martes, 9 de enero de 2024

EL DEBATE SOBRE OCTUBRE Y LA URSS NO ACABARÁ NUNCA…

 


Publicado el 8 de enero de 2024 / 

Por Pepe Gutiérrez-Álvarez

 

Ya no se suele hablar del “fin de la historia” por más que estemos en una fase muy diferente a la que ocupó el “siglo corto”. El canon “totalitario· neoliberal según el cual ya no había más que hablar, se lo está llevando por delante la línea de desastres ecológicos y sociales que no dejan lugar para el optimismo, más bien todo lo contrario-

Desde este punto de mira conviene revisar la Historia del profesor Carr cobró en su momento nuevos relieves en un momento como el presente en el que con la reedición de la «guerra fría», la cuestión del comunismo y de la URSS ha recobrado sus añejas connotaciones demoníacas, y en la que -como ya ocurrió en los años cincuenta- una hornada de antiguos liberales izquierdista renegados se citan a la hora de descalificar como «muy sospechosa» una obra como la suya en la que se ve el perverso deseo de justificar la URSS, la actuación de un falso demócrata y científico a la manera de los viejos «compañeros de viaje» (categoría de la que formaron a veces la peor parte algunos de los anticomunistas más furibundos de la época), y lo en el mejor de los casos, de un «ingenuo optimista» ante las conquistas del sistema soviéticos. El propio Carr en una de sus contadas declaraciones públicas ha replicado con vigor estas acusaciones y ha subrayado su tras fondo /4.

Uno de los méritos incuestionables de Carr es de por sí la propia obra. Se trata, sin lugar a dudas, del trabajo más documentado y riguroso que se ha escrito hasta el momento sobre la formación de la URSS y su publicación marca un antes y un después en una bibliografía que por su amplitud sobrepasa a cualquier otro acontecimiento del siglo, y dentro de la cual el capítulo de los que merecen el olvido es muy superior a los títulos imperecederos. El mérito siguiente radica en el equilibrio analítico del autor, tiene su capacidad para no ceder a más presiones que las exigidas de su propia y exhaustiva investigación. Se puede hablar en este sentido de un tour de force gigantesco no sólo por la extrema amplitud de la empresa cuya complejidad desbordó el proyecto inicial de ocho volúmenes, sino también del esquema mental de un hombre que empezó su viaje como un conservador opuesto a la utopía revolucionaria y lo concluyó dominando una concepción de la historia renovada tal como se manifiesta en su obra teórica ¿Qué es la historia?, que «representó en su época un valiente ataque contra las ortodoxias de la «guerra fría» y durante dos decenios ha gozado de merecido renombre por ser la crítica más radical y accesible de los supuestos que subyacen en la práctica histórica ortodoxa. Es una mezcla rara de elegancia de viejo estilo y compromiso con el cambio revolucionario»/5.

El propio Carr estima en el prefacio de uno de sus volúmenes que todavía queda mucho por hacer, particularmente en lo que se refiere a los problemas de la política exterior soviética (no en vano su obra póstuma tiene como eje el VII Congreso del Komintern), sobre la que existe una inmensa documentación dispersa en los archivos de numerosos países (por ejemplo, todavía se está por escribir un estudio serio sobre el papel de la URSS en la España de los años treinta), sobre todo en los soviéticos que, como es sabido, tienen bloqueado su acceso. Esto último ha obligado a Carr a investigar en base a un material por lo general ya conocido, problema que en opinión de expertos como Isaac Deutscher, Carr ha resuelto, pudiendo afirmar que ((es dudoso que los archivos, cuando sean abiertos, obliguen al historiador a revisar fundamentalmente el cuadro que ahora puede formar sobre la base de los materiales ya publicados /6. En otro de sus prefacios Carr hace constar las inconveniencias pero también las ventajas que conlleva analizar un tiempo históricamente tan próximo: en pocas vicisitudes históricas se reflexionó tanto y tan abiertamente sobre los hechos, y nunca una dirección revolucionaria ha poseído una conciencia histórica tan extremadamente desarrollada como la tuvo la élite militante y dirigente del bolchevismo y del primer comunismo internacional.

En su concepción inicial, que tan claramente se trasluce en los tres primeros tomos de la obra, Carr es un historiador tradicional, especialmente interesado en las instituciones -por ejemplo, se explaya con particular interés en la Constitución soviética y en los problemas diplomáticos, en tanto que los grandes aspectos de las ideas revolucionarias quedan relegados a pequeños capítulos aparte-, y asiste con cierto estupor a los grandes avatares revolucionarios, a las impresionantes acciones de masas, y se orienta hacia los problemas de la construcción del Estado. Esto resulta bastante más claro en los primeros volúmenes es lo que se encuentran grandes lagunas.

Algunas de ellas se refieren a corrientes políticas importantes como la de los partidos que se reclamaban del socialismo, otros acontecimientos como el de Kronstadt de 1921 que «iluminaron la realidad como un relámpago la noche» (Lenin), y otras realidades por lo general poco o nada consideradas pero de indudable importancia como lo fueron la vida cotidiana, los intentos de emancipación de la mujer o la integración de la cultura judía. El lector interesado en todas estas cuestiones tendrá que buscar necesariamente lecturas complementarias /7. Acusaciones similares se han hecho a los apartados siguientes respecto a la importancia de la Oposición de Izquierda, pero esto resulta ya a nuestro juicio más discutible.

Como hemos señalado más atrás, Carr opera un auténtico tour de force para escapar de una concepción de la historia en la que no habría margen o en la que los márgenes serían muy estrechos. No hay duda que hay la tentación de una explicación institucional -la revolución encontró su raison d’étre cuando halló su raison d’ Etat-, que ha seducido a tantos historiadores. Según esta explicación, y al igual que ocurrió con otras grandes revoluciones, la época institucional y burocrática fue la continuación objetivamente inevitable de la época heroica de la revolución. Dicho con otras palabras: Stalin fue el realismo y Trotsky la utopía. Quizás sea este el problema más complejo y difícil que se le presenta a todo el que trata de analizar el proceso revolucionario soviético, y representa una auténtica piedra de toque a la que buena parte de especialistas trata de eludir o de zanjar en función de un parti pris. Carr se enfrenta con el problema con valor y rehúye cualquier simplificación.

Desmantela minuciosamente todas las concepciones doctrinarias que hacen concluir el ciclo revolucionario en una fecha tópico: con Brest-Listovk (los eseristas de izquierda), en 1920-1921, fechas de la represión del Ejército insurgente de Ucrania de Maknó y de la insurrección de Kronstadt (definitorias para la escuela anarquista), instauración de la NEP (para los consejistas), fallecimiento de Lenin, expulsión de Trotsky, etc…Para Carr está claro que existe una simultaneidad, una continuidad y una negación, pero trata más de investigar los hechos que de sacar conclusiones. No descarta – en su famosa entrevista para la “New Left Review” que hay un cambio cualitativo trascendental en la década ulterior a la que comprende su estudio, pero sigue manteniendo su ponderación subrayando las dificultades para analizar todo lo que ocurrió.

A lo largo de toda la Historia, Carr atenúa su inclinación hacia una historia hecha para arriba y no para abajo. En este esquema hayal mismo tiempo un imperativo objetivo y una opción reformada por parte del autor. No hay que olvidar que Carr, apegado al protagonismo de la documentación, se encuentra con un material escrito verticalmente, o sea en el que la historia es hecha por los grandes personajes. Los soviets, por ejemplo, aparecen como núcleos activos y bulliciosos encabezados por grandes cabezas. Luego no se hace notar su desvanecimiento y la caída de estas grandes cabezas (en especial la de Trotsky) parece ser producto de condiciones ajenas a la decadencia del movimiento de masas. El Estado y los gobernantes no aparecen, a nuestro juicio, claramente vinculados a la sociedad ya los movimientos sociales. Naturalmente» este método resulta tanto más insuficiente cuando lo… que se está estudiando es una revolución, dicho de otra manera, la quiebra de un Estado ante el embate de una movilización de masas impresionante. Como dijo Lenin, una revolución social se produce cuando hasta los sectores sociales más atrasados quieren hacer valer sus exigencias políticas. Naturalmente, Carr no ignora esto, pero se acerca a ello con la mentalidad de un profesor apasionado por las medidas políticas. Entiende que, inexorablemente, la utopía tiende a convertirse en un gobierno estable.
Como toda obra maestra, la de Carr es susceptible de muy diversas lecturas y su esquema va asumiendo mayor grado de matización y de complejidad en la medida en que avanza. Esto resulta perceptible en el capítulo de los personajes protagonistas, quizás porque en el retrato que ofrece planean la influencia de las famosas biografías de Stalin y Trotsky que escribió Deutscher y que para Carr son lo más capacitado que se ha escrito sobre la historia de la URSS.
Se ha dicho con cierta insistencia que hay un culto en Carr hacia Lenin -alguien dijo que ocupaba en la obra un papel análogo al que juega Julio César en la Historia de Roma de Mommsen-, y que tiende a justificar al propio Stalin.

