Dr. Hugo SALINAS
En
 mi rodar por el mundo, en los años 80 conocí a Alvin Toffler. Además de
 que fue apasionante el encuentro, marchábamos en la misma dirección. 
Fueron días y noches de infatigables caminatas tratando de entender a 
dónde nos conducía esta senda que se perdía en el horizonte.
Comparto
 con ustedes dos frases que lo pintan de cuerpo entero. Alvin Toffler me
 decía, “la pregunta correcta es generalmente más importante que la 
respuesta correcta.”[i] Un
 investigador no se preocupa tanto en los resultados de investigaciones 
correctamente realizadas, sino en formular la pregunta correcta que le 
conducirá a resolver el enigma que le quita el sueño.
Para
 el investigador es un logro esencial llegar a formular, a través de una
 serie de aproximaciones, la pregunta correcta para resolver un problema
 concreto. Y este afán de escudriñar el futuro, como en el caso de 
Toffler, no ha sido nunca una simple curiosidad.
“En
 una época de cambios explosivos, me decía, ampliar y profundizar sobre 
las cuestiones del futuro no es únicamente una cuestión de curiosidad 
intelectual. Es una cuestión de supervivencia.”[ii] Así
 es, ahí tenemos, por ejemplo, al cambio climático que, por no formular 
la pregunta correcta, la Humanidad se está jugando su futuro.
Luego, como si tuviera el hábito de hablar para sí mismo, dijo: “los economistas del oeste toman al mercado como
 una realidad puramente capitalista, y a menudo se usa el término como 
si fuera sinónimo de un ‘fenómeno hecho solamente para hacer ganancias’ 
[…]. Pero el mercado, hablando correctamente, es como una central 
telefónica, un centro de distribución a través del cual los bienes y 
servicios, como si fueran mensajes, son orientados a sus correctas 
destinaciones. No tiene nada que ver con la noción de capitalismo.”[iii]
De
 esta forma, me dejó abierto el camino para lo que buscaba: una correcta
 interpretación de la economía. A partir de este momento pude establecer
 que, la actividad socio-económica tiene dos elementos. Por un lado, el proceso de trabajo mediante el cual se produce y distribuye (mediante el mercado) los bienes económicos y, por otro lado, la decisión socio-económica que
 precisa el tipo de repartición del resultado de la actividad económica.
 Es decir, el “mercado” es solamente un elemento del proceso del 
trabajo. No hay por qué mezclarlo con la repartición del resultado de la
 actividad económica.
En el curso de nuestra conversación, mi cerebro ya iba elaborando lo que luego sería la Teoría de los Procesos de Trabajo. Porque con toda claridad me describió el nuevo proceso de trabajo que la Humanidad está en curso de elaboración: el Proceso de Trabajo de Concepción.
Lo
 que me puso en la pista de la nueva forma de trabajar que la Humanidad 
está construyendo es esta frase: “Los conocimientos […] es el elemento 
central de la economía de la Tercera Ola”[iv] Pero, ¿qué es la Tercera Ola?, le pregunté.
El
 cerebro humano, me dijo, encierra dos memorias. Una es estrictamente 
personal, y la otra es social. Al morir las personas, las dos memorias 
desaparecen. Pero, en cierto momento de la historia humana, la memoria 
social logra salir del cráneo de las personas y se expande, deja 
huellas, se materializa. El resultado es un gran avance en la 
literatura, los medios de comunicación, la cartografía terrestre por 
medio satelital, etc. Esta es la Segunda Ola de la memoria social. Pero 
llegado el momento, estas formas de expresión de la memoria social 
cobran vida al interactuar. Es la Tercera Ola.
“El
 paso a la memoria social de la Tercera Ola, sin embargo, es mucho más 
que cuantitativo. Le estamos también dando vida a nuestra memoria social
 […]. Lo que hace el salto a la Tercera Ola es una situación histórica 
sin precedentes: hace que la memoria social sea, al mismo tiempo, 
extensiva y activa. Y esta combinación muestra ser creativa.”[v]
Con
 ello, la noción del Proceso de Trabajo de Concepción había nacido. Es 
una forma de trabajar en donde los conocimientos actúan sobre 
conocimientos y generan nuevos conocimientos. Es la memoria en sus 
diferentes estados e interacciones. Además, la memoria social de la 
Tercera Ola no son simplemente conocimientos. Es el elemento central de 
la nueva forma de trabajar, así como la máquina lo fue de la revolución 
industrial, o la tierra cultivable de la agricultura primaria. Con este 
nuevo proceso de trabajo, la Humanidad está ingresando con toda su 
fuerza a lo que ahora se conoce como la economía inmaterial.
Y
 esta parte de nuestra conversación lo cierra con esta sentencia: “en 
vez de encontrarnos en el fin de la historia, estamos al final de la 
pre-historia.”[vi] Así
 es, estamos dejando atrás la pre-historia de la actividad económica, la
 economía que produce solamente bienes materiales, para ingresar a la 
economía inmaterial, la economía de los conocimientos, como forma de 
trabajar y crear bienes económicos.
Gracias Alvin Toffler, mi compañero de ruta, descansa en paz.
Lima, 30 de junio del 2016
[i] TOFFLER Alvin, [1980] The third wave, Bantam Books, New York, p. 8
[iv] TOFFLER Alvin et Heidi, [1994] Créer une nouvelle civilisation : La politique de la troisième vague, Fayard, 1995, p. 56
[v] TOFFLER Alvin, [1980] The third wave, Bantam Books, New York, p. 176-177
[vi]   TOFFLER Alvin et Heidi, [1994] Créer une nouvelle civilisation : La politique de la troisième vague, Fayard, 1995, p. 5 

 
 
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