de toda estrategia imperialista.
El primer
ministro británico, Boris Johnson, ha propuesto ahora a EE UU formar un club de
democracias llamado D-10, compuesto por el G-7 (EE UU, Reino
Unido, Alemania, Francia, Japón, Italia, Canadá, con la Unión Europea como
observadora) más Australia, Corea del Sur e India. La inclusión de los tres
últimos indica que la alianza está dirigida contra China. El Times de
Londres informa que la primera actividad de este grupo consistiría en arrebatar
mercados a su rival:
“Una opción
sería que el club canalizara inversiones en empresas tecnológicas con base en
sus Estados miembros. Nokia y Ericsson son los únicos proveedores europeos de
infraestructuras de 5G y los expertos dicen que no pueden suministrar equipos
de 5G tan rápidamente ni tan baratos como Huawei” 13/.
The
Economist predice que “el veto a Huawei podría causar la
bifurcación de los mercados mundiales en dos campos 5G incompatibles… En esta
situación, la sueca Ericsson, la finlandesa Nokia y la surcoreana Samsung
suministrarían una red más cara, formada por equipos producidos fuera de China”
14/.
Retener la
supremacía mundial
Para EE UU
también cuenta el objetivo más amplio de retener la supremacía mundial, en la
que se basa la supremacía del dólar como moneda internacional. Como señala
Kenneth Rogoff, execonomista jefe del Fondo Monetario Internacional, “el predominio
militar [estadounidense]… ha sido uno de los ejes que sostienen el dólar” 15/.
“La OTAN apunta contra China”, reza un reciente titular de The Economist,
que informa que el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, aspira a
una colaboración más estrecha con Australia, Japón, Nueva Zelanda y Corea del
Sur a fin de hacer frente al ascenso de China 16/. Un informe detallado
de la misma publicación explica que esta reorientación abordará el problema de
“¿Cómo puede mantenerse unida la alianza transatlántica cuando EE UU mira menos
a Europa y se involucra más en Asia?” 17/.
Según un
estudio reciente, EE UU ha llevado a la OTAN a centrarse en China. El pasado
mes de agosto, el secretario general de la OTAN declaró que China se acerca
a Europa en el Ártico, África, la inversión en infraestructuras cruciales, el
ciberespacio e inversiones en potencial militar moderno. La declaración de
Londres de la OTAN, emitida al término de la reunión de sus líderes en
diciembre de 2019, fue la primera declaración de esta organización que menciona
a China: “Reconocemos que la creciente influencia y la política internacional
de China ofrecen tanto oportunidades como desafíos que debemos abordar juntos
como Alianza”. La OTAN está realizando un estudio, o “ejercicio de análisis”,
relacionado con China que, según fuentes aliadas, examina seis cuestiones
principales: ciberseguridad; despliegues militares y estrategia militar china;
Afganistán; relaciones Rusia-China; inversiones chinas en infraestructuras
cruciales e industrias estratégicas europeas, y el impacto de China en el orden
mundial basado en reglas 18/.
En marzo de
2019, la Comisión Europea calificó a China de “competidora económica” y “rival
sistémica” 19/.
EE UU y sus
aliados presionan sobre una serie de frentes al mismo tiempo, tanto económicos
como políticos. El último ejemplo es que EE UU, el Reino Unido, Australia y
Canadá han expresado su inquietud ante la imposición por parte de China de una
ley de seguridad nacional en Hong Kong (entre los personajes que expresaron su
preocupación por la democracia en Hong Kong figura, sin ningún sentido de la
ironía, el último gobernador colonial del territorio).
India se
posiciona contra China
En este
contexto, India ha tomado una serie de medidas en relación con China. Como ya
se ha mencionado, Boris Johnson quiere que India forme parte del grupo de diez democracias
alineadas, a todos los efectos prácticos, en contra de China. Dichas medidas
–como el control de las inversiones chinas, el intento de sacar inversiones
fuera de China y la promoción de proyectos/sectores con protección específica
antiChina– muestran cómo las decisiones económicas y políticas de India se
adaptan progresivamente a su posicionamiento geopolítico.
Críticas a
China por la covid-19
India
secundó los esfuerzos conjuntos de EE UU, la UE y Australia para criticar a
China por la covid-19. Esto comenzó con la petición del ministro de Asuntos
Exteriores australiano de una investigación internacional transparente sobre
los orígenes de la pandemia, incluida la gestión por parte de China del brote
inicial en Wuhan. El secretario de Salud y Servicios Humanos de EE UU, Alex
Azar, sin nombrar a China, declaró: “En un intento aparente de ocultar este
brote, por lo menos un Estado miembro se burló de sus obligaciones de
transparencia, con un coste tremendo para el mundo entero” 20/. India
apoyó la resolución redactada por EE UU en la Asamblea Mundial de la Salud –el
órgano decisorio de la Organización Mundial de la Salud (OMS)–, en la que se
reclama una investigación sobre la respuesta de la organización a la pandemia
del coronavirus, así como la identificación de la “fuente zoonótica” del
coronavirus. Presionada, China aceptó la petición.
Ante esto,
¿quién podría oponerse a esta investigación, que tiene el propósito aparente de
mejorar la respuesta a la expansión de la enfermedad? Sin embargo, cuando EE UU
y sus aliados presionan a favor de esta clase de ejercicios de gran alcance y
con final abierto, sus motivos no tienen nada que ver con el asunto en cuestión
y sí mucho con objetivos militares estratégicos en el país investigado. Estos
fueron los objetivos de la búsqueda interminable de armas de destrucción masiva
en Irak, así como de la investigación del programa nuclear de Irán.
Control de
la inversión china en India
En abril de
2020, India anunció que toda inversión directa extranjera de un país con el que
comparte frontera terrestre requerirá la aprobación del gobierno. Puesto que
Nepal, Bangladesh, Pakistán, Bután y Myanmar no han invertido hasta ahora en
India, la medida se dirige únicamente contra China. Hasta entonces, la
aprobación de inversiones extranjeras directas había sido automática salvo en
determinados sectores estratégicos. El gobierno aclaró que este cambio estaba destinado
a impedir las “absorciones/adquisiciones oportunistas de empresas indias con
motivo de la actual pandemia de covid-19” 21/.
El diario
digital Swarajya, que suele reflejar el punto de vista del Rashtriya
Swayamsevak Sangh [supremacismo hindú], explicó que “ahora que la
desaceleración mundial empuja a la baja los precios de las acciones de las
empresas, China se plantea salir de compras en este periodo de rebajas
inducidas artificialmente… A India le interesa aprender de sus homólogos
europeos, que han tardado en percatarse de la magnitud económica, social y
política de la inversión china en la región” 22/.
