lunes, 4 de marzo de 2013

LA SALSA PICANTE EN LA FAMILIA RENGIFO





Establecimiento Penal, Huacariz, Cajamarca, 9 de agosto de 1999.

Señor
Roy Rivasplata,
Conductor del programa radial “Salsa picante”.

LIMA.-


Es frecuente que al escribir una carta al conductor de un programa radial se le felicite por su buen programa y todo eso... Yo no quiero felicitarlo. Lo que quiero darle es mi agradecimiento personal por difundir un verdadero legado de cultura musical del folklore "afro-latino-caribeño-americano”, frase acuñada por su amigo el Dr. Aparicio Delgado Porta.

Hay un dicho popular que refiere que el perro es el mejor amigo del hombre. Sin embargo, aquí, en la cárcel, el mejor amigo del interno es su radio Y en medio de tanta decadencia de música comercial y los llamados ritmos de moda, podríamos decir que "Salsa picante" es un oasis.  También es un querido punto de reunión de los amigos de la buena música que sábado tras sábado confluimos para departir con usted cuatro horas de excelente programación, sentimiento, saoco y sandunga.

Es común en la mayoría de la gente, escoger el día sábado para salir a tomar un poco de esparcimiento y diversión que endulce y reconforte el espíritu luego del duro trajín de la vida cotidiana. Aquí, también, a través de las ondas de frecuencia modulada de CPN Radio, cada sábado nos preparamos entre cigarrillos y tazas de café a disfrutar de la fiesta que es escuchar "Salsa picante".

Un último agradecimiento, ya no sólo por hacernos llegar el sentimiento y la esperanza de un pueblo cuyos intérpretes recogieron un legado para darle sus más ricas y expresivas formas a través de la música que usted difunde; sino, también por enseñar buen gusto y por educar con su programa.

Gracias por todo su esfuerzo y perseverancia. Hace ya más de ocho años que estoy recluido -pasando por diversas prisiones del Perú- y su programa, como su música, me ha ayudado a conservar la alegría, el buen humor y el optimismo necesario para salir adelante en la contingencia diaria.

Quería aprovechar esta oportunidad y pedirle -por favor- si a través de su micrófono pudiera enviarle un saludo a mi padre, el Sr. Antonio Rengifo Balarezo, el hombre que me enseño desde niño a descubrir el universo de la música.

Es todo.

Atte.

Claudio Rengifo Carpio.




Alegría y reafirmación cultural


Antonio Rengifo Balarezo

Es lo que ha llevado a los hogares limeños "La República" el viernes 22 de noviembre con el Cd de Celia Cruz.  Lo puso al alcance de la mano en los kioskos de cada esquina de la ciudad por 10 soles. Dio satisfacción a una necesidad primaría. Así como el pan no debe faltar en ningún hogar, tampoco la música,  es decir, la alegría; por lo demás, la música y el baile alejan a los malos espíritus de la casa.

El día que apareció el Cd de Celia Cruz, mis amigas y amigos, conocedores de mi preferencia por la música tropical, me lo recordaron desde temprano por teléfono. Cuando me reuní con Cecilia, mi esposa, después de salir del trabajo, nos bailamos de un solo “queco” todo el Cd. La alegría desencadenó nuestras energías adormiladas. Concluimos sudorosos y alegres. Y, sobre todo, queriéndonos más. Todas las catorce piezas nos gustaron, aunque en grado superlativo: Tamborilero, Bajo la luna, Para tu altar y Vamos a guarachar. Explicaré porque gozamos con la música tropical. Lo que es sumamente fácil  ya que la música suscita la evocación.

Cecilia nació y se crió en el lugar en donde se encuentran las zambas más hermosas de Lima: Chorrillos.  Desde muy pequeña escuchó indirectamente a Celia Cruz acompañada por la Sonora Matancera en la cantina "El Verde", así la llamaban en el barrio, aunque no tenía letrero. Ella vivía frente a esa cantina y en todas las cantinas elevan el volumen de la rockola. Ya adolescente, su hermano mayor le enseñó a bailar.

Yo nací en El Rímac y pasé mi niñez en El Callao, en una casa huerta de mis tías, en la esquina del Jr. Ancash con Arequipa Sur, cerca a La Mar brava. Era la única que en esa zona tenía teléfono. Muy poco me dejaban salir a la calle. Solamente recuerdo a dos zambitos de mi edad que vivían frente a mi casa: "Pitti” y "Panceta", eran hermanos. La casa de ellos también formaba esquina; era de madera, pero sólida.  En la siguiente cuadra del Jr Ancash, en donde vivía, y en la esquina con el Jr. Apurimac quedaba una célebre cantina llamada El Arca de Noé.

El barrio se alborotaba cuando irrumpían al anochecer los Humiteros con guitarra, tumbadora, bongó, huiro y maracas; vestidos con camisas de bobos en las mangas y de colores encendidos con figuras de palmeras.  Tocaban música de solar cubano al estilo del Trío Matamoros o de Celina y Reutilio.  Recuerdo una guaracha que nunca la he vuelto a escuchar:  Quiero un sombrero de huano una bandera y un son para bailar…  Los niños éramos los primeros en congregarnos para verlos tocar y bailar.  Los padres de familia en las puertas de sus casas esperaban que se acerquen a ofrecerles las humitas que traían calientitas en un canastón.  Y así iban los Humiteros de esquina en esquina…

 La huerta de mi casa colindaba con "El Ají verde" un prostíbulo de cierta categoría, se atendía previa cita y con santo y seña. Y la música de Celia Cruz y La Sonora matancera también la escuchaba indirectamente. Dicho prostíbulo era regentado por una mujer madura a quien todos la trataban con sumo respeto y la llamaban madam, por ser francesa.  Los parroquianos asistían vestidos con terno.

Al Ají verde se ingresaba por una puerta estrecha con una ventanita para certificar quien era la persona que pretendía ingresar.  La puerta de entrada daba inicio a un corredor con habitaciones a ambos lados. Cada habitación tenía una claraboya en el techo y los implementos para librar “un combate” cuerpo a cuerpo a media luz y con efluvios misteriosos.  Al final del corredor se iniciaba una explanada con un bar, mesas con sillas y espacio para bailar. 

Ustedes dirán, cómo sabía el niño Toñito tanto si no había ingresado al prostíbulo. Les explico.  La explanada del prostíbulo la separaba únicamente una pared de la huerta de la casa de mis tías.  Para satisfacer mi curiosidad de lo que para mí estaba envuelto en un halo de misterio, me hice cómplice de las jóvenes de la servidumbre de la casa. Ellas, con tal que no las delatara, me subían al techo para mirar furtivamente.

Otra influencia infantil para apreciar la música tropical ocurrió cuando mi abuelita me llevaba de visita a la casa sin niños de una amiga que vivía en los altos del entonces restaurante "España", al costado de la iglesia Matriz en la parte antigua del Callao. Frente a la iglesia, en el Jr. Constitución, estaban ubicados algunos bares atendidos por copetineras. Ahí recalaban los vaporinos a disiparse después de una larga travesía. En esos bares se bailaba con música cubana y puertorriqueña. Al anochecer salía a la plazuela de la iglesia para recoger "padrino cebo*y apreciaba el ambiente del frente.

En el Callao también visitaba la plazuela del muelle de guerra. Ahí los sábados o domingos los músicos de la marina de guerra yanki trataban de entusiasmar a los concurrentes; pero como únicamente interpretaban música norteamericana no lo conseguían. También invitaban a visitar sus buques y a ver las películas que proyectaban. Lo mismo hacían en los otros puertos del litoral peruano. Pero todos esos lugares, eran bastiones inexpugnables de la Sonora matancera. En suma, la Sonora mantancera impidió el avasallamiento cultural de la política exterior yanki.

Poco antes de mi adolescencia fui -en 1950- a vivir al precioso conjunto habitacional llamado Unidad Vecinal No. 3, la ciudad hogar. Ahí en el colegio fiscal y en la vecindad me encontré con muchachos provenientes de todos los barrios populares de Lima y Callao.  Tanto en las casas de los vecinos como en le rockola de la cantina del barrio –de los esposos japoneses José y María Tokumori- se escuchaba a Celia Cruz y a otros cantantes de la Sonora Matancera. Era una cantina típica de barrio populoso, pues tenía aserrín regado en el piso.

Ya adolescente hice amistad con Juancito que era mayor que yo y trabajaba como obrero en la Av. Argentina. Él se disipaba, como la mayoría de obreros, tomando licor los sábados en la cantina; cuando ya estaba algo "picado" bailaba frente a la rockola y algunas veces desafiaba para demostrar sus dotes de bailarín. A él lo llamábamos cariñosamente: Juancito Trucupey en alusión a la canción de Celia Cruz y que integra el Cd lanzado por “La República".

En la Unidad Vecinal No. 3, los carnavales se celebraban con bailes infantiles y juveniles en el Salón comunal, engalanados con la presencia de la Reina de nuestra Unidad Vecinal. Una de esas reinas fue Queta Rodríguez, la hermana de nuestro amigo de barrio “Chupetín”; otra reina, Maruja Herencia.  Las fiestas de matrimonio también se celebraban en el Salón comunal, pues los numerosos invitados rebasarían en la casa y los vecinos no podrían dormir con tranquilidad. La casa se reservaba para los cumpleaños.