Esto es un disparate» a menos que se contemple con ojos como los de David Shub o de Robert Conquest (al que Martin Amis lee de rodillas ante el gozo de los expertos mediáticos tipo Antonio Elorza), para los que Lenin fue ante todo el antecesor de Stalin y éste último la simple encarnación del mal. También en este apartado hay mucho que decir y serían necesarias más reflexiones para comprender la posición de Carr. Conocido es el debate (indirecto) que Deutscher desarrolla con Trotsky sobre e carácter imprescindible de Lenin, que para el historiador anglopolaco viene a ser una subestimación del propio Trotsky y una concesión de éste al culto leninista. Carr no entra en la polémica, sin embargo en la obra la figura de Lenin predomina el escenario de la revolución y el Estado, y parece que es esta acción la que justifica su actuación previa a la revolución. Su Lenin es ante todo un gran hombre de Estado y mucho menos un revolucionario, un gran negador, Es esta tendencia de Carr la que ha hecho que su descripción de Stalin hayal aparecido como suave (si no positiva) paral muchos comentaristas, aunque está claro que no esconde ninguna de las deformaciones, barbaridades y traiciones del «teórico» del «socialismo en un sólo país», una idea que por lo demás, es plenamente deudora de la fase más moderada de Nikolai Bujarin.

También puede aparecer que hay una cierta tendencia en ver las huellas de éste en el período leninista.

Esta orientación se hace más nítida a la hora de juzgar actuaciones políticas como el tratado de Rapallo, la revolución internacional o actitudes como la de Trotsky que renuncia a emplear su autoridad en el Ejército Rojo para desplazar del poder a unos adversarios que no se caracterizaban precisamente por su limpieza política. Las tremendas dificultades con que se encontró el proceso revolucionario -la guerra civil, las malas cosechas, el descoyuntamiento de la clase obrera, etc- , llevó a la dirección bolchevique un poco a quemar todo lo que antes adoraban y adorar lo que antes quemaban. En este contexto hay que situar actuaciones como la de Kronstadt, la prohibición de las tendencias organizadas y la búsqueda de salidas internacionales. Deutscher ve un marcado pesimismo en la incomprensión en Carr; éste plantea que también puede ocurrir un poco lo contrario: que Deutscher fuera excesivamente optimista. La cuestión es compleja, y el hecho es que Carr nunca fuerza los datos a favor de una argumentación apriorística. Lo mismo se puede decir de su actitud ante el drama de la revolución mundial. Su estudio revela la grave incorrespondencia existente entre el planteamiento revolucionario y la realidad objetiva.
Los bolcheviques que se enfrentaron ante la gigantesca tarea de una Internacional para la revolución aquí y ahora, se dieron de bruces con una situación infinitamente más compleja que la de 1917 y el sustituismo involuntario de primera hora evidenciaba las carencias de los grupos revolucionarios locales. Aquí el bosque es particularmente espeso, y asombra la capacidad de Carr para al menos no perderse en sus vericuetos más inesperados aunque mantiene una notable sensación de desbordamiento seguramente inevitable ante una tarea imposible de abarcar en el actual estadio de la documentación y de investigaciones realizadas. También es comprensible la sensación de que la trascendencia y la importancia política de la Oposición de Izquierda, que desfallece ante la inclinación institucionalista del autor.

Sin embargo, hay que considerar que Carr se atiene a los años veinte y que los pesos y medidas no pueden los mismos que los que tendrían que comprender una extensión de la historia hacia la década siguiente en la que el dilema entre la instauración del «socialismo en un sólo país» y la “revolución permanente» apareció con mayor nitidez, sobre todo con el ascenso resistible del nazismo y los desastres de los frentes populares. El balance que se desprende del conjunto de la obra es una visión detallada y concienzuda de una revolución que planteó la actualidad del socialismo, pero que no lo pudo resolver. Detalles de mayor o menor importancia podrán ser cuestionados en su tratamiento, pero difícilmente alguien podrá hablar de falsificación, deformación o amputación. Se pueden encontrar lagunas y errores en los enfoques, pero no se podrá subestimar el hecho de que la obra de Carr sea la primera auténtica visión de conjunto de la formación del Estado soviético, la primera que trata de abarcar tanto los hechos revolucionarios y antirrevolucionarios, de las instituciones -incluidas las menos favorecidas habitualmente por la mirada del historiador- y las personas, de las organizaciones y las ideas…

Cuando se ha cumplido cerca de siete décadas desde aquel 1917 que todavía conmueve al mundo, del acontecimiento más trascendente y subversivo del siglo, el querer aproximarse con el máximo rigor y honestidad a su verdad, a su rico y complejo significado -el primero de los cuales es que la revolución socialista es posible y necesaria-, viene a ser tan difícil como lo pudo ser en la época el hacerlo sobre revoluciones que, como la inglesa de Cromwell y los puritanos o la francesa de 1789, señalaron el comienzo de una nueva era, No podemos por menos que considerar como un síntoma de su vigencia “subversiva» el hecho casi inaudito de que, después de todo el tiempo transcurrido, no se haya producido en el país en donde ocurrió -y por extensión en todo el «‘campo socialista»- ni una sola aportación histórica digna de mención, y que los personajes que se opusieron rotundamente a Stalin sigan siendo un «tabú».

También resulta ilustrativo que sea desde la disidencia interna donde hayan surgido las primeras aportaciones de gran valor /8.

Tampoco resulta mucho más relevante la bibliografía producida por los adversarios del bolchevismo, Se pueden encontrar diversos testimonios importantes en la derecha, así como entre los mencheviques y los anarquistas /9, pero en ningún caso una obra decisiva. Tampoco es diferente el caso de la historiografía occidental, que si bien no ha pecado de omisiones sí lo ha hecho por una continúa labor de amputación tendente a descalificar la obra revolucionaria. Incluso en los casos más notorios de esta última escuela se trata de títulos que no han soportado nunca la prueba del tiempo. Efectivamente, nadie se acuerda actualmente de los producidos durante la primera guerra fría y no se dan en estos momentos aportaciones para que sean recordadas en el porvenir, Este carácter perecedero ha resultado especialmente breve en el caso de los diversos revisionismos» post-estalinianos. La más estricta versión kruschoviana duró exactamente una década, y las rectificaciones ulteriores siguen manteniendo lo esencial del viejo manual de Stalin–Jdanov con la particularidad de que Stalin, aunque pasa a un segundo plano sigue ostentando la representación del «leninismo» /10, Tampoco ha sido muy diferente el destino del maoísmo europeo, sobre todo del notable esfuerzo que desarrolló especialmente Charles Bettelheim, todo un andamiaje que le permitieran encontrar las fórmulas metodológicas puras y «‘correctas» para producir una versión en la que el «marxismo leninismo» de Mao apareciera como la “superación” de un balance global en el que el saldo de Stalin resultaba obligatoriamente positivo. Tras la muerte de Mao, el propio Bettelheim operaría un notable giro antiestalinista que ponía por tierra su propia obra sobre la URSS, y denuncio el estalinismo sin piedad /11.

Un caso muy diferente ha sido el de la escuela «trotskista», en la que no solamente sobresalen Trotsky y Deutscher sino también un buen número de escritores políticos e historiadores de gran valor.

En este cuadro, la Historia de la Rusia soviética de Carr tiene una primacía apenas compartida, Se mantendrá al cabo del tiempo como un hito incuestionable a pesar de las iras de la nueva derecha. Todos los que quieren conocer lo que ocurrió en Rusia entre 1917 y 1929, todos los historiadores honestos, se verán obligados a volver sobre ella /12. De muy pocas empresas similares se puede decir lo mismo. La pena es que esta titánico esfuerzo resultó sepultado por la ola conservadora de los años ochenta, y en la cual emerge –desde Francia, “faro” del pensamiento neoliberal- una historiografía que se afirma a partir de Alexander Soljenitsin, y cuya máxima expresión será El pasado de una ilusión, de François Furet, que como Robert Service y otros tantos aupados desde los medias anclados en el canon anticomunista, siguen el camino inverso al de Carr. Comunista (estalinista) que se convierte a las ideas dominantes, y que aboga por desplazar la izquierda desde el antifascismo hacia el anticomunismo.