Puesto que
este veto solo se aplica efectivamente a China, está claro que las
absorciones/adquisiciones oportunistas de empresas indias por parte de
inversores de otros países, como EE UU, Japón o la UE, cuentan con la
aprobación del gobierno. De hecho estamos asistiendo a una pandemia de tales
absorciones oportunistas de empresas indias por inversores extranjeros (no
chinos) al amparo de la crisis de deuda empresarial de India.
Atraer a
inversores globales para que se vayan de China
Al tiempo
que tilda la inversión china en India de “absorción oportunista”, el gobierno
indio se ha dedicado decididamente a animar a inversores globales a salir de
China. El 28 de abril de 2020, el primer ministro ordenó a los ministros
principales de los Estados de la Unión que se prepararan para esta tarea, y el
1 de mayo mantuvo una reunión con altos cargos ministeriales “para animarles a
captar parte de la cadena de suministro que se espera que abandone China, ahora
que las empresas multinacionales tratan de diversificar su base de producción a
raíz de la covid-19” 23/.
De acuerdo
con el ministro de Transportes, Nitin Gadkari, la posición global debilitada de
China es una “bendición implícita” para India de cara a atraer más inversiones.
Bloomberg informa que India está preparando un conjunto de terrenos de
dos veces la extensión de Luxemburgo para ofrecerlos a empresas que deseen
sacar la producción de China, y se ha puesto en contacto con un millar de
multinacionales estadounidenses 24/. Una ponencia elaborada para el
Ministerio de Comercio e Industria se entusiasma antes de tiempo: “Se calcula
que esta diversificación
y traslado de empresas japonesas fuera de China creará una oportunidad
económica de 730.000 millones de dólares para territorios en desarrollo como la
ASEAN e India. La crisis en curso de la covid-19 presenta una oportunidad de
oro para India y Japón con vistas a impulsar su relación ya fructífera” 25/
(aprovechar “oportunidades de oro”, por lo visto, es diferente de ser
“oportunista”).
Para los
inversores extranjeros que proyectan invertir en producción industrial, la
disponibilidad de terrenos baratos o gratuitos, infraestructuras modernas y una
mano de obra sana y formada –modalidades de ayuda pública al capital privado–
son criterios importantes. En China se cumplen desde hace tiempo. El gobierno
indio puede facilitar terrenos baratos o gratuitos (arrancándoselos de las
manos a los campesinos), pero dado el pésimo estado de la infraestructura en
India y la lamentable condición física y el grado de cualificación de su fuerza
de trabajo, los esfuerzos incansables de los gobernantes indios por atraer una
avalancha de inversiones extranjeras pueden no dar el resultado esperado
(aunque en los últimos meses ha habido importantes inversiones extranjeras, se
han limitado a la adquisición de activos ya existentes, sin comportar la
creación de nuevas empresas).
Sin embargo,
no solo India persigue este objetivo con ahínco, sino también las principales
potencias imperialistas. David Arase, profesor residente de política
internacional en el Centro Universitario de Nanjing de Estudios Chinos y
Estadounidenses de la Universidad Johns Hopkins, explica: “Evidentemente, hay
recorrido para una cooperación entre EE UU y Japón si los dirigentes deciden
coordinar sus esfuerzos por ajustar sus cadenas de suministro a sus programas
políticos en la región indo-pacífica. Por ejemplo, tanto EE UU como Japón ven
en India a una socia indo-pacífica estratégica y económica crucial que podría
beneficiarse de una mejor conectividad económica con el Occidente avanzado” 26/.
El
secretario de Estado, Mike Pompeo, declaró que el gobierno de Trump “trata de
encajar las cadenas de suministro a que tienen acceso ambos países [India y EE
UU]”. Según un portavoz del Departamento de Estado, han “estado trabajando
durante los últimos años [para reducir el peso de sus cadenas de suministro en
China], pero ahora están acelerando esta iniciativa” 27/. EE UU está
impulsando la creación de una alianza de “socios de confianza”, llamada Red de
Prosperidad Económica, declaró un portavoz [del Departamento de Estado]. Dijo
que incluiría a empresas y grupos de la sociedad civil que operan de acuerdo
con el mismo conjunto de normas en todo lo que alcanza desde el negocio
electrónico, la energía y la infraestructura hasta la investigación científica,
el comercio y la educación.
El gobierno
de EE UU colabora con Australia, India, Japón, Nueva Zelanda, Corea del Sur y
Vietnam para “empujar hacia delante la economía mundial”, dijo Pompeo el 29 de
abril. Estas negociaciones incluyen “la manera de reestructurar… las cadenas de
suministro para evitar que algo así vuelva a ocurrir jamás”, remarcó Pompeo 28/.
La Red de Prosperidad Económica recuerda la Esfera de Coprosperidad del Gran
Este Asiático, el término que empleó Japón para designar los países que ocupó
entre 1931 y 1945.
Barreras
comerciales frente a los productos chinos
Bajo la
bandera de Atmanirbhar Bharat (India autosuficiente), el gobierno tiene
previsto imponer ahora mayores barreras comerciales, como la exigencia de
licencias de importación o controles de calidad más estrictos para un centenar
de productos, y aranceles adicionales a unos 160 a 200 productos 29/.
Aunque supuestamente la medida no apunta contra ningún país, el gobierno ha
seleccionado mercancías como “relojes de pulsera, relojes de pared, ampollas,
varillas y tubos de vidrio, cremas para el cabello, champús, polvo facial,
preparados cosméticos para ojos y labios, tinta de impresión, pinturas y
barnices y algunos productos de tabaco” tras un proceso de recopilación de
información sobre las importaciones procedentes de China 30/.
Podrían
añadirse muchos ejemplos más a la lista de bienes de consumo indios y otros
sectores de baja tecnología que han sido incapaces de hacer frente a la
competencia china. Estas industrias intensivas en mano de obra necesitaban
desde hace tiempo protección frente a importaciones baratas, chinas o no.
Algunas de ellas casi han desaparecido
y ahora hará falta más que una protección arancelaria para revitalizarlas. La
nueva postura del gobierno puede granjearse el apoyo de pequeñas y medianas
empresas en India, que se han llevado la peor parte de esta competencia. De
hecho, el gobierno de Narendra Modi siempre ha sido proclive a tales cálculos
políticos.
