3 de julio de 2025
Afroféminas
Cuando piensas en
«autodefensa», ¿qué te viene a la cabeza? Quizás una imagen de respuesta
física, un acto de reacción ante un peligro inmediato. Pero para las comunidades
negras y racializadas que vivimos bajo el peso de la opresión sistémica, esa
palabra tiene un significado mucho más profundo y poderoso.
Hace tiempo
que hemos dejado de ver la autodefensa como un simple acto de parar un golpe.
Ahora la entendemos como un proyecto. Un proyecto proactivo, comunitario, que
lo abarca desde nuestra seguridad en las calles, nuestra salud mental, el
orgullo y reconocimiento por nuestra cultura y hasta nuestra independencia
económica. Esto va de empezar a construir, aquí y ahora, las condiciones para
que podamos vivir con dignidad y felicidad.
Aquí no te
vamos a contar cómo aguantar los golpes de la vida y el sistema. Aquí vamos a
sumergirnos en cómo estamos tejiendo redes de cuidado y poder para hacer frente
a un Estado que, con demasiada frecuencia, nos da la espalda o directamente nos
convierte en su objetivo. Y para entender cómo lo hacemos, vamos a mirar a los
colectivos antirracistas que están trabajando sobre el terreno en Europa. A
través de su arte, su cultura y su activismo, nos están mostrando el camino,
construyendo sus propias instituciones para cuidarse, empoderarse y resistir.
Desde clases de defensa personal hasta talleres de danza, mercados comunitarios
o servicios de salud mental. Ante un sistema hostil está claro que no esperamos
que nos protejan. Nos protegemos nosotras mismas.
¿Quién tiene derecho a defenderse?
Para
entender por qué necesitamos defendernos por nuestra cuenta, primero hay que
mirar de frente al problema, para constatar que el Estado no es un árbitro
neutral. De hecho, es a menudo el actor principal que decide quién es
vulnerable y quién no. La filósofa Elsa
Dorlin lo clava en su ensayo Autodefensa: una filosofía de la violencia. Nos muestra cómo el Estado moderno se ha
adueñado del monopolio de la violencia, creando sistemáticamente «cuerpos indefendibles».
Cuerpos como los nuestros, cuyas vidas valen menos y cuyos intentos de protegernos
son, de entrada, criminalizados.
Dorlin
destroza el mito de que el Estado nos protege a todos por igual. La historia no
miente. El control de las armas y el derecho a la defensa nunca han sido
justos; han sido herramientas de dominación. Piensa en el Código Negro francés
de 1685: prohibía a las personas esclavizadas llevar «cualquier arma o palos
grandes» bajo amenaza de latigazos. O en la Argelia colonial del siglo XIX,
donde el Estado francés desarmaba a los nativos mientras armaba a los colonos.
Así es como funciona el sistema, creando un desequilibrio de poder donde a unos
se nos considera un peligro y se nos desarma, mientras que a otros se les arma
para mantener el orden y la jerarquía racial.
¿Te suena
familiar? Debería. Ese desarme colonial está conectado con la violencia
policial de hoy. La idea de que «la vida de algunas personas vale tan poco que
un adolescente negro puede ser tiroteado» es la herencia directa de todo
aquello. En el caso del adolescente Trayvon Martin, asesinado a tiros, ser negro y llevar sudadera
con capucha, fue suficiente para que se le viera como una amenaza, negándole la
presunción de inocencia y, al final, la vida. La historia del control de armas
es, en realidad, la historia de cómo se fabrican cuerpos vulnerables, cuyo
derecho a la autodefensa se ve como un conato de rebelión. Como dice Dorlin,
vivimos bajo un Estado que «defiende a los violadores y desarma a las mujeres»,
una crítica brutal que nos enseña cómo esta lógica se extiende a toda persona
minorizada.
Y sobre esta
base, la legendaria Angela Davis le pone nombre a la trampa ideológica.
Davis denuncia cómo el sistema legal y los medios de comunicación trabajan sin
descanso para pintar cualquier acto de autodefensa de una persona negra como
una «agresión
criminal». Es una
lógica perversa: «cuando los negros recurren a la autodefensa», explica Davis,
esta es «tergiversada y convertida en sinónimo de agresión criminal». Mientras
tanto, la violencia de la policía se lava la cara con términos como «homicidio
justificable».
