domingo, 31 de julio de 2022

NO SÓLO POR LOS SUELOS HAY QUE CAMBIAR LA CONSTITUCIÓN

 


Escribe: Milciades Ruiz

La ONU para la Agricultura y la Alimentación- FAO, nos dice: “¿Sabía que cada cinco segundos, (el suelo, o la madre tierra) se erosiona el equivalente a un campo de fútbol? Pero se necesitan 1,000 años para producir unos pocos centímetros de capa superficial del suelo” (la que produce alimentos). Al respecto, creo que ni los de Sechura, Nazca, y Atacama lo saben, teniéndolo a la vista. Menos los políticos y gobernantes. ¿Qué significa esto?

Que la destrucción del suelo agrícola, es la destrucción de la humanidad. No hay consciencia de ello, pero en los andes, la minería abierta va por ese camino, ante nuestra indiferencia. Lo dice la FAO: “El suelo es el apoyo vital de nuestros alimentos y agricultura. El 95% de los alimentos que consumimos depende de los suelos. Sin embargo, si seguimos en este rumbo, en 2050 el 90% de todos los suelos estará degradado. Si no se producen cambios, la degradación de los suelos pondrá en peligro a nuestros ecosistemas, clima y seguridad alimentaria”.

Esto, ya lo sabían las sociedades andinas prehispánicas. De allí, el pago a la madre tierra que se conserva hasta nuestros días, aunque muchos vean en esto, un rito pagano de ignorantes. Los descendientes, siguen sufriendo, los abusos de gente extraña que llegó a su hábitat traída por los gobernantes para depredar recursos naturales. Los andinos luchan denodadamente y mueren por defender su fuente de vida, ante la destrucción ecológica ocasionada por inversionistas que se apropian del suelo y subsuelo.

Antes de que llegaran los extraños, podían respirar aire limpio y, beber agua limpia. Criar animales sin residuos contaminantes y llevar al mercado alimentos sanos para los consumidores. Pero las autoridades se parcializan con los inversionistas advenedizos, motivo por el cual, las comunidades indígenas se movilizan en protesta legítima. En esto, muchos líderes nativos son encarcelados por atentar contra el orden público, en un “estado de derecho” abusivo y segregacionista.

El planeta funciona como un organismo vivo unitario. De modo que, si se lesionan partes vitales como el suelo, entonces todo el organismo, todos nosotros, sentiremos las consecuencias de la tuberculosis global. El suelo no es inerte como muchos creen. Hay muchas poblaciones de organismos vivos bajo nuestros pies. Ellas son los que procesan los materiales, convirtiendo lo inorgánico, en sustancias orgánicas, para la nutrición vegetal.

El dióxido de carbono (CO2), que emiten vehículos usando hidrocarburos, es factor del efecto invernadero que embolsa al planeta, lo cual contribuye al cambio climático, el calentamiento global, la aparición de virus pandémicos y otros males derivados. Las plantas absorben ese gas nocivo y mediante la fotosíntesis lo procesan para generar moléculas como los carbohidratos que, junto con las proteínas y grasas, son los nutrientes principales de los seres vivos.

Obviamente, cuidar la salud del suelo es vital para la humanidad, aunque muchos ni se lo imaginan. Lo que hoy descubre la ciencia, era para las culturas ancestrales parte de su filosofía de cosmovisión. En este sentido, los ignorantes no son los pobladores andinos, sino, los que desconocen la sabiduría ancestral. Cuidar la “mamapacha” era cuidar la salud del suelo y la propia salud humana.

La recarbonización de los suelos es más efectiva que el uso de fertilizantes químicos, como se comprueba en los cultivos que reverdecen con mayor intensidad a los pocos días, en los espacios donde hay residuos de carbón o cenizas. La rotación de cultivos y periodos de descanso de parcelas es una práctica andina de recuperar la salud y energía del suelo, lo que se refleja en la calidad alimentaria.