No obstante,
las pequeñas y medianas empresas indias se enfrentan a un lúgubre futuro debido
al colapso de la demanda interna. En ausencia de un plan sistemático de
refuerzo de la industria y la infraestructura nacionales, fomentando la
capacitación de la economía (tecnología adecuada, mano de obra cualificada,
redes mercadotécnicas, desarrollo
y uso de recursos), y asociado ante todo a un aumento muy disperso de la
demanda interior, estas medidas no comportarán una mejora generalizada de la
situación actual de las pequeñas y medianas empresas. Dichas barreras
comerciales solo pueden dar lugar a la reducción efectiva del poder adquisitivo
de la población india al encarecer una serie de productos de consumo
manufacturados.
Aparte de
esto, el grueso de las importaciones procedentes de China no abarca bienes de
consumo de baja tecnología, sino productos de tecnología media o alta, cuya
entrada el gobierno indio no se propone bloquear inmediatamente por falta de
alternativas.
La nueva
postura política en la práctica: el caso del proyecto de energía solar de Adani
Sin embargo,
el posicionamiento político antichino podría ofrecer oportunidades rentables a
grupos empresariales indios favorecidos y multinacionales occidentales y
japonesas. En los últimos años, estas últimas han tenido que hacer frente en
India a una ardua competencia por parte de empresas chinas en sectores de alta
tecnología como equipos de telecomunicaciones, maquinaria eléctrica y trenes de
alta velocidad. Los precios de las empresas chinas son mucho más bajos y se
dice que su calidad es similar y, en algunos casos (como en el de los equipos
de telecomunicaciones 5G), incluso superior.
Sirva de
ejemplo el sector industrial de la energía solar, en el que China ocupa una
posición dominante, ya que produce el 80% de las placas solares de todo el
mundo y el 72% de los módulos. Aprovecha enormes economías de escala, y sus
precios se reducen sustancialmente todos los años. El sector local de
producción de material fotovoltaico en India no ha logrado competir con China,
no solo en precio, sino también en calidad, y depende casi totalmente de las
placas solares chinas. Tampoco está solo. Mientras que se comenta que los
precios más elevados de los productos de EE UU se ven compensados en parte por
su mayor calidad, la empresa líder alemana simplemente dejó de seguir
produciendo en 2013 31/.
El gobierno
indio planea ahora facilitar protección aduanera a las empresas industriales
relacionadas con la energía solar ubicadas en India, estableciendo aranceles
adicionales sobre los módulos y las placas solares, un suministro garantizado
de electricidad subsidiada y ayudas económicas (créditos baratos y
“financiación puente de viabilidad”, eufemismo con que se designan subsidios a
las empresas). “Puede que los paneles solares hechos en India no sean los más
competitivos. Sin embargo, lo que puede favorecer a India es el cambio
estratégico de las prioridades de empresas y países tras la pandemia de
covid-19: los costes comparativos han dejado de ser el único criterio a la hora
de decidir sobre el suministro de instalaciones” 32/.
Es
improbable, no obstante, que esto signifique autosuficiencia en el sentido de
que las empresas indias desarrollen su capacidad tecnológica para fabricar
módulos, placas y otros equipos a bajo precio y de buena calidad. Más bien
suena a invitar a empresas extranjeras no chinas a invertir aquí,
protegiéndolas frente a las importaciones chinas y otorgándoles subsidios: “El
avance de India podría estar encabezado por empresas públicas como Bharat Heavy
Electricals, que el mes pasado invitó a inversores internacionales a promover
sus instalaciones y capacidades –16 fábricas, una cantidad sustancial de
terrenos y 34.000 trabajadoras y trabajadores– para crear una base en India” 33/.
El 9 de
junio de 2020, la Empresa de Energía Solar de India otorgó al grupo Adani (uno
de los grupos empresariales más vinculados al régimen actual) el contrato de
energía solar más cuantioso del mundo: la construcción de una planta
fotovoltaica y una fábrica de paneles solares domésticos con una inversión de
450.000 millones de rupias. La cotización de las acciones de Adani se ha
duplicado desde comienzos de año.
Desde el
punto de vista financiero es imposible que el grupo Adani, por mucho que cuente
con el respaldo oficial, pueda poner en práctica este tipo de proyectos por su
propia cuenta. Clasificado en 2012 entre los diez principales grupos más
sobreendeudados de India, desde entonces su deuda se ha duplicado, sumando 1,28
billones de rupias en 2019. En los últimos dos años, el grupo ha preferido
pedir préstamos en el extranjero, con lo que su deuda exterior representa el
30% de su deuda total. Los bonos en moneda extranjera, en particular, se duplicaron
del 14% al 25% entre marzo de 2016 y marzo de 2019 34/. Cualquier
devaluación drástica de la rupia supondrá un problema para el grupo, que se
muestra encantado de la vida, aparentemente seguro de que sus apuestas serán
las ganadoras.
El crecimiento
del grupo tiene mucho que ver con favores y contratos gubernamentales,
particularmente con el gobierno de Gujarat hasta 2014, y desde entonces con el
gobierno central. “Las empresas cotizadas del grupo vieron cómo su valor
aumentaba alrededor del 85% poco después de la toma de posesión de Modi, frente
a un incremento de apenas un 15% del Sensex [el índice bursátil de las 30
compañías mejor situadas en la bolsa de Mumbai] durante el mismo periodo. En el
primer año del mandato de Modi en el centro, el valor de mercado de la empresa
había aumentado más de 500.000 millones de rupias” 35/. El grupo Adani
entró en el sector de la energía solar en 2013 con un proyecto de 40 megawatios
en Gujarat y desde entonces ha apostado fuerte por ella. Por tanto, que ganara
la última licitación en este terreno no es una sorpresa: “SECI goza del pleno
apoyo de su propietario al 100%, el gobierno de India”, dijo el portavoz de
Adani Green Energy 36/.
Al igual que
en los demás proyectos gubernamentales de autosuficiencia, esta política
ofrecerá oportunidades de negocio a multinacionales (no chinas), asegurando al
mismo tiempo que prosperen los grupos empresariales favoritos. Alardeando de
que su grupo es la única corporación india que mantiene una serie de empresas
conjuntas al 50% con multinacionales como Total y Wilmar, Adani ha revelado que
está conversando con potenciales socios estratégicos capitalistas para la
fabricación de equipos solares 37/. El planteamiento está directamente
relacionado con la idea de cerrar el paso a China: Adani afirma que con sus
proyectos solares “el 90% de importaciones de equipos chinos se reducirá al 50%
y finalmente desaparecerá. En tres a cinco años será insignificante” 38/.