Entre los bailarines más notables recuerdo a "culebrita" Estrada, "Peluca" Paniagua, "Ojo de uva" (Italia) Bassa, "Cachito" Urrutia y a Joaquín Hidalgo “Tronquiño”. Cuando éramos invitados a otros barrios llevábamos a alguno de ellos para que quede bien la Unidad Vecinal No. 3.

Entre las notables bailarinas mencionaré en primer lugar a "La loca Tilín”, una zamba que movía muy bien hasta las orejas; a ella todos los discos le resultaban cortos, puesto que cuando terminaban, seguía bailando; "La tía Tula", tenía una combinación de rasgos físicos de negra, india y blanca; era alta y mayor que todos nosotros; la naturaleza había sido demasiado pródiga con ella y ella como retribución, también se prodigaba. Aprovechaba sus ostensibles cualidades "antero-posteriores" en el baile, especialmente cuando Celia Cruz cantaba Vamos a guarachar.  Jalaba a cualquiera de los jóvenes y se ponía a bailar; a base de arrumacos, iba situando a su pareja en una esquina para que no tenga escapatoria; y en el preciso momento en que la música "picaba" por la intensa percusión en los cueros;  movía rítmicamente los hombros y situaba sus enormes "pechereques" en la nariz de su pareja. El joven concluía sofocado y "birlocho".  Por último, mencionaré a "La flaca Pilancho"; ella se caracterizaba por su entusiasmo desbordante y por ser "eléctrica", acelerada; nunca sincronizaba con el ritmo. Todos los long-plays de 33 revoluciones los bailaba como si fuesen de 78 r.p.m.  (En esa época aún no empezaban a usarse los cassettes).

Para ponernos al día con la música de la Sonora matancera -y a pesar de nuestra edad- fuimos algunas veces al bar "El Sabroso", en el Callao, ubicado en la parte antigua y cerca a la Av. Constitución. Ahí tos vaporinos, cuando ya no tenían dinero, trocaban los nuevos discos que traían de Cuba por cajas de cerveza que les proporcionaba el señor Rospigliosi, dueños del bar... En ese bar éramos marginales, pues estábamos en plena etapa de aprendizaje para luego adquirir cultura alcohólica; es decir, para conducirnos con corrección; a pesar de los tragos ingeridos.

En esa época la música tropical bailable era asociada a los lugares licenciosos. Razón por la cual, los miembros de las clases medias influidos por el catolicismo se privaron de liberar sus energías vitales y expresar sus sentimientos a través del baile, la música y el canto tropical.  Tal es así, que cuando egresé de la universidad de San marcos hice una reunión en mi casa.  Invité a mis amigos de barrio y a mis amigos de la universidad, los que procedían de Miraflores y Barranco.  Eran dos mundos aparte.  Mis amigos de la universidad no sabían guarachar.

Sin embargo, la música tropical se fue haciendo presente hasta en los lugares más insospechados. Cuando fui a trabajar a Puno, al concluir mis estudios universitarios, un hacendado me contó que cuando alguno de ellos se enteraban de la llegada de una orquesta tropical con sus bailarinas al "Embassy” (Plaza San Martín) o al "Olímpico" (Estadio Nacional), hacían una bolsa y financiaban su presentación -privada- en alguna de las señoriales casas-hacienda del  altiplano puneño, previa aclimatación del personal en Arequipa.  (Debe recordarse que la Sonora matancera debutó en Lima, en la Plaza de Acho, el año 1957.  ´El cantante Celio González salió en hombros seguido por una multitud de seguidores de la Sonora matancera.

Luego de varios años retorné a Puno, a la meseta del Collao, como jefe de un equipo de diversas profesiones, entre limeños y puneños, con la finalidad de identificar proyectos de inversión y generar empleo.  Tuve a mi disposición una camioneta pick up de doble cabina en la que deposité unas cajas de cerveza y un equipo de sonido portátil.  Al anochecer y después de recorrer el campo puneño, llegamos a Llachón, ubicado en la punta de la península de Capachica en el lago Titicaca.  Le solicité al señor Cleto Mamani, director de la escuela que nos permitiera pernoctar en sus instalaciones con nuestras bolsas de dormir.  Gustosamente aceptó nuestra inopinada visita.  Pero, antes de dormir, empezamos a beber algunas cervezas y escuchar música.  El director, que tenía evidentes rasgos indígenas, nos sorprendió a todos cuando escuchó Llorarás interpretado por la orquesta Dimensión latina en donde Oscar de León cantaba y tocaba el contrabajo. Como es sabido, Oscar de León tuvo desde niño la fuerte influencia de la Sonora matancera; pues, su mamá cuando oficiaba de lavandera se acompañaba escuchando los programas musicales de la Sonora matancera con su radio y Osquítar al lado.  Pero, como así, Cleto Mamani cimbreaba la cintura al bailara y hasta nos desafiaba a salir al ruedo?.  Luego de aceptar el reto, y concluido el baile, le pregunté sobre su habilidad para bailar ritmos tropicales.  Me respondió que cuando se fue a estudiar pedagogía a la escuela normal de Arequipa se juntaba con sus condiscípulos originarios del puerto de Mollendo; quienes con otros mollendinos salían a bailar los sábados.  Por lo demás, les diré que Puno es una tierra de bailarines y fecunda en danzas.

 En fecha cercana y en la isla Penal de El Frontón –frente al puerto del Callao- los senderistas prisioneros en el día de visita no sólo bailaban: ¡¡fuerza sicuri!!, de Puno; sino también música tropical, el recluso "Figurita" destacaba en los concursos.  Díganme ustedes, si la Sonora matancera no estará en todas partes.

Felizmente, ahora la música tropical se mantiene vigorosa y trasciende a todas las clases sociales, sin los prejuicios y la imposición cultural que intentó reprimirla. Felicitaciones al diario "La República" por tan oportuna iniciativa. Ahora apreciemos la clara y precisa vocalización de Celia Cruz y la disciplinada orquesta tropical La Sonora Matancera. Tanto la cantante como el conjunto musical han pasado la prueba del tiempo y mantienen su frescura. Eso le confiere el carácter de clásicos.

(Lince, sábado 23 de noviembre de 1996).



El Callao, capital peruana de “la Salsa

La he pasado muy bien

Bailando con Willy Colón por 13 soles

...se trata de eso; pagar, entrar y disfrutar de la música.
Y llegar a la casa y decir la he pasado muy bien,
he disfrutado con la música,
que es un placer, uno de los grandes placeres.
Sea la música que sea, culta o no.

Carles Santos.
Quimera
Revista de literatura. No. 168. Barcelona, abril, 1998.



No vayas al Callao y menos de noche y solo, te pueden hacer daño. Ahí está la gente más maleada. Este fue el consejo de mis familiares y amigos. Sin embargo, los desoí. Liberé mis impulsos vitales y acudí, el viernes 20 de agosto, a la cita con Willy Colón y su orquesta en el Complejo Deportivo Yahuar Huaca del Callao, (3er. Festival Chim Pum Callao).

Llegué cerca de la media noche. Ni bien bajé del micro, ya una joven me ofrecía una entrada sin recargo. Era una gentileza chalaca. El ingreso se efectuó sin colas ni tumultos, en pequeños grupos. Los miembros del servicio de seguridad revisaban las ropas con amabilidad y firmeza. A pesar del doble chequeo, la chata de ron Bacardi que llevaba en el bolsillo trasero de mi pantalón se hizo impalpable. No la detectaron. Parecería que por mi buen ánimo irradiaría una aureola de santidad. Al trasponer la puerta de ingreso unas chicas me regalaron una cajetilla de cigarrillos.

Me ubiqué en la parte lateral y delantera. Luego de un vistazo a la muchedumbre me dije: el Callao es la capital peruana de la salsa. Las letras de las canciones estaban en boca de todos y se movían al son de la música. Los jóvenes hacían pirámides humanas que rápidamente se desmoronaban, unos lucían polos estampados con la bandera portorriqueña y otros el rostro del cantante Héctor Lavoe. Había más mujeres que hombres. ¡Qué bacán!

Estaba tocando un conjunto colombiano y cantaba alguien que me resultó familiar. Consulté a una autoridad, a cualquiera de mi alrededor, fue una señora que tenía una vincha del club de fútbol Boys; me confirmó, si era el mismo del tema La Chica de Chicago. Al poco rato interpretó ese tema. De los músicos quedé maravillado por la niña angelical que tocaba el teclado. Era cachetoncita con una papadita apetecible y un sombrerito que le cubría las cejas como si tratara de pasar desapercibida. Sin embargo, produce tal estimulación auditiva que concita la total atención del público. Uno se pregunta quién es ese ángel caído del cielo y cuando miramos de donde provienen los sonidos, nos damos con la sorpresa que es una nínfula. La nínfula de la música tropical. ¡Si la vida nos da sorpresas!

