jueves, 10 de octubre de 2019

¿QUÉ MOVIMIENTOS Y PARTIDOS LLEGARÁN A FORMAR PARTE DEL CONGRESO DEL PERÍODO ENERO 2020 A JULIO 2021?



Que difícil será para los partidos políticos que formaron la mayoría parlamentaria del período 2016/2021 que fue disuelto el 30 de septiembre y aún mantienen su inscripción en el jurado nacional de elecciones, el poder participar en las próximas elecciones. Esta mayoría disuelta constituida por fuerza popular, el aprismo, contigo Perú, alianza para el progreso, acción popular -de sus seis congresistas, uno de ellos no se siente que formó parte de la mayoría, ante el mal paso que ha dado su bancada- ¿dejarán de participar en las elecciones del 26 de enero próximo? 

La disyuntiva tiene una respuesta, los partidos arriba mencionados van a participar en el proceso electoral del 26 de enero próximo, ello porque los partidos consideran que sus bancadas se han arrepentido de no haberse disuelto,  aceptando la medida tomada por el ejecutivo, al negar la confianza solicitada por el presidente del consejo de ministros.  

El participar significa que en los partidos opuestos a la disolución del congreso   se ha realizado debates de orden ético/político de no aceptar lo hecho por sus bancadas, lo suficiente como para que sus respectivas organizaciones puedan tener a nivel nacional 130 candidatos en disposición de llevar al congreso a quienes ocupen los cúrules desde el 26 enero del 2020 hasta el 28 de julio del 2021; sin embargo, para estar en el nuevo congreso los partidos no sólo deben discutir para superar el tema ético/político del arrepentimiento;  sino también está de por medio el tener éxito, para tener una banca respetable dichos partido de esa ex mayoría del congreso disuelto, dado que el rechazo ciudadano los alcanzara tanto a los candidatos al congreso, como igualmente el rechazo inevitablemente caerá sobre los partidos ya mencionados. 

Es decir, postular sin tener éxito los pondría en aprietos a los partidos que habiendo sido todopoderosos entre el 28 de julio del 2016 al 30 de septiembre del 2019, a partir de enero del 2020 estarían inmersos en el rechazo de la ciudadanía. Este rechazo se verá cuando no alcancen sus candidatos el número de votos suficientes, para ser elegidos congresistas, la otra razón será  que ni los militantes de sus partidos votarían por ellos. 

Ante esa disyuntiva, algunos dirigentes de los partidos vienen declarando a manera de disculpas que quienes formarían el nuevo congreso serían los partidos de izquierda, significando que la nueva mayoría probablemente abrumadora, podría comportarse como una asamblea constituyente, y adelantándose manifiestan que el país se verá desestabilizado, porque este nuevo congreso aprobaría un capitulo económico diferente al que suscribe la constitución política de 1993. 

Sin esperar y augurando problemas futuros, el país afrontaría una situación por demás pesimista que casi sería como el fin del mundo, ante tamaña aventura, los partidos de la ex mayoría del congreso disuelto volverían a petardear los procesos del ejecutivo y lo más grave, asustando a las diversas colectividades en especial, de los grupos altos y medios de la sociedad. Las dirigencias de los partidos que formaron la mayoría del congreso disuelto pareciera que para evitar las derrotas, previenen que cada agrupación si va sola, caería en la más espantosa derrota electoral el 26 de enero próximo.

En consecuencia, para no caer en desgracia de desaparecer del estrellato político, ellos se pondrían en alerta de guerra, y para no ser vencidos están pensando que habría de formar un frente anti izquierda, incluidos los partidos del centro político que creen en reformas y tienen un ideario con una perspectiva progresista, lo que significa que sus banderas electorales son recogidas del clamor popular que el Perú habrá de salir de la situación de atraso y pobreza.

Estos últimos, sin llegar a tener una reflexión en que también una buena parte de la llamada izquierda sea poseedora de tener una posición en favor y de creer en la democracia política liberal, su comportamiento de llegar a ser gobierno no es caer en extremismos, lo que se expresa por el contenido de sus programas de gobierno y de legislar sobre las reformas políticas truncas.  

Tanto esta izquierda renovada como los movimientos de centro se vienen preparando, y la mejor demostración se observaría en los debates que habría en el proceso electoral próximo. Lo que decimos está rompiendo con los malos augurios y generalizaciones en que los partidos de la ex mayoría congresista disuelta, a buen seguro no están en capacidad de reestructurarse, y que algunas de esas agrupaciones tomarán la decisión de presentarse ante la opinión pública para pedir que se le dé un espacio para demostrar que no caerán en conductas que los ha descalabrado por fortalecer al malhadado congreso fujimorista del período 2016/2021.  

