martes, 29 de noviembre de 2016

EN EL MUNDO ANDINO NO EXISTE SEPARACIÓN ENTRE LA COMUNIDAD HUMANA Y LA NATURALEZA





En la colección Ripensare il mondo (Repensar el mundo) de la editorial Hermatena se ha publicado en febrero del 2015 la traducción del libro del PRATEC Cultura Andina Agrocéntrica, publicada en 1991 con el título COSMOVISIONI: Occidente e mondo andino. Han estado a cargo de la cuidadosa traducción y edición Aldo Zanchetta y Maria Adele Cozzi. La introducción que sigue ha sido escrita por el prestigioso peruanista Antonio Melis.


DE LOS ANDES, UNA ALTERNATIVA A LA RAZÓN PRAGMÁTICA

Antonio Melis[1]


En los últimos decenios se ha afirmado con creciente vigor un campo de estudios interdisciplinarios que gira en torno a la categoría de mundo andino. Con esta terminología se ha querido subrayar la presencia de algunos rasgos peculiares de las organizaciones sociales que se han desarrollado en el curso de milenios en una vasta zona hoy ocupada por países como el Perú, Ecuador y Bolivia – diferente de otros estados sudamericanos – en respuesta a los retos de un ambiente particular, signado sobre todo por el predominio del factor altitudinal.

Entre las organizaciones que han emprendido la investigación sobre estos temas en las últimas décadas, ha correspondido un papel particularmente relevante al PRATEC (Proyecto Andino de Tecnologías Campesinas). Algunos resultados de este trabajo riguroso y apasionado se han recogido en este volumen, que desde el título original[2] llama la atención a la especificidad de ese mundo mediante el término “agro-céntrico”. Subrayando este rasgo, se quiere destacar la originalidad de un contexto físico y cultural y de la relación que con él establecen los pueblos que se han asentado en ese territorio, contra cualquier pretensión universal que quiere encasillarla en un modelo único de desarrollo.

Entre los principales artífices de estas investigaciones encontramos a Eduardo Grillo Fernández, presente aquí con tres ensayos. El primero de ellos parte de una clara contraposición entre las formas de la religiosidad andina y las concepciones religiosas europeas. En el mundo andino predomina una concepción de lo sagrado de tipo panteísta e inmanente. En su interior, es fundamental el principio del diálogo y de la reciprocidad. Todas las actividades pastoriles y agrícolas están caracterizadas por la ritualidad. La chacra, el campo cultivado, no se opone a la naturaleza, se adapta a ella. Es un mundo que no excluye los contrastes, pero posee los instrumentos para superarlos, mediante la ritualización del conflicto.

En otro ensayo del mismo autor se aborda el tema del lenguaje, refiriendo otra vez la contradicción entre la cultura andina y la occidental moderna. En el mundo andino predomina la disposición al diálogo, que se expresa con la palabra, los gestos, los sonidos. Nos encontramos en un contexto en el que la oralidad prevalece sobre la escritura y el tiempo cíclico sobre el tiempo lineal. De acuerdo con el autor, la incomprensión de estos rasgos específicos ha sido la causa del fracaso de los partidos políticos que han buscado trasplantar mecánicamente los esquemas europeos a esta realidad.

El otro artículo de Eduardo Grillo Fernández se detiene sobre todo en los aspectos políticos de la organización andina. Trata aquí un aspecto crucial, causa hoy secular de una profunda incomprensión debido a una visión tradicional. La idea de democracia nutrida en el contexto europeo y norteamericano no coincide con la praxis de los pueblos americanos originarios. Más allá del caso andino, es un problema que ha emergido con fuerza también por la revuelta zapatista en Chiapas, México en 1994. Se ha evidenciado que en las asambleas indígenas no funcionaba el criterio de la mayoría, sino la búsqueda permanente de la unanimidad.