Sale la orquesta de Willy Colón y todos nos preparamos para apreciar algo extraordinario, algo así como la aparición de un cometa o el Che Guevara resucitado. Los músicos ejecutan una Salsa con los variados ritmos caribeños y con su vibrante energía, electrizan la atmósfera. De esta manera preparan la aparición de su- Director. Se produce una retroalimentación emotiva entre Willy Colón, los músicos y el público. Es un momento similar a la Eucaristía de la misa. Todos comulgamos de la misma hostia, todos somos hermanos. La individualidad de los concurrentes desaparece. Nadie deja de bailar ni está solo. Y así llegamos simultáneamente al éxtasis.

Yo, que ya estaba “sazonado” -pues, me tomaba un trago entre las canciones- siento una mirada puñalera que me hincaba y que provenía de mi costado. Volteo y era una chalaca que me estaba clavando los ojos. Sin mediar palabra le pasé la chata de ron. Y entre los dos la terminamos. Ella exclamó: ¡acá, el qué no baila, es un huevón!. Nunca había escuchado una lisura que dejara de ser lisura, pues era oportuna y exacta. Luego añadió: ¡Imagínate, bailar por seis soles con Willy Colón!!

Willy Colón le rindió un homenaje musical a la memoria de Héctor Lavoe. Cantó algunos temas de él. Volví a recordar una frase de contenido filosófico de una de sus canciones: Si Dios te da limones, has limonada. Terminado el homenaje, Willy Colón solicitó al público que le hiciera peticiones. Y le llovieron: Gitana, Varón, Idilio, etc. Colón estaba tan bien sintonizado con los chalacos que prolongó su permanencia y complació todos los pedidos.

Antes de terminar quiero mencionar dos episodios. Colón anunció con cierto pudor que iba a cantar en inglés; pero en vista de la fría receptividad, se retractó. El otro episodio sucedió cuando los músicos se endiablaron e hicieron gala de su virtuosismo individual y de su capacidad de hechizar, todos nos quedamos inmóviles y en un silencio reverencial. Se llegó al éxtasis colectivo.

Bueno, pues, todo tiene su final, como dice Héctor Lavoe. Cuando se retiró la orquesta de Willy Colón se retiraron muchos concurrentes, entre ellos, yo también. Me despedí de la chalaca; no sé quién es, ni su nombre. Lo único que sabemos es que nos gusta la salsa. A ella le costó la entrada tan solo seis soles. A mí, 13 soles incluyo la chata de ron Bacardí (cinco soles en la licorería de las chinitas de la cuadra 20 de la Av. Arenales) y los pasajes. Con poco dinero se puede gozar.  ¡Chim-Pum!  ¡Callao!

Al salir encontré un micro que estaba a la espera. Tomé asiento junto a una persona que dormía como si estuviera en la suite del mejor hotel de San Isidro. Me bajé en la esquina de Los Fresnos y Javier Prado en San Isidro. Pero, bien podría haber llegado caminado a mi casa, pues me sobraban energías. Llegué a mi casa a las 4:15 a.m. le dije a Cecilia, mi mujer, la he pasado muy bien, tal como reza el epígrafe.

Antonio Rengifo Balarezo.
rengifoantonio@gmail.com
Lince, 24 de agosto de 1999




La familia Reyes/Ballesteros, nuestros vecinos.

DE:
Miguel Angel Maldonado Castillo
Para:
Antonio Rengifo Balarezo
FECHA:  Callao, 02 de marzo de 2013

Muy buenas tus experiencias Antonio.

 Lo que puedo recordar de la música tropical es que mi afición comienza desde muy niño, así como tú lo narras en tus artículos. Contando con uno o dos años de edad, paraba más en casa de la familia Reyes/Ballesteros que en la mía. Recuerdo mucho a don Guillermo (esposo de la Sra. Elena) hombre muy fornido, grande, callado, recuerdo que me hacia dormir en su pecho cuando llegaba de trabajar al medio día.

La familia Reyes Ballesteros ha sido para mí el referente de la música tanto criolla como tropical cubana. El ritmo y la música vienen por el lado de los Ballesteros. Cuando tenía cinco años más o menos y se reunían en la casa de la “mama” Elena, que era como yo la llamaba de cariño; el abuelo Pancho,(el abuelo "cañería" por su afición al ron) tocador de guitarra, su hijo Alejandro "el mocho" le faltaba un dedo por su oficio de zapatero y, por ultimo, Angelito que era el "ayayero" y, eso si, el bailador indiscutible de marinera limeña, en medio de guitarras y voces entrecortadas por el ron  y la cerveza y la chispa incontrolable de los negros de los Barrios Altos; porque de allí procedían; eran vecinos de las famosas Cinco esquinas  Jr. Junín,  si mal no recuerdo:

Es que con la familia Reyes/Ballesteros aprendí a gustar de la música y de manera muy particular de la música tropical cubana, que dicho sea de paso nunca ha dejado de estar de moda.

Muy buena Antonio por hacerlo notar.

Miguel



NOTA.-  La familia Reyes/Ballesteros vivían en la Unidad Vecinal Nº3 en el Block 56-C-7.  Miguelito Maldonado en el 56-C-8 y Antonio Rengifo en el 56-C-6.- Todos vecinos y, más que eso, como si fuéramos familia. (A:R:B)


LA ALIENACIÓN Y SU NEGACIÓN



Domingo, 3 de marzo de 2013

 

 

El hombre debe hacerse libre, es decir, un hombre de talante justo y ético, y ciertamente a través del camino de la educación. En aquella representación la educación ha sido definida como la superación del mal, y con ello ha sido colocada en el terreno de la conciencia, mientras que la educación tiene lugar de un modo inconsciente. En esta forma del culto se produce la superación de la oposición del bien y del mal; el hombre natural es concebido como malo, pero el mal es el elemento de la separación y de la alienación, y esta alienación ha de ser negada.

Pero esta apropiación de la reconciliación tiene lugar por medio de la negación de la alienación, mediante la renuncia; por tanto, cabe preguntarse ahora: ¿qué es, más en concreto, aquello a lo que debe renunciar el hombre? Es preciso renunciar a su voluntad particular, a su apetito y a sus instintos naturales. Puede entenderse esto como si los instintos debieran ser aniquilados y no meramente purificados, como si debiera ser destruida la vitalidad de la voluntad. Esto es totalmente inadecuado: lo verdadero consiste en que sólo el contenido impuro debe ser depurado, es decir, en que su contenido debe hacerse conforme a la voluntad ética”. G.W.F.  Hegel. El concepto de religión. F.C.E. Pág. 313.

La crisis económica desatada en 2008 no sólo ha puesto de manifiesto los límites del capitalismo y las imperfecciones de la globalización, también ha puesto de relieve unas prácticas económicas vacías de valores éticos. El caso Bárcenas, como paradigma de la corrupción, y el caso de las preferentes y subordinadas, como paradigma del engaño y del robo, pone de manifiesto que la decadencia de los valores no debe buscarse, como hace la iglesia y la derecha recalcitrante, en la familia y en la educación pública, sino en las prácticas  del capital financiero y en el dominio absoluto de la forma mercantil en la producción de la riqueza, de la cultura y del deporte.  El mal está en el dinero, pero no en el dinero en sí, sino en la posibilidad continuamente alimentada de que cualquier persona se pueda enriquecer sin límites. Esta es la fuente de nuestra corrupción y de la pérdida de los valores éticos y morales.

El mal, y ahí tiene plena razón Hegel, hay que encontrarlo en el hombre natural y en él se haya la causa fundamental de la alienación. El hombre natural es el hombre dominado hasta las cejas por el poder del dinero, por su cegador brillo, por su absoluta presencia. Y ha generado y genera continuamente males: produce paro, pobreza y suicidios. Socava la dignidad del hombre y lo destruye.  Produce un hombre alienado: un hombre que no tiene trabajo, que pierde su vivienda, y que ve como de forma inexorable  muere su dignidad.  El hombre alienado es el hombre que se ha perdido a sí mismo, siendo el suicidio  la manifestación extrema de esa pérdida.

Hay que negar la alienación. Y no hay otro modo de hacerlo que negando los instintos y la voluntad capitalistas, que sólo sabe producir un mundo dominado por el dinero y por el afán ciego de multiplicarlo de modo infinito, un mundo contrario a la justicia y a la eticidad. No sólo hay que ponerle un límite a los ingresos de los empleados públicos, sino a los provenientes de cualquier clase de trabajo u ocupación. Depuremos los instintos naturales del hombre. Pongámosle un tope superior a los ingresos personales. Limitemos el predominio absoluto las formas mercantiles, no permitamos que abarquen todas las esferas de la vida, liberemos de su presencia a la educación, a la sanidad, a la cultura y al deporte.

Acabemos con el hombre alienado. Produzcamos un hombre libre, un hombre liberado del peso aplastante del capital productor de interés, del dinero que genera dinero sin la mediación del trabajo, del dinero que hace del hombre un puro medio. Produzcamos un mundo ético, un mundo donde el hombre sea el verdadero fin, pero no como plegaria y anhelo, como hace la iglesia cristiana, sino como objetivo práctico. No es un paraíso lo que pretendemos, sino acabar con un mundo donde el hombre es continuamente separado del propio hombre y sometido a las más crueles de las alienaciones, situándole por debajo del animal: no poseyendo ni tan siquiera los  medios para reproducirse como simple ser natural.