Aquí está la
clave; el Estado intenta borra la diferencia entre un delito individual y un
acto político colectivo. No es lo mismo saltarse una ley por interés propio que
hacerlo en nombre de un pueblo oprimido por esa misma ley. Quien hace lo
segundo es un prisionero político. Su verdadero «crimen» no es la acusación
formal, sino su «audacia política»: su atrevimiento a desafiar un orden
injusto. Figuras como Nat
Turner o Robert F. Williams no fueron perseguidos por asesinato o
secuestro, sino por luchar por la abolición de la esclavitud o por el derecho
de los negros a armarse.
Si juntas a
Dorlin y a Davis, la conclusión es inevitable: si el Estado es quien crea tu
vulnerabilidad y quien criminaliza tu resistencia, no puedes esperar que te
proteja. Tienes que actuar contra él.
Cuidarse es un acto político
La opresión
no solo nos golpea por fuera. Libra una guerra silenciosa por dentro, en el
terreno de nuestras emociones, nuestra mente y nuestro espíritu. Para luchar en
ese frente, la autodefensa tiene que ser también cuidado y sanación. Y aquí, la
voz de la escritora y activista Audre Lorde es imprescindible.
Su frase más
famosa es un auténtico manifiesto: «Cuidar de mí misma no es autocomplacencia, es autoconservación,
y eso es un acto de guerra política». Para entender el peso de estas palabras, hay
que saber quién las escribió. Lorde era una mujer negra, lesbiana, madre, poeta
y feminista, y escribió esto mientras luchaba contra un cáncer de hígado,
después de haber sobrevivido a un cáncer de mama. El autocuidado para ella era
una lucha literal por la vida en dos frentes: contra la enfermedad que destruía
su cuerpo y contra una sociedad que era hostil a cada fragmento de su
identidad.
En ese
contexto, el «autocuidado» es un acto de pura resistencia. Es insistir en tu
propia humanidad en un mundo que te la niega cada día. Es decir «yo importo» en un sistema que preferiría que no
existieras.
Claro que,
en las últimas décadas, el capitalismo ha intentado robarle este poder al
concepto. Lo ha vaciado, lo ha mercantilizado y lo ha reducido a bombas de baño
y retiros de yoga carísimos, convirtiendo el bienestar en un producto de lujo.
Pero el verdadero autocuidado, el de Lorde, nunca fue un capricho individual.
Mucho antes de que se pusiera de moda, el Partido Pantera Negra ya sabía que la salud y el bienestar de la
comunidad eran claves para poder resistir. Entendieron que, si el sistema no te
cuida, tienes que cuidarte a ti misma y, sobre todo, cuidarnos entre nosotros.
Continuará…
https://afrofeminas.com/2025/07/03/la-autodefensa-es-construir-un-futuro-i/?jetpack_skip_subscription_popup
ATAQUE ARMADO CONTRA LA
COMUNIDAD PURHÉPECHA CHERÁN K’ERI DEJA UN ASESINADO Y UN HERIDO
02
julio 2026
Ciudad de México| Desinformémonos. La comunidad de Cherán K’eri fue víctima de
un violento ataque en la meseta purhepecha de Michoacán, por lo que se activó
su guardia de seguridad autónoma y resistió la agresión. El pueblo activó las
barricadas para proteger a la población.
En
un comunicado urgente señalaron que este no es un ataque único y aislado, sino
el resultado de una «escalada de violencia» en el estado que afecta a las
comunidades m. En las últimas semanas diversos pueblos han sufrido amenazas,
incursiones armadas y despojo territorial. Entre estos pueblos están Nahuatzen,
Arantepacua, Capácuaro y Santa Fe de la Laguna.
Cherán ha sido violentado desde que expulsaron a los partidos políticos y al
crimen organizado con la intención de proteger a su gente y sus bosques de la
corrupción. Construyeron un sistema de auto gobernación reconocido legalmente y
constitucionalmente.
Denuncian estos hechos de violencia y rechazan cualquier intento de
intervención armada que intente desmantelar su forma de vida. Exigen respeto a
su derecho al autogobierno y a la seguridad comunitaria.
A continuación el comunicado completo:
No hay comentarios:
Publicar un comentario