NOTAS:

/1 La obra está dividida en cuatro partes con un total de 14 tomos que Alianza Universal empezó a publicar en 1972. La primera parte, La revolución bolchevique (1917-1923) consta de tres volúmenes. Le sigue El interregno ( 1923¬1924), en uno solo, Prosigue con El socialismo en un sólo país ( 1924-1926) con cuatro. La última parte es la más amplia con siete tomos bajo el título común de Bases para una economía planificada (1926-1929), en los que también ha trabajado R, W, Davies, director del Centro de Estudios para Rusia y Europa Oriental de la Universidad de Birmingham.

/2 E. H. Carr ( 1892-1982), fue educado en Trinity College, de Cambridge donde hizo una brillante carrera académica. En 1916 ingresó en el servicio diplomático británico y ocupó puestos de responsabilidad en París y Riga (Letonia). Al terminar la I Guerra Mundial tomó parte en el Congreso de Paz de Versalles junto con Arnold Toynbee. Ulteriormente fue nombrado asesor de la Sociedad de Naciones, cargo que le impulsó a una dura crítica del utopismo de la política británica desde 1919. Abandonó el cargo en 1936 para ocupar la cátedra Woodrow Wilson de Relaciones Internacionales de la Universidad de Cardiff (Gales). Influenciado por Reinhold Niebuhr (que crearía tras la II Guerra Mundial una escuela de pensamiento basado en el análisis del poder en el sentido de que la política es, en un sentido, siempre política de poder». Carr criticó a los metafísicos de la Sociedad de Naciones y apoyó los acuerdos de Munich de 1938. Un breve paréntesis en su vida académica tuvo lugar desde 1941 a 1946, ocupando el cargo de subdirector del «The Times». Desde este prestigioso diario conservador Carr reconoció los nuevos cambios en el reparto de los poderes en Europa y en el mundo y criticó la fe idealista de los norteamericanos en las Naciones Unidas. Aunque muy a su manera, Carr fue siempre un conservador adversario de las utopías. Por esta razón fue subestimado por quienes, como los discípulos de Bettelheim, lo consideraron ideológicamente incapacitado para ofrecer una visión “correcta» de la URSS.

/3 En Herejes y renegados (Ed. Ariel, Barcelona, 1970, p, 110). El libro está prologado por Carr que se referirá a Deutscher en otros trabajos suyos (por ejemplo en 1917: Antes y después) y al que se refiere constantemente tanto en la revisión de parte de su Historia como en bastante de las notas de la obra, Durante las campañas de criticas contra su obra, Carr ha sido comparado con Deutscher. El hubiera considerado esto como un gran homenaje.

/4 Véase al respecto la entrevista aparecida en la «New Left Review» de septiembre de 1977 y que aparece al final de la recopilación De Napoleón a Stalin publicada por Crítica.

/5) Raphael Samuel en Historia popular y teoría socialista (Ed. Crítica, Barcelona, 1984, p, 65)

/6 Deutscher, Ibidem, p.

/7 La bibliografía sobre la mayoría de estos capítulos parciales es inmensa, aunque sé que en los casos mencionados no parece ser así, Son pocas las obras que enfocan la vida cotidiana (quizás la más interesante sea la de Anatole Kopp, Arquitectura y urbanismo soviéticos en los años 20 (Lumen, Barcelona, 1974), o la cuestión judía (para la que hay que leer la Historia del antisemitismo, de León Poliakov que editó Muchnick… Aunque no haya sido analizado a fondo no significa que tengan poca importancia, por ejemplo, el «desencanto» hebreo de la revolución tal como la encauzó un Stalin antisemita fue decisivo para que el sionismo se impusiera entre la importante izquierda judía.

/8 En concreto la obra de Roy A, Medevev, No es ajeno a ello el hecho de que para éste la verdad sobre la historia de la URSS es un elemento para regenerar el socialismo y no para derrocarlo.

/9 Entre los primeros sobresalen las Notas sobre la revolución de Nicolai Sujanov (hay una edición abreviada en Luis de Caralt), miembro del ala martoviana, y entre los segundos los escritos de Volin (La revolución desconocida) y de Pietr Archinoff (Historia del movimiento macknovista), pero en tanto que Sujanov sólo pretende ofrecer un retrato periodístico fiel, los anarquistas tratan de establecer un balance entre el bien y el mal siguiendo una línea que separa el autoritarismo del antiautoritarismo. Pero el gran historiador de la causa anarquista rusa es Paul Avrich: Los anarquistas rusos (Alianza, Madrid, 1967), Kronstadt 1921 (recientemente reeditada por Utopía Libertaria, Madrid, 2006)

/10 Para una critica sobre estos revisionismos ver Ernest Mandel, 30 preguntas y 30 respuestas sobre la historia de la URSS, incluido en la recopilación Sobre la historia del movimiento obrero, Ed. Fontamara, Barcelona, 1980).

/11 Sobre la pretenciosidad de la obra de Bettelheim el lector puede consultar el número extra de la antigua revista El Cárabo, ligada a la ORT y dirigida por Joaquín Estefanía que con el título de Tiempo de Stalin, y que puede considerarse como el canto del cisne de la tentativa de rehabilitar el estalinismo historiográfico. Los discípulos del estructuralista galo dividen la historiografía en tres campos fundamentales: el burgués, el trotskista y el marxista-leninista, o sea el correcto que ellos representan. Carr es reconocido como un investigador incapacitado de «comprender» y Deutscher como un autor aplaudido por los universitarios anticomunistas. Bettelheim revisó drásticamente toda su obra “soviética” a raíz de la caída de la “banda de los cuatro” que había sucedido a Mao.

/12 Actualmente lo más asequible es sin duda el magistral breviario que hizo el propio Carr con el título de La revolución rusa, 1917-1929, De Lenin a Stalin, reeditada por la colección de kioscos de Alianza, y luego por diversas colecciones de libros de kioscos. Como nota curiosa se puede decir que la primera influencia de Carr en una obra escrita en castellano fue en la de Juan García Diez, URSS, 1917-1929: de la revolución a la planificación, Guadiana Publicaciones; Madrid, 1969, García Díez, posteriormente ministro de UCD, había sido militante del FLP. La obra es una buena síntesis escrita desde una posición prerrevolucionaria.

Fuente: https://kaosenlared.net/el-debate-sobre-octubre-y-la-urss-no-acabara-nunca/

 

LA CRISIS SISTÉMICA DEL CAPITALISMO COMO PUNTO DE INFLEXIÓN GLOBAL



Por Andréi Fursov

 

Andrei Fursov: La Crisis Sistémica Del Capitalismo Como Punto De Inflexión Global Sin Precedentes En La Historia De La Humanidad

Los cambios que han sucedido en los últimos 30 a 40 años y que continuarán durante aproximadamente el mismo período de tiempo o un poco más, van mucho más allá de lo normal, advierte el historiador Andréi Furzov. No se trata de meros puntos de inflexión como los de 1848-1867 y 1914-1933, que cambiaron la trayectoria del sistema capitalista, sino que se trata de cambios sin precedentes en la historia del sistema capitalista que cambian el sistema mismo. Además, el desarrollo de la civilización terrestre tal como ha existido desde la llamada revolución neolítica está cambiando en su conjunto. A la época actual se le llama de diferentes maneras: la era de la globalización, la era del fin de la historia, la era de la transición de la Modernidad a la Posmodernidad, etc. Pero en toda esta palabrería se ahoga en parte el significado real de lo que está sucediendo, y se hace deliberadamente, pues para la mayoría resultaría ingestionable razonar que el mundo no sólo está atravesando una crisis, sino que se encuentra en un punto de inflexión que hasta ahora no tiene análogos en la historia. En primer lugar, se trata de una crisis sistémica del capitalismo y la clase media, que aparentemente están viviendo sus últimas décadas. Sin embargo, debido a la naturaleza global del capitalismo, su crisis resultó estar conectados a las crisis geoculturales de la Ilustración, la civilización europea, el cristianismo (que pierde cada vez más terreno y sustancia frente a los movimientos ocultistas), el proyecto bíblico de control-jerárquico, la raza blanca, el género Homo y la biosfera. Por lo que esta crisis constituye un gran punto de inflexión global sin precedentes. Al derribar al comunismo histórico que impedía su progreso, el capitalismo destruyó también las estructuras de soporte que lo protegían de su propio colapso, y los propietarios del sistema del capital aprendieron (o confirmaron) que el funcionamiento normal de un sistema requiere la presencia de su contraparte (la doble cara o doble masa multidimensional que también es una característica de la criptocracia). La transformación intracapitalista y el surgimiento de la corporatocracia, una facción joven y depredadora de la burguesía global, estrechamente asociada con las transnacionales, definió el triunfo de la globalización, cuya primera víctima fue el anticapitalismo sistémico y la URSS. Sin embargo, la globalización, después de haber resuelto los difíciles problemas de mediano plazo del sistema de capital, ha creado problemas insolubles de largo plazo, empujando al capitalismo —y con bastante rapidez— al borde del abismo.