CRISIS DE LA POLICÍA NACIONAL DEL PERÚ E INCAPACIDAD DEL GOBIERNO PARA EL CAMBIO Y LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN.


SINDICATO ÚNICO DE LA POLICÍA PERUANA - SUPP



El Sindicato Único de la Policía Peruana – SUPP,  organización que representa a los policías en actividad y asume la defensa y ejercicio de los Derechos de los Suboficiales de la PNP en actividad y sus familiares a lo largo y ancho de nuestro país, HOY RETOMAMOS NUESTRA LUCHA EN TODAS LAS FORMAS Y ESPACIOS,  luego de una tregua, confianza  y oportunidad que se le dio al  Gobierno del Presidente OLLANTA HUMALA TASSO,  pensando que haría grandes cambios en nuestro País y la Gloriosa Policía Nacional del Perú, RESULTANDO SER MÁS DE LOS MISMO y hasta peor que otros Gobiernos, logrando que  LOS UNIFORMADOS PERDAMOS LA CONFIANZA igual que todo el Pueblo Peruano.

La clase política del país se rasga la vestidura ante su incapacidad y  salen en los medios de comunicación dando recetas de todo tipo y para todos los gustos, tan igual que la alta Oficialidad en Actividad y Retiro,  como también los expertos que parlotean ante la CRECIENTE INSEGURIDAD CIUDADANA,  siendo ellos mismos los responsables de la crisis, podredumbre que campean en el país y sus instituciones, TODOS ESTOS ESTÁN EN EL PODER Y ESTUVIERÓN y NUNCA HICIERON NADA PARA  TENER UNA POLICIA DEMOCRATICA de acorde al avance y desarrollo de nuestra sociedad, lo único que hacen con los supuestos cambios y reformas, es fortalecer la Policía Militarizada, Policía Represiva, Policía del Político de Turno, amordazada, podrida, corrupta y con Derechos recortados y vulnerados.

 La tan mentada y publicitada REFORMA POLICIAL, es otro experimento más como los anteriores, en nada resuelve la lucha contra la Delincuencia Común y contra el Narcoterrorismo, la realidad, la estadística, las encuestas, las opiniones de los ciudadanos peruanos y las últimas acciones del crimen organizado DESENMASCARAN al Gobierno, a su Ministro del interior y alta Oficialidad de la PNP., por cuyo motivo El Sindicato Único de la Policía Peruana (SUPP), PROPONE al Gobierno y los PolíticosSE DECLARE EN EMERGENCIA TOTAL  LA POLICIA NACIONAL DEL PERÚ y SE CONVOQUE a Autoridades,  líderes de Organizaciones Populares, Sindicales, Asociaciones y federaciones de retirados de la PNP, Oficiales Subalternos en Actividad y Suboficiales honestos, así como a los Colegas que sufrieron carcelería por defender los Derechos de los Policías el año 2010, por Orden del Ex Presidente de la Republica Alan García Pérez (SOT3.PNP. RICHARD ORTEGA QUISPE “RUMIMAKI”, SOS.PNP. EDWAR CASAS DIBURCIO y SOT2.PNP. ABEL HALLASI ZARATE), para ORIENTAR A REALIZAR EL VERDADERO CAMBIO como reclaman todos los Peruanos, así tener una Policía Democrática que esté al servicio del ciudadano y todo el Pueblo Peruano, al cual nos debemos. 

EXIGENCIAS DE LOS POLICIAS EN ACTIVIDAD:       

1.   Una Policía Democrática.    
2.    Libre Sindicación de  los policías en actividad.     
3. SEGURIDAD CIUDADANA PREVENTIVA - CON CONTROL Y CON READAPTACION. NO SOLO DISUASIVA.     
4.    Aumento de Sueldos de  acuerdo al costo de vida.   ¡No más engaños!      
5.    Lucha frontal contra la corrupción generalizada en  la PNP, especialmente en la alta  oficialidad.
6.    Capacitación, equipamiento al personal de la PNP.    
7.    Infraestructura, equipamiento,  personal especializado y medicinas en el Hospital de la PNP y Puestos de Sanidad.  
8.  Defensoría del Policía y FF.AA., autónomo y descentralizada, sea parte de  la Defensoría del Pueblo.     
 9.  Reflotamiento de  la quebrada Caja de Pensión Militar – Policial, con pagos de la Deuda que tiene el Estado.   
10.  DEVOLUCION DE APORTES  del  FOSERSOE-PNP.         
11.  PAGO DEL BONO DE PRODUCTIVIDAD A TODO EL PERSONAL de la PNP.
12.  Fondo de  Vivienda  Policial, voluntario con devolución de aportes.                 
13.- Alto a la persecución al colega José MILLONES por parte del Inconstitucional y Corrupto Fuero Militar Policial.
14.-  Alto al REGLAJE, Hostigamiento y Represalias a los Colegas ORTEGA QUISPE y CASAS DIBURCIO.   
15.-RENUNCIA INMEDIATA DEL MINISTRO DEL INTERIOR Y DESTITUCION DEL DIRECTOR GENERAL PNP.

¡CUMPLIMIENTO DE TODAS LAS PROMESAS DEL GOBIERNO DE TURNO PARA CON LOS UNIFORMADOS, DE NO SER  ASI, CON LAS EXPERIENCIAS GANADAS, FORJAREMOS UNA LUCHA FRONTAL Y EFECTIVA EN TODO EL PAIS!

 ¡SOLO SINDICALIZADOS ERRADICAREMOS LA CORRUPCION Y TENDREMOS UNA POLICIA DEMOCRATICA!

 ¡SOLO SINDICALIZADOS LOGRAREMOS UNA POLICIA DIGNA AL SERVICIO DEL PUEBLO PERUANO!

 ¡EL RECONOCIMIENTO Y LA LEGALIZACIÓN DEL SUPP GARANTIZA EL CAMBIO EN LA PNP!

PERÚ, 27  de febrero del 2013.


"TUKUYRIKOQ"
Policìa Nacional del Perù 
Secretario Nacional del Comitè de Lucha


"PURIQ" ABEL HALLASI ZARATE
Policìa Nacional del Perù
Vocero nacional del SUPP. 
(rpc-984114918)   

domingo, 3 de marzo de 2013

PERÚ: ¿LA POLICÍA LA MEJOR BANDA ORGANIZADA?



¿Quién le pone el cascabel al gato?

03-03-2013

Hace 27 años, durante el primer gobierno de Alan García la influyente revista francesa “Le Point” aseguraba que la banda delictiva mejor organizada que operaba en el Perú, era la Policía Nacional. 

Hoy, después del segundo gobierno de García y tesoneramente alimentada por el decenio fujimorista, se puede decir que la fuerza que hizo posible la existencia de esa banda delictiva, ha confirmado largamente su vigencia pero, además, ha extendido su influencia como una singular metástasis, llegando a comprometer todo el cuerpo social. 

Ahora opera no sólo a través de la Policía Nacional, sino también mediante la Fuerza Armada, el Poder Judicial, una amplia gama de la estructura del Estado, el Congreso de la República, los gobiernos regionales y locales. En suma, esta fuerza ha extendido sus tentáculos hasta convertir al Perú en un país virtualmente podrido. Cabe decir, sin embargo, que esa realidad no compromete a las instituciones como tales, sino a las personas que afectan su prestigio y le restan autoridad social, pese al esfuerzo y al sacrificio de muchos de los que las integran. 

Una serie sucesiva de acontecimientos han puesto de relieve la inseguridad ciudadana en el marco de este creciente clima de descomposición, pero han activado también a distintos sectores y fuerzas que ha ido definiendo su posición en torno a un tema que compromete la seguridad ciudadana. 

El gobierno del Presidente Humala tiene ante sus ojos un reto de gran envergadura que no puede ignorar, pero que tampoco podrá enfrentar con medicina casera. Aquí se requiere una visión objetiva de las cosas y un compromiso real con la ciudadanía, para proteger a cada quien de los peligros que nos acechan. 

Hoy se sabe, pese a la aparatosa “conferencia de prensa” ofrecida por el general Raúl Salazar y los altos jefes policiales en la capital, que la “recuperación” de la recién nacida, hija de Cynthia Morales y Abraham Vela, no fue producto de una “eficiente labor de inteligencia”, sino más bien consecuencia de la iniciativa del esposo de la secuestradora, quien -en conocimiento del hecho- optó por recurrir a la policía de Pisco, antes de verse involucrado en una grave acción delictiva. 

Se ha denunciado también que el delincuente Alex Michel Mejía fue sometido a apremios ilegales -un eufemismo para no hablar de torturas- a fin que confiese su participación en el asalto a la Notaría Paíno, que dejara el saldo de una persona abaleada y una fuerte suma de dinero sustraída. 

Nada de esto es reciente. Estamos virtualmente acostumbrados a que las autoridades policiales se atribuyan grandes éxitos en unos casos para cubrir –como si fueran cortinas de humo- diversos entuertos; justificar adquisiciones, o incrementos presupuestos y ascensos. 