En febrero
de 2020, Adani traspasó varios gigawatios de activos solares operativos a una
nueva empresa, en la que la francesa Total ha adquirido el 50% de las acciones
al precio de 510 millones de dólares, en una demostración más del asalto de los
gigantes mundiales del petróleo y del gas al mercado de la energía renovable
39/. El gobierno indio ha fijado un objetivo improbable de 100
gigawatios (100.000 megawatios) de energía solar para 2022, pero la capacidad
instalada a finales de 2019 no alcanzaba más que 36 gigawatios. Habrá que meter
mucho dinero en el sector en los próximos años. Adani declaró que Total estaba
“muy interesada” en ampliar su asociación con Adani Green Energy, al igual que
otros inversores extranjeros. El portavoz de la empresa declaró que Adani Green
Energy “siempre busca maneras de seguir reduciendo sus costes de capital y
colaborar con otras grandes empresas energéticas
e inversores tradicionales con el fin de facilitar el rápido crecimiento
continuado de la empresa” 40/.
La nueva
postura política en la práctica: el caso del 5G de Reliance
Recientes
acontecimientos en el sector de telecomunicaciones de India también reflejan
cómo la política económica de los gobernantes de este país está supeditada cada
vez más a su posicionamiento geopolítico. Revelan asimismo una vinculación más
estrecha de los intereses de las principales grandes empresas indias con el
capital extranjero.
Reliance
Industries Ltd, encabezada por el hombre más rico de Asia, Mukesh Ambani, es la
empresa más grande de India. En tres años desde el comienzo de sus operaciones,
su filial de telecomunicaciones Reliance Jio, armada de efectivo y relajaciones
legislativas favorables, ha conseguido una cartera de 400 millones de clientes
y se ha convertido en la compañía de telecomunicaciones dominante en India.
Cuando Donald Trump visitó India en febrero de 2020, Ambani declaró en una mesa
redonda de empresarios que la red de 5G de Jio no tendría ni un solo componente
chino. Pompeo tuiteó más tarde su alabanza de empresas de telecomunicaciones limpias
como Jio, que se negaban a relacionarse con “instrumentos del Estado de
vigilancia del PCC, como Huawei”.
Entre abril
y julio, Jio recibió un tsunami de inversiones extranjeras
(principalmente estadounidenses). Gigantes tecnológicos de EE UU como Facebook,
Qualcomm, Intel y Google, así como seis fondos estadounidenses y tres fondos
soberanos del Golfo, han invertido más de 20.000 millones de dólares en la
adquisición de un 33% de las acciones; Facebook y Google tienen representantes
en el consejo de administración. Se comenta que Microsoft se plantea unirse a
la fiesta con una inversión de 2.000 millones de dólares. Se trata, por tanto,
de una alianza sin precedentes.
Sin embargo,
observadores bien informados se sintieron consternados cuando Ambani declaró en
la junta general de accionistas, en julio, que Jio estaba creando su propia
red 5G, con “tecnologías y soluciones creadas al 100% en el país”. Reliance no
ha participado en el desarrollo tecnológico de su larga serie de empresas. Su
sistema 4G lo instaló en su totalidad Samsung. Que se sepa, Reliance no tiene
ninguna patente en tecnología 5G, que es un negocio muy intensivo en capital y
de larga maduración, dominado por tres empresas en el mundo: Huawei, Ericsson y
Nokia.
Una
posibilidad es que “se junten parches basados en soluciones informáticas y
equipos de fuente abierta para obtener prestaciones de red similares al
5G, al menos en mercados o territorios limitados” 41/. Esta clase de
aplicaciones de plataforma abierta, en que las operadoras de
telecomunicaciones optan por comprar equipos y programas de diversos
proveedores, están muy lejos de su plena madurez. Sin embargo, en su deseo de
bloquear a las empresas chinas, el gobierno de EE UU ha tomado la iniciativa de
asumir el liderazgo de las agrupaciones que promueven tales estructuras
abiertas.
Cualquiera
que sea el alcance exacto del sistema 5G de Jio, supone una exclusión explícita
de empresas chinas y por tanto lazos más estrechos con empresas de EE UU y los
países aliados. El logro principal de Reliance en telecomunicaciones ha sido la
captura del mercado gracias a su poder financiero y su influencia política.
Ahora está vendiendo acciones de esta entidad cautiva a inversores extranjeros,
en línea con la tendencia mercantil que viene siguiendo desde hace tiempo el
gran capital indio. Estas empresas extranjeras, que se enfrentaban a algunas
barreras legales en India, entrarán ahora de la mano de una compañía con
formidables conexiones con los gobernantes.
Curiosamente,
todo esto se viste con la retórica del nacionalismo y la autosuficiencia. En
enero de 2019, Ambani había reclamado el fin de la colonización de datos:
“Los datos son el nuevo petróleo… Los datos de India deben estar controlados y
obrar en poder de personas indias, y no de compañías, especialmente
multinacionales”. A finales de aquel año, el gobierno indio promulgó una ley
que, entre otras cosas, permite controlar la transferencia de datos personales
fuera del país. También ha prohibido aplicaciones chinas con el argumento de
que roban datos.
La ironía es
que los modelos de negocio de Alphabet (matriz de Google) y Facebook dependen
precisamente de la recopilación de datos de usuarios y usuarias. Como ya
señalaron John Bellamy Foster y Robert McChesney, “el medio principal de
generación de riqueza en Internet y a través de plataformas privadas como las
aplicaciones es la vigilancia de la población” 42/. Es más, grandes
empresas estadounidenses que operan en Internet, como Google, Facebook,
Microsoft y Yahoo, permiten que agencias estatales accedan directamente a datos
de sus usuarios, formando así lo que se ha llamado un “complejo de vigilancia
gobierno-empresa” 43/. A su vez, “el gobierno de EE UU actúa
prácticamente como un ejército privado al servicio de los gigantes de Internet
en su aspiración a colmar sus ambiciones globales” 44/.
Facebook y
Google han estado durante mucho tiempo recopilando los datos de clientes
indios. Su entrada como importantes inversores en la compañía de
telecomunicaciones dominante de India, con administradores en el consejo, marca
de hecho un nuevo paso adelante en lo que Ambani denominó “colonización de
datos” de India. Esta violación de la soberanía de India, sin embargo, se ha
pasado por alto.
La nueva
triple alianza puede tener un fuerte impacto en una serie de sectores de la
economía, como el comercio minorista, la educación en línea, la atención
sanitaria y la banca. Reliance ya está presente en algunos de ellos. Y eso no
es todo. Las implicaciones políticas han pasado inadvertidas. Tanto Google como
Facebook tienen un gran potencial de manipulación masiva. Facebook comercializa
activamente sus servicios de persuasión política y se ha asociado con el actual
partido gobernante de India en periodo electoral. A su vez, Google ha
manipulado sus algoritmos de búsqueda con el fin de vetar determinadas páginas
web por su punto de vista político 45/.