Ante esta situación, los partidos arrepentidos, buscarán abrir los espacios aduciendo que tienen origen democrático y que en su recorrido político demuestran su actuar democrático y que en ningún momento renegaron de vivir en democracia, como sería el caso del partido acción popular; sin embargo, a pesar del alto costo que representaría renegar de lo mal y equivocados que estuvieron en el congreso disuelto, se suma los posibles temperamentos de su propia militancia, conociendo que aún en este partido no faltan los enfrentamientos de hasta entre dos grupos que llamaríamos: los conservadores y el otro que tiene muestras de expresar mayor liberalidad, caso  del que encabeza Mesías Guevara que ha tenido una trayectoria muy leal a las ideas fuerzas que su fundador FBT valoró, y fue consecuente por lo menos en su primer gobierno en que se la jugó al proponer reformas, sin embargo, ese intento no se logro porque la terrible oposición del apro/odrismo se lo negó, además de la honradez exhibida, ejemplo para sus partidarios y el Perú.  

Por supuesto que lo que pasaría con AP no necesariamente es igual a lo que sucede en otros partidos, donde las cosas son diferentes, caso de la situación del aprismo que es más complicada, debido a que no llegan a entender y de explicarse el suicidio de su caudillo máximo García Pérez. Los apristas en su conjunto deberán darse un sacudón para un desembalse de dirigentes, mensajes, incluido de que no son partido mayor y que la militancia no es numerosa, ni mantiene disciplina, que lo hacía un partido de obedientes y sacrificados adherentes.

Volviendo al acciopopulismo, últimamente han surgido nuevos dirigentes y que quieren ser presidentes, caso de Alfredo Barrenechea y antes Diez Canseco Terry; sin embargo, la militancia y en general la opinión pública reflexiona sobre los hechos nada favorables que crea retiro de adhesiones y simpatías, así la idea tal vez muy dura es que Barrenechea “regrese al aprismo donde nació a la política”, y renace las cuitas de Diez Canseco “violetero de los ochenta”, cuando siendo primer vice de Toledo, influyó para ayudar a pagar menos impuestos a quien sería su futuro y nuevo suegro. Se romperá la quietud. 

Sin intentar identificar al aprismo con acción popular, estos partidos más antiguos, estarían pasando una crisis que puede llevarlos a desaparecer, porque aún están en cura de rectificar sus andares por los malos pasos que últimamente han dado, claro está que AP más bien podría entrar a un proceso de recuperación y esclarecimiento, particularmente, porque tiene un record de victorias electorales regionales y municipales, y algo más, Mesías Guevara ha ganado por todo lo ancho la gobernación de Cajamarca; este dirigente a no dudarlo se observa que es hombre de partido, de ideas y decisiones, lo que está muy lejos, de los cuestionados Barrenechea y Diez Canseco.

Asimismo, esto ocurre con el aprismo en mayor dimensión. Cuáles serían los dirigentes que no tengan vergüenza ajena como para asumir la regeneración del aprismo, ante lo que García Pérez y sus grupitos de ayayeros realizaron sacrificando al aprismo con sus andares y malos pasos dados.

En síntesis, los dos partidos AP y el aprismo están en apuros, aun cuando pareciera que no se dan cuenta de lo trascendente que representa tener que rehabilitarse y sacudirse de sus comportamientos, sobre todo cuando apoyaron a la mayoría fujimorista de un congreso que no solo petardeaba a los presidentes del ejecutivo y sus ministros; sino que no reflexionaron que fuerza popular no era, ni es un partido democrático al usar el doble discurso para mentir, no alcanzaba -como se decía- de que era un partido de los mayores y no apreciaban que la dirigencia de FP no pasa de la mediocridad y el sectarismo religioso fundamentalista que algunos ostentan dramáticamente. 

Hablar de los otros partidos que acompañaron a la mayoría fujimorista que reinaba en el congreso ya disuelto, es ver que no son nada, ni menos están dispuestos a reestructurarse, son débiles de origen caso de Contigo Perú. Sobre Alianza por el Progreso de Acuña, aparece sinuoso y sus dirigentes no muestran estabilidad al cambiar de posiciones, de haber sido cerradamente antiapristas, luego antifujimorista, terminan paradójicamente aliados del  fujiaprismo. ¿Habrá electores que voten por alianza por el progreso?