El hecho trajo a la memoria centenares de casos ocurridos en los años de García y Fujimori, y aún antes, cuando los detenidos eran virtualmente molidos a palos, y terminaban firmando declaraciones y aceptando delitos, incluso, que colaboraron en el hundimiento del Titanic. Aparecía así “la admisión de culpa”, que en los años de Andrei Vychinski era “la reina de las pruebas”. 

Creímos que tal práctica había desaparecido, pero daría a impresión que mantiene vigencia. Y es que constituye casi un axioma policial asegurar que encontrar la verdad, no es función de ellos. Su tarea, es encontrar responsables de los delitos, “hallar a los delincuentes”, aunque no lo sean. 

De la verdad, debe encargarse el Poder Judicial. Lo segundo, es tarea de quien proclama que “el honor es su divisa”, cuando en realidad su divisa parece ser más bien el terror, y la corrupción. Y eso se sabe también porque cada vez que los medios de comunicación informan de un delito, adicionan un detalle: entre los autores, hay siempre efectivos policiales, en actividad o en retiro. 

Recientemente se dio cuenta que en el último periodo, 1,400 policías en actividad, fueron retirados del servicio por su complicidad con bandas delictivas. Pero ellos, fueron reintegrados a la institución por mandato judicial. 

¿Y quién dictó tales mandatos? Por cierto, jueces que revisaron causas y que no vacilaron en darle la razón a los afectados arguyendo “carencia de pruebas” para esa sanción. Los uniformados “restituidos” volvieron a la PNP por la gracia judicial, pero volvieron también a las actividades que los habían llevado a defraudar la confianza ciudadana. Estos hechos no son nuevos, por cierto. Tienen luengas barbas y se alimentan de una copiosa experiencia. 

¿Acaso no sabemos que altos mandos de la PNP estuvieron comprometidos durante décadas en ilícitos penales y que gozaron de absoluta impunidad todo el tiempo, como fue el caso de Javier Campos Montoya? ¿Acaso no es público que delincuentes uniformados se apoderaron de jugosas “comisiones” por efecto de la compra de armas en la institución castrense y que cometieron otros delitos, desde el robo descarado hasta el crimen organizado pasando por cierto por la violación de Derechos Humanos? 

Altos Jefes militares, como el propio general Nicolás Hermoza Ríos, o el aviador Elesván Bello, actuaban digitados por el régimen en los años 90. Es verdad que algunos están aún privados de su libertad -en un centro de reclusión cuasi privilegiado-; pero también es cierto que no han devuelto un centavo de lo hurtado, ni han sido degradados -como correspondía- por los deshonrosos actos de gestión. La Institución los conserva como su “reserva”. 

¿Acaso no constituye una verdad muy grande que jueces de la Corte Suprema -para no hablar ya de oros de menor jerarquía- actuaban comprados por la Mafia en los años del Fujimorato? Felizmente fueron editados los videos tomados en su momento en la Salita del SIN, en los que podemos apreciar a “probados magistrados”, como Alipio Montes de Oca, Luis Serpa o Rómulo Muñóz Arce -entre otros- vendiendo la justicia al peso en los años del Imperio de la Mafia, ¿o no? 

¿Y no es verdad que las “malas prácticas” subsisten hasta hoy como se ha demostrado en el contrato con la empresa israelí Global CST, en las que están comprometidos en latrocinios que afectan incluso la seguridad nacional, todos de Rey a Paje? 

El tema de fondo radica en comprender que la corrupción -y la ola delictiva que la complementa- no constituyen una maldición divina, ni un fenómeno inherente a la naturaleza humana. Son la consecuencia de un accionar artificialmente montado y preparado por estructuras organizadas que viven a la sombra de grandes intereses y disponen de inmensos recursos que les permiten no sólo “aceitar” maquinarias formalmente inexpugnables, sino incluso comprar conciencias y complicidades sin ningún apuro. El manejo de la droga, y más precisamente el Narcotráfico, suele estar en la base de fenómenos de esta envergadura. México, o Colombia, son nombres claves para esta historia.

Es un hecho internacionalmente conocido que los servicios secretos de los Estados Unidos de Norteamérica -y más precisamente, la CIA- tiene anudados vínculos con los “capos” de la droga, como los tuvo antes el FBI con Al Capone y la Mafia Americana. Las memorias de Hoover lo acreditan de modo indubitable. Hoy, las revelaciones de Assange lo confirman. 

La historia recientemente vivida en Colombia y protagonizada por Pablo Escobar Gaviria debiera constituir una lección para todos. La Mafia colombiana tenía infiltradas todas las estructuras del Estado, los altos mandos militares y policiales, la vida financiera y la acción política, incluyendo hasta los “cuerpos de seguridad” de las personalidades que denunciaban sus fechorías, como el ministro Lara Bonilla, o el candidato liberal Juan Carlos Galán. ¿Habrá en el Perú en los entretelones de esta crisis de inseguridad ciudadana algún Pablo Escobar metido entre bambalinas? ¿Quién será? ¿Podrá ser tal vez una poderosa mujer sin escrúpulos empeñada en vivir holgadamente a costa del país, o quizá un político corrupto que sueña encaramarse otra vez en el Poder, o tal vez un santurrón convencido que es “legionario de Cristo” y encarna la pureza terrenal, como ocurrió con el casi santo Marcial Maciel en el México de hace algunos años. Y, a todo esto, ¿no tendrán afanes golpistas? La “revocatoria” ¿no será el primer paso? ¿Vamos a esperar el segundo? 

El tema no es episódico, ni local. Ni siquiera es propiamente un tema delictivo. Es -contrariamente a lo que piensa el Presidente Humala- un tema eminentemente político que se corresponde con el accionar de cualquier gobierno que se precie de combatir la corrupción pero, sobre todo, alentar el progreso y el desarrollo basado en la defensa de la soberanía nacional. 

Asumirlo, es ponerle el cascabel al gato.


Gustavo Espinoza M. del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera / http://nuestrabandera.lamula.pe 
Fuente original: http://www.envio.org.ni/articulo/4639
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

sábado, 2 de marzo de 2013

UN NUEVO ORDEN ESTÁ GESTÁNDOSE (3): MÉXICO, CAPITALISMO VS “NARCOINSURGENTES” = SOCIALISMO



Barómetro Internacional
24-02-2013

“Esto, para la mente que tiene sabiduría: Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer. Y son siete reyes. Cinco han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo. Y la bestia que era, y no es, es también el octavo , y es uno de los siete y va a la perdición. Y los diez cuernos que has visto son diez reyes que aún no han recibido reino; pero recibirán poder como reyes por una hora, juntamente con la bestia. Éstos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y autoridad a la bestia”.
Apocalipsis 17:9 al 13

“Cuando una ley es injusta; lo correcto es desobedecer”. Mahtama Gandhi

Se denomina con el numerónimo de G8 al grupo de países industrializados cuyo peso político, económico y militar es muy relevante a escala global. Está conformado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia. Uno de ellos resalta por su idea de globalización y ante éste gira una decena (la mayoría integrante del N-11) de naciones cuyos mandatarios no tienen legitimidad por la manera fraudulenta en que llegaron al poder; no cuentan con soberanía, territorio o nación alguna para mandatarla; sin embargo se les otorga poder para que éstos sometan a sus pueblos a cambio de la entrega de las riquezas naturales y energéticas de esas naciones. Hemos advertido que los países capitalistas o afines al capitalismo, han deformado las leyes, para esclavizar a los hombres. Hoy nuestras leyes e instituciones ya no sirven, son cínicas e inmorales pues liberan al culpable y condenan o esclavizan al inocente, dándole la razón solo a los capitalistas. 

Antes se creía que el peor gobierno en México había sido el de Gustavo Díaz Ordaz, seguido por el de Felipe Calderón, pero en tan solo tres meses un usurpador ha demostrado que estábamos en un error. En solo tres meses ha sido el causante del feminicidio ideológico y garante más grande en la historia; hoy yacen en la morgue de la nación los restos de la señora Energía, la Seguridad, la Justicia, la Libertad, la Educación, la señora Amparo, la Soberanía y sobre todo de nuestra señora Patria; para beneficiar al capitalismo extranjero. Entregarles la economía nacional, los servicios públicos y la destrucción de nuestras propias empresas nacionales, trayéndonos de nueva cuenta los estragos del Porfiriato (1874-1910). El gobierno federal y su congreso están atentando contra el primer derecho inalienable “la vida”; pues con la reforma laboral, le niegan la atención media a los ancianos y a las jóvenes en embarazo; condenando a los primeros a la eutanasia involuntaria y a las segundas al aborto forzado. ¿Quién va a querer un embarazo que le provoque la pérdida de su trabajo? En 20 años esta nación comenzará a importar niños. 

Que tomen en cuenta el resto de las naciones, del camino que transita México, ya que es seguro que las naciones cuyos mandatarios son afines al capitalismo, estos también las estarán entregando. Los mexicanos ya no pueden hablar, marchar, manifestarse, ni ampararse; los tres niveles de gobierno y los tres poderes han trabajado y legislado para arrancarles esas garantías. El mexicano debe permitir que el capitalismo lo abofetee, pues regresar la bofetada al capitalismo les está prohibido. Este escenario de indefensión ha impulsado a pueblos de la nación a tomar las armas como única alternativa de autodefensa en contra de la inseguridad y frente a un gobierno que la ha solapado. México está viviendo una metamorfosis de paralelismo, pues ante la ineficacia de la policía gubernamental, el pueblo ha creado la policía comunitaria; ante la injusta repartición de la riqueza, el pueblo ha creado su propia moneda popular; ante lo obsoleto de sus tribunales, el pueblo ha sentenciado y condenado (al linchamiento) a través de sus tribunales (asambleas) populares. 

