miércoles, 13 de septiembre de 2017

CÓMO LA REVOLUCIÓN CHINA ACABÓ CON LA ADICCIÓN A LAS DROGAS



 

De 70 millones de drogadictos a ninguno... En 3 años China lo consiguió con solo hacer una cosa: Abolir el Capitalismo

miércoles, 13 de septiembre de 2017

By Anton Faiscawww.redspark.nu

9 de cada 10 habitantes eran adictos a las drogas. 

Sin embargo, la adicción a las drogas se erradicó en pocos años con ayuda de la fuerza de las masas. 

¿Cómo ocurrió esto?

El objetivo de acabar con la adicción a las drogas parecía imposible. 

Los reaccionarios de todo el mundo afirman estar “luchando contra las drogas” junto con la policía, la religión y con todo tipo de terapias e inútiles campañas tipo “dí no a las drogas”. 

A pesar de todo esto, el problema de las drogas, que se experimenta en todo el mundo, no desaparece. ¿Porqué? 

La respuesta es simple; Porque las fuerzas reaccionarias en el sistema se benefician con el comercio de drogas.

Este comercio es una consecuencia natural del capitalismo.

El cambio increíble

La producción, transporte y venta de drogas es una industria que increíblemente cuesta muchos millones. 

Los grandes comerciantes capitalistas, con vínculos en el gobierno estadounidense, en la CIA y en la policía, están a la vanguardia del narcotráfico en el mundo. 

Mientras, al mismo tiempo, los reaccionarios le echan la culpa a las personas empobrecidas por el problema de las drogas.

Puede parecer desolador; Como si nada pudiera resolver esta crisis. Los comunistas durante la revolución china creían que todas las formas de opresión, todos los tipos de grilletes que mantienen al pueblo hundido, incluyendo la adicción a las drogas, podían ser abolidos.

Cuando el ejército popular revolucionario venció a las fuerzas reaccionarias que gobernaban China, sólo tres años pasaron antes de que dejaran de existir la adicción a las drogas, las drogas, los narcotraficantes, las plantaciones de opio y el contrabando de drogas. 

En 3 cortos años China pasó de 70 millones de drogadictos a ninguno.


Un retrato histórico

Antes de la revolución de 1949, el pueblo vivía bajo una pobreza extrema y fue reprimido por un puñado de señores de la guerra ricos, capitalistas extranjeros y otros reaccionarios. 

Debido a la pobreza extrema, a las miserables condiciones de vida, además de a la constante guerra durante varios períodos de tiempo, el pueblo consumía opiáceos como un intento de escapar de la realidad. 

Consumieron opio, heroína y morfina, pero sobre todo opio.

El opio tiene una larga historia en China. Antes de la revolución, China tenía el mayor problema de drogas del mundo. 

Floreció en 1770, cuando Inglaterra colonizó la India y Birmania. Gran Bretaña necesitaba enormes cantidades de dinero para colonizar las vastas áreas terrestres. 

La solución fue el opio. 



Los impuestos sobre el opio trajeron consigo los enormes beneficios que Gran Bretaña requería, y decidió iniciar la venta en “el mercado más práctico”: China. 

Desde 1770 hasta 1858 el suministro de opio que inundó China fue aumentando de 220 a 70.000 cofres.

Debido a que la adicción a las drogas finalmente entró en condiciones de crisis, el emperador Dao Guang se dio cuenta de que comenzaba a convertirse en un problema sustancial y prohibió toda importación de opio al país. 

Sin embargo, con la ayuda de contrabandistas locales, los capitanes británicos se opusieron a la prohibición y continuaron importando grandes cantidades de opio a China.

El opio estaba tan extendido que en 1838 funcionarios de las provincias de Guandong y Fujian informaron que 9 de cada 10 habitantes eran adictos al opio. 

El emperador tomó medidas ascendiendo a Comisario Superior a un hombre de nombre Lin Zexu. Éste recibió órdenes estrictas de deshacerse del opio en todo el país para siempre. 