 Mente Alternativa 21 de diciembre de 2023

Andréi Ilich Fursov (nacido el 16 de mayo de 1951 en Shchelkovo, óblast de Moscú) es un historiador, filósofo social social y publicista

“El mundo ha cambiado”: estas palabras, que suenan como un estribillo de “El Señor de los Anillos”, caracterizan perfectamente el estado actual del mundo. Hace treinta años era diferente, tanto exterior como interiormente. Durante estas décadas, terminó el gran experimento anticapitalista del siglo XX (y con él el Proyecto de la Gran Izquierda de la Modernidad Europea): la URSS ya no está en el mapa. Hoy vivimos en la era de la globalización. Como término científico, este término apareció en 1983, registrando un fenómeno fundamentalmente nuevo y sus extraños artefactos (“multiculturalismo”, “tolerancia”, “corrección política”, etc.). Estados Unidos, a diferencia de la URSS, permaneció en el mapa y fue proclamado única superpotencia, aunque en los años 1980 y 1990 se produjo una mutación y Estados Unidos ya no es tanto un Estado como un grupo de empresas transnacionales, un “NEOIMPERIO”

En el siglo XXI China es percibida como una segunda superpotencia y un competidor de los Estados Unidos. India y Brasil están en crecimiento económico (con un alto costo social). La brecha entre países ricos y pobres, así como entre ricos y pobres dentro de estos países, que se fue reduciendo entre 1945 y 1975, está creciendo rápidamente y batiendo todos los récords. La humanidad está cada vez más claramente dividida en la élite rica (20%) y la masa principal pobre (80%), en “globales” y “locales”, en la terminología de Z. Bauman, y la clase media se está dividiendo gradual pero constantemente, erosionándose y derritiéndose. Y aparentemente, dentro de 20 o 30 años, si no antes, pasará al Tártaro de la Historia siguiendo al campesinado y la clase trabajadora. El número de “gente de los barrios marginales”, la subclase mundial y la clandestinidad, está creciendo exponencialmente: en 2030 habrá 2 mil millones de ellos sobre los 8 mil millones que habitarán el planeta, con una amenaza directa y obvia de una nueva “migración de pueblos”, es decir una gran cacería mundial.

Las ideologías progresistas del marxismo y el liberalismo se están convirtiendo, casi desaparecidas, en una cosa del pasado (es significativo que desde 1980, la “fantasía” haya suplantado esencialmente a la “ciencia ficción”) con sus esperanzas de un futuro brillante y universalista. Los fundamentalismos están en aumento, no sólo islámicos, sino también cristianos y judaicos; El cristianismo occidental, que va perdiendo cada vez más su sustancia verdaderamente cristiana, está perdiendo terreno frente a los movimientos ocultistas; el este toma cada vez más la apariencia de un ex trabajador del partido con una vela. Todo esto era impensable a mediados de los años 70, aunque ya entonces aparecieron los primeros carteles en la pared.

Es un hecho que el mundo cambia constantemente; el cambio es su característica constante y, sin embargo, lo que ha sucedido en los últimos 30 a 40 años y que aparentemente continuará durante aproximadamente el mismo período de tiempo o un poco más, va mucho más allá de lo normal. En muchos sentidos se trata de cambios sin precedentes en la historia del sistema capitalista. Por supuesto, hubo puntos de inflexión, por ejemplo, los “largos años cincuenta” (1848-1867) en el siglo XIX. o los “largos años veinte” (1914-1933) del siglo XX, que cambiaron radicalmente la trayectoria del desarrollo del sistema. Sin embargo, los cambios de las últimas décadas no cambian la trayectoria del sistema, sino el sistema mismo. Además, el desarrollo de la civilización terrestre tal como ha existido desde la llamada revolución neolítica está cambiando en su conjunto.

A la época actual se le llama de diferentes maneras: la era de la globalización, la era del fin de la historia, la era de la transición de la Modernidad a la Posmodernidad, etc. Pero en toda esta palabrería se ahoga en parte el significado real de lo que está sucediendo, y se hace deliberadamente, pues resulta bastante obvio que estamos hablando de fenómenos de crisis, que a menudo se analizan de forma aislada, como resultado de lo cual la esencia del todo desaparece. Si hablamos del conjunto, entonces vemos que el mundo no sólo está atravesando una crisis, sino que se encuentra en un punto de inflexión que hasta ahora no tiene análogos en la historia.

En primer lugar, se trata de una crisis sistémica del capitalismo, que aparentemente está viviendo sus últimas décadas. Sin embargo, debido a la naturaleza global del capitalismo, su crisis resultó estar conectada —ya sea por una relación de causa y efecto o por la lógica de la resonancia ondulatoria— a las crisis geocultural de la Ilustración, la civilización europea, el cristianismo, el proyecto bíblico de control-jerárquico, la raza blanca, el género Homo y la biosfera. Tenemos ante nosotros la crisis de los muñecos, cuya implementación constituye un gran punto de inflexión global sin precedentes. Sin embargo, lo primero es lo primero.

En los últimos años, se ha vuelto común escribir sobre la crisis del comunismo y el marxismo e interpretar esto como el triunfo del capitalismo. Con la visión maniquea del capitalismo y el comunismo como entidades absolutamente opuestas y mutuamente excluyentes, esto es lo que sucede. Pero ¿qué ocurre si la conexión entre capitalismo y comunismo como anticapitalismo sistémico es mucho más sutil y astuta y la existencia misma del comunismo resulta ser un indicador del estado de salud del sistema de capital? En tal situación, el colapso del comunismo es una clara señal-inscripción del inminente declive del sistema del capital.

El comunismo como cuerpo de ideas existe desde hace casi dos milenios y medio. Sin embargo, el comunismo se materializó como un sistema socioeconómico especial sólo en la era capitalista. El comunismo histórico (“comunismo real”, “socialismo real”) es sólo anticapitalismo. En la historia nunca ha habido sistemas como el ANTIESCLAVISMO y el ANTIFEUDALISMO. El comunismo como sistema social nunca existió como antifeudalismo o antiesclavitud. Por lo tanto, sólo queda una era en la que históricamente existió (y podría existir) el comunismo: el capitalista. Y no todo, sino sólo su fase madura, industrial, que limita la implementación del comunismo en el tiempo, en la historia, a una determinada etapa del desarrollo del capitalismo. Pero esto significa que en el capitalismo mismo como fenómeno, como sistema mundial de relaciones de producción, hay algo que lo dota de una capacidad muy específica, inherente sólo a él y, por tanto, misteriosa de actuar, de realizarse en dos formas sociales diferentes: positiva y negativa. No hay lugar aquí para examinar esta cuestión en detalle (ver también: Fursov A.I. Bells of History. – M., 1996), por lo que me limitaré a afirmar: el capitalismo existe como una especie de estrella doble, doble masa, unidad del capitalista y del no capitalista. Objetivamente, el progreso del capitalismo es la eliminación de los no capitalistas, pero este es también el camino hacia la muerte sistémica: el funcionamiento normal del capitalismo requiere la presencia de un segmento no capitalista.

Primero, en los siglos XVII y XIX era el PRECAPITALISMO POSTFEUDAL del Antiguo Orden. Al principio los capitales lo utilizaron como concha, luego en el siglo XVIII entró en lucha con él (Ilustración, Gran Revolución Francesa) y durante la Guerra Mundial de 1914-1918 lo destruyó. J. Schumpeter apuntó a este respecto: al derribar así lo que impedía su progreso, el capitalismo destruyó también las estructuras de soporte que lo protegían del colapso. Esto es en parte cierto, pero creo que aquellas formas no capitalistas que eran inadecuadas para la nueva era fueron objetivamente eliminadas y en su lugar surgieron otras más adecuadas. Estamos hablando principalmente del anticapitalismo sistémico de la URSS, que se convirtió en la siguiente forma escénica después del Antiguo Orden, pero ya “anti” y no “antes”, una doble masa para el capitalismo.