Lo que estamos viviendo es el hibrido de la dualidad social; México camina ya hacia un paralelismo nacional popular, donde el pueblo por fin tomará las riendas de la política. Porque por fin el pueblo está entendiendo que si quiere seguridad es él quien la tiene que forjar, si quiere empleo, él lo tendrá que crear. Por un lado tendremos a un gobierno “constitucional” y por el otro a un gobierno popular, creado por el propio pueblo, que hoy ya comenzó a ejercer su derecho de desobediencia social. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos trata de convencernos de lo contrario, por ello exige que los pueblos bajen las armas y se quiten las máscaras bajo el argumento de que es ilegal y anticonstitucional. Por lo visto la CNDH es palera del gobierno usurpador ¡Pues acaso no leyó el artículo 2º constitucional, que autoriza la desobediencia civil, la autodefensa de los pueblos y la organización popular!... Michoacán, Oaxaca y Guerrero (16 municipios) son las entidades federativas levantadas en armas, sin embargo algunos de esos levantamientos están dirigidos por organizaciones paleras del gobierno estatal. 

Por lo que de seguir obedeciéndolos; los pueblos perderán la lucha contra la inseguridad. No estoy a favor de las armas; sin embargo, jóvenes y mujeres ya tomaron esta decisión y dar un paso atrás ya no es una alternativa, deben resistir o perecerán como los grupos armados de la república de Colombia. Porque la cobardía tiene su pago; pues el gobierno los entregará como tales y la delincuencia los asesinará como tales. Una delincuencia ficticia, pues en la mayoría de los casos están amafiadas con nuestros gobernantes, o son los propios policías estatales y federales cometiendo actos de terrorismo para ahuyentarlos, quitarles sus tierras y entregárselas a las empresas mineras trasnacionales. Pues no es “casualidad” que todas las comunidades que hoy se han declarado como “pueblos fantasmas” son zonas ricas en metales preciosos (oro, plata) y piedras preciosas (diamantes). Y a las afueras de ellas ya se observan excavadoras y otros equipos especiales de la industria minera y metalúrgica. En la antigüedad el capitalismo nos arrancaba las riquezas con supuestas carretas o carrozas fantasmales, hoy lo hacen con el fantasma del narcotráfico y en los pueblos árabes bajo el fantasma del terrorismo. 

La colonización y la conquista del capitalismo serán consumadas con la aprobación de la reforma energética; y al mismo tiempo perecerá el legado y la dinastía Cardenista. Es por ello que España no quiere quedarse fuera del reparto de la nación mexicana y haciendo uso del caso de las españolas en Acapulco, pretenden repetirnos la dosis del gobierno francés durante la famosa “Guerra de los Pasteles” (1938-1939) o la teoría del caos; utilizando un pretexto para tener acciones en la industria del “oro negro”. Pero el socio mayoritario en la industria del petróleo será el gobierno norteamericano, pues las acciones en manos de mexicanos serán simples prestanombres, ya que lo que mandate el gobierno gringo será la única ley suprema; habrá traición entre los capitalistas extranjeros aliados. Alemania es la nación donde el modelo ya está consumado; pero así mismo será el primer país donde el pueblo se levantará con extremado estruendo; pues está en la naturaleza del ser humano buscar la libertad. 

Hablando globalmente; el capitalismo ya sometió a la mayoría de los sectores de la población pero hay uno al que aún no puede controlar; solo lo ha hecho pelear entre sí, por los bloques o grupos que lo integran. Son la nueva clase social nacida entre la miseria y marginación; pero que con las armas en las manos y con los bultos de cocaína en el lomo hoy ocupa su lugar en las altas esferas. Sin embargo; está en su naturaleza el sentimiento de izquierda, pues la izquierda no forzosamente es de un partido, sino de todo aquel que cree en la igualdad de oportunidades y equidad de los hombres. Es una forma de vida, es una ideología que le dicta al hombre el estar del lado del pueblo antes que del tirano. Y muchos de los principales líderes son personas muy preparadas, científicas, jurídicas, económica y socialmente; por lo que conocen los pasos del capitalismo y saben que después de someter a los pueblos cobardes y aplastar a los callados, el siguiente blanco serán ellos. En México; muy pronto veremos al Chapo Guzmán, al Cártel del Golfo, a la Familia, a los Zeta´s y Templarios firmando un pacto de civilidad; porque se avecina una guerra no solo nacional, sino mundial contra el capitalismo que los quiere sacar del negocio de los narcóticos (EEUU, México y Colombia contra el “Chapo” Guzmán). 

¡Pues de qué nos espantamos si Francisco Villa y Emiliano Zapata eran considerados como “asalta bancos” y “roba vacas”! y hoy son héroes nacionales. Que Joaquín “el Chapo” Guzmán y los Beltrán, en 20 años aparezcan en los libros de historia ya no sorprendería. El capitalismo y los comparsas de nuestros gobiernos a eso los están orillando. En Guerrero se puede estar seguro de que algunos cárteles ya están respaldando los movimientos de autodefensa de los pueblos; no puede ser mera coincidencia que después del estallido social, el ejército haya entrado en esas comunidades e incendiado extensos sembradíos de hierba. A la narcoinsurgencia le secundará el bloque de empresarios nacionales; después de intentar sostener sin éxito su vida empresarial, frente al monopolio transnacional de los energéticos que les golpeará en sus arcas. Pues al no poder con los gastos y costos de energía, intentarán importar combustible de las naciones socialistas como Venezuela, pero el capitalismo les franqueara cercando las aduanas, para forzarlos a consumir sus energéticos muy al estilo del monopolio, pero extremista y con el respaldo de gobiernos y congresos. 

Nada es eterno y mucho menos el capitalismo; lo que mató a los anteriores sistemas de producción no fue la presencia de nuevos modelos de producción económica, sino los excesos que se ejercieron contra los gobernados, pues por dinero no les importaba asesinarles. Sin embargo; el capitalismo cree en la primera teoría y ve que el socialismo aún no se ha marchitado; por lo que busca desde los medios más perversos y sobrenaturales destruir los gobiernos de Venezuela y Cuba, por ser monumentos mundiales del socialismo; y le estorban en su proyecto de eternización. Sin embargo 2013 es el año del renacimiento del socialismo, pues gracias a la visión extremista del capitalismo los pueblos del mundo por fin verán su verdadero rostro: un capitalismo egoísta, explotador, genocida y deshumanizado, que no ve a los hombres como seres humanos sino como simples animales para la producción; el capitalismo por si solo ya se está colapsando y pronto se suicidará.

Es tan demencial la conducta del capitalismo que si Dios le exigiera que desistieran de sus actos; convencerían al pueblo y a los ignorantes de odiar a Dios y adorar al Diablo. Si los hombres en el mundo no conseguimos llegar a acuerdos y autogobernarnos con equidad y respeto; demostraremos que no estamos aptos para gobernarnos. Si no lo aceptamos, nos encaminaremos a una guerra global (la extinción del hombre). 

–“Y vi a la bestia, y a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, congregados para hacer la guerra contra el que montaba el caballo y contra su ejército. Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales, con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia y habían adorado su imagen. Los dos fueron lanzados vivos dentro del lago de fuego que arde con azufre. Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos” Apocalipsis 19:19-21.


viernes, 1 de marzo de 2013

UN NUEVO ORDEN ESTÁ GESTÁNDOSE (2): LA MATRIZ REPRODUCTIVA DE LA SOCIEDAD ACTUAL



Nuevo Orden: Matriz comunitaria

EL PARTO SANGRIENTO DEL SIGLO XXI


SOCIALISMO Y PODER

Marcelo Colussi*** publicado en junio de 2012

La presente es la Introducción de “Socialismo y poder. Una revisión crítica”, texto de próxima aparición escrito por el mismo autor.

Hasta ahora la historia nos demuestra que los seres humanos nos movemos en muy buena medida por el afán de poderío. De lo cual puede desprenderse, quizá con cierta ligereza, o con cierta mirada pesimista sobre nuestra condición, que estamos irremediablemente condenados a seguir repitiendo ese molde. El colmo de ese pesimismo lo presenta José Saramago, cuando no encontrando salida a todo esto llega a concluir entonces: "No nos merecemos mucho respeto como especie". La constatación tan interminablemente repetida del abuso del poder por parte de quien lo dispone –aún en el campo de la izquierda– podría llegar a permitirnos sacar esa conclusión. Estaríamos casi tentados de afirmar, por tanto, que "eso no tiene arreglo".