Comenzó por confiscar y destruir todos los suministros de opio y las pipas vendidas por los comerciantes chinos. Lin presionó a los contrabandistas para que le entregaran el opio. 

Esto condujo a la tensión entre China y Gran Bretaña, y finalmente desembocó en las Guerras del Opio que duraron de 1839 a 1842, y de 1856 hasta 1858. Debido al poder de armamento superior de Gran Bretaña, China se rindió y por tanto se vio obligada a eliminar la prohibición.

El revolucionario americano Malcolm X escribió lo siguiente con respecto a las guerras del opio: “¡Imagínate! ¡Declarar la guerra a alguien que se opone a ser narcotizado!”

Como telón de fondo de las guerras, Gran Bretaña afirmó que enseñarían a los chinos una lección sobre el “libre comercio”. 

Lo que querían decir con esto quedó claro no mucho después, cuando los buques de opio volvieron a dirigirse a China. 

Los británicos vendieron el opio barato, debido al enorme excedente de opio y para una vez más, obtener un fuerte control sobre el mercado.

Desde 1880 China importó 6500 toneladas de opio cada año y el cultivo de opio a nivel local también había comenzado. 

A principios del 1900, la cantidad de opio había aumentado a 22.000 toneladas cada año, lo que llevó a China a convertirse en el mayor productor mundial de opio. 

Muchos de los reaccionarios que explotaron esta situación, eran de un sindicato de nombre “La banda verde”, el cual unía a todas las bandas en un gran sindicato de drogas.

El presidente de China durante esa época, Chiang Kai-Shek, temblaba de miedo ante la idea de una revolución comunista y por tanto se alió con “La banda verde” en la batalla contra los revolucionarios. 

En nombre de Chiang Kai-Shek y del gobierno nacionalista, “La banda verde” sacrificó a miles de comunistas, sindicalistas e inocentes proletarios. Como agradecimiento, varios miembros de “La banda verde” fueron nombrados asesores en el gobierno nacionalista, entre ellos su líder, Du Yuesheng.

La situación era tan extrema que los trabajadores hambrientos abusaban del opio para escapar del dolor causado por el hambre y la desesperación. Todas las personas, incluidos los niños, eran adictos al opio en varias zonas. 

Pequeñas botellas de opio se vendían en las esquinas de las calles como si fueran helados, y muchas personas empobrecidas usaban en las pipas el poco dinero que tenían en vez de en comida. 

Los adictos abandonaban a sus hijos y aún peor; Vendían a sus hijos para financiar su adicción.

Las mujeres adictas al opio fueron a menudo obligadas indirectamente a convertirse en prostitutas y muchas murieron de enfermedades. 

China fue forzada a esta miseria por los ricos colonizadores de Europa y América, por grandes comerciantes capitalistas que hicieron enormes cantidades en la venta de drogas y por la necesidad de dinero para continuar colonizando y tomando el control de China. Todo con la ayuda de los corruptos funcionarios del gobierno chino.

De esta manera, la clase dominante estadounidense continúa expandiendo el tráfico de drogas a todos los niveles. En todo momento, la clase dominante la organiza, la financia y la defiende. 

En los años 60, la CIA inundó de heroína barrios empobrecidos para financiar la participación estadounidense en la Guerra Civil de Laos y para acabar con los disturbios. 

En los años 80, bajo el gobierno de Reagan, la CIA expandió el comercio de cocaína para financiar la guerra contra Nicaragua. 

Los reaccionarios en Estados Unidos y en todo el mundo se benefician del comercio de drogas.

Una China socialista – Una China sin adicción a las drogas

Cuando la revolución china triunfó en 1949, la sociedad experimentó un cambio total de poder. 


Por primera vez había un gobierno en el poder que servía al pueblo: gente común, proletarios y campesinos. 

Había muchos problemas de la vieja sociedad y uno de los mayores problemas era la adicción al opio. 

El presidente Mao erradicó este problema rapidamente. 

En los periódicos y en la radio, las drogas se retrataban como un elemento destructor perteneciente a la vieja sociedad, un obstáculo para el éxito y una herramienta para los reaccionarios que obligan al pueblo a arrodillarse. 

