jueves, 14 de octubre de 2010

REMEMBRANZA DE JOSE CARLOS MARIATEGUI



DOS PALABRAS

En gratitud de todo lo que me fue grato aprender al lado de José Carlos Mariátegui, y a la generosidad con que me brindó su amistad, permitiéndome transponer el umbral de su hogar fraternalmente en diversas ocasiones, voy a dedicar unas cuantas líneas a la memoria de este valiente luchador.
Conocí al autor de la “ESCENA CONTEMPORÁNEA” y “7 ENSAYOS DE INTERPRETACION DE LA REALIDAD PERUANA” mucho antes de la jornada de las 8 horas.
JUAN CRONIQUEUR era su seudónimo que usaba cuando formaba parte del cuerpo de redacción del diario “El Tiempo”, que dirigiera don Pedro Ruiz Bravo. Los trabajadores encontrábamos siempre en José Carlos, un verdadero apoyo, para la exposición de nuestros justos reclamos, en las columnas de este diario, debido antes que todo a su influencia.
Más tarde, y en horas dramáticas y cruciales, cuando más necesario era encauzar el movimiento de la gloriosa jornada, José Carlos Mariátegui, se convirtió en un eficaz consejero. Luego cuando funda su propio diario “La Razón” pone sus columnas al servicio de las organizaciones obreras.
El hogar de José Carlos, fue un hogar común para los trabajadores: dirigentes o dirigidos. Compañero sensible a todas nuestras inquietudes, su consejo marcó la ruta en muchas oportunidades. Leal en toda la extensión del vocablo, pasó al lado nuestro largas horas de violentos debates, que se prolongaron muchas veces hasta el amanecer en locales kilométricamente distantes de su morada, y luego al levantarse las sesiones, recorría el largo camino de regreso con sonriente abnegación no obstante su dolorosa cojera.
También al lado nuestro, José Carlos, conoció las duras horas de la prisión y puede afirmarse que para acallar su pluma valiente y decidida, los sicarios tuvieron que utilizar una camilla para llevarlo a una celda como prisionero.
Un día el gobierno del señor Leguía, clausura “La Razón” y sale fuera del país. José Carlos Mariátegui, no había dado señales de ser adicto a las doctrinas marxistas, y es sólo a su regreso de Europa, y cuando su invalidez se acentuaba cada día más, que se perfila como un convencido de la doctrina del autor de “EL CAPITAL”
Así fue como luchó al lado de la clase trabajadora este noble idealista, ejemplo de la intelectualidad peruana. El destino no ha querido darnos la oportunidad de saber cómo pensaría José Carlos Mariátegui en esta época de grandes transformaciones tecnológicas y científicas en el campo del saber humano. José Carlos libró su última batalla en la vida, luchando minuto a minuto contra la adversidad de su cuerpo mutilado, en una cama del “Hospital Italiano” hasta que al fin la muerte lo asesinó el 16 de abril de 1930.
Que estas líneas signifiquen el homenaje de mi admiración y respeto a la memoria del fraterno luchador “MARXISTA CONVICTO Y CONFESO”
Luis Felipe Barrientos Casos.


NOTA-1 Don Luis Felipe Barrientos Casos, autor del libro cuyo título es “Los Tres Sindicalismos” (Sindicalismo Proletario; Sindicalismo Patronal; Sindicalismo Político), ingresa en las filas de la clase obrera en 1913. Tejedor en la Fábrica de “Santa Catalina”, se afilia de inmediato a “la unificación textil” de su gremio. Se le confiere el cargo de Secretario de Actas. Miembro fundador de la CGTP. Asiste asiduamente a la Universidad Popular “Manuel González Prada”. Participa en las jornadas heroicas de las 8 horas.
En el año de 1945, es designado Concejal en la Municipalidad de Lima, integrando la Célula Municipal Aprista.
El libro del cual se extrae el artículo que se publica, y parte de la semblanza del autor, fue editado en Diciembre de 1958. Murió aprista, pero eso no fue ningún obstáculo para que este curtido obrero pusiera por encima de lo que lo diferenciaba del Amauta, lo que más lo aproximaba, y aún subsistía intacto en su memoria.
El libro contiene el texto completo del mensaje de José Carlos Mariátegui al “Segundo Congreso Obrero”. Al respecto, escuchemos al autor: “El 10 de septiembre, se reunió en Lima este importante certamen, y uno de los más trascendentales acuerdos a que llegó la clase trabajadora, lo constituye sin lugar a dudas, la creación de una nueva central obrera nacional, a la cual se le denominó ‘Confederación General de Trabajadores del Perú’ (C.G.T.P). Es muy importante desde luego consignar, por la influencia que ejerció en la mentalidad de los asambleístas el ‘Mensaje’ que envió al Congreso desde su silla de ruedas, el ideólogo y valiente escritor peruano José Carlos Mariátegui, íntimamente vinculado al proletariado”
El libro tiene una rica memoria de ese entonces, de cuyas páginas se desprende que sin lugar a dudas el Amauta trabajaba fervientemente en la convicción que irradiaba al proletariado de “ser partidario antes que nada del Frente Único Proletario”
Advertencia. El texto trascrito es tal como aparece en el libro, a excepción de algunas líneas finales que son comentarios del transcriptor que fácilmente se puede advertir.
Héctor Félix Damián
30.09.10

Nota-2 Este artículo de la memoria histórica presenta el recuerdo de un luchador sindicalista, muy ligado primeramente a la prédica anarcosindicalista de Manuel González Prada, luego asiduo colaborador de JCM y después miembro activo del APRA.
El porqué muchos activistas sindicalistas y políticos se enrolaron en el APRA tiene dos causas. Una es la demagogia “nacionalista” (“antimperialista”) del aprismo. Otra es la desviación “izquierdista” del internacionalismo anti-nacionalista de Ravines. Ante esta torpe campaña más de un activista dejó las filas del Socialismo Peruano, y así el APRA pudo ganar hegemonía temporal. Es una amarga lección de jamás olvidar. Felizmente, ahora el Socialismo Peruano reinicia su presencia en la escena política nacional.
Ragarro
13.10.10