Pero si efectivamente está en la esencia humana esta "dialéctica del amo y del esclavo", si eso es parte definitoria de nuestra condición, ¿para qué seguir luchando por un mundo de mayor equidad? El estudio de la historia o de cualquier interrelación nos confronta con que la lucha en torno al poder cuando se encuentran dos personas, o dos colectivos, surge con pasmosa facilidad. ¿Autoriza ello a ver en esa repetición una matriz de origen biológico? ¿Cómo poder afirmar que la violencia, el afán de poderío, la dominación sean de orden genético? Si una lectura darwinista de la historia humana pude llegar a esa conclusión –justificando, de ese modo, la existencia de "razas superiores" y una presunta selección natural de los "mejores"– una visión más amplia de nuestra condición debe apuntar a otra cosa. ¿O acaso podemos avalar un triunfo de "superiores" sobre "inferiores"?

Hasta ahora, al menos, más allá de la ilusión positivista de cierta tendencia tecnocrática que busca un sustrato bioquímico para explicar toda la complejidad de lo humano, no se ha podido aislar ninguna sustancia específica que dé cuenta de estos fenómenos. Puestos a interactuar niños pequeños de distintas etnias cuando recién están comenzando a hablar, cuando aún no tienen incorporada toda su carga cultural, ninguno discrimina a otro ni lo mira "desde arriba". Eso llegará luego: los adultos nos encargamos de transmitírselo. ¿Por que resignarnos entonces ante una supuesta tendencia natural que nos compele a comernos unos a otros?.

Anida ahí un error que, si no lo corregimos con fuerza, puede llevarnos a la entronización del individualismo –cosa que hace con absoluta naturalidad el capitalismo, premiando al "ganador", que no es otro que el más fuerte que se impone con brutalidad sobre los más débiles–, o puede llevarnos, por otro lado, a la resignación.

Decimos "el capitalismo", pero podríamos hacerlo extensivo a cualquier sociedad de clases. Desde que sabemos de la existencia de sociedades estratificadas donde unos mandan usufructuando el trabajo de otros, los cuales trabajan y obedecen (desde el inicio de las primeras sociedades agrarias sedentarias, para fijarlo de algún modo en el tiempo, aproximadamente unos 10.000 a 12.000 años atrás), desde ahí se viene repitiendo esta situación. Dialéctica del amo y del esclavo donde un grupo decide sobre la vida de otro con distintos grados de violencia, de crueldad, desde ser el dueño por entero de la vida de ese otro, hasta el pago de un salario supuestamente consensuado entre ambas partes por una cantidad de horas de trabajo.

Esa historia no nos ofrece sino explotación de unos sobre otros, aprovechamiento, falta de solidaridad, violencia, crudeza. Matriz ésta que se reitera muy frecuentemente en todas las relaciones humanas: entre géneros, entre generaciones, entre distintas culturas. Y viendo con objetividad ya sea la historia o la dinámica interhumana en un corte puntual aquí y ahora, ello pareciera poder dejar extraer la conclusión que así es nuestra condición sin más. Si podemos hacer eso: torturar, engañar, matar, sin dudas que –más allá de una visión pesimista– eso se muestra como nuestro destino. De ahí a la conclusión que no tenemos remedio como especie, sólo un paso.

Y a ello podríamos agregar que los intentos de construir un nuevo sujeto en los balbuceantes socialismos del siglo XX no lograron superar con creces esos patrones de violencia. La codicia y la mezquindad siguieron todavía incorporadas a las características comunes de los ciudadanos, más allá de las buenas intenciones de transformación. ¿Hay que resignarse entonces? ¿No es posible el cambio? ¿Habrá que contentarse que lo máximo a lo que podemos aspirar es a un crecimiento enorme de la productividad y a una más equitativa repartición de la riqueza que generemos, resignándonos a que siempre habrá uno "más listo" que manejará a los "más tontos"? ¿No hay alternativa? ¿Es cierto que "no nos merecemos mucho respeto como especie" entonces? ¿No es posible la equidad total, la horizontalidad? ¿Habrá siempre quien, en nombre de lo que sea, "mire desde arriba" a otro?

Por esa vía, el punto máximo de desarrollo aspirable sería la socialdemocracia. Sin dudas que los pocos países con políticas socialdemócratas viven bien, con abundancia y equidad. Ahí están unas cuantas sociedades del norte de Europa dando el ejemplo: ordenadas, felices, racionales. Pero la estructura del mundo no permite que todos seamos Suecia, o Noruega o Canadá. Además, la bonanza de las socialdemocracias presupone un Tercer Mundo históricamente explotado.

¿Podría algún país africano o centroamericano repetir el modelo socialdemócrata nórdico en las condiciones actuales? ¿Cómo? Las deudas externas que religiosamente deben pagar esas sociedades empobrecidas van a parar también a las socialdemocracias. Así es fácil gozar la vida… y tener equidad. Pero si hablamos de "otro mundo posible", hablamos de igualdad para todos, absolutamente para todos y todas en total paridad. Es decir: hablamos de una verdadera democratización e igualación de los poderes, para todos, no sólo para los blancos.

Cuando nos referimos al sujeto humano tenemos como referente esto que las distintas sociedades clasistas basadas en la diferenciación entre poderosos y oprimidos han venido dando como resultado hasta ahora. Nos es relativamente más fácil entender la lógica de una sociedad antigua –la egipcia, los fenicios, los mayas– porque nos resulta familiar poder imaginar qué sentiría un amo o un esclavo (aunque la reflexión la hagamos ahora y no seamos, en sentido estricto, ni faraones ni esclavos. Sin embargo, intuimos de qué se trata la relación). Pero nos resulta incomprensible, o al menos mucho más lejana de nuestros códigos, una sociedad del neolítico, o alguna de los pequeños grupos que aún hoy existen sobreviviendo como en ese entonces –los indígenas amazónicos, o los habitantes originarios de Australia–. ¿Cómo entender desde nuestra cosmovisión una sociedad de puros iguales, homogénea, horizontal? Nuestra matriz, hoy día, es forzosamente esa visión de jerarquías, patriarcal, vertical. De ahí que nos suene extraño aún –y por tanto cueste tanto– establecer relaciones de total horizontalidad, de absoluta paridad. Aunque en las experiencias socialistas intentemos llamar a los dirigentes con el apelativo de "camarada", en la realidad cotidiana el "camarada ministro" o el "camarada alcalde" sigue aún gozando de privilegios que los "camaradas comunes" no tienen. ¿Significa eso que nunca cambiará esa dinámica?

Seguramente no podemos esperarnos un paraíso de la sociedad humana. No somos ángeles. Pero podemos hacer algo para que no sea un infierno. Y hoy, más allá de una porción minúscula que vive en la opulencia manejando la vida de las grandes masas, y fuera de un no más del 15 % de la población mundial que puede ser considerada clase media, con acceso a aceptables cuotas de confort y seguridad, para la más amplia mayoría de la Humanidad la vida es un infierno. El socialismo, si bien tuvo un inicio en el siglo XX que debe ser rigurosamente criticado por autoritario y vertical (en alguna medida, también un infierno), sigue siendo aún una fuente de esperanza. Del capitalismo nada se puede esperar.

Pero la duda –por decirlo de alguna manera, o el temor, o preocupación– se plantea cuando intentamos revisar los supuestos que ha venido desarrollando el socialismo. Si consideramos el proceder de muchos de los cuadros revolucionarios, o incluso la conducta de los ciudadanos, los camaradas de a pie, dentro de las experiencias socialistas, se abren interrogantes: ¿se podrá prescindir de esta cultura del "mirar desde arriba" a otro? A veces sucede esta horizontalidad, este espíritu de solidaridad y de desprendimiento, pero en muchísimos casos, más allá de la declaración de principios y del uso de consignas que sitúan en el "club" de la izquierda, se siguen manteniendo privilegios irritantes, actitudes despóticas, el convencimiento que hay algunos con derecho a "mirar desde arriba" a otros.

¿Por qué los camaradas médicos cubanos cuando están fuera de la isla "arrasan" con las mercaderías que no se consiguen en su país? ¿Son menos "revolucionarios" por eso? Seguramente no, pero todas estas actitudes nos indican que quizá el meollo mismo de lo humano es muy difícil de transformar: si somos herederos de la cultura que nos constituye en lo más hondo de nuestro ser –machistas, patriarcales, verticalistas, competitivos, belicistas, y en estos últimos años, capitalismo mediante, impúdicamente consumistas– todo eso no se va a terminar por decreto. La cuestión, en todo caso, es: ¿cambiará? ¿Qué hay que hacer para que cambie? ¿Cómo desarmar la cultura del poder que nos constituye?