Si bien sirvió como un proyecto global alternativo (en un grado cada vez menor desde mediados de la década de 1950) y limitó significativamente el alcance de las operaciones del capitalismo en el mundo, el comunismo histórico al mismo tiempo decidió una serie de tareas en nombre de capitalismo —en su mayor parte indirectamente, pero en este caso eso ya es irrelevante. Se trata de la participación en la guerra mundial del lado de los anglosajones (desde el punto de vista de la lucha por la hegemonía en el sistema de capital), el papel del estímulo externo para las transformaciones INTRACAPITALISTAS, el control conjunto del mundo con capitalismo y estabilización de este último a través de la Guerra Fría, etc.

Al apoyar a los partidos de izquierda en el Primer Mundo y al movimiento de liberación nacional en el Tercer Mundo, la URSS no permitió que la burguesía los aplastara. Sin embargo, al mismo tiempo, subordinando estos movimientos a su lógica de oposición al capitalismo: sistémico, y desde la segunda mitad de la década de 1950, cada vez más geopolítico estatal, el comunismo histórico limitó estos movimientos “disciplinadamente”, haciéndolos más predecibles y manejables. Como resultado, a medida que la URSS y sus grupos gobernantes se integraron en el sistema de capital (integración que finalmente condujo al colapso del capitalismo antisistema), la URSS integró consigo misma las “clases peligrosas” en el sistema de capital, “domesticándolas” en parte de manera sistémica. Es cierto que esta “domesticación” a escala global en el siglo XX a menudo se convirtió en derrotas para el capitalismo.

Sin embargo, en primer lugar, estas derrotas, a pesar de su importancia y resonancia (por ejemplo, Vietnam 1975), por regla general fueron de carácter local y, en segundo lugar, incluso si iban más allá del marco local, los propietarios del sistema del capital a menudo aprendieron lecciones con bastante rapidez y las utilizaron para la autotransformación según el principio “Matrix-2” o, más simplemente, “por uno vencido, quedan dos invictos”. Así, la victoria de la URSS en la Guerra Fría sobre el Estado estadounidense en 1975 (Vietnam, Helsinki) facilitó significativamente la transformación intracapitalista y el surgimiento de la corporatocracia (“HIPERBURGUESÍA”, “COSMOCRACIA” – D. Duclos), una facción joven y depredadora de la burguesía global, estrechamente asociada con las transnacionales.

Fue la corporatocracia, que comenzó su ascenso como resultado y después de la Segunda Guerra Mundial y que se declaró por primera vez con el derrocamiento del gobierno de Mossadegh en Irán en 1953, la que en los años 1980 puso a sus presidentes en la Casa Blanca (Reagan, Bush), y en 1989 derrotó a la URSS como sistema y como estado, “prometiendo” incluir al menos parte de la nomenclatura en su composición y darle a la otra “un barril de mermelada y una canasta de galletas”.

El triunfo de la globalización, cuya primera víctima fue el anticapitalismo sistémico y la URSS, es el triunfo de la corporatocracia. La globalización ha hecho posible que el capitalismo CORPORATOCRÁTICO –el “TURBOCAPITALISMO” (Luttwak)– resuelva con relativa facilidad muchos de los problemas de estabilización del sistema que antes se resolvían con la ayuda del anticapitalismo sistémico. O, por el contrario, para solucionar aquellos problemas que la propia existencia de la URSS antes impedía resolver. Por ejemplo, la presencia de armas nucleares en la URSS generalmente puso en duda una guerra (mundial) a gran escala y, como lo demostraron las guerras revolucionarias en China, Vietnam, Argelia y Cuba, la victoria del centro del capital sobre la periferia más débil incluso en una guerra local.

La globalización, entre otras cosas, resolvió este problema, y ?? no sólo porque eliminó a la URSS, sino porque, al crear un mercado global para el capital financiero, garantizó completamente la victoria del centro sobre la periferia por métodos no militares – hasta su destrucción económica, como ocurrió, por ejemplo, con Argentina, y su transformación en un “país terminado”.

Sin embargo, la globalización, después de haber resuelto los difíciles problemas de mediano plazo del sistema de capital, ha creado problemas insolubles de largo plazo, empujando al capitalismo -y con bastante rapidez- al borde del abismo. Pues cada adquisición es una pérdida y cada pérdida es una adquisición.

Fuente: https://infoposta.com.ar/notas/13298/la-crisis-sist%C3%83%C2%A9mica-del-capitalismo-como-punto-de-inflexi%C3%83%C2%B3n-global/

 

PROTESTA DE AGRICULTORES EUROPEOS

 


Escribe: Milciades Ruiz

Al iniciar el año 2024, en realidad para el pueblo no hay año nuevo. La situación sigue igual de indignante porque mientras la población llora sus muertos, los gobernantes celebran aumentando sus ingresos con bonificaciones antojadizas y otras arbitrariedades. Las protestas sociales han sido acalladas, pero mientras en Alemania los agricultores bloquean carreteras en protesta contra el gobierno, acá se prohíbe como en los tiempos coloniales.

Este lunes, miles de agricultores alemanes, en pleno invierno, pese a la cobertura de hielo, han comenzado una semana de protestas contra el gobierno en todo el país, incluida la capital, Berlín por el solo anuncio de la intención de las autoridades de eliminar las subvenciones agrícolas como parte de un paquete de medidas para combatir el déficit multimillonario del presupuesto federal agravado por la ayuda a Ucrania.

La prensa informa que, en las puertas de la capital, ya se han concentrado unos 550 vehículos agrícolas, entre ellos 200 tractores, 100 camiones, 100 coches y unas 100 furgonetas. En Sajonia se han cortado los accesos a las autopistas y se han bloqueado numerosos cruces. Según la Policía, ya se han concentrado 1.000 vehículos agrícolas. En el estado de Brandemburgo también se han bloqueado las carreteras de acceso a casi todas las autopistas. La Policía de Múnich reporta unos 5.500 tractores se dirigen al centro de la ciudad desde distintas direcciones.

A diferencia del área andina, los movilizados no son agricultores pobres, que no los hay en Alemania. Casi el 36 por ciento de los empleados en la agricultura trabajan como empresarios independientes y el resto son empresas agrícolas. No llevan la maldición del coloniaje que mantiene segregada a la población autóctona, sin acceso al poder.

Alrededor del 90% de Alemania es rural, por las buenas condiciones de vida descentralizada. Alrededor del 57% de los habitantes viven en el área rural. El gobierno federal está obligado a tomar medidas compensatorias evitando el subsidio del campo a la ciudad en los precios, a fin de lograr una remuneración adecuada sin disparidades con otros sectores. La agricultura es rentable porque los precios cubren los costos de producción y renta.

Pese a ello, la Asociación Alemana de Agricultores promete continuar con las protestas hasta que el Gobierno abandone por completo las medidas. Los agricultores alegan que algunos recortes previstos en las subvenciones causarán pérdidas de ingresos inaceptable". Las acciones terminarán el 15 de enero y culminarán con una manifestación masiva en la capital.

Para el presidente de esa entidad: “Los agricultores somos agricultores del futuro, garantes de un suministro alimentario de alta calidad, ... El futuro de la agricultura es, en última instancia, también la base de la viabilidad futura de nuestra economía y sociedad”. “Después del médico y el enfermero, la profesión de agricultor será en el futuro la tercera profesión más importante para la sociedad”.

La diferencia con la situación de los agricultores andinos es abismal. Estos subsidian el consumo de los citadinos, a pesar de su extrema precariedad. El 99.4% de las UA, está conducida por personas muy pobres, que solo produce para sobrevivir. La cuarta parte de los productores agrarios tiene menos de media hectárea y el valor de la cosecha no alcanza para la alimentación familiar durante todo el año agrícola. Consecuentemente, no tiene dinero para sufragar gastos escolares, medicinas, tecnologías, vestimenta, etc.

El 97.6% de los productores agrarios recurren al sistema de agricultura familiar, porque no tienen otra opción. No obstante, 88% de las UA familiares, son de agricultura de subsistencia, en la que nadie tiene un salario, ni beneficios sociales. Pero, en esta precariedad productiva, descansa el sistema alimentario nacional y el PBI del agro peruano. La población peruana y de inmigrantes extranjeros sigue creciendo y no tenemos las garantías de un agro sostenible a largo plazo

Es un abuso de gobierno, que el sector de mayor valor estratégico para el desarrollo nacional, que cubre la tercera parte del territorio nacional, que representa un tercio de la población nacional, el de mayor cobertura laboral y, presente en el 95% de los distritos del país, no reciba un trato justo. El 80% de la oferta turística está en el área rural, pero el lucro no le pertenece.