Y así comenzó la gran movilización del pueblo y la lucha revolucionaria contra las drogas que habían galopado por el país como un caballo.

En esta época había más de 10 millones de personas drogadictas en el país. El nuevo gobierno asumió la tarea de abordar este enorme problema y se tomaron varias medidas. 

Ya en los primeros meses, los revolucionarios comenzaron a constituir líneas de masas para combatir la adicción a las drogas. 

Los comunistas dependían de la propia movilización y organización de las masas para vencer los grilletes que mantenían al pueblo hundido, lo que incluía la lucha socialista contra el opio.

Educar al pueblo

Se pidió a los campesinos de todas partes que cultivaban opio que arasen sus cultivos de opio para sembrar trigo o arroz. Los barrios fueron movilizados por un gran programa educativo popular que educó al pueblo sobre los peligros de las drogas. 

Los comités en cada barrio, que dirigieron estas campañas, organizaron círculos de estudio sobre el tema. 

Los adictos a la droga estaban sorprendidos de que no fueran responsabilizados ni avergonzados por su adicción en la nueva sociedad que estaba creciendo. 

Por el contrario, se les pidió que buscaran ayuda y fueron elogiados por todo progreso. Junto con la ayuda recibieron formación y trabajos remunerados. Muchos fueron contratados por el gobierno para trabajar con otras personas drogadictas.

Los comunistas organizaron a la gente para destruir las redes de empresas que envenenaban al pueblo con drogas. 

La lucha contra las drogas se había convertido en un movimiento de masas a gran escala. 

La razón era que había gente, principalmente pobre, que era adicta a las drogas, y debido a esta división de clase, las personas adictas a las drogas no eran arrestadas cuando estaban en público. Eran continuamente elogiados cuando participaban en la lucha revolucionaria. Ya no tenían miedo de buscar ayuda porque el poder estaba en manos del pueblo.

Los drogadictos en rehabilitación recibieron plazos de varios meses para liberarse de las drogas. 

En este período también recibieron inyecciones en pequeñas dosis para aliviar los calambres musculares debido a la disminución del uso de drogas. 

La presión se centró en los vendedores. 

Aquellos que cedieron a la presión, fueron aceptados y bien recibidos por la sociedad. Además recibieron formación para tener un trabajo útil y se les dio empleo. 

A los pequeños vendedores se les dio una oportunidad; Ellos obtendrían la libertad si ayudaban a poner fin al tráfico de drogas. 

El gobierno chino también compró todo el opio en manos de los vendedores, a cambio los vendedores tendrían que detener el desarrollo del opio para siempre. 

Los vendedores a gran escala, que hicieron una fortuna en arruinar la vida de la gente, fueron llevados a los tribunales populares donde las víctimas de adicción al opio testificaron contra ellos. 

A diferencia del antiguo gobierno, que estaba completamente corrupto, el nuevo gobierno (controlado por el Partido Comunista) se basó en la conciencia de clase y la disciplina. Para los vendedores a gran escala esto hizo imposible poder sobornar a los funcionarios.

Una economía socialista lucha contra el malestar social

El desarrollo de una economía socialista permitió ofrecer puestos de trabajo para todos y erradicar la pobreza que había obligado al pueblo a comenzar con el narcotráfico. 

La Nueva China (Agencia Oficial de Noticias de China, también llamada Xinhua) declaró que desde 1951 la República Popular de China prácticamente había eliminado su problema de drogas en el norte de China (que fue el primero en ser liberado). 

Aproximadamente algo menos de un año pasó antes de que las partes meridionales de China también estuvieran completamente libres del problema de las drogas. 

Deshacerse de la crisis fue duro, así como la drogadicción y el problema de las drogas; Pero lo lograron a través de la línea de masas y una masiva movilización revolucionaria del pueblo.

La situación actual

Acabar con el problema de las drogas fue parte de la lucha de clases contra la vieja sociedad. 