La erosión del suelo desequilibra el ecosistema, perdiéndose muchas de sus especies. La tierra se vuelve cada vez menos fértil, aumentando el uso de fertilizantes. Los cultivos industrializados no dan descanso a la tierra, ni la tratan como sistema viviente, sino como fuente de lucro intensivo. El rendimiento natural es suplantado por el rendimiento costo beneficio y se aplican agroquímicos diversos que eliminan la fauna natural de microrganismos benéficos.

Como podemos deducir, la sostenibilidad de la vida planetaria, de nuestra alimentación y de nuestra salud, dependen de la sostenibilidad del suelo. Sin embargo, las políticas de estado no tienen este enfoque. Prima el enfoque neoliberal en el que, no es el estado el que manda sino, el mercado. Es este, el que determina qué producir, cuánto producir, cómo producir, para quién producir, a quién enriquecer y a quién empobrecer.

Lógicamente, esto no se resuelve solo cambiando de gobierno, si antes no se cambia de modelo societal. Desde el inicio de la república estamos encasillados en un sistema político segregacionista. Los órganos de gobierno no son representativos, ni los partidos políticos. Los sectores económicos no tienen derecho a participar en el régimen electoral que, es exclusivo de cúpulas políticas.

En el primer congreso constituyente, no estuvieron los representantes de los dueños originarios del territorio. No eran considerados peruanos ni ciudadanos. No cumplían con los requisitos de poder económico, ni de cultura establecidos en el régimen electoral. El 90% de diputados a la Asamblea Constituyente eran curas y abogados emparentados con los amos de vasallos nativos y de esclavos. La iglesia era la mayor terrateniente de la colonia.

Ese Congreso Constituyente lanzó la siguiente proclama:

“EL CONGRESO CONSTITUYENTE DEL PERÚ”

“A LOS INDIOS DE LAS PROVINCIAS INTERIORES”:

(…)

“Este Congreso tiene la misma y aun mayor soberanía que la de nuestros amados Incas. Él a nombre de todos los pueblos, y de vosotros mismos, va a dictar leyes que han de gobernarnos, muy distantes de las que nos dictaron los injustos reyes de España. Vosotros indios, sois el primer objeto de nuestros cuidados. Nos acordamos de lo que habéis padecido, y trabajamos por haceros felices en el día. Vais a ser nobles, instruidos, propietarios, y representareis entre los hombres, todo lo que es debido a vuestras virtudes”. (Fuente: Jorge Basadre- “La idea de patria en la generación independiente”- Revista “Fanal”- N° 44- 1955)

Si pues. Esta ha sido la ideología de gobierno durante la república hasta nuestros días. Es como decir: Ustedes no se preocupen. Nosotros nos vamos a preocupar por ustedes. Ni piensen en autogobernarse. La democracia representativa no es para ustedes. De esta forma, tampoco podían elegir ni ser elegidos. Hoy también, la democracia representativa no es para la mayoría nacional. No hay en el Parlamento los representantes de los agricultores que son mayoría. No están, los representantes de los pescadores, de los obreros fabriles, ni de los trabajadores estatales, etc.

Si el sustento de los alimentos son los suelos, el sustento del desarrollo nacional está en el pueblo trabajador. Si se mejoran las condiciones vida del pueblo, mejorarán las condiciones del desarrollo nacional para dar seguridad de vida a las generaciones futuras. Si el pueblo mayoritario no tiene acceso directo al poder político, la democracia es una falacia.

Actualmente, una élite minoritaria de testaferros políticos es la que maneja el país. De haber una asamblea constituyente en estas condiciones, no saldrá una nueva constitución que cambie el rumbo de la república nefasta para la mayoría de la sociedad peruana. Primero, hay que cambiar el régimen político que ya es obsoleto y repudiado por nuestro pueblo. ¡O no! Ustedes qué dicen.

Julio 31-2022

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Atte. Milciades Ruiz
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