Los movimientos que tuvieron bancadas en el congreso del 2016/21 están agotados y no estarán en condiciones de tener los 130 candidatos para el congreso que reemplaza al disuelto, y esto porque han caído en desprestigio y a buen seguro ni sus militancias votarían por las listas de sus respectivos partidos; claro está que no todas las bancadas y los miembros del malhadado congreso, los movimientos de izquierda, los liberales y los pepecausas se salvan porque ellos tuvieron el peso suficiente para enfrentarse tanto a fuerza popular por obstaculizar el accionar de los gobiernos, como no siguieron ni fueron cómplices como otros que terminaron de topos de la mayoría fujiaprista. 

La disyuntiva no será armar un frente antifujimorismo, los peruanos han visto que el camino es dejar de lado los anti, ello significa clarificar las participaciones de la ciudadanía y de los partidos, se intenta cambios después de muchos años que en el Perú hay elecciones libres. La ciudadanía, ahora elegirá sin menos limitaciones para ejercer su participación con puridad en las elecciones congresales de enero próximo y espera seguir legislando sobre las reformas políticas y electorales que la mayoría fujiaprista rechazó.

La esperanza que ocurra este parabién es importante, porque los partidos que se aliaron al fujimorismo no se librarán de la sanción de los electores, debemos sin titubear ser drásticos con aquellos que se equivocaron, no sólo por estar en contra de la disolución; sino asumieron torpemente de no estar dispuestos a retirarse aferrándose a su curul, y porque no decirlo, renunciar al salario mensual y las bonificaciones que en su vida habían recibido.  

Estos ex congresistas tienen todo el derecho de recurrir a la constitución e interpretar que el ejecutivo no debió disolverlos, y nadie puede sujetarlos para que cada uno tome las decisiones que mejor les parezca; sin embargo, la ciudadanía por más del 70% se convenció del pésimo desempeño de la mayoría congresal y de sus antecedentes delincuenciales que una parte significativa de esa mayoría ocultó, y gracias al periodismo se pudo descubrir y saber quien era quien. Los distintos niveles socioeconómicos han coincidido que el congreso fujimorista y sus aliados debían ser expulsados sin contemplaciones de la vista ciudadana y ¿los partidos llegarán a expulsarlos? 

Frente a los malos hechos que el Perú ha sufrido surge el buen augurio que los ciudadanos apuesten votando por quienes merecen ser elegidos, y como decíamos dejemos atrás las predisposiciones de los manipuladores de siempre que asustan conque la izquierda extrema cambiarán si son mayoría el capítulo económico de la actual constitución. En el capítulo económico de la C.P. de 1993 se dice que somos una economía social de mercado, y no como los que ni siquiera leen y reflexionan que en el Perú prima la economía de mercado.

Esta falsa apreciación acarrea equívocos y falsos dilemas. Seamos claros, nunca ha entrado verazmente en vigencia el ejercicio de la economía social de mercado, lo que si cabe incluir para redefinir el papel del Estado, para ellos es necesario una correlación con la economía social de mercado, donde el Estado -además de subsidiario- es regulador y promotor en la vida de la república, no cabe limitar el accionar estatal y deje de ser mínimo. 

Estado fuerte con crecimiento del mercado no es tarea de aventureros contrarios al neoliberalismo, apuntemos sin pasión, razonando en favor de la vida en el Perú que actualmente se sufre con las economías mercantilistas,  tampoco los estatismos en sus diversas modalidades, como el procedente del totalitarismo stalinista, que los ignorantes comunistas criollos suspiran y anhelan volver. Los tiempos modernos no calzan con los parroquianos que  paradójicamente fungen de sanisidrino y miraflorino. 

Finalmente amigos, la década de prosperidad que tuvo 7% del PBI promedio anual, no fue sólo porque hubo una política de estabilidad macroeconómica impuesta por los neo liberales mercantilistas, se olvida que el crecimiento tan alto del período 2003 al 2013 fue gracias a los altos precios del mercado internacional en especial de los minerales de exportación; este crecimiento siempre es temporal, pues al bajar el precio de nuestros productos vino la cotización más baja de los minerales, que ha hecho que el PBI haciendo esfuerzos con programas de rehabilitación y entre otros eleve la inversiones públicas y la producción, así se bordearía el 4% del PBI ¿tenemos que encontrar un modelo que se ajuste a la economía de diversidad? Este en un tema que merece no sólo reflexión; sino que en otro momento se toque. 

Fernando Arce Meza                              Surco, 9 de Octubre del 2019

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