En el año 2022, lo que los gobiernos regionales destinaron al agro fue:

¿No les parece que deberíamos solidarizarnos con el proletariado campesinos que nos subsidia los alimentos? ¿Por qué, no asumir su protesta como nuestra? ¿Por qué, no acompañarlos en sus marchas reivindicativas? ¿Por qué no acoger sus demandas en nuestras plataformas de lucha? Frente al abuso histórico, el que calla, está aprobándolo. O no. ¿Te animas a opinar?

Enero 8/2024

Mayor información en https://wordpress.com/view/republicaequitativa.wordpress.com

 

viernes, 5 de enero de 2024

¿OTRA VEZ SOPA DE MURCIÉLAGO? BILL GATES EN BUSCA DE LA PRÓXIMA PANDEMIA



Por Gonzalo Palermo

 

Gonzalo Palermo | desde Roma eXtramuros 15/12/23

En Italia, donde el coronavirus, según cuenta la leyenda, hizo su desembarco en el mundo occidental hace casi tres años, empezaron los preparativos para la próxima pandemia. El 26 y 27 de octubre en la Universidad de Palermo tuvo lugar la cumbre “Pandemic Preparedness: from emergence to translation” (Preparación para una pandemia: del surgimiento a la traducción), donde inmunólogos, virólogos y demás especialistas de diversas nacionalidades se reunieron para coordinar la respuesta ante una eventual pandemia global que prevén llegará tarde o temprano.

La pregunta no es si habrá o no una nueva pandemia, la pregunta, para ellos, es cuándo será.

Una certeza tan perturbadora como la de Bill Gates cuando, en 2015, decía que no estábamos listos para una pandemia: “Si algo va a matar a diez millones de personas en las próximas décadas será un virus muy infeccioso, mucho más que una guerra […] De hecho, hemos invertido muy poco en un sistema para detener una epidemia. No estamos preparados para la próxima epidemia [1]

O como cuando, en el lejano 2010, anunciaba: “El mundo tiene actualmente 6.800 millones de personas y está en camino a llegar a 9.000 millones. Si hacemos un gran trabajo en nuevas vacunas, cuidado de salud y servicios de salud reproductivos podríamos reducir esa cifra quizás 10 o 15 %” [2]

O también como esa vez, más recientemente, en 2021, cuando dijo: “El cambio climático es más difícil de resolver que una pandemia, pero si no lo hacemos los efectos negativos serán mucho peores” [3]. Y, acto seguido, publicó un libro titulado “Cómo evitar un desastre climático: las soluciones que ya tenemos y los avances que aún necesitamos”.

O incluso cuando en los primeros 2000 ofrecía su Windows Defender para proteger a las computadoras de una red previamente inundada de virus informáticos.

La única cosa que hasta la fecha Bill Gates no vio venir fue el ataque a tortazos en la cara que recibió en 1998 durante su visita a Bruselas en manos de un grupo de héroes anónimos [4]

¿Es Bill Gates un Nostradamus moderno? En realidad parece ser más bien un paciente víctima del síndrome del bombero pirómano.

“Así como los bomberos realizan simulacros para practicar la respuesta frente a un incendio, el Cuerpo de Emergencias planea realizar simulacros para practicar la respuesta frente a brotes epidémicos”, escribe Gates en un reciente editorial publicado por el New York Times [5] sobre las bondades del flamante Cuerpo de Emergencias Sanitarias creado por la Organización Mundial de la Salud –de la cual es el segundo contribuyente a nivel mundial con 751 millones de dólares aportados entre 2020 y 2021 a través de su Fundación Bill & Melinda Gates [6], solo por detrás de Alemania. Más adelante, Gates deja volar su imaginación, y da un poco de miedo: “¿Qué pasa si el próximo patógeno con potencial pandémico se propaga por medio de gotículas en las superficies? ¿O si se transmite por vías sexuales como el VIH? ¿Y si es el resultado del bioterrorismo?”. Y cierra: “No podemos darnos el lujo de que nos vuelvan a tomar desprevenidos”. En esto último –y solo en esto– estamos de acuerdo.

El Pandemic Preparedness: from emergence to translation que tuvo lugar en Palermo es solo otra de las tantas iniciativas creadas en torno a la industria del desastre a priori –las crisis económicas, bélicas, climáticas y sanitarias que vendrán:

-En 2017, en Davos, se creó la Coalición para la innovación en la preparación ante pandemias, una coproducción entre el Foro Económico Mundial, el Wellcome Trust y la Fundación Bill & Melinda Gates [7]

-En 2019, más concretamente en septiembre, la Organización Mundial de la Salud y el Banco Mundial lanzaron el primer reporte de la Junta de monitoreo y preparación global titulado Un mundo en peligro: informe anual sobre preparación mundial para las emergencias sanitarias [8] en el que proponían siete medidas urgentes destinadas a crear “un liderazgo político decidido para prepararse ante las amenazas sanitarias a nivel nacional y mundial” ya que, aseguraban entonces, pocos meses antes de llegar el Covid 19, “el mundo no está preparado para una pandemia causada por un patógeno respiratorio virulento y que se propague con rapidez” –cosa que curiosamente ocurrió meses después. Es interesante echar un vistazo al plantel de aquella junta de monitoreo y preparación tan clarividente: Chris Elias (Presidente del Programa Mundial de Desarrollo de la Fundación Bill & Melinda Gates), Anthony Fauci (Director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de los Estados Unidos) y Jeremy Farrar (Director del Wellcome Trust, auténtico capo operativo en las sombras de la trama pandémica cuya implicancia se analiza en profundidad en la nota titulada “Teorías de la conspiración (¿quién dirigió la respuesta global a la crisis del COVID?)” (publicada  aquí )

-En 2022 se firmó en el G7 el Pacto para la preparación ante una pandemia [9]

-En febrero de este año el Banco Mundial publicó un paper titulado Prevención, preparación y respuesta a brotes de enfermedades y pandemias [10]

-En setiembre pasado se concretó en las Naciones Unidas el Acuerdo de prevención, preparación y respuesta ante pandemias [11]

-El 27 de diciembre se celebra el Día Internacional de la Preparación ante las Epidemias.

La idea de que algo espantoso e inevitable va a ocurrir, algo que los países por sí solos no pueden manejar, impone la lógica de una acción articulada de manera vertical [12] por un organismo superior que ponga fin al caos propio de la existencia.

Lo que llama la atención es que sean los mismos involucrados hasta el cuello en la explotación –económica, ideológica, política, social, de recursos– de la pandemia pasada quienes pretenden advertirnos sobre la próxima. Este organismo –que como toda secta no se autodefinirá jamás como un grupo concreto– adopta ciertos mecanismos propios del crimen organizado. En la jerga de la mafia siciliana existe una figura clave denominada capo ad interim o street boss. El street boss es un hombre de confianza del jefe mafioso que actúa para la tribuna como si fuera el jefe mientras este último se mantiene fuera de foco sin llamar la atención. El que aparece en los informativos, en las conversaciones y en las investigaciones de la policía es casi siempre el street boss. Una estructura similar ha sido utilizada para montar el tinglado pandémico global: Anthony Fauci cumplió el rol de street boss para el jefe de la organización Jeremy Farrar, con Bill Gates haciendo las veces de capo bastone y Tedros Adhanom Ghebreyesus de consigliere.

El Pandemic Preparedness es una iniciativa de la Fondazione Ri.MED, producto de un acuerdo entre el gobierno italiano y la Universidad de Pittsburgh. Gates –siempre Gates– no solo forma parte del salón de la fama de esa universidad [13] sino que también ha colaborado con la misma a través de cuantiosas donaciones. En 2008, a través de la Fundación Bill & Melinda Gates, donó 10 millones de dólares para financiar un proyecto de elaboración, selección y aplicación de nuevas vacunas contra enfermedades infecciosas a través de un simulador de epidemias [14]. En 2020 donó casi 110 mil dólares para estudiar el efecto del Covid 19 en primates [15]. Asimismo, la Universidad de Pittsburgh lleva adelante, siempre con la financiación de Gates, el Proyecto Tycho, un sistema que recolecta datos y proyecta modelos para controlar enfermedades [16] venideras. La de Pittsburgh ha sido además una de las universidades militantes por la vacunación en los Estados Unidos. Aún hoy mantienen una estricta política según la cual todos sus funcionarios y profesores así como la totalidad de los estudiantes matriculados deben contar con la pauta de vacunas anti Covid completa y presentar pruebas de haber recibido las dosis de refuerzo correspondientes [17]

Entre los principales expositores del Pandemic Preparedness [18] estuvo Arnon Shahar, responsable del plan de vacunación de Israel, pionero de las dosis de refuerzo a nivel mundial, ferviente agitador de la ola Omicron y autor de máximas como “cuando se administra la cuarta dosis de la vacuna se reduce la infección en un 50% y el riesgo de enfermedad grave es cinco veces menor” [19]. De ser así, queda siempre la duda de por qué, por ejemplo, en Italia, como en tantos países, la difusión de la vacuna no solo no ha frenado las muertes sino que incluso parece haber aumentado el promedio anual de las mismas –de las 645 mil muertes en promedio entre 2015 y 2019 pasamos a alrededor de 710 mil en 2021 y 2022, lo que representa un aumento de cerca del 10 % de muertes anuales desde que se estableció el régimen de vacunas y sus refuerzos [20]. Mientras tanto, la causa conocida sigue siendo desconocida.