Sobre la diversidad de concepciones del saber que divide a los dos mundos en confrontación resulta esclarecedor el ensayo de Grimaldo Rengifo Vásquez. El autor subraya que en el mundo andino no existe separación entre la comunidad humana y la naturaleza. De esto resulta una utilización del saber que no se propone ejercer dominio en la relación con la naturaleza. Es un saber que no apunta a la afirmación del humano sobre los otros seres. En su otra contribución del libro, el autor precisa que el modo diverso de relación con la naturaleza se puede resumir en el concepto de prueba, es decir, en una experimentación permanente de los cultivos, sin perder de vista el criterio de armonía con el contexto natural. Así, la semilla es tratada como una persona. Se considera que no siempre la planta se adapta al terreno elegido por el humano y de esta manera contribuye a la continua verificación de los resultados. Esta innovación permanente es necesaria para la continuidad de la vida, y es inútil subrayar que esta caracterización contrasta con los estereotipos de un mundo que no cambia. El ensayo se refiere a la práctica, tratada también en otros ensayos del libro, del ayni, es decir, la ayuda mutua, que se destaca como un instrumento fundamental de la cohesión ética de la sociedad andina.

El modo diferente de leer el mundo, desde la organización agraria, es también el foco del estudio de François Greslou. Se reitera la profunda interrelación entre los seres humanos, naturales y divinos. Si por un lado se subraya el carácter agrocéntrico, por el otro se afirma la flexibilidad de la misma estructura agraria. El ensayo retoma también la organización socio-política de ese mundo, que se funda no en el individuo, sino en los núcleos familiares reunidos en comunidad. De aquí la resistencia obstinada contra cualquier tentativa de reducir esta estructura a las formas europeas. Con este propósito, quiero recordar que entre las razones del fracaso del proyecto de reforma propuesto entre el fin de la década de los sesenta y el inicio de los setentas del gobierno militar del general Juan Velasco Alvarado con la absurda iniciativa de sobreponer al ayllu, la comunidad andina, cooperativas de tipo europeo administradas por burócratas extraños a ese contexto. La fuerza de la ancestral organización indígena es testimoniada también por la persistencia de la autoridad tradicional, en una relación complementaria con lo que representa a la sociedad moderna y al Estado.

Sobre la necesidad de utilizar una visión “endógena” de la cultura andina insiste también la contribución de Victor Antonio Rodríguez Suy Suy. Precisamente la continuidad de los aspectos de fondo de la cultura andina a lo largo de milenios es una confirmación de su organicidad, de su capacidad de responder de manera armónica a las exigencias del ambiente.

La diversidad andina se observa también en las concepciones de la actividad artística como recuerda aquí Enrique Moya Bendezú. No existe en ese mundo ninguna idea del arte por el arte, y la potencialidad artística se considera presente en todos los humanos. Este aspecto es particularmente relevante, porque puede ser extensiva a todas las expresiones artísticas americanas originarias. Muchos de los malentendidos de su valor de parte de la cultura hegemónica son heredadas del desconocimiento de su especificidad, ligada sobre todo a la dimensión comunitaria. Por otro lado, no es ocioso recordar que cuando nos referimos a la concepción europea del arte estamos en realidad refiriéndonos a una idea que se ha afirmado a partir del romanticismo, pero que a su vez es lejana de la que habíamos caracterizado en los siglos precedentes.

En el sistema compacto del mundo andino los astros juegan también un papel importante. Lo ilustra en su contribución Julio Valladolid Rivera, subrayando la sustantiva continuidad del saber astronómico andino a través de milenios. Una vez más emerge el fundamento animista de esas concepciones.

En esta breve presentación se destacan algunos puntos particularmente sugerentes de esta línea de investigación. La lectura de estos ensayos contribuirá con seguridad a cuestionar las certezas eurocéntricas y el pensamiento único que trata de imponerse mediante el proceso de la globalización. A la luz de estos ejemplos, no se trata sólo de afirmar que otro mundo es posible, sino de constatar que ya existe y puede representar un punto de referencia a considerar en la búsqueda de un desarrollo alternativo, respecto a aquello que está demostrando día a día su fracaso.


[1] Docente de Literatura Hispanoamericana y de Pueblos Indìgenas de América, Universidad de Siena, Italia.
[2] Cultura Andina Agrocéntrica

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