Las
implicaciones de las recientes inversiones en el sector de telecomunicaciones
de India, por tanto, no son meramente financieras. En particular, Ambani no
solo es el propietario de la compañía de telecomunicaciones dominante, sino
también de Network 18, el conglomerado de medios de comunicación más
grande del país, que retransmite noticias
y programas de entretenimiento en quince lenguas indias. La entrada de Facebook
y Google en Jio representa así una ominosa consolidación de fuerzas
estratégicas, económicas, políticas e incluso culturales.
Algunas
reservas
La
iniciativa geopolítica en contra de China, dirigida por EE UU y basada en
India, avanza y se entrelaza con determinados intereses económicos. No implica
que las multinacionales vayan a abandonar China de la noche a la mañana, ni que
India pueda bloquear sus importaciones procedentes de China, ni que India
reciba todas las inversiones que se van de China (tampoco significa que, aunque
India recibiera una avalancha de inversión extranjera directa, ello
constituiría un paso positivo, pero esta cuestión deberá abordarse separadamente).
Para las
multinacionales occidentales, la infraestructura china, con la agrupación de
empresas, la escala de producción, los subsidios, la fuerza de trabajo
cualificada, la agilidad a la hora de introducir cambios en la producción y el
suministro dentro del tiempo previsto, resultan en muchos casos demasiado
ventajosas como para prescindir de inmediato de ellas. Pese a que el coste de
la mano de obra china ha aumentado, sigue siendo una fracción del de EE UU o
incluso México. Empresas de EE UU y otros países desarrollados han invertido
grandes sumas de dinero en China. Todo esto implica que el abandono de China
lleve su tiempo y pueda variar de un sector a otro.
No obstante,
ofrecer a India la perspectiva de grandes inversiones sacadas de China ayuda a
acercar a India a la política exterior estadounidense, tanto si finalmente se
materializan muchas inversiones como si no.
Para India
tampoco parece práctico interrumpir de inmediato el comercio con China. China
fue la principal socia comercial de India de 2013 a 2018. Pese a que desde
entonces esta posición la ocupa EE UU, China sigue siendo una socia comercial
muy importante. A diferencia de EE UU, que importa de India más de lo que
exporta, China mantiene un amplio superávit comercial con India. Para citar a
Biswajit Dhar y K. S. Chalapati Rao, “el comercio entre India y China consiste,
resumidamente, en que India suministra materias primas y productos intermedios
a China, mientras que importa bienes de equipo y semifabricados cruciales para
su sector farmacéutico, la fabricación de bicicletas y motocicletas y la
producción de fibra sintética, entre otros bienes” 46/.
El grado de
dependencia con respecto a China en varios sectores es alarmante, como en el de
los principios activos farmacéuticos. La celebrada industria farmacéutica india
se limita a elaborar preparados rentables con principios activos importados.
Así, la interrupción de las importaciones chinas pondría en peligro la salud
pública, así como las exportaciones indias. Las inversiones capitalistas chinas
en India se concentran en el prestigioso sector tecnológico, en empresas como
Ola, Paytm, Zomato, Flipkart y Byju’s. Al parecer, dos tercios de los unicornios
–empresas emergentes valoradas en mil millones de dólares o más– tienen
capital chino 47/. Por consiguiente, parece que a India le resultará
mucho más complicado romper con China que a esta última desentenderse de India.
No obstante, India está tomando medidas que sin duda le harán entrar en
colisión con China.
India contra
China: el latiguillo Indopacífico
Esto puede
verse con toda claridad en el plano estratégico. En los últimos años, India se
ha integrado inequívocamente en la coalición de potencias que apuntan contra
China. El latiguillo de la diplomacia india en los últimos años es Indopacífico,
que significa que India considera que sus intereses estratégicos se extienden
por lo menos hasta el mar del Sur de China. En noviembre de 2019, el primer
ministro indio informó a su homólogo japonés de que “la relación de India con
Japón es un componente crucial de su visión de la paz, la prosperidad y la
estabilidad en la región indopacífica”. Durante la visita de los ministros de
Defensa y Asuntos Exteriores a Washington en enero de 2020, ambas partes “han
reafirmado su compromiso de apoyar una región indopacífica libre, abierta e
inclusiva”. El 4 de junio de 2020, el primer ministro indio celebró una
cumbre virtual con el primer ministro de Australia y publicó una “visión
compartida de la cooperación marítima en la región indopacífica”.
Es falso que
los intereses de seguridad de India se extiendan hasta el océano Pacífico. Lo
que ocurre más bien es que los gobernantes indios sueñan con alcanzar la
condición de gran potencia cuya influencia se extienda mucho más allá de las
fronteras del país y mucho más allá de su base material, es decir, militar y
económica. La escala de estas ambiciones queda reflejada en los escritos del
muy publicitado comentarista estratégico y exmiembro del Consejo Asesor de
Seguridad Nacional, C. Raja Mohan, que considera que India es la heredera del
Raj Británico:
“El Raj fue
el principal proveedor de seguridad en la región que se extiende desde Adén
hasta Malacca y desde el sur de África hasta el mar del Sur de China. Si la
Royal Navy estableció su dominio total sobre las aguas del océano Índico y sus
accesos, el ejército indio era el brazo armado del Raj que aseguraba la
estabilidad en el vasto litoral…”.
La oposición
de la India independiente a la intervención de otras potencias en su periferia,
la asistencia de seguridad a países vecinos más pequeños y la reclamación de un
perímetro de seguridad que va desde Adén hasta Malacca tienen sus raíces en la
definición de los imperativos de defensa del territorio indio bajo el Raj… Al
igual que el Raj, India emerge como una de las potencias militares importantes
en Asia y el océano Índico y parece que en Delhi existe la voluntad política
renovada de concebirse como proveedor de seguridad regional 48/.
Por supuesto
que no es India, sino EE UU, el heredero del Raj como potencia hegemónica de la
región. Sin embargo, a EE UU le conviene que los gobernantes indios alimenten
esas nociones, pues necesita a India como socia menor. El uso actual del
término Indopacífico en las conversaciones sobre asuntos diplomáticos y
estratégicos se originó de hecho en el Departamento de Estado de EE UU. La
entonces secretaria de Estado, Hillary Clinton, lo utilizó por primera vez en
2010 en referencia a la cooperación naval más estrecha con India: “Ampliamos
nuestra colaboración con la armada india en el Pacífico, pues somos conscientes
de la importancia de la cuenca indopacífica”. Mientras que las relaciones de EE
UU con Australia se englobaban con anterioridad dentro de un marco Asia-Pacífico,
Clinton amplió el concepto con referencias indopacíficas: “También
ampliamos nuestra alianza con Australia de una asociación pacífica a una
asociación indopacífica” 49/.