Los vendedores a gran escala eran vistos como enemigos del pueblo, que envenenaban a las masas, mientras que las personas drogadictas eran vistas como víctimas del sistema. 

Este es el enfoque opuesto al de los utilizados por los cerdos policías y predicadores religiosos, los cuales afirman que el sistema no tiene defectos y tratan a las personas adictas como basura humana y criminales. 

A las personas empobrecidas drogodependientes se les dio una oportunidad en China, y se les ofreció una manera de salir de la drogadicción. 

Se les ofrecieron puestos de trabajo y fueron invitados a participar en la lucha por una nueva y próspera sociedad. 

Los antiguos vendedores a gran escala que huyeron a Taiwán fueron despues enviados a China entre 1962 y 1967 para investigar como espías de la CIA. 

Concluyeron y reportaron a la CIA que los cultivos legales se estaban desarrollando en áreas donde anteriormente había cultivo de opio. 

No encontraron un solo rastro de crecimiento de opio.

La China de hoy no es la China de Mao

China estuvo libre de drogas durante más de 20 años, hasta el golpe revisionista en 1976, donde Deng Xiaoping llegó al poder y restableció el capitalismo. Investigaciones a partir de 2003 mostraron que había 4 millones de drogadictos en China, y de acuerdo con “The Diplomant”, este número está en aumento. 

Una nueva epidemia de drogas se está extendiendo en China.

Según las estadísticas publicadas por el Tribunal Supremo de China en 2012, la delincuencia sobre drogas ha superado el doble entre el período 2006-2011 y el número de informes aumentó de 31.350 a 69.751. 

La delincuencia relacionada con las drogas ha aumentado en un promedio del 15% cada año desde 2007-2011. 

En 2015, Lie Yuejin, vicepresidente de la Comisión Nacional de Control de Narcóticos de China, comentó a Xinhua que se estima que más de 14 millones de chinos son ahora adictos a las drogas. Por la dirección que las cosas están tomando ahora parece que este número va en aumento. 

Esta es una amarga prueba de cómo el pueblo no puede ser liberado de los grilletes de la droga sin abolir primero el capitalismo.

La “Guerra contra las drogas” dirigida por Estados Unidos es una “Guerra contra los pobres”

Las experiencias de la “Guerra contra las drogas” de Estados Unidos y las experiencias de China muestran cómo el sistema actual no puede resolver el problema de la adicción a las drogas. 

El sistema está causando sufrimiento y aislamiento, lo que hace que la gente quiera escapar de la realidad con las drogas. 

El capitalismo usó la adicción a las drogas para debilitar al pueblo y esclavizarlo. Todo tipo de grandes comerciantes capitalistas ganan enormes cantidades de dinero en drogas. 

Para resumir todo; El sistema causa la adicción a las drogas y se beneficia de ella. La revolución china rechazó el enfoque burgués del problema de la droga. 

El socialismo no trata de dar más dinero al estado para programas de rehabilitación, como hacen los gobiernos capitalistas. 

El socialismo no trata de llenar las cárceles de gente adicta a las drogas, mientras que los grandes comerciantes capitalistas, que se hacen más ricos con el narcotráfico, caminan libres. 

Se trata de dar ayuda real a las personas adictas a las drogas, y darles un sentido en la vida; Para construir una nueva y próspera sociedad.

El cambio real requiere de la abolición del capitalismo

El debate actual en la sociedad sobre cómo deshacerse de la adicción a las drogas, sin una revolución proletaria, es sólo un deseo. Se trata de detener la esclavitud que conduce a las drogas y detener el gran comercio capitalista de drogas que se beneficia del sufrimiento de la gente. 

Las masas revolucionarias en China se deshicieron de la adicción a las drogas, la prostitución, la venta de niños, la pobreza desesperada, el analfabetismo, el abuso a las mujeres, la brutalidad policial y mucho más. 

La revolución cambió las vidas y cambió completamente el modo de pensar de millones de personas. Llevó al pueblo a algo que era impensable pocos años atrás: deshacerse de la adicción a las drogas mediante la abolición del sistema capitalista.




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