Hoy día podemos hablar de los seres humanos criados en este modelo histórico, dado que sólo hemos conocido estos patrones. Por eso la dificultad que apuntábamos para entender otros modelos sociales "primitivos", sin clases sociales, la pura horda original. Las sociedades clasistas quedamos irremediablemente lejos de esa experiencia, y los modelos progresistas que hemos inventado todavía tienen muy cerca la matriz del "triunfador", del éxito individual sobre y contra el bien común. Si no, no sería tan fácil que muchas cooperativas terminen siendo pequeñas empresas lucrativas privadas olvidándose de la filosofía que las impulsa. O no hubiera sido tan fácil la restauración de la cultura capitalista en Rusia, o en China, donde hoy se premia como el gran logro la picardía para hacer fortuna no importa a qué precio olvidando principios levantados hace apenas unos años. Invocar un llamado al amor para construir el socialismo, la nueva sociedad y el nuevo sujeto, queda corto. Sabemos que el amor es básicamente narcisista y no nos sobra; más bien nos sale con cuentagotas. Es difícil, cuando no imposible, amar incondicionalmente al prójimo. Pero no se trata de amarlo sino de respetarlo. Esa es la clave que puede cambiar la actitud. Nadie está obligado a amar a nadie por decreto; pero la sociedad sí obliga a respetarnos. Si logramos establecer una comunidad donde todos verdaderamente nos sentimos pares, iguales, aunque no nos "amemos", sí podremos convivir con mayores cuotas de solidaridad social. Aunque no somos ángeles, ¿quién dijo que estamos obligados por naturaleza a explotar al otro? Si nos preparamos para esa cultura de la más absoluta igualdad, ¿por qué no podríamos superar la dudosa noción del amor incondicional para forjar una cultura del respeto? Porque en nombre del amor se pueden cometer las peores atrocidades, no olvidarlo. Ahí están todas las guerras religiosas, por ejemplo, las más despiadadas y crueles de la historia para demostrarlo.

O la Santa Inquisición… por amor.

Ningún sustrato bioquímico podrá explicarnos por qué ese afán de poderío. Es nuestra matriz social, cultural, psicológica, la que nos hace así. De lo que se trata, entonces, es de construir otra matriz que dé como resultado otro tipo de sujeto. Aunque, claro está, esa construcción no podrá ser nunca una imposición por vía de decreto. Hay que forjarla. Y ese es el reto que tiene el socialismo.

En Rusia, siete décadas después de la revolución bolchevique, hay gente que sigue buscando el retorno del zarismo y pensando en la gran patria de los rusos blancos. ¿Pasó en vano la revolución? Y en Cuba una enorme cantidad de población profesa con devoción la santería. ¿Puede decirse que fracasó la revolución? En Venezuela, con un proceso de transformación socialista en marcha, por cierto muy reciente aún, siguen siendo un símbolo nacional las Miss Universo y las mujeres con pecho siliconado, y muchísima población –incluidos funcionarios de gobierno– continúan adorando los más rancios valores capitalistas, desviviéndose por el vehículo lujoso con un chofer que les abra la puerta y cambiando divisas en el mercado paralelo. ¿No está funcionando la Revolución Bolivariana entonces? Todo esto no nos habla de un fracaso de los ideales socialistas. Nos habla, en todo caso, del peso fenomenal de la historia, de las tradiciones, de la cultura. Como brillantemente lo expresó Einstein: "es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio".

El desafío es cambiar esa historia. Eso es la revolución. Si nos tomamos en serio lo de las utopías, pues de eso se trata entonces: no sólo transformar las relaciones políticas, cambiar las reglas de juego de las relaciones sociales; no sólo repartir con equidad el producto del trabajo humano. Se trata, junto a todo ello, y quizá más que ello, de transformar la historia misma, las matrices que nos determinan como sujeto.

Es ahí donde entra a jugar un papel clave el tema de la autocrítica de nuestra humana condición. ¿Estamos acaso, tal como lo pretendería el darwinismo social, condenados a una lucha a muerte los unos contra los otros? ¿O nuestra "naturaleza" va de la mano de las condiciones culturales? ¿Por qué cuesta tanto superar los vericuetos del poder? ¿Nuestra condición finita y deficiente nos lleva a acercarnos al ámbito del ejercicio del poder como alternativa para superar esa pequeñez originaria? ¿Puede superarse la idea del poder como sinónimo de beneficio propio a base del sacrificio de otro? ¿Es cierto que el que manda, manda; y si se equivoca… vuelve a mandar? ¿Qué habrá que hacer para superar todo esto?.

El trabajo es arduo, enorme. Es transformar toda una cultura que lleva hoy un peso ancestral en sus espaldas con una importancia definitoria, y que con las nuevas tecnologías que generó el capitalismo (léase: guerra psicológico-mediática, guerra de cuarta generación, como la llamaron los estrategas militares estadounidenses) se impuso por todo el globo, y en muchos casos, haciéndose atractiva. Si no, los camaradas cubanos no arrasarían las tiendas buscando esos productos "seductores" toda vez que tienen oportunidad al salir de la isla. Lo cual nos lleva a un tema no menos trascendente.

La cultura del consumo a que dio lugar el capitalismo mercantil es insostenible –se produce no sólo para satisfacer necesidades sino, ante todo, para vender, para obtener lucro económico–. En función de ese modelo de desarrollo el planeta se está empezando a poner en serio riesgo. La progresiva falta de agua dulce, la degradación de los suelos, los químicos tóxicos que inundan el globo terráqueo, la desertificación, el calentamiento global, el adelgazamiento de la capa de ozono que ha aumentado por 13 la incidencia del cáncer de piel en estos últimos años, el efecto invernadero negativo, el derretimiento del permagel son todas consecuencias de un modelo depredador que no tiene sustentabilidad en el tiempo. ¿Cuánto más podrá resistirse esta devastación de los recursos naturales? Las sociedades agrarias "primitivas", o inclusive las tribus del neolítico que aún se mantienen, son mucho más racionales en su equilibrio con el medio ambiente que el modelo industrialista consumidor de recursos no renovables. Si buscamos un nuevo mundo, una nueva ética, nuevos y superadores valores, la cultura del consumo debe ser abordada con tanta fuerza revolucionaria como las injusticias sociales. Pero ahí está el problema justamente: tanto ha calado esta cosmovisión del consumo hedonista que se hace muy difícil atacarlo, desarmarlo. Y el "hombre nuevo" todavía no pudo sacudirse esa carga cultural. ¿Podremos construir una cultura alternativa al consumo industrial fabuloso sin volver a las cavernas, aprovechando el confort que brindan las nuevas tecnologías traídas por la industria capitalista y la moderna ciencia occidental?

Se abre allí otro desafío, por cierto. ¿Somos más revolucionarios porque no tomamos Coca-Cola, o es más compleja que eso la lucha contra el patrón consumista? Sin dudas es más compleja, y por tanto, más difícil que mantener una consigna. Esa cultura milenaria de la dialéctica del amo y del esclavo que constituye nuestras relaciones, esa cultura de la búsqueda del poder como fin en sí mismo, esa creencia ancestral en que hay "superiores" e "inferiores", eso da como resultado también una cultura del poder sobre la naturaleza. En el mundo de la industria moderna la naturaleza dejó de ser parte del cosmos del que somos parte para pasar a ser recurso explotable. El marxismo clásico no pudo ir más lejos de esa visión estrecha; por eso hoy la crítica del consumismo irracional es tan imprescindible como la lucha contra las injusticias. El planeta no es la "cantera a explotar", el "bosque a arrasar" sino parte de nuestra realidad compleja; si lo destruimos, nos destruimos a nosotros mismos. Si lo vemos sólo como lucro económico, ahí están los resultados con la catástrofe ecológica que ese modelo generó. Obviamente, si la consideramos con detenimiento, esa idea de progreso científico-técnico no parece tan "desarrollada". De ahí que pueda entenderse el pesimismo de Saramago.

Vemos, entonces, que la tarea transformadora de la revolución socialista es titánica. Lo es porque más difícil que cambiar el mapa político de un país –desplazar a una minoría de la casa de gobierno, armas en mano incluso–, muchísimo más difícil que eso –y nadie dijo que eso fuera fácil– es aún cambiar el sujeto humano. Pero ahí está el desafío. Educación, formación ideológica, autocrítica, revisión de la historia, discusiones, liberar la creatividad, la imaginación al poder… los pasos para lograr esa monumental empresa son muchos, diversos, variados. Hablamos de "hombre nuevo"; ideal genial, sin dudas. Mas ¿no se filtra allí ya desde el vamos un prejuicio machista? ¿No es de la mayor arrogancia machista identificar la especie en su conjunto con sólo su mitad? ¿Los seres humanos somos todos hombres?

Hoy, después de las primeras experiencias del pasado siglo y teniendo claro los límites de nuestra condición, probablemente estamos en mejores condiciones para avanzar por ese camino. Si hablamos de un nuevo socialismo del siglo XXI –que no desconoce las bases sentadas en el XIX ni las primeras experiencias del XX– es para superar viejos errores y llegar con éxito al XXII.

La ruta misma de la revolución socialista debe guiarse por lo que acertadamente proponía Gabriel García Márquez: luchar para "que ningún ser humano tenga derecho a mirar desde arriba a otro, a no ser que sea para ayudarlo a levantarse". Hasta que eso no sea realidad, debemos seguir luchando, porque si no, la revolución no habrá triunfado.

***Marcelo Colussi nació en Rosario, Argentina, en 1956. Estudió Psicología y Filosofía en la Universidad Nacional de Rosario. Si hay algo común en toda su obra, tanto en su producción científica como en la literaria, es la profunda convicción en que las cosas pueden cambiar. Escribió por ahí: “Aún desfalleciendo, aún en una sala de tortura, de rodillas ante la historia: ¡hay esperanzas!”. Desde hace más de 15 años vive y trabaja en el ámbito de los derechos humanos en Centroamérica. Ensayista y escritor, ha publicado en el campo de las ciencias sociales y en
la narrativa.