Pero la estrella del panel del Pandemic Preparedness fue sin dudas Paul Duprex, Profesor de Microbiología y Director del Centro de Investigación de Vacunas de la ya mencionada Universidad de Pittsburgh. Duprex fue recientemente consultado por la revista The Athlantic en un artículo sutilmente titulado “La amenaza viral en la que casi nadie piensa” [21]. El inicio, más parecido a una sinopsis de una bazofia hollywoodense de cine catástrofe que a un artículo periodístico, sentencia: “Ya sea que empiece la próxima semana, el próximo año o la próxima década, otra pandemia está en camino (…) La única certeza verdadera en el pronóstico de la pandemia es que la próxima amenaza llegará antes de lo que nadie quisiera”. Duprex asegura en la entrevista que el nombre de la nueva amenaza es paramixovirus, un virus que provoca, entre otras enfermedades, el sarampión. Ya en 2011, Duprex encabezó un estudio sobre vacunas termoestables precisamente contra el sarampión, financiado por la fundación Gates [22].

Como bien dice el título de la nota de The Athlantic, esta es una amenaza en la que “casi nadie piensa”… casi, porque Gates, obviamente, ya se encargó de pensar por nosotros. No solo financió hace más de una década el estudio de Duprex sobre vacunas contra el sarampión sino que recientemente donó 90 millones de dólares a la Pandemic Antiviral Discovery [23], que se autodefine como una “iniciativa filantrópica global destinada a catalizar el descubrimiento y el desarrollo temprano de medicamentos antivirales en preparación para futuras pandemias” [24]. Según la fundación Gates, esta donación tiene como objetivo identificar y desarrollar la fase 2 de fármacos que sirvan para combatir enfermedades generadas por virus de las familias coronavirus, paramixovirus y ortomixovirus, siendo estos tres, según los expertos, los que tienen mayor potencial para generar la próxima pandemia.

Es precisamente el paramixovirus la nueva vedette de los expertos: el Nipah, un virus respiratorio altamente contagioso que se origina en los cerdos y pasa de los murciélagos al humano –otra vez la mierda del murciélago… el público se renueva– aunque por ahora se mantiene en la exótica Indochina acechando al mundo occidental mientras busca un buen plato de sopa en el cual salpicar hacia el estómago del primer humano. Por suerte el Foro Económico Mundial, el Wellcome Trust y la Fundación Gates donaron a través de la Coalición para la innovación en la preparación ante pandemias más de 30 millones de dólares a la Universidad de Tokio para desarrollar una vacuna contra el Nipah [25].

La obsesión por controlar pandemias inexistentes se ha convertido en una pandemia en sí misma. Una suerte de utopía totalitaria del control absoluto sobre todo orden de la vida humana. Y la vida parece ser eso que pasa entre un desastre y el siguiente.

En un brevísimo relato titulado “El gesto de la muerte”, el escritor francés Jean Cocteau escribía:

“Un joven jardinero persa dice a su príncipe:
-¡Sálvame! Encontré a la Muerte esta mañana. Me hizo un gesto de amenaza. Esta noche, por milagro, quisiera estar en Ispahán.
El bondadoso príncipe le presta sus caballos. Por la tarde, el príncipe encuentra a la Muerte y le pregunta:
-Esta mañana ¿por qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?
-No fue un gesto de amenaza -le responde- sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispahán esta mañana y debo tomarlo esta noche en Ispahán”.


NOTAS


[1] https: //www.ted.com/talks/bill_gates_the_next_outbreak_we_re_not_ready/transcript?language=es
[2] https://www.ted.com/talks/bill_gates_innovating_to_zero/transcript?language=es
[3] https://elpais.com/sociedad/2021-02-15/bill-gates-el-cambio-climatico-tendra-efectos-mucho-peores-que-la-pandemia.html
[4] https://www.youtube.com/watch?v=iK6SS8CXYZo
[5] https://www.nytimes.com/es/2023/03/26/espanol/opinion/bill-gates-covid-pandemia.html
[6] https://www.who.int/es/about/funding/contributors
[7] https://cepi.net/about/whyweexist/
[8] https://www.gpmb.org/docs/librariesprovider17/default-document-library/annual-reports/gpmb-2019-annualreport-es.pdf?sfvrsn=593ede2_3
[9] http://www.g7.utoronto.ca/healthmins/2022-0520-pandemic.html
[10] https://openknowledge.worldbank.org/server/api/core/bitstreams/2189d4e8-7d41-599f-8196-55dc1fc353b2/content
[11] https://www.state.gov/united-states-joins-in-commitment-to-strengthen-pandemic-prevention-preparedness-and-response/
[12] https://www.who.int/director-general/speeches/detail/who-director-general-s-opening-remarks-at-the-wha-side-event-on-health-emergency-workforce-and-the-need-for-a-global-health-emergency-corps—21-may-2023
[13] http://www.sis.pitt.edu/mbsclass/hall_of_fame/gates.html
[14] https://philanthropynewsdigest.org/news/university-of-pittsburgh-receives-10-million-from-gates-foundation-to-fight-infectious-diseases
[15] https://www.gatesfoundation.org/about/committed-grants/2020/10/inv018417
[16] https://www.tycho.pitt.edu/funding-institutions/funding-institution/1/
[17] https://www.policy.pitt.edu/sites/default/files/Policies/Community-Standards/Policy_CS_29.pdf
[18] https://www.unipa.it/redazioneweb/.content/documenti/Programma_Simposio-Ri.MED_2023.pdf
[19] https://en.globes.co.il/en/article-israel-finds-fourth-covid-jab-cuts-infection-and-serious-illness-1001402241
[20] https://www.istat.it/it/
[21] https://www.theatlantic.com/science/archive/2023/10/paramyxovirus-next-pandemic-flu-covid/675785/
[22] https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0264410X11006347?via%3Dihub
[23] https://www.gatesfoundation.org/ideas/media-center/press-releases/2022/03/funding-new-antiviral-medicines-and-preventing-future-pandemics
[24] https://padinitiative.com/
[25] https://cepi.net/news_cepi/cepi-awards-contract-worth-up-to-us-31-million-to-the-university-of-tokyo-to-develop-vaccine-against-nipah-virus/

Fuente: https://infoposta.com.ar/notas/13299/otra-vez-sopa-de-murci%C3%83%C2%A9lago-bill-gates-en-busca-de-la-pr%C3%83%C2%B3xima-pandemia/

 

martes, 2 de enero de 2024

EL EJEMPLO DE CHINA (parte 02)

 


(02 de enero de 2024)

Por Miguel Aragón

 

El día 26 de diciembre se conmemoró el 130° Aniversario del nacimiento de Mao Zedong.

Al respecto se han publicado varios comentarios. En la mayoría de estas opiniones, resulta muy notoria la ausencia   de una posición definida sobre la relación existente entre la propuesta estratégica de los socialistas chinos elaborada en la década de 1940, y la continuidad de la línea política que vienen aplicando los dirigentes de los últimos gobiernos en la Nueva China.

O dicho, en otros términos: ¿Actualmente se está continuando la línea trazada originalmente por la generación de Mao Zedong en la década de 1940, o por el contrario, los últimos gobiernos han abandonado la línea original y han cambiado de rumbo?

 

I

 

Habiendo transcurrido más de setenta años desde la victoria de la revolución y de iniciada la construcción de la Nueva China, para entender la realidad actual de la República de China debemos de investigar las raíces de la línea política aplicada en la dirección de los sucesivos gobiernos en la República Popular de China.

En enero de 1940, después de cerca de 20 años de investigación de las particularidades de la realidad china, Mao Zedong escribió el ensayo SOBRE LA NUEVA DEMOCRACIA (Tomo II de las Obras Escogidas, pp.353). En ese documento, Mao Zedong definió la estrategia de la revolución del pueblo chino. Desde entonces estuvieron trazados los objetivos a largo plazo de la lucha del pueblo chino.  Esa propuesta general, no fue para cumplirse en pocos años, sino en varias décadas, desde 1940 en adelante.   