Japón acuñó
la expresión Indopacífico libre y abierto en 2016, y Trump aprobó el
marco en 2017 50/. En 2018, un portavoz del Departamento de Estado de EE
UU expuso los motivos que justifican el uso del término Indopacífico:
“No es por
nada que empleamos este término. Antes, la gente usaba el término
Asia-Pacífico…, pero hemos adoptado esta expresión… Redunda en nuestro interés,
el interés de EE UU, así como en los intereses de la región, que India asuma un
protagonismo cada vez mayor en la región… Es un país que puede enmarcar y
consolidar el orden libre y abierto en la región indopacífica, y nuestra
voluntad es que India desempeñe este papel” 51/.
En mayo de
2018, el secretario de Defensa de EE UU anunció que el Comando del Pacífico
pasaba a denominarse Comando del Indopacífico, “en reconocimiento de la mayor
conectividad de los océanos Índico y Pacífico”.
Por qué EE
UU promueve las ambiciones de gran potencia de India 52/
Poco después
de que Clinton introdujera el concepto Indopacífico, fue retomado por
altos cargos y jefes militares, como los exalmirantes Arun Prakash y Sureesh
Mehta, y por el influyente exsecretario de Asuntos Exteriores Shyam Saran (posteriormente,
enviado especial para tratar asuntos de energía nuclear civil con EE UU y
presidente del Consejo Asesor de Seguridad Nacional). Al cabo de pocos años, su
uso se generalizó, siendo adoptado asimismo por el primer ministro, el ministro
de Asuntos Exteriores y el secretario de Política Exterior.
Los motivos
de EE UU para promover el concepto Indopacífico, en contraste con los de
India, son claros y están fundamentados en la realidad. Un informe encargado
por el departamento de Defensa de EE UU de octubre de 2002, titulado The
Indo-U.S. Military Relationship: Expectations and Perceptions, señaló que
“los mandos militares estadounidenses son sinceros con sus planes de solicitar
finalmente acceso a bases e insfraestructuras militares indias. El espacio
estratégico que ocupa India en el centro de Asia, a caballo de las SLOC [sigla
en inglés de vías de comunicación marítimas] de intenso tráfico que comunica
Oriente Medio con el este de Asia, hace que India sea particularmente atractiva
para el ejército de EE UU” 53/.
Un estudio
de 2005 de la Academia Militar de EE UU, basado en conversaciones mantenidas
por su autor con representantes de diferentes servicios militares del Comando
del Pacífico, afirma taxativamente:
“Necesitamos
el apoyo tangible de India porque nuestros intereses y objetivos estratégicos
son globales, mientras que el ejército y otros medios a nuestra disposición
para alcanzarlos no mantienen el paso… La posición de fuerza estadounidense
sigue siendo peligrosamente endeble en el arco –de muchos miles de kilómetros
de longitud– entre Diego García en el océano Índico y Okinawa y Guam en el
Pacífico” 54/.
La población
india, no obstante, no es consciente de que su país puede convertirse en el eje
de una alianza militar más amplia, patrocinada por EE UU para Asia: “Durante
2003, por no decir desde entonces, funcionarios estadounidenses e indios
hablaron de una posible OTAN asiática, si bien el contenido de estas
conversaciones y el papel de India en ellas no se han hecho públicos” 55/.
Integración
de India en el orden estratégico de EE UU
El proceso
de integración de India en el plan estratégico de EE UU ya estaba en marcha
durante el mandato del gobierno de la Alianza Progresista Unida (2004-2014),
pero se ha acelerado mucho bajo el gobierno de Modi. En 2016, India firmó el
memorándum de Acuerdo para el Intercambio Logístico con EE UU, que permite a
cada país utilizar instalaciones militares especificadas del otro país para
determinados fines (en junio de 2020 se cerró un acuerdo similar durante la
cumbre virtual entre Modi y el primer ministro australiano.) India ha firmado
otros acuerdos con EE UU para una comunicación encriptada segura entre las
fuerzas armadas respectivas y la transferencia de tecnología, y adquiere cada
vez más equipos militares en EE UU. Las ventas de armas estadounidenses a India
se han multiplicado por más de cinco entre 2013 y 2017, en comparación con los
cinco años anteriores 56/.
La
integración de los dos ejércitos está bastante avanzada; ambas partes han
llevado a cabo el mayor número de maniobras militares conjuntas de EE UU con un
país que no es miembro de la OTAN. En noviembre de 2019, India y EE UU
realizaron su primer ejercicio militar con participación de las tres ramas
(ejercicio conjunto en tierra, mar y aire) en el estado litoral de Andhra
Pradesh. Buques de EE UU e India hacen conjuntamente el seguimiento de
submarinos chinos en la región Asia-Pacífico. Según un analista, “EE UU otorga ahora
a India casi el mismo trato que a los países miembros de la OTAN” 57/.
India
también tiene la tarea de estrechar lazos con una serie de países de la región,
entre ellos Indonesia, Vietnam, Myanmar, Singapur y Filipinas. Actualmente ya
apenas se intenta disimular el hecho de que estos esfuerzos están dirigidos
contra China. Australia tal vez participe en los ejercicios anuales de Malabar
en 2020, junto con EE UU, Japón e India 58/. La armada india navegó
recientemente con buques estadounidenses, japoneses y filipinos por las
disputadas aguas del mar del Sur de China 59/. India e Indonesia han
acordado desarrollar y gestionar el puerto de Sabang, situado cerca del
estratégico estrecho de Malacca, por donde pasa el tráfico naval hacia China 60/.
En el plano
político, India, EE UU, Japón y Australia son los cuatro Estados miembros del
Diálogo de Seguridad Cuatrilateral, llamado Quad [por Quadrilateral en inglés,
n.d.t.]. Cuando se inició este proceso en 2007, China se quejó de que era una
incipiente alianza antichina e India aparcó el proyecto. No obstante, desde
2017 el Quad ha vuelto a cobrar vida, y en septiembre de 2019 los ministros de
Asuntos Exteriores de los cuatro países miembros se reunieron en Nueva York,
marcando una escalada significativa. En enero de 2020, India mantuvo una
reunión 2+2 con EE UU, es decir, los ministros indios de Asuntos
Exteriores y Defensa se reunieron con sus homólogos estadounidenses, un formato
que EE UU reserva para sus estrechos aliados 61/.
En contra de
los intereses de India
Sin embargo,
nada de esto tiene sentido desde el punto de vista de la propia seguridad de
India. Al contrario, involucra a India en aventuras ajenas y amenaza con
arrastrarla a guerras que sirven a los intereses de EE UU, no indios. Si India
defendiera su verdadero interés nacional, desenmascararía las intenciones de EE
UU al calificarla de gran potencia y se desvincularía de inmediato de
estas alianzas belicosas. Esta visión lúcida del interés nacional indio pondría
en tela de juicio la totalidad de la empresa indopacífica de EE UU. Solo
si India se considera una gran potencia, un “contrapeso de China en la región”,
aspirará a promover una amplia alianza antichina. Por eso EE UU tiene que
promover esta aspiración de los gobernantes indios. Como señala el estudio de
la Academia Militar de EE UU,
“para que
este sistema funcione es crucial que India se convenza de su destino
manifiesto y que actúe en consecuencia con decisión. Requerirá sobre todo
que Nueva Delhi piense geoestratégicamente y abandone su timidez a la hora de
defender los intereses nacionales vitales del país y su inclinación instintiva
a apaciguar a amigos y enemigos por igual. La rectificación implica que el
gobierno indio defina expresamente sus intereses y objetivos estratégicos y
como mínimo proceda sin demora a dotarse de una fuerza nuclear con una potencia
termonuclear probada y demostrada y un alcance de ICBM [misil balístico
intercontinental]. Todo lo que no sea esto no persuadirá a los posibles aliados
asiáticos de que India puede ser un contrapeso efectivo frente a China en la
región, ni hará que en Washington se sienta respeto por India” 62/.
De
conformidad con este propósito, EE UU califica ahora a India de potencia
mundial destacada. La Estrategia Nacional de Seguridad de EE UU de 2017
declara: “Saludamos la emergencia de India como potencia mundial destacada y
socia estratégica y de defensa más fuerte”.
Alcanzar el
objetivo de “una India más cercana a Occidente”
Visto desde
este ángulo, la creciente hostilidad entre India y China desde la aparición de
la covid-19, que culminó con los choques entre ambos ejércitos en la línea de
control real, responde a las necesidades de la estrategia general de EE UU para
la región. Con notable candor, el New York Times ensalza con entusiasmo
los recientes choques fronterizos como paso final del viaje de India hacia una
alianza antichina con Occidente:
“Durante
años, EE UU y sus aliados han tratado de convencer a India de que se asocie más
estrechamente con ellos en el plano militar y económico a la hora de hacer
frente a las ambiciones chinas, presentando esta opción como una oportunidad
para la democracia más grande del mundo de contrarrestar la autocracia más
grande. Esta semana, la idea de esta confrontación se ha vuelto más real con el
choque entre soldados indios y chinos…”
Ahora que
China se enfrenta a nuevas investigaciones y críticas con respecto a la
pandemia del coronavirus, altos cargos indios parecen haberse envalentonado,
adoptando medidas que hacen que los diplomáticos occidentales piensen que
comienza a hacerse realidad su objetivo de un acercamiento de India a
Occidente. Algunos creen que los roces con China empujarán a India todavía más
en esta dirección. Un diplomático occidental considera que la crisis del
coronavirus ha animado a India a establecer relaciones más sólidas que le
permitan afrontar mejor sus problemas con China, y que la diplomacia con India
estaba funcionando mejor que nunca antes. “Todos se muestran más dispuestos, en
privado, a hablar de qué hacer con China en un mundo poscovid”, ha dicho el
diplomático. Gokhale, exsecretario de Estado indio de Asuntos Exteriores, ha
declarado que los países ya no pueden pasar por alto las transgresiones de
Beijing y deben escoger entre EE UU y China. “En el periodo poscovid –ha
escrito–, gozar de lo mejor de ambos mundos puede que ya no sea posible” 63/.
Lo cierto es
que la covid-19 se ha convertido en un gancho útil del que colgar planes que no
tienen nada que ver con la salud de la gente.
Research
Unit for Political Economy (Unidad de Investigación sobre
Economía Política), con sede en Mumbai, India, publica la revista Aspects of
India’s Economy y una serie de estudios en inglés, hindi y otras lenguas
indias. Este artículo es un extracto de Crisis and Predation: India,
Covid-19, and Global Finance, un libro electrónico de Monthly Review
Press de próxima aparición.
India, COVID-19, the United States, and China
Traducción: viento
sur
Notas
1/ “Pompeo: China’s Behaviour Was Unacceptable in Its Border Clash with
India”, DD News, 23/07/2020.
2/ Sriram Lakshman, “S. Secretary of State Pompeo Welcomes India’s Chinese
App Ban”, Hindu, 02/07/2020.
3/ Mercy Kuo, entrevista con David Arase, “Japan Prods Firms to Leave
China, Affecting Tieswith Beijing and Washington”, Diplomat, 08/05/2020.
4/ “As China Pushes Back on Virus, EuropeWakes to ‘Wolf Warrior’
Diplomacy”, Reuters, 14/05/2020.
5/ “Coronavirus: Macron Questions China’s Handling of Outbreak”, BBC,
17/04/2020.
6/ Silvia Amaro, “EU Chief Backs Investigation into Coronavirus Origin and
Says China Should Be Involved”, CNBC, 01/05/2020.
7/ Steven Erlanger, “Global Backlash Builds Against China Over
Coronavirus”, New York Times, 03/05/2020.
8/ “SpecialReport: Global SupplyChains”, The Economist, 13/07/2019, 4.
9/ “Special Report: Global Supply Chains”, 5.
10/ “Special Report: Global Supply Chains”, 11.
11/ Nikita
Kwatra, “Why Falling for Anti-China Mood Could Hurt Trade”, Mint,
04/06/2020.
12/ Natasha Lomas, “UK U-Turnson Huawei and 5G, Giving Operators Until 2027
to Rip Out Existing Kit”, Tech Crunch, 14/07/2020.
13/ Lucy Fisher, “Downing Street Plans New 5G Club of Democracies”, Times,
29/05/2020.
14/ “Special Report: Global Supply Chains”, 11.
15/ Kenneth Rogoff, “America Will Need $1,000 Billion Bail-Out”, Financial
Times, 17/09/2008.
16/ “NATO Sets Its Sights on China”, The Economist, 09/06/2020.
17/ “How NATO Is Shaping Up at 70”, The Economist, 19/03/2019.