Cinco años después, en abril de 1945, Mao Zedong escribió el Informe Político SOBRE EL GOBIERNO DE COALICIÓN (Tomo III de las OE, pp.207). Ese informe fue presentado, debatido y aprobado en el VII Congreso Nacional del PCCh.

En ese informe, Mao Zedong, en representación de los dirigentes socialistas chinos, definió la línea táctica de la revolución del pueblo chino. Ahí fueron trazadas las tareas tácticas para fortalecer la unidad del pueblo chino, con tres objetivos a corto plazo muy precisos: El primer objetivo táctico fue  culminar la guerra de liberación contra el ejército imperial japonés que había invadido y ocupaba gran parte del territorio chino; el segundo objetivo táctico fue  derrotar el poder de la  vieja  clase dominante, formada por  la alianza de la clase terrateniente feudal y la gran burguesía china que estaba representada políticamente por el Kuomintang;  y el tercer objetivo táctico, el más importante,  fue continuar la construcción de la Nueva China, tarea que ya se había iniciado en las  zonas liberadas, que en 1945  abarcaban gran parte del inmenso territorio chino. Para impulsar esas tres tareas tácticas, se necesitaba fortalecer la unidad más amplia del pueblo chino. Sin la unidad del pueblo hubiera sido imposible continuar la construcción de la Nueva China.

Guiados por esa línea estrategia general (“Sobre la Nueva Democracia”), y por esas orientaciones tácticas particulares (“Sobre el Gobierno de Coalición”), en octubre de 1949, el pueblo chino inició a escala nacional la construcción de la Nueva China. Desde entonces han transcurrido 74 años, en este lapso la vieja China atrasada y pobre del pasado, ha sido transformada en la gran potencia del presente. Esta es una victoria de la unidad del pueblo chino.

Cuatro meses antes de la instauración del nuevo poder, Mao Zedong escribió en junio de 1949 el ensayo SOBRE LA DICTADURA DEMOCRÁTICO POPULAR (Tomo IV de las OE, pp.425). En ese documento, Mao Zedong persistió en la aplicación de la táctica correcta adecuada a las condiciones objetivas de la realidad china de ese momento, y reiteró la línea estratégica trazada en “Sobre la Nueva Democracia”.  

Mao Zedong hasta el final persistió en las propuestas planteadas en “Sobre la Nueva Democracia” y “Sobre el Gobierno de Coalición”. En junio de 1949 la victoria final de la revolución ya estaba muy cerca, era necesario insistir en el camino trazado para iniciar la transición al socialismo y comenzar a construir “la etapa inicial del socialismo”, un socialismo con peculiaridades chinas.

La proximidad de la victoria había incentivado el surgimiento de posiciones desesperadas, que pretendían apartarse del camino ya trazado, que intentaban un avance temerario, abandonando las propuestas tácticas y estratégicas, que habían sido debatidas y aprobadas en el VII Congreso Nacional del PCCh.

 

II

 

En ese entonces, China era un país muy atrasado y muy pobre, era un país en el cual predominaba la producción individual (el trabajo artesanal) heredado de más de mil años de dominación feudal. La industria, el comercio y el transporte, eran muy incipientes y débiles. En esas condiciones, las tareas más urgentes fueron desarrollar las tareas democráticas, aplicando la reforma agraria a escala nacional  e impulsando  la industrialización del país, para crear las condiciones materiales favorables para la futura construcción de un socialismo desarrollado. Pretender construir el socialismo sobre una base económica donde predomina la producción artesanal (producción individual) es socialismo pequeño burgués, socialismo utópico, muy diferente y opuesto al socialismo científico, que se debe construir sobre la base de la producción social. 

Como referencia del atraso de China, tengamos en cuenta que en 1950 el promedio anual del PBI/por habitante a nivel mundial era 250 dólares/habitante. En los países más desarrollados estaba entre 6,000 y 8,000 dólares por habitante, en Perú era 500 dólares por habitante, en la India era 250 dólares por habitante, y en China escasamente era 40 dólares por habitante. La producción en China era 12 veces más pequeña que en el Perú de ese entonces, y 100 veces más reducida que la producción en los países más desarrollados. Esto nos da una idea del atraso secular en que se encontraba ese país, al triunfar la revolución. La tarea por modernizar el país era inmensa.     

Al instaurarse el nuevo poder en octubre de 1949, la dirección del gobierno y del estado en la Nueva China fue asumida por la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, cuya primera Sesión Plenaria se había realizado el 30 de setiembre de 1949.

La primera tarea era restaurar la economía del país que había sido devastada durante la guerra de liberación, esa tarea se prolongó tres años, hasta fines del año 1952. Concluida en lo fundamental la restauración de la economía, a partir del 1° de enero de 1953 comenzó la aplicación del Primer Plan Quinquenal (1953-1958).

A la par con los grandes cambios económicos comenzaron los cambios políticos y legales. En setiembre de 1954 se celebró la I Sesión de la I Asamblea Popular Nacional de la República Popular China. La primera tarea importante fue aprobar la primera Constitución de la República Popular China que habría de ser la ley fundamental del Estado. En la reunión Mao Zedong pronunció el discurso de apertura titulado “Luchemos por construir un gran país socialista”.

Siete años después de iniciada la construcción a nivel nacional de la nueva sociedad, partiendo del análisis de las nuevas condiciones políticas, económicas y sociales, Mao Zedong en abril de 1956 escribió SOBRE DIEZ GRANDES RELACIONES (Tomo V de las OE, pp.308). Ese trascendental documento sirvió de base para el desarrollo del VIII Congreso Nacional del PCCh realizado en setiembre de 1956.

En las conclusiones de ese congreso histórico se acordó: “La contradicción principal en nuestro país ya es la existente entre la demanda del pueblo de establecer un país industrial avanzado y la realidad de un país agrícola atrasado, la existente entre la necesidades del pueblo por un rápido desarrollo económico y cultural y la incapacidad de la economía y la cultura para satisfacer dichas  necesidades….En circunstancias en que ya se ha implantado el sistema socialista  en nuestro país, esta contradicción es, en esencia, la contradicción entre el sistema socialista  avanzado y las fuerzas productivas sociales atrasadas... La tarea principal del Partido y del pueblo de todo el país en la actualidad radica en concentrar las fuerzas para resolver esta contradicción y convertir, lo más pronto posible, el nuestro de un país agrícola atrasado en uno industrial avanzado” (ver “Resolución del VIII Congreso Nacional del Partido Comunista de China”, citada en el libro “Breve Historia del Partido Comunista de China”, pp.593).

En el VIII Congreso Nacional del PCCh, realizado el año 1956, se trazó la línea para los inicios de la construcción del socialismo en un periodo muy largo, de por de por lo menos cien años, hasta el año 2050. Lo fundamental de sus acuerdos actualmente continúa vigente.

 

III

 

Para entender la línea actual de continuación en la construcción del socialismo en China, se recomienda la lectura ordenada, y el cometario de por lo menos los cuatro documentos de Mao Zedong que hemos citado. Estos cuatro documentos son “Sobre la Nueva Democracia” (1940), “Sobre el Gobierno de Coalición” (1945), “Sobre la Dictadura Democrático Popular” (1949), y “Sobre Diez Grandes Relaciones” (1956).

Adicionalmente, para entender los inicios de la construcción del socialismo en un país tan atrasado como China, se recomienda volver a estudiar los documentos de Lenin, escritos entre 1918 y 1922, en los cuales propuso desarrollar la Nueva Política Económica (NEP). Es especial se recomienda estudiar LAS TESIS DEL 5 DE MAYO DE 1918 (publicado con el nombre de Acerca del Infantilismo “izquierdista” y del espíritu pequeño burgués). 

Sin conocer estos antecedentes, estamos expuestos a la campaña de tergiversación y difamación de charlatanes de todo tipo.

Para terminar, reitero lo escrito en la primera parte de esta serie de comentarios:

En la década de 1940 el pueblo chino adoptó una estrategia de lucha a largo plazo, y adoptó tácticas concretas a corto plazo para unir las luchas del pueblo. Debemos de aprender de esas grandes enseñanzas, teniendo siempre presente, que la estrategia y la táctica de la revolución peruana ha sido y es diferente a la estrategia y la táctica de la revolución china.

Para fortalecer la unidad del pueblo peruano debemos comenzar por precisar cuál es la táctica más adecuada al momento actual, debemos precisar cuáles son los puntos centrales del PROGRAMA DE REIVINDICACIONES INMEDIATAS que necesita y demanda el pueblo peruano.