18/ Andrés Ortega Klein, “The U.S.-China Race and the Fate of Transatlantic
Relations, Part II: Bridging Differing Geopolitical Views”, Center for
Strategic and International Studies, 23/04/2020.
19/ EU-China. A Strategic Outlook (Bruselas: Comisión Europea,
2019).
20/ Shubhajit Roy, “WHO Nod for Coronavirus Probe, China Backs Down”, Indian
Express, 19/05/2020.
21/ Sunanda Sen, “New FDI Norms in Time of COVID-Good Economics or
Geopolitics?”, Wire, 02/05/2020.
22/ Tushar Gupta, “Restricting Chinese FDI into India: How China Uses
Financial Crisis to Further Its Expansionist Agenda”, Swarajya,
18/06/2020.
23/ “COVID-19: PM Modi Signals Push to Attract Firms That Exit China to
India”, Times of India, 01/05/2020.
24/ Nikhil Inamdar, “Coronavirus: Can India Replace China as World’s
Factory?”, BBC, 18/05/2020.
25/ “Invest in India: Govt Pitches for Japanese Companies as They Move out of
China”, IANS, 14/05/2020.
26/ Kuo, entrevista con Arase, “Japan Prods Firms to Leave China, Affecting
Tieswith Beijing and Washington”.
27/ “Trump Administration Pushing to Rip Global Supply Chains from China:
Officials”, Reuters, 04/05/2020.
28/ “Trump Administration Pushing to Rip Global Supply Chains from China:
Officials”, Reuters, 04/05/2020.
29/ “India Plans Higher Trade Barriers, Raised Import Duties on 300 Foreign
Products: Report”, Reuters, 18/06/2020.
30/ “Amid Border Tension, PMO Seeks Product-Wise Details from India Inc to
Curb China Imports”, News 18, 21/06/2020.
31/ Christoph K. Klunker, “Let China Pay for India’s Solar Push”, Mint,
09/08/2018.
32/ Vandana Gombar, “Taking on China in Solar Manufacturing”, Business
Standard, 09/06/2020.
33/ Gombar, “Taking on China in Solar Manufacturing”
34/ Aman Kapadiay Forum Bhatt, “Adani Group’s Growing Debt Pile Is Changing
Colour”, Bloomberg Quint, 05/11/2019.
35/ Nileena MS, “The Massive Indebtedness of the Adani Group and Its
Convenient Relations with Government Enterprises”, Caravan, 15/03/2018.
36/ John Parnell, “India’s Adani Wins World’s Largest Solar Tender”, Green
Tech Media, 10/06/2020.
37/ “Solar Equipment Imports from China Will Fall to Zero in 3–5 Years,
Says Gautam Adani”, ET Now Digital, 10/06/2020.
38/ “Solar Equipment Imports from China Will Fall to Zero in 3–5 Years,
Says Gautam Adani”.
39/ John Parnell, “Total and Shell Give Green Lights to Big Power
Investments in India and Australia”, Green Tech Media, 06/02/2020.
40/ Parnell, “Total and Shell Give Green Lights to Big Power Investments in
India and Australia”.
41/ Sridhar, “Reliance’s 5G Claim: Reality Check”, Frontline, 14/08/2020.
42/ John Bellamy Foster y Robert W. McChesney, “Surveillance Capitalism:
Monopoly-Finance Capital, the Military-Industrial Complex, and the Digital
Age”, Monthly Review 66, 3 (julio-agosto de 2014).
43/ Foster y McChesney, “Surveillance Capitalism”. La expresión fue acuñada
por Beatrice Edwards, del Proyecto de rendición de cuentas del gobierno.
44/ Foster y McChesney, “Surveillance Capitalism”.
45/ Kirsten Grind, Sam Schechner, Robert McMillan y John West, “How Google
Interferes with Its Search Algorithms and Changes Your Results”, Wall Street
Journal, 15/11/2019; Andre Damon, “Wall Street Journal Investigation
Confirms Google Operates Censorship Blacklist”, World Socialist Web Site.
46/ Biswajit Dhar y K. S. Chalapati Rao, “India’s Economic Dependence on
China”, India Forum, 07/08/2020.
47/ Zia Haq, “From Infrastructure to Hi-Tech: Mapping China’s Large Trade
Footprint in India”, Hindustan Times, 19/06/2020.
48/ Raja Mohan, “India as a Security Provider: Reconsidering the Raj
Legacy” (documento de trabajo, Instituto de Estudios Sudasiáticos, Universidad
Nacional de Singapur, marzo de 2012).
49/ David Scott, “The Indo-Pacific in U.S. Strategy: Responding to
PowerShifts”, Rising Powers Quarterly 3, nº 2 (2018).
50/ Scott, “The Indo-Pacific in U.S. Strategy”.
51/ Alex Wong, “The Indo-Pacific Strategy” discurso, Oficina de Asuntos de
Asia Oriental y Pacífico, Departamento de Estado, abril de 2018, citado en
Scott, “The Indo-Pacific in U.S. Strategy”.
52/ Lo que sigue está basado en nuestro estudio anterior, Global Power,
Client State: India’s Place in the U.S. Strategic Order, 2005. El pasaje
relevante se halla en “Why the US Promotes India’s Great-Power Ambitions”, Research
Unit for Political Economy 41 (2005).
53/ Juli A. MacDonald, Indo-U.S. Military Relationship: Expectations and
Perceptions (Falls Church, VA: Information Assurance Analysis Center,
2002), 91.
54/ Stephen J. Blank, Natural Allies? Regional Security in Asia and
Prospects for Indo-American Strategic Cooperation (Carlisle, PA: Strategic
Studies Institute, U.S. Army War College, 2005), 13.
55/ Blank, Natural Allies? 1.
56/ John Cherian, “U.S. and India: Strengthening Ties”, Frontline,
17/01/2020.
57/ Cherian, “U.S. and India”.
58/ Sandeep Unnithan, “Modi-Morrison Summit: How Beijing’s Belligerence
Makes the ‘Quad’ More Attractive for New Delhi”, Daily O, 15/06/2020.
59/ Ankit Panda, “U.S. Navy Ship Replenishes Indian Navy Ship in South
China Sea”, Diplomat, 06/11/2019.
60/ SaurabhTodi, “India Gets Serious About the Indo-Pacific”, Diplomat,
18/12/2019.
61/ Todi, “India Gets Serious About the Indo-Pacific”.
62/ Blank, Natural Allies?, 79.
63/ Maria Abi-Habib, “Will India Side with the West Against China? A Test
Is at Hand”, New York Times, 19/06/2020.
Fuente: https://vientosur.info/india-covid-19-ee-uu-y-china/